miércoles, 3 de mayo de 2017

FELLINI OCHO ½ - OTTO E MEZZO


EDITORIAL

¿Alguna vez te preguntaste como sería una película de tu vida? ¿Cuántas veces tuviste que modificar el guion a último momento? ¿Cuántas otras veces tu actriz fetiche te dejó solo en el set, para terminar todo en un maldito monólogo? Todas esas preguntas, traerán recuerdos, algunos pasarán de largo, como así también tantos otros personajes. Habrá actores principales, otros secundarios que en ciertos momentos tomarán papeles importantes, y miles de extras que serán un simple número. Nos haremos miles de preguntas a lo largo del recorrido. Empezaremos cuestionando todo, tratando se saber que es cada cosa, y ante cada explicación lanzaremos una pregunta tan simple como compleja ¿y por qué? Empezaremos a preguntarnos ¿porque a mí? con cada partida, sobre todo cuando son esas dolorosas antes de tiempo, y hasta llegaremos a indagarnos que es el amor, aunque nadie tenga una respuesta certera. Pese a todos los contratiempos, la película seguirá avanzando, con aciertos y errores, pero irremediablemente tuya. A medida que el proyecto avanza, habrá que lidiar con los malditos productores que intentarán sacarte del camino e imponer sus ideas. Será cuestión entonces de manejarse con la experiencia, para evitar el destrato de las nuevas camadas, más tecnológicas, más digitales, pero también más descorazonadas. 


Jugarás como un niño con una paleta de colores, donde tendrás que luchar para vencer a esos momentos grises que despintan el plano, para volver siempre a los colores brillantes que personifican tu vida, lleno de tonos de rojos intensos para explorar las pasiones más bellas y excitantes. Y esas fotografías servirán de decorado para los momentos más importantes de tu vida. Y cada una de esas escenas, tendrán su melodía, como no podía ser de otra manera. La música tendrá un papel primordial, será el gran generador de recuerdos, risas, llantos y abrazos. Una película puede no tener voces, pero si no tiene música, es como que le falta el alma. Y lucharemos, a medida que pasan los años para recordar esas canciones que nos marcaron la vida. La idea es que el film, pese a todo, llegue a su desenlace. Que en ese último instante, recordemos a todos los que alguna vez compartieron escenario. Que los llantos se transformen en sonrisas, para no dejar indiferente a nadie, porque la indiferencia es la peor de las humillaciones. Porque al final de todo, nadie tiene un guion perfecto y todos intentaremos vestirnos de director sin tener idea alguna. Al fin de cuentas, cada uno intentará escribir su propio borrador de esa película a la que llamamos vida...

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES PARA FELLINI 8 ½


Así como alguna vez lo prometieron los dioses en aquella hoguera angustiosa que es su reino, este camino, en algún descuido, en cualquier esquina, un día cualquiera, se pobló de niebla, oscuridad y hastío. El sol murió estúpidamente, como mueren los grandes héroes y el miedo comió del miedo. Basho saltó a mi cuello convidando la dulzura moribunda del beso ausente, llenando nuestra copa de aquel bálsamo amigo del olvido, tajeando en tres lados esta carnes que jura el dolor que sufre, que arde la pasión que siente. Por este camino, nadie pasa. Tarde de otoño; y es un fantasma ya su figura. La jornada fue difícil y las lágrimas inolvidables. Las preguntas crecieron rompiendo la roca, colmando el bosque en un aullido nocturno, agitando sus copas, deshojando cada rama. La oscuridad, mis queridos amigos, jamás retrocede. Los pies, entonces, no tardaron en tropezar ante semejante barullo y el polvo, en su elevación circunstancial, reveló alguna verdad. La única manera de ser feliz, es renunciando, finalmente, al sentido de veracidad. De nada sirve cuestionar febrilmente la promesa pronunciada, nada agrega al caos de este lio la certificación absoluta del fuego que calcina esta carne que muere en lo que anuncia. Agradecer las modestas limosnas de los días: el sueño, la rutina, el sabor del agua, como aquel tipo que Jorge Luis vió cruzar la calle alguna vez. Tomar con paciencia los escombros de ese sol caído y trabajar incansablemente en él sin dar explicaciones, pero mejor aún: sin exigirlas tampoco. 


Socavar en nuestra simpleza y hacer un templo sobre aquella piedra. Escapar de la verdad, como de cualquier otra trampa. Sobre el murmullo de estas ideas nos toparemos seguramente con Guido Anselmi, aquel personaje existencialista que recorre a su manera la curva dramática propuesta por Federico Fellini en aquel que fue su octavo film llamado “Ocho y medio”. La cinta trabajará sobre el desarrollo de un conflicto interno el cual se manifestará inicialmente, en un bloqueo artístico que padecerá Guido, un exitoso director cinematográfico. Veremos allí la presión de la industria sobre sus cansados hombros, veremos los intereses individuales salir al camino a devorarlo todo con su hambre de lobo. La estructura del film evitará la linealidad y utilizará los Raccontos y las Visiones Oníricas como recursos narrativos para la construcción del relato. La fotografía acompañará la idea de sofocamiento a través del uso de tamaños de cuadros cortos, también lo hará intencionando la iluminación, que generará grandes sombras en las tomas más abiertas o simplemente, a través del manejo del peso mismo de los objetos dentro del encuadre. Todo girará entorno del surrealismo y el grotesco utilizando imágenes alegóricas, donde descubriremos aquel trabajo exquisito del inconsciente de la condensación y el desplazamiento, en donde se buscará la ruptura de aquella significación Sousseriana del significado y el significante. 


El film será osado al plantear un héroe que evade más de lo que acciona, aun así el conflicto crecerá dosificadamente a través del trabajo interno del protagonista. Compensará esta posible deficiencia el star system, la inconfundible figura de Marcello Mastroianni agregará al personaje cierta mística, cierto magnetismo sobre el cual el relato varias veces se apoyará para resolver situaciones. Guido estará en crisis desde el comienzo del film, tal será el punto de ataque elegido por los guionistas. Navegará por los ríos torrentosos y oscuros de los recovecos de su mente, haciéndose las preguntas correctas, deteniéndose cauteloso para no pasar más allá de las fronteras de aquella aventura. Entenderá finalmente, luego de cuestionar la moral, la religión y hasta el mismo amor, que la vida es una fiesta. Quienes este programa hacemos, creemos, no sin un dejo de angustia, que la felicidad es una construcción de sustento efímero, que necesariamente debe conspirar contra las estructuras establecidas. Serán para nosotros, entonces, mas venturosos aquellos días donde las aguas agitadas venzan definitivamente el concreto de quienes fuimos. La triste verdad, mis amigos, es que pasaremos la mayor parte de nuestros días rodeados de taxistas o cajeras de supermercados y no de aquellas personas o circunstancias que nos hagan felices. Los destellos serán breves, pero intensos. De nosotros depende nuestra suerte.-

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


El rock, ¿será la octava maravilla? 


¿Y si los días de la semana fuera ocho?


Nos fuimos con algo de Paul McCartney



UNIVERSO FELLINI

Considerado uno de los mayores exponentes del cine mundial, Federico Fellini nació en Rimini, el 20 de enero de 1920. Desde chico fue admirador de Charles Chaplin y de los cómics estadounidenses, sobre todo de Winsor McCay. Antes de terminar el secundario, empieza a colaborar en periódicos y revistas como dibujante. Por ejemplo de la tira de Flash Gordon, cuando el gobierno fascista prohíbe la importación de cómics estadounidenses y los autores italianos han de continuarlas para no defraudar a sus lectores. En 1939 empieza a escribir para la revista Marc´Aurelio con notable éxito y terminó escribiendo guiones para actores italianos de la época. En 1941 llega a la radio y sus guiones empezaron a tomar mayor protagonismo. En 1945 conoce a Roberto Rosellini y comienza a trabajar con él en su película más representativa: Roma Ciudad Abierta. Para esa época participó de los guiones de otros directores de la época como Pietro Germi, Luigi Comencini y Alberto Lattuada, con quien co-dirigió su primer film en 1950: Luces del varieté, donde narra las vicisitudes de un grupo de artistas. Dirige su primer film en 1952, de nombre El Jeque, basada en una historia de Michelangelo Antonioni y co-guionada por Tullio Pinelli y Ennio Flaiano. Sigue en 1953 con Los Inútiles, donde solo 5 jóvenes de una pequeña ciudad son los que no trabajan y son la vergüenza de la comunidad. Nominada al Oscar como mejor guion original. Un año después presenta La Strada, ganadora de la mejor película extranjera.  En 1955 dirige El Cuentero y dos años después logra su segundo Oscar con Las noches de Cabría


En 1960 llega otro de sus clásicos: La Dolce Vita, con el que obtiene 4 nominaciones al Oscar, aunque no fue nominada como mejor película. Si se lleva la Palma de Oro en Cannes. 
En 1962 junto a Vittorio Da Sica, Luchino Visconti y Mario Monicelli dirigen la comedia satírica Bocaccio ´70. Luego del éxito de 8 y ½, en 1965 lanza Julieta de los espíritus que gana el Globo de Oro como mejor película extranjera. Se une a Louis Mallé y Roger Vadim para dirigir un cuento de Edgar Allan Poe en lo que se llamó Historias Extraordinarias, de 1968 y un año después sale Satiricón. Tres años después filma Roma y en 1973 se lleva otro Oscar por la recordada Amarcord


En 1976 dirige a Donald Sutherland quien protagoniza Casanova. Vuelve a coincidir con Marcello Mastroianni en el film La ciudad de las mujeres de 1979, año que dirigió el falso documental político Ensayo de Orquesta. En 1983 llegó para lo que muchos fue su última gran obra, Y la nave va sobre la Primera Guerra Mundial. Dos años después dirige Ginger y Fred, otra vez con sus dos actores fetiche, su esposa Giulietta Massina y Marcello Mastroianni. En 1987 lanza Entrevista y en 1990 dirige su último film: La voz de la luna, con Roberto Benigni. En 1993 recibe el Oscar Honorifico y meses más tarde, durante una operación por una angioplastia, sufre un derrame cerebral en Zúrich. Dos meses después es trasladado a Roma, ya que su mujer también estaba internada allí y es donde sufre el segundo derrame y queda en coma. La vida de este talentoso director se apagó el 31 de octubre de 1993 y a su funeral, asistieron 70 mil personas. Su esposa Giulietta falleció 4 meses después por un cáncer de pulmón. Entre tantos homenajes, uno de los más importantes es el del Aeropuerto de Rimini, su ciudad, que lleva su nombre.

FICHA TÉCNICA

Título original: 8½ (Otto e mezzo)
Año: 1963
Duración: 140 min.
País: Italia
Director: Federico Fellini
Guion: Tullio Pinelli, Federico Fellini, Ennio Flaiano, Brunello Rondi
Música: Nino Rota
Fotografía: Gianni di Venanzo
Reparto: Marcello Mastroianni,  Claudia Cardinale,  Anouk Aimée,  Sandra Milo,  Rossella Falk, Barbara Steele,  Mario Pisu,  Guido Alberti,  Madeleine LeBeau,  Caterina Boratto, Annibale Ninchi,  Giuditta Rissone,  Eddra Gale,  Tito Masini,  Nadine Sanders, Georgia Simmons,  Hazel Rogers,  Riccardo Guglielmi,  Giulio Paradisi, Maria Antonietta Beluzzi,  Polidor,  Maria Wertmuller,  Rossella Como,  Nino Rota

SINOPSIS


El director de cine Guido Anselmi se encuentra en una crisis. Su productor espera de él una nueva película y Anselmi no tiene idea de lo que va a filmar. De momento, decide hacer una película utópica y hace construir una inmensa rampa de lanzamiento de cohetes. Pero Anselmi tiene también dificultades en su vida privada. Su salud no está bien del todo y por ello se encuentra en un balneario. Además, tiene una relación con la pequeño burguesa Carla, su esposa Luisa le dice la verdad sobre su egoísmo, sus mentiras y su pedantería. Sus imágenes ideales se le esfuman de las manos. Guido se hunde en imágenes de su infancia, en sueños y en pesadillas que se mezclan con la realidad.

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