Ficción o realidad, esa es la cuestión. El mundo del cine conjuga personajes de todo tipo y color, cada semana nos ocuparemos de analizar diferentes obras del séptimo arte, con el fin de informarnos, debatir y recordar esas películas que nos hicieron reír, llorar, pensar, y sobre todo, sumergirnos en ese mundo apasionante. Todos los viernes de 20 a 21 hs, por FM Boedo, con la conducción de Lucas Itze y Marcelo De Nicola.
Guerra de
Bosnia, 1993. Dos soldados de bandos distintos, un bosnio y un serbio, se
encuentran atrapados entre las líneas enemigas, en tierra de nadie. Un sargento
de los cascos azules de las Naciones Unidas se dispone a ayudarlos,
contraviniendo las órdenes de sus superiores. Los medios de comunicación no
tardan en convertir el asunto en un show mediático de carácter internacional.
Mientras la tensión bélica crece y la prensa espera pacientemente nuevas
noticias, los dos soldados intentarán por todos los medios salir con vida de
tal situación. (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Hemos llegado a
un punto en el que terminamos de darnos cuenta de que no existe en el mundo
lugar exento de hostilidad. Si no son la miseria y la bestialidad del hambre,
son las bombas que caen sorprendiendo multitudes distraídas. Si el hambre y las
bombasson ajenas en un territorio
determinado será entonces la tranquilidad y el sistema enajenando mentes que
buscarán repentinamente instalarse en un lugar público y matar a balazos todo
aquello que respire a su alrededor. Es que con dudas o certezas sabemos que hay
detrás de todo aquello alguien moviendo los hilos para que esto suceda. La
caída del muro de Berlín significó para el mundo el asentamiento definitivo del
capitalismo como forma de acomodar las relaciones llegando al punto actual en
el que nos encontramos con una oligarquía financiera a nivel mundial que está
en puja con las democracias de las naciones. La fragmentación de la hegemonía
unipolar hacia una multipolar es una teoría que se viene escuchando hace no
tanto tiempo y por el solo hecho de haber trascendido, de haber llegado a
nosotros es que puede que sea insignificante el cambio que a raíz de ese
traslado de poder pueda darse. Quizás eso solo demuestre que ya no alcanza la
fuerza política cuando la económica, la invisible es la que verdaderamente
tiene en su poder las herramientas necesarias para cambiar realidades.
El poder
a disposición de unos cuantos tontos que solo tienen dinero metiendo la cola
con sus cipayos en los parlamentos para desfragmentar las urgencias, para
mediatizar el valor del debate y generar cansancio, crispación y sobre todo
descreimiento en el sistema democrático. Por eso estemos atentos, que ya vimos
la “balcanización” de varios países que solemos catalogar como del primer
mundo. Nuestro territorio es inmensamente grande. Hay señales, que son
fueguitos pero que nos alertan desde el sur y desde la cordillera que si no
despertamos pronto estaremos atravesando procesos similares. En este mundo
hostil, nuestro territorio, esta nación es un oasis si pensamos que por las
noches podremos cerrar los ojos tranquilamente y no se desfragmentará una bomba
sobre la terraza de nuestra casa. Que nuestros hijos podrán ir al colegio y ningún
enajenado los masacrará a tiros. Pero que esa calma nos relaje puede ser
peligroso cuando por detrás de cuestiones menores que ocupan las agendas se
está intentando fragmentar nuestro territorio. El tiempo pondrá las cosas en su
lugar. Hoy sabemos que dentro del barrio las cosas se solucionan porque los de
afuera la secan y no la llenan…
Alan Beneitez.
Canción elegida
para la editorial
IMPRESIONES PARA EL ÚLTIMO DÍA
24 de marzo de 1999. Yugoslavia. Aviones se
disponen a salir con sus misiles a cuestas. La Guerra de Kosovo está en su
punto más álgido. Desde febrero de 1998 los combates son cada vez más
sangrientos. Las fuerzas yugoslavas (compuestas por Serbia y Montenegro),
tratan de destruir a cualquier albano-kosovar que encuentren a su paso. El ejército
de Liberación de Kosovo (ELK) viene haciendo estragos desde la separación de
los ex países yugoslavos. Buscando su independencia, más de 1500 civiles y
combatientes fueron asesinados por paramilitares serbios y afines, intentando
culminar la limpieza étnica que empezaron. Entre ese 24 de marzo y el 11 de
junio, habrá bombardeos en varias ciudades. El 23 de abril, durante la
madrugada, la sede de la Radio Televisión
de Yugoslavia en Belgrado fue destruida en un nuevo bombardeo. 16 personas
fallecieron. El presidente de la empresa, fiel al morbo que envuelve a los
medios de comunicación, impidió que evacuen el lugar antes de los ataques.
Quienes generaron los ataques no fueron los Kosovares, y mucho menos los
serbios. Los misiles llevaban la marca de la OTAN, la Organización del
Tratado del Atlántico Norte, que constituye un sistema de defensa colectiva, en
el cual los Estados miembros acuerdan defender a cualquiera de sus miembros si
son atacados por una potencia externa. Sin previa autorización de las Naciones
Unidas, los miembros de la OTAN
decidieron actuar para detener toda acción militar, violencia y represión. Pero
al igual que en Hiroshima, la sangre se limpió derramando más sangre a su paso.
El cineasta Emir Kusturica por
entonces declaró: “Sería mejor que la OTAN
en vez de tirar bombas les pagara un pasaje a las Bahamas a todos los
albaneses". Entre 1991 y 2001, mientras Yugoslavia se separaba, se
libraron muchas guerras. Una de las más importantes se dio entre abril de 1992
y diciembre de 1995 en lo que se llamó la Guerra de Bosnia, una de las primeras guerras
televisadas para los de nuestra generación y hacía de Sarajevo lo que hoy
llamaríamos Trending Topic. Hasta
allí nos traslada Danis Tanovic para
su film El último día (o En tierra de nadie en otros países de
habla hispana). El director, nacido en Zenica y que estudió en Sarajevo, vivió
parte de esa guerra en vivo y en directo y aquí nos muestra el conflicto entre
serbios y bosnios. Tanto la música como el guión tienen la firma del director.
Al igual que los grandes estandartes del cine balcánico, como el ya nombrado
Emir Kusturica o el interesante Goran
Paskjalevic, la película unirá el drama con la comedia negra y esos
personajes bien reconocidos de esos lares. Esa identidad eslava que es tan
parecida a la latina, con sus bailes y sus risas. Es para ellos el antídoto
perfecto para paliar tanto dolor, tanta bronca y tanta muerte con la que
convivieron siempre. El film comienza con una canción que suena de fondo. Entre
la niebla y la penumbra empezaremos a ver a unos soldados que deciden pasar la
noche en esa oscuridad. Con los primeros rayos del sol arrancarán nuevamente,
pero las balas apagarán cualquier chispa de luz. La historia será tan simple
como dolorosa. Dos bandos se enfrentan. Una trinchera, la llamada Tierra de nadie, será el lugar donde,
después de algunas peripecias, coincidan un soldado bosnio y uno serbio.
Los
dos serán completamente opuestos. Ciki, el bosnio, aparecerá con una remera de
los Rolling Stones, como sacándole la lengua a la guerra. Nino, el serbio, nos
recordará a Upham, el tímido personaje de Rescatando al Soldado Ryan. La
proximidad de la muerte hará que en algún momento esa timidez e inexperiencia
desaparezcan. Serán dos personajes tridimensionales aunque no sepamos casi nada
de ellos. Y la aparición de un tercer soldado, llamado Cera, casi como invitado
especial a ese convite, será el cónclave dramático que arrastrará todo el
metraje. Asistiremos a un gran guión, ya que no hace falta crear grandes
locaciones sino casi todo estará contado desde un mismo lugar, por lo que el
trabajo para crear el espacio escénico será excepcional. La película,
co-producida por seis países, estará rodada en Eslovenia y la fotografía
natural utilizada por el belga Walther Van Den Ende, de quien ya hablamos hace
poco en Totó, el héroe, no hace más que realzar ese paisaje solitario. En
palabras propias del director, trató de mostrar un típico día caluroso de
verano, con la naturaleza armónica y los colores vivos contrastando con la oscuridad
del ser humano. Por eso el relato está contado como una comedia negra, como
ellos mismos repiten como un mantra: Historia negra, humor negro.
Un célebre
músico bosnio, llamado Dr. Nelle, líder de la banda Zabranjeno Pusenje acerca
de eso alguna vez dijo “El humor de Sarajevo derivaba de la
situación de estar tanto al margen como dentro de la cazuela de la
civilización. No hay que olvidar que las relaciones allá estaban basadas en la
premisa: "tu vecino es tu mejor amigo en tiempos de paz, pero tu peor enemigo
durante la guerra". El humor fue una especie de defensa ante esta clase de
esquizofrenia.”. Y ese es un perfecto resumen del film. La locura ante
la inminente llegada de la muerte. La violencia como modo usual de defensa. Y
las armas como muestras claras de poder. La cámara será un testigo silencioso
de esa lucha en esa pequeña trinchera. En muchas ocasiones estará posicionada
de tal manera que uno parecería estar escondido detrás de algún objeto, por lo
que el encuadre será cuidado al máximo. Los planos generales servirán para
mostrar la naturaleza del paisaje pero también encontraremos primeros planos de
esos rostros desesperados por vivir y sudorosos debido al intenso calor.
También se servirá de unos pocos planos detalles, y un cúmulo de planos picados
y contrapicados durante gran parte del tiempo que aparecen los soldados en esa
especie de fosa. Mientras la curva dramática de los personajes se acrecentaba,
el director ponía el dedo en la llaga para crear una feroz crítica a dos
puntales claves. Por un lado, la aparición de los Cascos Azules de la ONU para intentar
detener el conflicto.
Las Naciones Unidas, creada para mantener la paz y con un
Consejo de Seguridad formado por los 5 países más importantes con derecho de
veto, formado por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China, los verdaderos dueños del poder, nos
enrostraban la inutilidad de sus componentes y esa histórica pelea entre
franceses e ingleses cuando hay una causa externa a sus conflictos, en países
del tercer mundo donde para ellos la vida no vale nada, porque además, ya están
hartos de ser meros espectadores, como se queja uno de los suyos. Por otro
lado, la llegada de los medios de comunicación, intentando
demostrar que las imágenes de ellos son más importantes que la vida misma, sólo
buscando un poco de sangre sin ni siquiera informar cuáles son las razones del
enfrentamiento. Veremos entonces el lado más salvaje y demencial del ser humano
pero más que nada por parte de los que le gustan jugar desde afuera pero
sintiéndose más protagonistas que los que la sufren desde adentro. Hace un
tiempo, una ciudadana serbia me comentó: “tengo 35 años y viví en cuatro países
distintos sin moverme de mi casa. Todavía siento a veces los ruidos de las
bombas, era una niña”. Y muchos niños dejaron de ser tal, mientras los
Cuerpos de Paz miran para otro lado y los medios nos siguen bombardeando, ya
sea en Argentina... o en Bosnia.
Marcelo De
Nicola.-
Canción post
impresiones
UNIVERSO TANOVIC
Danis Tanovic
nació el 20 de febrero de 1969 en Zenica, Bosnia-Herzegovina. Luego se mudó a
Sarajevo, la capital, donde realizó sus estudios para terminar estudiando piano
en el Conservatorio de Música de
Sarajevo. Luego entró en la
Academia de Artes, pero la Guerra le impidió seguir su
camino y abandonó la carrera en 1992. Durante la guerra, se unió al equipo de
filmación del ejército de su país en peligrosas misiones. Varias de esas
filmaciones, aún se siguen utilizando películas y noticias sobre la guerra de
Bosnia. Luego de dos años decide dejar el equipo de filmación para trasladarse
a Bélgica, donde termina sus estudios, mientras que empieza a filmar varios
documentales aclamados por la crítica. En 2001 escribe, musicaliza y graba su
primera película: El último día. El
film es un éxito que logra el premio a mejorguión en Cannes y el Oscar a Mejor
película extranjera. En 2005 llega su segundo film, basado en una historia
de Krzysztof Kieślowski (Tres
colores, El decálogo) y Krzysztof
Piesiewicz, llamado L´enfer, un
drama psicológico de historias cruzadas entre un padre que sale de prisión y
sus tres hijas. En 2008 junto a su colega Dino
Mustafic crean el partido político Naša
stranka (Nuestro Partido), partido político de centro y centro-izquierda,
social-liberal, favorable a la integración de Bosnia y Herzegovina en la Unión Europea y en la OTAN. En 2009 filma en
Irlanda con Colin Farrell, Testigo de
guerra sobre dos fotógrafos que son enviados a la guerra de Kurdistán.
Vuelve a su país para filmar Cirkus
Columbia, nuevamente sobre la guerra de Bosnia, de la que luego hizo un
mediometraje titulado Prtljag, sobre
un joven que vuelve a su país a buscar los restos de sus padres, que no han
aparecido.
En 2013 filma La mujer del
chatarrero, un drama social sobre una mujer que sufre un aborto espontáneo
y necesita una operación urgente pero no tiene el dinero para pagarla. Logró el
Gran Premio del Jurado en el
prestigioso Festival de Berlín. Se
muda a India para dirigir Tigers,
sobre un agente comercial que descubre que un medicamento infantil provoca
terribles efectos y se enfrenta a la corporación que lo fabrica. En 2016 llega Muerte en Sarajevo, un drama coral que
tiene lugar en el hotel más importante de la ciudad donde se unirán
diplomáticos para una conmemoración, aunque todo se complicará con el correr de
las horas. Logra el Oso de Plata
nuevamente en Berlín. Este año llegó
su film más criticado, filmado en el Reino Unido y titulado The Postcard Killing, sobre un
detective de Nueva York que investiga el asesinato de su hija en Londres.
FICHA TÉCNICA
Título original: No Man's Land
Año: 2001
Duración: 98 min.
País: Bosnia y Herzegovina
Dirección: Danis Tanovic
Guion: Danis Tanovic
Música: Danis Tanovic
Fotografía: Walther Van Den Ende
Reparto: Branko
Djuric, Rene Bitorajac, Filip Sovagovic, Katrin Cartlidge, Simon Callow,
Serge-Henri Valcke, Georges Siatidis
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