PROGRAMA
170 (04-05-2017)
EDITORIAL
La hora se hace espesa
sobre aquellos cadáveres que aun desangran su tinta sobre el oscuro suelo del
olvido. Se negará el amanecer a los sustantivos sin sustancia, y se acusará de
traición a aquellos pronombres anónimos. La bestia paraliza el bosque y las hadas
ya no bailan. ¿Dónde encontrar un abrazo en este invierno? ¿En qué cielo hallar
la estrella que todavía no haya muerto? La nieve avanza enmudeciendo vocales,
convidando de su muerte silenciosa, abandonando pétreas consonantes devastadas,
y la vida se nos va en intentos y la ausencia de nombres propios lastima cada
vez más fuerte. Ella, que aún no se muestra, que las sombras desdibujan su cara
como en la peor pesadilla, ella que tan solo es ella, mira el anillo que Él
posa con angustia y miedo sobre una mesa.
¿Qué conjugación consideraran
correcta los verbos ante tal desmán del destino? ¿Se conmoverá algún nexo y ejercerá su
potencialidad coordinante ante estas dos frases que ya se saben independientes?
¿Revocarán la sentencia de aquel punto final, la complicidad de los otros dos
suspensivos? Las palabras no llegan y la fatalidad se anuncia en lágrimas. Ella
solo mira el anillo, El busca sus ojos que son ausencia. Corren peligro, lo
sienten. Él sabe que la hora ha llegado, que el pasado ya no cuenta y que todo
es aquí y ahora. Busca sus manos y las agarra fuerte, sin miradas ni frases que
digan nada. Se desdibujan para siempre en aquel mar de las ideas descartadas,
soñando para ellos otros finales, buscando aquella hoja que los una y los
invite de una vez y para siempre a vivir rodando.-
Lucas Itze.-
Canción post editorial
Un temazo de los amigos uruguayos
IMPRESIONES
PARA VIVIR RODANDO
Treinta segundos.
Piensen cuántas cosas se pueden hacer en ese lapso de tiempo. ¿Pocas no? O
quizás, no tanto. Muchas veces nos imaginamos cuanto duran los sueños. ¿El
tiempo soñado, es el tiempo real? Según estudios, parece que sí. ¿Y por qué
entonces nos acordamos de sueños que quizás duren 30 segundos? Volvamos a cero.
Recuerden la primera pregunta... quizás, ahora se imaginan más cosas que puedan
hacer en ese tiempo. Ese tiempo, entonces, ¿es mucho o poco...? Si en esos
treinta segundos hay que evacuar un edificio que se está por venir abajo, el
tiempo es nada. Si en cambio, alguien está apuntándote con un arma en la
cabeza, es eterno. ¿Alguna vez tuvieron que esperar treinta segundos en
silencio? Piénsenlo... podría hacerlos esperar ese tiempo mientras sus mentes
vuelan buscando una respuesta, pero el tiempo, aquí también mis amigos, es
tirano. Treinta segundos... silencio, tic tac, tic tac... el insoportable ruido
del segundero es lo único que se escucha. El reloj suena como si marcara los
latidos del corazón. Silencio, hasta que se cumple el tiempo, y la respiración
empieza a ser más normal, aunque no sabemos porque... Esos treinta segundos son
los que marcan el final del film de Tom DiCillo,
Vivir Rodando (o Living in Oblivion, tal su título en
inglés), en lo que parece una autobiografía. El director nos muestra todo lo
que tiene que pasar alguien que no cuenta con tanto presupuesto, para llevar a
la pantalla sus ideas.
En los créditos iniciales, se ve la imagen de una cámara
de filmación, a la que se van acercando a medida que los mismos van pasando.
Una vez terminados, una puerta se abre y comienza la película, para nuestra
sorpresa, en blanco y negro. A los pocos minutos, nos vamos a dar cuenta que
los personajes están llegando para rodar una escena de una cinta independiente
de bajo presupuesto. Allí conoceremos a casi todos los que componen el equipo,
desde el chofer hasta el camarógrafo. Iremos viendo en cada uno de ellos sus
fallas, pero también su amor por lo que hacen. Y veremos en Nick Reve, un impecable Steve
Buscemi, al director, que intentará
hacer navegar el barco aunque las turbias aguas no lo dejen. Nuestra primera
sorpresa llegará con el primer “acción” que grite Nick. El primer plano del
bello rostro de Nicole (la siempre
confiable Catherine Keener),
cambiará el blanco y negro por unos colores extremadamente fuertes, dando a
entender que se está rodando la escena... La misma sale mal una y otra vez, y
empiezan los juegos gracias a los cambios de color, que van entremezclándose
continuamente, en un gran trabajo del director de fotografía Frank Prinzi, y sin olvidar, que el
mismo DiCillio hizo esa labor en los primeros pasos de Jim Jarmusch. Hasta que de repente, la alarma de un reloj, en medio
de la grabación termina con toda la armonía. En la siguiente escena vemos a
Nick en su cama despertándose, todo nuevamente en colores, haciéndonos entender
que lo anterior había sido un solo mal sueño. Ahora, la vida normal es en
color, y hay que rodar la escena seis, en blanco y negro.
En esta escena aparece
el galancito de la película, alguien que irrita cada vez más a Nick por su
egocentrismo. Nuevamente todo sale mal, pero de repente, otra alarma... esta
vez la que está soñando es Nicole... hasta que nos empezamos a preguntar qué
cosas son reales y que no… El director nos lleva a través de los sueños, por
los miedos del protagonista y las fantasías de su actriz. Y a la vez, también
por los sueños de todos los que conforman el panel. Para el final, llega la
parte más interesante de la película, otra vez en color, pero no tan fuerte
como al comienzo, aunque la aparición de un enano en el plató, nos hará
preguntar una vez más si lo que pasa es una visión o es real, en una escena tan
surrealista como genial, que deja una crítica bastante interesante. En el film,
todo está perfectamente encastrado, el montaje, los cambios de plano, los
encuadres y el sonido, logran conformar un gran todo, donde además el director
nos va enseñando como se trabaja un poco con cada área. La película no es
definitivamente para cualquiera, a los amantes de este arte al que llamamos
cine, nos va a absorber instantáneamente, porque más de alguna vez, soñamos con
estar en un set, y aquí vemos que no todo suele ser color de rosa. Los treinta
segundos de silencio llevará a cada uno a algún pensamiento, de los más
variopintos, mientras en su mundo, DiCillio, en la voz de Nick, lanza una
crítica feroz al sistema, y a todos los que no confiaron, demostrando que a
veces, hasta los sueños más difíciles, se pueden hacer realidad...
Marcelo De Nicola.-
Canción post
impresiones
UNIVERSO
DICILLO
Nacido en 1953 en
Carolina del Norte, hijo de un padre italiano Coronel del Cuerpo de Marines de
los Estados Unidos, vivió mudándose de estado debido a las labores de su padre.
Luego de esa infancia complicada, empezó a estudiar cine en la NYU Graduate Film School. En ese lapso
escribió y dirigió seis cortometrajes y tuvo de compañeros a Jim Jarmusch y Spike Lee, entre otros. Luego, empieza a trabajar con Jarmusch como
director de fotografía, en films como Permanent
Vacations y Stranger than Paradise.
Su primera película como director fue en 1991 y fue el debut como protagonista
de un Brad Pitt que ese año iba a
saltar al estrellato gracias a Thelma
& Louise. El film del que hablamos es Johnny Suede, donde también aparecen Catherine Keener, Nick Cave y
Samuel L. Jackson, que nos cuenta la
historia de un joven que quiere ser estrella de rock. El film logró el primer
premio en el Festival de Locarno y
le dio a Keener su nominación como mejor actriz en los premios del cine independiente.
Cuatro años después
estrena Living In Oblivion, que
obtiene el premio a Mejor Guion en Sundance
y tres nominaciones en el recién mencionado Independent Spirit (Mejor película, mejor guion y mejor actor de
reparto para James LeGross). Un año
después estrena Box on Moonlight.
Nuevamente con Catherine Keener y un
crack del cine independiente como John Turturro,
quien interpreta a un ser estricto que se traslada a un pueblecito por un tema
laboral, pero allá empieza a sufrir alucinaciones por el stress. Nominación al
León de oro en Venecia y a Turturro
en los Independents… En 1997 filma la comedia The Real Blonde, sobre dos actores treintañeros que sueñan con
saltar a la fama, mientras uno de ellos está obsesionado con encontrar una
rubia auténtica. El film tuvo grandes críticas pero poca respuesta en el
público. En 2001 dirige Doble
contratiempo, quizás su film menos interesante, donde también aparece Buscemi, como en casi todos sus films.
Vuelve al tema de la fama y nuevamente con Buscemi
en el film Delirious, en el que
interpreta a un fotógrafo de famosos que conoce a un joven sin hogar y lo
contrata como ayudante, este luego conoce a un diva del pop que lo pone en una
encrucijada: aprovechar la fama de ella para ser actor, o cumplir el compromiso
con quien lo sacó de la calle. Se llevó el guion y la Concha de plata al mejor
director en San Sebastián. En 2009
filma el documental When You're Strange,
un documental sobre The Doors
narrado por Johnny Depp y que tuvo
muy buenas críticas en general. En estos últimos años dirigió capítulos de
algunas series exitosas como The Good
Wife y Chicago Fire. En este
último año dirigió algunos de la serie Flaked,
en lo último que ha filmado.
Un tema que se asemeja a un guion...
Nos fuimos con un grande
FICHA
TÉCNICA
Título original: Living
in Oblivion
Año: 1995
Duración: 90 min.
País: Estados Unidos
Director: Tom DiCillo
Guion: Tom DiCillo
Música: Jim Farmer
Fotografía: Frank Prinzi
Reparto: Steve Buscemi, Catherine
Keener, Dermot Mulroney, Danielle von Zerneck, James LeGros, Michael Griffiths, Rica Martens,
Peter Dinklage
SINOPSIS
Un homenaje a esos
perdedores hermosos enamorados del séptimo arte. Desde un director, Nick Reve,
que sueña con poder terminar su film, pasando por una actriz que se siente poco
talentosa, un galán con un ego gigante, y todos los que conforman el set, que a
pesar de los problemas, intentan sacar el trabajo adelante…