martes, 24 de noviembre de 2020

ESTACIÓN CENTRAL - CENTRAL DO BRASIL

PROGRAMA 307 (13-11-2020)

 

SINOPSIS

 

En los asfixiantes pasillos de la Estación Central, en Río de Janeiro, una antigua maestra se gana la vida escribiendo las cartas que le dictan los analfabetos. Endurecida por la soledad y por la adversidad, Dora ha ido cayendo en una estoica indiferencia. Sin embargo, cuando una de sus clientes muere atropellada a la salida de la estación, decide hacerse cargo de su hijo y llevarlo a casa de su padre en una remota zona del nordeste de Brasil. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

La pobreza es el principal sinónimo del olvido. Allí en ese limbo quedan las últimas palabras, que perecen como el fatal aliento de la medianoche. Donde las vías se entrecruzan para tomar caminos inciertos. Donde esas voces lloran tangos embebidos en whisky barato y cigarros encontrados. Olores de estación que se sienten al caminar por la madrugada. Mientras se escuchan esos fantasmas que deambulan cada noche en los vagones vacíos esperando ser rescatados por la señora memoria. Sabiendo que cada moneda encontrada podría significar un nuevo destino o no irse a dormir con la panza vacía. Allí estarán ellos siendo nadie entre la multitud. Donde ciertos ojos se posan en cientos de amores que nunca tendrán. Donde habitarán las miradas más rancias y la conciencia social brille por su ausencia. Donde habrá letras y números pero para muchos serán solo garabatos de colores. 

Y algunos tantos de repente desaparecerán al llegar la mañana. Y con el tiempo también serán olvido. Y las razzias enseñarán a correr y a esconderse en el medio de esa estación gigante con aroma a cenizas. Y las vías muertas entonces serán las que ofrezcan la libertad menos pensada. Para encontrar un nuevo camino y que florezca un recuerdo menos cruel. Y dónde quizás la música se transforme en baile para apagar tanta lluvia en el corazón. Ese corazón que se escapa de todo pero que siempre vuelve a esos malditos momentos, porque sabe que el olvido es la peor de las miserias. Y será entonces que aparecerá la memoria para construir unos cimientos que parecían imposibles. Y allí entonces renacerán de una vez los recuerdos más bellos mezclados con los más espantosos. Para salir a ver la luz del sol y volver a acordarse cuando todo era oscuridad. Pero siempre con la frente en alto escapando del olvido, como si seguiríamos corriendo por la Estación Central.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE ESTACIÓN CENTRAL


La ignorancia ha sido a través de toda la historia del conocimiento, la herramienta más precisa de sumisión, explotación, exclusión y control de todas las épocas. Sócrates dio pelea a los sofistas los cuales mercantilizaban el saber y buscaban a través de la venta de conocimiento formar gente para el poder. Gente que gobierne y conduzca al pueblo, pero ¿con que intereses? ¿Con que valores e ideales? Dicen que Sócrates sostuvo en algunos de sus diálogos, tal vez refutando a algunos de los sofistas, que un saber que no tenía a la verdad como objetivo era un saber corrupto. Por su parte, Platón creía fervientemente que debían gobernar los que sabían, los preparados, los seleccionados y criados para tal motivo. Su ímpetu lo llevó a fantasear una escuela especial para formar líderes en donde a los estudiantes se le hiciera creer que habían sido seleccionados por los mismos dioses. Él pensaba que la condena a muerte misma de Sócrates, su maestro, había sido producto de la ignorancia. Al respecto argumentaba lo siguiente: el mal no existe, el mal es la ignorancia. Educando a la sociedad no habría errores. Con la misma agudeza, criticaba a la democracia definiéndola como una forma de degradación de la política. ¿Pero quienes participaban de aquella democracia de fines del siglo V? Solo el  12% de la población tenía un derecho participativo y activo dentro de aquella forma de gobierno, el otro 88%, integrado por mujeres, esclavos, extranjeros, claro, quedaba por fuera. El propio Epicuro dirá en su momento, ya en la etapa helenista, esa belleza de: nos duele aquello de lo que dependemos, proponiendo claro la autarquía. Y avanzará con algo más bello aún, el axioma principal tal vez de este que escribe. Dirá: huye del dolor, busca el placer. Aquel placer se logrará entre otras maneras, a través del saber. Solo a través de la búsqueda del conocimiento, solo a través de la muerte misma de la ignorancia, se logrará la aponía, o sea  la ausencia del dolor, la ataraxia, la imperturbabilidad del alma y la tan deseada y antes mencionada autarquía. Ya en el siglo XX Ortega y Gasset, en su libro La rebelión de las Masas, distinguirá entre el hombre masa y el humano de selección, describiendo al primero como aquel hombre ignorante y falto de complejidades, aquel sujeto falto de individualidad y de pensamiento crítico, destinado a la dominación y al segundo como al hombre que busca elevar su pensamiento rigiéndolo por instancias superiores. 

Una vez más, la educación, el saber, como forma de liberación ante la tiranía del poder. La educación, el saber, como acceso a tal vez el único paraíso real, que no es otro sino el conocimiento. Latinoamérica es quizás el ejemplo que tenemos más próximo de aquella batalla contra el sometimiento y el analfabetismo. Basta mirar a nuestros lados y ver el lugar que se le da a la educación en las regiones más próximas. Basta mirar hace poco tiempo atrás en nuestro propio país la devastación realizada por la derecha en materia educativa, empujando al abismo a la educación pública, mediante el recorte de presupuesto, la persecución constante de educadores, la eliminación imperdonable de núcleos de aprendizaje, el desfinanciamiento sistemático de programas educativos claves para la inclusión. Allí hubo una intención y una política clara y estremecedora de construcción de sujeto. Un sujeto aislado, poco crítico y fácilmente gobernable a través de slogans publicitarios sonoros y vacíos de contenido. El film de Walter Salles llamado Estación Central, representa sustancialmente a este sujeto que venimos desarrollando y las consecuencias propias sobre un Brasil golpeado históricamente por deficiencias económicas y educativas. Como bien sabemos, la clase media brasilera es mínima o inexistente, por lo que la brecha social pasa a ser un profundo abismo. Tal como en la Grecia del Siglo V, los excluidos, los olvidados, los nadies nos diría Galeano, son la inmensa mayoría, dejando de esta manera las decisiones y el acceso a la educación, a la salud, y claro también a la dignidad, a un puñado de privilegiados. El film se centrará en Dora, una maestra jubilada que vive con lo mínimo en uno de los monoblocks de Rio de Janeiro y que para sustentarse, esto no es más que comprar comida y pagar un alquiler, se sienta todo el día en la Estación Central de trenes para ofrecer aquello que la distingue de la inmensa mayoría que la rodea: saber leer y escribir. Dora pasará todo el día escribiendo cartas para aquellos que no tienen las herramientas para hacerlo. Lejos de brindar un servicio, aparecerá allí un juego perverso según el cual ella misma decidirá que carta mandar al correo y que carta romper, rasgando de la misma manera los sueños y deseos de aquel que la dictó. Se instalará de esta manera la idea y el funcionamiento del poder que otorga el saber frente al desconocimiento, el sujeto de selección en contraposición del hombre masa. 

Dora conocerá a Josué, un niño de no más de 10 años, quien al morir su madre en un sorpresivo accidente quedará varado solo por completo en la estación. Ella conocerá su historia a través de las cartas dictadas y entonces decidirá acompañarlo en un interminable viaje con el objetivo de encontrar a su padre. La estructura narrativa del film será lineal y tomará la forma de road movie en donde los periplos se irán presentando a medida que los protagonistas avancen en su viaje. La paleta de colores será la que el cine brasileño nos tiene acostumbrados resaltando los rojos y las diferentes tonalidades de verdes. El tratamiento del lenguaje audiovisual se acercará más a lo que se entiende como formato televisivo en donde abundará la economía de planos y las cámaras fijas, depositando la mayor tensión dramática sobre las líneas de diálogos y las actuaciones de los protagonistas. Todo se irá volviendo más denso y doloroso a medida que los personajes se adentren en su camino hacia la búsqueda de Jesús, el padre de Josué, que no es otra búsqueda que la de la verdad, de la identidad, la cual es siempre una búsqueda de lo esencial, lo inmutable, de la propia sangre. Aquellas menciones dentro del film a lo religioso, tanto en los nombres de los personajes como en las costumbres y tradiciones que se reproducen en los distintos pueblos, pueden invitarnos a realizar una lectura cartesiana de la obra. En el paso de la edad media a la edad moderna hay un cambio en la pregunta filosófica. La pregunta pre socrática por excelencia era ¿Cuál es el principio de todas las cosas?, se intentaba comprender qué era el mundo, había una prevalencia de la búsqueda cosmológica, el logos al servicio de la compresión del cosmos. Ya con la etapa clásica, el cuestionamiento filosófico se modifica a uno cuyo eje es antropológico y en donde el objetivo es entender el alma humana y no el alma del mundo, el orden de lo humano, por lo tanto, el orden social. Se producen entonces un movimiento en la relación del pensamiento el cual en un inicio estaba ligado a la religión para pasar a relacionarse directamente con la ciencia. El siglo XVII es el llamado siglo de la transición ubicado entre el renacimiento y el iluminismo. Si en la edad media el principio de autoridad estaba puesto en la escolástica, o sea en la estructura de pensamiento que depositaba a la verdad en la comprensión de los textos autorizados, que no eran otros que la Biblia  o los textos de los filósofos griegos antiguos, con la modernidad este principio se modifica y pasa a tener su eje en la razón

Con la modernidad y principalmente con Descartes hay un distanciamiento con la iglesia (sin poder aún desprenderse del todo) y un cambio de paradigma donde todo conocimiento tiene como fuente de legitimación la propia racionalidad, el propio yo. Se pasa de un saber puesto en las autoridades (o sea en los textos) a un saber puesto en la individualización de cada ser. De esta manera es el ser humano el que se resignifica y la ciencia pasa a ser la actividad central. Se cuestionarán todos los conceptos de la época dados hasta entonces por ciertos y entendidos como verdades absolutas e inamovibles, verdades obvias, a través del ejercicio de aquello que se denominó la duda metódica. Algo del manejo de esta duda estará presente en Dora, quien desconfiará de todas las creencias impuestas  por el entorno. Cuando todos crean, Dora desconfiará. Cuando todos recen y alcen sus alabanzas, Dora se apoyará en la ciencia utilizando la lectura y la escritura. Poseerá el  saber y buscará la verdad a través del mismo. Claro está que con poseer solo el saber no basta. Alguien puede almacenar datos y no por ellos saber usarlos. De aquellos repetidores de saberes nos distanciamos fervientemente. Los que este programa integramos preferimos siempre la mesa de la inteligencia, que se encuentra bien lejos de la de aquellos charlatanes de feria. Y nos aventuramos a creer que Dora y Josué también prefieren nuestra misma mesa porque en su relación puede verse aquel destello propio de lo inteligente. Porque inteligente no es aquel que posee todas las respuestas sino aquel capaz de construir pensamiento. Aquel que logra relacionar dos cosas que antes estaban separadas. Aquel que une, lo que antes no estaba unido.

Lucas Itze.-


Canción post impresiones


UNIVERSO SALLES

 


Walter Moreira Salles Jr., más conocido solamente como Walter Salles, nace en Río de Janeiro,  Brasil el 12 de abril de 1956. Con la chapa de ser el hijo del banquero Walter Moreira Salles, el joven puede elegir los mejores lugares para estudiar. Pero primero se inclina por algo no tan común: Economía, especialidad que estudia en la Pontificia Universidad Católica en Rio de Janeiro. Luego, realizó una maestría en comunicación audiovisual en la Universidad de California. Empezó con documentales como Japón, un viaje en el tiempo: Kurosawa pintor de imágenes en 1986, Franz Krajcberg, o poeta do vestigios o Chico en el país de la delicadeza perdida, sobre Chico Buarque. Aunque se hizo conocido en 1991 con su primer cinta de ficción llamada Exposure, el gran arte, basada en una obra homónima de Rubem Fonseca. Fue en su momento el film más caro de Brasil, y contó con actores de varios países. El film, trata la historia de un fotógrafo estadounidense que busca venganza tras el asesinato de amante y la violación de su novia. En 1995 junto con Daniela Thomas, dirigen Tierra Extranjera, ambientada en las crisis del Brasil de Collor de Melho, donde nos narra la historia de Paco, quien se exilia en España, pero antes, tendrá que pasar por Lisboa, donde encuentra el amor y el peligro a la muerte. En 1998 salen dos películas, en lo que será su año que lo termina de lanzar a la fama. Primero nuevamente junto a Daniela Thomas hacen una coproducción con Francia llamada El primer Día, la historia de un joven que escapa de la cárcel el primer día del 2000. Ese año, en soledad, dirige para muchos su obra maestra: Estación Central de Brasil, donde Dora, es una maestra que escribe las cartas dictadas por los analfabetos. Un día, una clienta muere atropellada por un colectivo, y ella decide hacerse cargo de su pequeño hijo, y van en búsqueda de su padre, recorriendo el nordeste del país. La película fue nominada al Oscar como mejor film extranjero además de que su protagonista (Fernanda Montenegro), fuese nominada a mejor actriz. Además, ganó el Globo de Oro, el BAFTA, el Oso de Oro en Berlín, el Festival de Sundance y muchos premios alrededor del mundo. Tres años después volvió con Abril desesperado, en Argentina llamada Detrás del sol, donde cuenta la historia de enfrentamiento y venganza entre dos familias terratenientes de Brasil. Otro éxito de crítica y nominaciones como mejor película extranjera en los Globo de Oro y los BAFTA. Si estaba en un buen momento, se terminó de confirmar en 2004, cuando llevó al cine los viajes del Che Guevara y Alberto Granado en el film Diarios de motocicleta, con Gael García Bernal y Rodrigo de la Serna. Otra vez lluvia de nominaciones y premios, llevándose el Oscar a Mejor Canción para el uruguayo Jorge Drexler y su nominación a mejor guion. El film se llevó el BAFTA, el César, el Premio del Jurado en Cannes, entre otros premios. 

Con la plata de esos films, se muda a Hollywood para dirigir una remake de un film japonés. Agua turbia, así se llamó, contó con la participación de estrellas como Jeniffer ConnellyJohn C. Reilly y Tim Roth y por primera vez, Salles se mete en el mundo del terror, al contar la historia de una joven que se muda y en su nuevo hogar empieza a aparecer una mancha de humedad que se extiende por toda la casa. Empieza a participar en diferentes películas de cortos, como París, je t´aimeCada quien con su cine, o Historias de los Derechos HumanosEn 2008 se vuelve a unir a Daniela Thomas para el film Línea de Pase, la historia de cuatro hermanos de padres diferentes, que viven con su madre, una empleada doméstica que espera otro hijo de un padre desconocido, basada en una historia real. 

En 2012 dirige En el camino, su última película de ficción, ya que después participó del documental Venice 70, que son 70 cortos sobre el futuro del cine creado para el 70 aniversario del Festival de Venecia. Sus últimos trabajos fueron el documental sobre la vida del director chino Jia Zhang-Ke, según la crítica, uno de los más importantes de nuestro tiempo, director de films como PickpocketPlatformThe World o Naturaleza muerta. Y otra película de episodios rodada en China bajo el nombre Where Has the Time Gone?

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Central do Brasil

Año: 1998

Duración: 115 min.

País: Brasil

Dirección: Walter Salles

Guión: João Emanuel Carneiro, Marcos Bernstein

Música: Antonio Pinto, Jaques Morelenbaum

Fotografía: Walter Carvalho

Reparto: Fernanda Montenegro, Vinicius de Oliveira, Marilia Pêra, Soia Lira, Othon Bastos, Otávio Augusto, Stela Freitas, Caio Junqueira, Matheus Nachtergaele

 

PELÍCULA COMPLETA

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