SINOPSIS
Película dividida
en historias independientes a través de las cuales Jim Jarmusch presenta el
panorama nocturno de cinco grandes ciudades (Los Angeles, Nueva York, París,
Roma y Helsinki), con un taxi, y lo que en él ocurre desde el anochecer hasta
el amanecer de un mismo día, y obviamente con diferentes personajes, como hilo
conductor. (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Martes 2 de la
madrugada, Avenida Eva Perón y Larrazábal. El semáforo le indica al chofer de
la Suran con cartel de “libre” encendido, que puede avanzar. Pone primera y,
molesto, arranca. Sin saber por qué. Hace tiempo que en su percepción, aquel
verde mutó hacia otra dirección. No solo
él avanza, sino que oculto en el devenir, también parece avanzar un presente
diferente, mucho más pesado. Muy distinto a presentes dejados atrás hace mucho
y que recuerda con dificultad. Aquel nuevo presente, por la noche conspira con
todos los verdes arrojados por los semáforos y acelera junto a su vehículo
hacia destinos aun indefinidos. Se pierde el presente hacia adelante, sobre la
avenida, mientras las ruedas de su taxi apenas comienzan a avanzar. El siente
una gran impotencia ante tal situación y arroja una puteada a aquel pensamiento
que también huye hacia adelante evadiendo los límites de aquella caja con
ruedas en la que se encuentra atrapado. Han pasado 4 horas y aun no recauda
nada más que recuerdos estimulados por aquellas esquinas vacías, esos bares,
por los que pasa cada noche en homenaje a esos tiempos donde las puertas de las
satisfacciones se le abrían de par en par y hoy solo le enrostran la
humillación de buscar descanso en la nostalgia.
Saca un Red Point de su cajita
y lo enciende, repitiendo el mismo acto que hace 10 minutos. Igual que hace 10
minutos hace una pausa y se detiene en esa pequeña llama. Hay algo en ese
fueguito que lo seduce. Hay un calor en aquel pequeño acto suicida de inhalar
humo que intenta resistir aquel embate de sangre fría que irradia su congelado
corazón con cada bombeo. Sin embargo decide no reparar en eso y acelera en
dirección a Gral. Paz, va a tomar la vía que desemboca en el Rio de la Plata.
Ya Mataderos no tiene nada más que contar y lo echa a patadas. Ya en la ancha
avenida aprovecha el vacío que le brinda la madrugada y a toda velocidad limpia
el habitáculo de todos aquellos fantasmas que se habían acomodado en el asiento
de atrás, comienza a fantasear con la idea de estar conduciendo hacia una nueva
vida. Quizás llegar a un pueblo lejano, dejar todo su pasado en el baúl,
sumergir la Suran en alguna laguna o rio y comenzar de nuevo. Pero de pronto se
quema los dedos con la última pitada y lanza otra puteada. Decide tomarlo como
señal de que esa noche debe bajar a esa altura. Salida Av. San Martin. Apenas
ingresando a la colectora, divisa la mano alzada de un joven. Enciende las
balizas. Se detiene. Con los seguros aun puestos, observa a aquel sujeto que se
esfuerza por disimular el exceso de alcohol y le pregunta dónde va. El joven,
le pide disculpas y enseguida le responde que a La Paternal pero que quisiera
antes, dar vueltas un rato. Le muestra la mano sosteniendo varios billetes y
escucha el sonido de los seguros abriéndose como señal de puede ingresar al
taxi.
La solitaria noche ahora se ve interrumpida por aquellos ojos jóvenes y
desorbitados que se reflejan en el espejo retrovisor. La noche sigue avanzando
al ritmo lento de aquel extraño paseo y el terco encendedor del chofer descubre
con cada chispazo, la imagen de aquel rostro perdido en las postales que brinda
cada calle que atraviesan. Aquella noche la ciudad había tomado la forma de una
inmensa fotografía donde reinaba la quietud. Mientras terminaba su cigarrillo,
no le interesaba más el convencimiento de que esa sensación de estar
compartiendo aquel silencio era mutua. Pero aquella fantasía se derrumbó ante
las palabras que llegaron desde su espalda. “Hasta acá llegamos, me quiero
bajar” Esas palabras lo angustian porque suenan más parecido al eco de un
fracaso amoroso del pasado que a la indicación de un borracho que viaja con él
en el asiento trasero. Su encendedor también llega a su fin en esa esquina ya
que no puede lograr prender otro cigarro con él. Cuando el chofer se inclina
para detener el reloj, se da cuenta de que nunca lo había activado. Deja caer
su pesado cuerpo sobre el respaldo de su asiento, levanta la mirada y a través
del espejo le pide fuego a su pasajero quien se dio cuenta que el precio de
aquel paseo depende ahora de un acuerdo entre ellos dos. “Está bien flaco,
bajate -Se adelanta- No pasa nada, toma tu encendedor” dice el chofer. “De
ninguna manera. Tome, le doy todo lo que
tengo y quédese con el fuego”. El conductor solo acepta el encendedor y repara
unos instantes en los pasos de aquel que ya es un fantasma y se aleja
tambaleando en la vereda. Enciende su cigarrillo y avanza nuevamente sobre la
noche que no es tan mala y que a pesar de todo, aún conserva para él algunos
fueguitos para darle alivio a su asfaltado corazón.
Alan
Beneitez.-
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE UNA NOCHE EN LA TIERRA
La noche invita a
la reflexión. Y la soledad es la pasajera constante. Alguna bocina corta el
silencio de repente. Las luces envuelven la ciudad para luego perderse en la
oscuridad más remota. Algún triste tango acompañará la velada. Buenos Aires
aparece como una ciudad en movimiento todo el tiempo. Recorriendo los cien
barrios porteños, parando en un cafetín o en una clásica pizzería para que las
horas no sean tan eternas. Diversos tipos de personajes compondrán la escena.
Política, fútbol y sexo serán temas dominantes. No se distinguirá género, raza
o nacionalidad dice el cartel, aunque muchas veces eso precisamente no se
cumpla. La decisión será de quien maneja. Buenos Aires como Los Ángeles, Nueva
York, París, Roma o Helsinki. ¿Cómo sería el capítulo si Jim Jarmusch hubiese pensado en Argentina? ¿Por qué uno siempre lo imagina
en Buenos Aires? Acaso no podría haber elegido Rosario y su influencia
musical. O Mendoza en una fría noche de invierno. O recorrer Salta y toda su
belleza. Tantos lugares, tantos paisajes, tantas historias. El director nacido
en Ohio no cambiará su esencia. Como lo hizo en el corto Café y Cigarrillos (que luego transformó en largo) o en Mystery Train, escribirá un film de
episodios. Y como también nos tiene acostumbrados, lo hará sobre gente común y
corriente. Será Una noche en la tierra
donde divague por cinco ciudades que giran sobre un mismo mundo: los taxistas y
sus noches solitarias. En cada ciudad habrá planos generales que captará la
atmósfera de cada una de ellas.
Mostrará la espalda de las grandes urbes, su
parte menos resonante. No se fiará de sus edificios o monumentos más
importantes. Sus calles, su basura, sus ríos, su arquitectura con hoteles
derruidos serán parte de ese decorado. La cámara se posará tanto desde afuera
del auto como por dentro, y allí los encuadres serán en planos medio o primeros
planos. Habrá además algunos planos detalles como guiños al espectador. La
parte técnica será de gran factura como nos acostumbra el director: excelentes
travellings que harán lo suyo cuando la cámara deje los autos, un montaje
exquisito, una fotografía diferente para cada historia y la música de Tom Waits que aparecerá a lo largo de
toda la película. El guion se basa en diálogos y silencios. Es acción y
reacción. Desconocidos que en ese momento de soledad, sacarán a la luz sus
penas y olvidos. Somos cualquiera de nosotros, son la vida y la muerte. El film
arrancará con la imagen de la Tierra girando mientras la cámara se acerca a
ella y pasan los créditos. La gruesa y melancólica voz de Tom Waits dará un
indicio de lo que se viene. Una vez pasado los títulos veremos cinco relojes en
una pared con las ciudades y sus horarios. Son las 19.07 en Los Ángeles, hacia
donde la cámara se acerca velozmente. El reloj se transformará en un mapa que
buscará ese punto y allí una pequeña luz dará inicio a la primera historia,
cuando empieza a anochecer. Esas primeras imágenes de una ciudad en decadencia
contrastarán con la idea de lo que es la meca del cine, donde veremos la
diferencia entre clases sociales. Será eso lo que intente contarnos Jarmusch a
través de sus ojos, que no todo es lo que parece.
Así veremos esa parte
inhóspita de Los Ángeles, con sus
músicos ebrios girando sin descanso y las productoras de cine moviéndose en
busca de nuevas estrellas sin importar el precio que se pague por ello. Veremos
a una Winona Ryder alejada de ese
mundillo que solo tiene una pasión y será la antítesis del personaje de Gena Rowlands en un gran duelo
interpretativo. La idea del sueño americano como punto de partida. Luego será
el turno de Nueva York, donde la
historia comenzará en el mismo momento, pero tres horas después. Porque cada relato
comienza y termina a la misma hora, pero en metrópolis diferentes. Será la
ciudad que nunca duerme la que nos muestre las luces de los edificios y los
carteles publicitarios, el consumismo en estado puro. El amarillo de los taxis
que pasean por la avenida será más impactante en ese frio invierno. El director
nos mostrará esa ciudad donde confrontan personas de distintas nacionalidades y
donde los prejuicios están a la orden del día. Un joven afroamericano de
Brooklyn con las zapatillas de moda, un
veterano alemán, perdido y recién llegado al país y la novia latina del primero,
conjugarán sin dudas el episodio más logrado del largometraje. Será el turno
luego de volar hacia Europa, donde aparecemos ya pasadas las 4 de la mañana en París. Aquí cambiará el paisaje. No
habrá tantas luces y la oscuridad será omnipresente. La ciudad del amor se
erigirá como una especie de espejo de la soledad a orillas de los canales
franceses. Además del amor, tocará temas como la inmigración y la discapacidad.
Un parco africano y una malhumorada pero perspicaz chica ciega nos llevarán por
esa París desconocida en un viaje de preguntas y respuestas con una fotografía
que pasa a los tonos rojizos, donde centralizará el tema en la igualdad entre
las personas y el sentir por sobre todas las cosas. El siguiente viaje nos
llevará por las pequeñas callecitas empedradas y la casi total oscuridad de los
poblados de Roma. Con un Roberto Benigni sublime aunque algo exagerado,
no faltarán las referencias a la Iglesia, al sexo que nos legó Pier Paolo
Pasolini (y el guiño de Paolo Bonacelli, actor de Salo como el religioso) y a
la comedia grotesca a la que nos tienen acostumbrados los italianos. Casi un
monólogo de Benigni en el capítulo más gracioso del film, con una fotografía
más bien otoñal.
Pasaremos de la hirviente Italia para encontrarnos en la fría
Finlandia, más precisamente en el amanecer de Helsinki. El blanco de la nieve rodeará la ciudad y la fotografía
se basará en colores fríos. Aparecerá otro guiño, en este caso a los hermanos Kaurismaki, nombrando como Mika y Aki a
sus protagonistas. La parquedad nórdica del taxista se contra posicionará con
sus ebrios ocupantes. Allí se unirán la vida y la muerte. La tristeza como
punto de encuentro. Y el levantarse del piso más allá de perderlo todo. Y no
hay mucho más que eso, sin justamente ser una crítica. Jarmusch nos recuerda
que en cualquier lugar, en cualquier país, seas quien seas, podrás encontrarte
con este tipo de personajes. O podrás ser uno de ellos. Manejando el auto o
escuchando sus historias. Al fin y al cabo de eso se trata la vida. De
historias que se enlazan una tras otra. De muy pocos nobles ganadores y
demasiados perdedores hermosos.
Marcelo
De Nicola.-
Canción
post impresiones
UNIVERSO JARMUSCH
Nacido en Ohio un 22 de enero de 1953, se
relacionó con el cine desde chico ya que su madre escribía críticas de cine
para un periódico local. Durante la adolescencia empezó a interesarse por
escritores de la talla de Jack Kerouac y William
Burroughs y se acercaban al séptimo arte gracias a figuras como Andy
Warhol. Luego de la secundaria se mudó a Chicago a estudiar
periodismo, donde lo echaron y terminó yéndose a la Universidad de Columbia,
con la intención de ser poeta. Luego se fue a París para un intercambio, donde
conoció un par de artistas que le cambiarían la vida, como una vez declaró “Fue
ahí donde vi cosas que solo había leído y había escuchado hablar, películas de
muchos de los buenos directores japoneses, como Imamura, Ozu, Mizoguchi.
También películas de directores europeos como Bresson y Dreyer, e incluso
películas estadounidenses, como un ciclo de películas de Samuel Fuller, que yo
solo conocía de ver un par de ellas en televisión por las noches. Cuando volví
de París, todavía escribía y mi escritura se estaba volviendo más cinemática en
cierto modo, más descriptiva visualmente”. A su vuelta, a fines
de los ´70, empezó a incursionar en el mundo del cine, compartiendo cursos con
futuros directores como Spike Lee o Tom DiCillio.
Empezó a trabajar como asistente de Nicholas Ray y colaboró
con Wim Wenders. Su primer film es Permanent Vacation en
1980 sobre un joven vagando por las calles de Nueva York. Su siguiente película
es Extraños en el paraíso con la que gana la Cámara de
Oro en Cannes y empieza a ser conocido mundialmente.
Ese mismo año
empieza con el cortometraje Café y Cigarrillos, que estaba dividido
en tres partes. Luego filma Bajo el peso de la ley, sobre tres
personas que se encuentran en prisión. En 1989 llega Mystery
Train, tres historias diferentes en la ciudad de Memphis. En 1991
dirige Una noche en la Tierra película donde Jim Jarmusch
presenta el panorama nocturno de cinco grandes ciudades (Los Angeles, Nueva
York, París, Roma y Helsinki), a través de un taxi. En 1995 llega Dead Man, la historia de un fugitivo en el Oeste de los
Estados Unidos, con Johnny Depp.
Dos años después hace el
documental Year of the Horse, sobre Neil Young y Crazy
Horse. En 1999 rueda El camino del samurái, la historia de un
asesino a sueldo de Nueva York. Realiza el largo Café y cigarrillos,
basado en su propio corto en 2003 y dos años después filma junto con Bill
Murray Flores rotas, sobre un hombre que recibe una carta
anónima de un hijo suyo y decide ir a ver a sus últimas amantes para resolver
el misterio. Gran premio del Jurado en Cannes. En 2009 filma Los límites del
control, sobre un inmigrante en España se cruzará con diferentes
personajes. Cuatro años pasaron para su siguiente película, titulada Solo
los amantes sobreviven, un drama romántico con vampiros como protagonistas.
En 2016 dirige Gimme Danger, un documental sobre Iggy Pop.
Ese año también estrena Paterson, la historia común y corriente de
un chofer de autobuses de esa ciudad. Este año estrenó su último film The
Dead Don´t Die, donde en la pequeña localidad de Centerville, los muertos
vuelven a la vida y un variopinto grupo de personajes tendrá que hacerles
frente. Alguna vez su amigo Tom Waits declaró “La clave,
creo, para Jim, es que se quedó canoso cuando tenía 15... Como resultado,
siempre se sintió como un inmigrante en el mundo adolescente. Ha sido un
inmigrante -un benévolo y fascinado extranjero- desde ese entonces. Y todas sus
películas son sobre eso”.
Así mismo, el director publicó alguna vez
sus 5 reglas de Oro
REGLA No. 1: No
hay reglas. Hay tantas maneras de hacer una película como cineastas
potenciales. Es una forma abierta. Como sea, yo personalmente no sería capaz de
decirle a nadie qué hacer o cómo hacer algo. Para mí es como decirle a alguien
cuáles deberían ser sus creencias religiosas. A la mierda. Eso va en contra de
mi filosofía personal – esto es más un código que una serie de reglas. Por lo
tanto, olvídate de las “reglas” que estás leyendo en este momento y
considéralas más bien simples notas para mí mismo. Uno debería hacer sus
propias “notas” porque no hay una única forma de hacer nada. Si alguien te dice
que hay una única forma, su forma, aléjate de él tan rápido como puedas, tanto
física como filosóficamente.
REGLA No. 2:
No te dejes agarrar de esos hijos de puta. Ellos no pueden ni ayudarte ni dejar
de ayudarte, pero sí pueden detenerte. La gente que financia películas,
distribuye películas, promueve películas y exhibe películas no son cineastas.
No están interesados en permitir que los cineastas definan y dicten la forma en
que hacen sus cosas, así que los cineastas no debemos tener ningún interés en
permitirles dictar la forma en que se hace una película. Carga un arma si es
necesario.
Además, evita a los diletantes a toda
costa. Siempre hay personas por ahí que sólo quieren meterse a hacer cine para
volverse ricas, para volverse famosas o para tener sexo. Generalmente saben
tanto de cómo hacer cine como George W. Bush de combate cuerpo a cuerpo.
REGLA No. 3:
La producción está ahí para servir a la película. La película no está ahí para
servir a la producción. Desafortunadamente en el mundo del cine esto se da casi
universalmente al revés. La película no se hace para servir al presupuesto, al
cronograma o a las hojas de vida de los involucrados. A los cineastas que no
entienden esto deberían colgarlos de los tobillos y preguntarles por qué de
pronto el cielo está para abajo.
REGLA No. 4:
El cine es un proceso de colaboración. Tienes la oportunidad de trabajar con
otros cuyas mentes e ideas pueden ser más fuertes que las tuyas. Asegúrate de
que se mantengan enfocados en su propia función y no en el trabajo de alguien
más, o será un desastre. Pero trata a todos tus colaboradores como iguales y
con respeto. Un asistente de producción que está deteniendo el tráfico para que
el equipo técnico pueda rodar un plano no es menos importante que los actores
en escena, el director de fotografía, el director de arte o el director. Las
jerarquías son para aquellos cuyos egos están inflados o fuera de control o
para la gente que está en el ejército. Aquellos con los que eliges colaborar,
si escoges bien, pueden elevar la calidad y el contenido de tu película a un
nivel mucho más alto de lo que cualquiera hubiera podido imaginarse por sí
solo. Si no quieres trabajar con otras personas pinta un cuadro o escribe un
libro (y si quieres ser un maldito dictador parece que por estos días lo único
que hay que hacer es meterse a la política…).
REGLA No. 5:
Nada es original. Roba de cualquier sitio que te llene de inspiración o
alimente tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros,
pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones intrascendentes,
arquitectura, puentes, señales de tránsito, árboles, nubes, ríos, luces y
sombras. Selecciona para robar solamente aquellas cosas que le hablen
directamente a tu alma. Si lo haces, tu trabajo (y tu robo) será auténtico. La
autenticidad es invaluable; la originalidad no existe. Y no te preocupes en
ocultar tu robo – celébralo si hace falta. En cualquier caso recuerda siempre
lo que dijo Jean-Luc Godard: “De lo que se trata no es de dónde
tomas las cosas, sino de a dónde las llevas”.
FICHA TECNICA
Título original: Night
on Earth
Año: 1991
Duración: 128
min.
País: Estados
Unidos
Dirección: Jim
Jarmusch
Guion: Jim
Jarmusch
Música: Tom Waits
Fotografía: Frederick
Elmes
Reparto: Winona
Ryder, Giancarlo Esposito, Gena Rowlands, Armin Mueller-Stahl, Rosie Pérez,
Roberto Benigni, Béatrice Dalle, Matti Pellonpää, Isaach de Bankole, Paolo
Bonacelli, Kari Väänänen, Tomi Salmela, Sakari Kuosmanen
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