viernes, 28 de abril de 2017

CLAROSCURO - SHINE


EDITORIAL

¿De qué sirve un destello de luz si aquel sitio donde se dirige, no hay un objeto que resplandezca? De qué sirve si ese objeto que está allí, donde ese rayo de luz cae, ese objeto brilla… De qué sirve si no hay un par de ojos para que puedan contemplar ese brillo, que el objeto obtiene a través de ese rayo de luz. Recuerdo que era una noche y estaban todos esos condimentos. Estaba el rayo de luz, caía… Eran fuegos artificiales porque se festejaba un fin de año. Estaba aquel objeto que en esa ocasión, ese objeto era una persona. Esa persona, como aquel  hijo del zar ruso que cayó bajo las garras de Rasputín, nació con hemofilia, desde su nacimiento, arrojado a la oscuridad. 


Aquella noche, esos ojos que miraban eran los míos, observaban aquellos codos hinchados, ese paso tambaleante con sus piernas frágiles, cansadas de caminar y caminar. Estábamos ahí y sabía que esa noche iba ver un brillo que lo iba a abarcar todo. Me acuerdo que aquella persona se sentó en la batería y ya no hicieron falta más fuegos artificiales. Estaba la vereda llena de gente. Aquellos brazos hinchados, piernas cansadas, generaban un ritmo que hacía vibrar a toda la cuadra. Aquel fin de año nadie prendió una puta caña voladora porque no hacía falta. Porque aquel brillo enceguecía cualquier tipo de pirotecnia que pueda existir. Quizás aquel objeto sintió que ese rayo de luz que caía esa noche y esos ojos que veían el objeto, sabían que era quizás, la última oportunidad que tenía para brillar. Lo hizo porque este mundo necesita de esas personas que todavía crean que haya algún milagro que pueda salvarlo todo.

Alan Beneitez.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES SOBRE CLAROSCURO


El gato se mece sobre una rama haciendo equilibrio, en sus patas está su seguridad para caer siempre parados. Jugarán con algún hilo, esconderán ciertos papeles o correrán alegres entre mesas y sillas, como si de obstáculos se tratase. Sabrán a que peligros se enfrentan, entonces evitarán ese detalle para estar a salvo. Serán, quizás, de los animales domésticos, los más independientes. El que tratará de sobrevivir pese a la soledad, arreglándosela como pueda. Acaso sea esa independencia la que David Helfgott, el protagonista de Shine, sin saberlo, añora. El film abre con él de perfil, en la oscuridad, con solo un poco de luz que apenas maquilla su cara, hablando de su amor por los gatos, declarando que ellos no se sienten seguros al acariciarlos, quizás, porque el sintió siempre esa falta de afecto, ese abrazo de su padre que llegó cuando ya no lo necesitaba. Scott Hicks nos lleva a la pantalla, bajo un guión de Jan Sardi, la emotiva historia de un niño prodigio australiano. Será una historial no lineal, porque los flashbacks nos irán contando la niñez, la adolescencia y la adultez del protagonista. Con el paso del film, iremos descubriendo la obsesión de su padre por mantener su familia a su lado, quizás con ese inconsciente peso que fue su pasado, cuando perdió a sus padres en un campo de concentración nazi. Recordemos que ciertos talentos emergen de las más impensadas pasiones. 


El don nace como algo sobrenatural de modo casi milagroso y el hombre no siempre está dispuesto a dejarlo volar. Las mentes se cierran ante lo desconocido y violentan algunos sueños de grandeza, quizás por el propio miedo a realizarlos. Y eso se maximiza cuando ese talento no viene de uno mismo. La resistencia, la opresión, el poder y el dinero pueden jugar un papel fundamental en el desarrollo de ese talento. Una mezcla de todo esto, es lo que vemos en Peter, ese padre excelentemente interpretado por Armin Mueller-Stahl. En el vemos la opresión y la resistencia al crecimiento de su hijo, alguien que padece una enfermedad mental, situación que es aprovechada por su padre para crear de su hogar una guarida para evitar encontrarse con el mundo salvaje que los rodea, donde, como suele repetirle a David, solo los fuertes sobreviven. El film se sostendrá en las dos patas más importantes del film. Por un lado, en las actuaciones, donde además de Peter, aparecen quienes llevan el peso de la película, el de Helfgott, destacando a Noah Taylor en la adolescencia, y sobre todo, el enorme papel que interpreta nuestro amigo Geoffrey Rush, perfecto en cuanto a gestos y la dicción de un personaje tan particular. Por otro lado, la música, como se esperaba, es un elemento más de la trama. 


La banda musical elegida David Hirschfelder, nos lleva de Mozart a Chopin, con escalas en Vivaldi, Beethoven o el punto más alto de la película: Rachmaninoff, donde se da el giro de la misma. Luego de tocar el casi imposible concierto para piano número 3 del compositor ruso nada menos que en la Royal College de Londres, David cae al piso, aturdido por sus problemas mentales. Lo veremos divagar por varios hospitales neuropsiquiátricos, mientras la paleta de colores grises y marrones que representaban esa opresión que sentía en su hogar, empieza a cambiar lentamente a medida que crece y se aleja de Australia, para culminar en una paleta de verdes y colores claros gracias a la aparición de Gillian, una astróloga de la que se enamorará y se terminará casando. No podemos obviar el montaje, y esos primeros planos a las manos reales de Helfgott, si amigos, el que tocaba era el verdadero, que parecían un maremoto de olas golpeando entre sí, susurrando la mejor música. Y esas manos, tan incontrolables, eran las únicas que podían unir mente y alma en un solo movimiento para demostrarnos que la vida puede molerte a patadas en el piso, pero siempre habrá una pequeña luz entre las sombras, que te permita brillar.

Marcelo De Nicola.-

Canción post impresiones


También escuchamos a ELLA...


Un gran tema de Soda Stéreo


Así nos despedimos


FICHA TÉCNICA

Título original: Shine
Año: 1996
Duración: 106 min.
País: Australia
Director: Scott Hicks
Guion: Jan Sardi
Música: David Hirschfelder
Fotografía: Geoffrey Simpson
Reparto: Geoffrey Rush,  Armin Mueller-Stahl,  John Gielgud,  Noah Taylor,  Lynn Redgrave, Sonia Todd,  Googie Withers,  Nicholas Bell,  Chris Haywood

SINOPSIS

Basada en la vida de David Helfgott, un niño prodigio, Shine examina su tortuosa vida, desde su infancia dominada por su estricto padre, hasta llegar a sus crisis nerviosas cuando es adulto. Cuando es aceptado en una prestigiosa escuela de música en Londres, la Royal College of Music, David se siente capaz de huir de su padre y arriesgarlo todo por su única pasión, la música. Pero el rechazo de su padre y las presiones de su trabajo, acaban sumiéndole en una enfermedad mental. Sólo el amor de una mujer que le comprende de verdad, puede salvarle y devolverle a la sociedad para que ésta disfrute con su música.

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