EDITORIAL LA CELEBRACIÓN
Los
sueños se vuelven grises, padeciendo la oscuridad de la noche. Las brisas
acarician las verdes hojas de las plantas, que se acurrucan en un pasillo
desteñido. Los recuerdos más infames aparecen siempre en estas noches festivas,
cuando la inocencia muere ante ciertas manos potentes.
El
álgido aliento de una voz que susurra demasiado cerca, paraliza los pies,
mientras la transpiración corre por los poros, y la sangre hiela las venas.
Serán historias preferentemente olvidadas que aparecerán como pesadillas
eternas, aunque los años pasen como pedazos de almanaques malditos.
Los
músculos se contraen mientras el cuerpo duerme, en paz, ausente de todo placer.
El corazón se agita, mientras los dedos de los pies se corroen. ¿Cuántas veces
pensamos gritar con toda nuestras fuerzas pero la voz se apagaba? ¿Dónde están
ciertos dioses en esos momentos?
Flashback.
Visión en negro. Un cuarto oscuro, alejado de la luz artificial. Las risas van
desapareciendo mientras los pasos retumban ciegamente. El pasto huele más mojado
que de costumbre. Las promesas vienen en forma de caricias, que uno en ese
momento no entenderá. Se matará al niño intempestivamente, con dolor, sin
preámbulos. Será la fuerza por sobre la debilidad. Será la muerte sobre la
vida. Será el morbo como mandamiento. Será el quiebre de la moral y el
principio del sufrimiento. Será eterno.
Luego
de unos minutos, volverá la luz, se sentirán las risas. Se escucharán ruidos de
regalos que se abren, y copas que chocan, brindando vaya a saber porque… La
mirada se perderá en los demás rostros para que intenten adivinar la situación
en un montaje escalofriante. Nadie hará foco en esos ojos vidriosos que piden
un poco de atención. Luego aparecerá el bufón, nuevamente como el rey de la
fiesta. Una imagen que aparecerá una y mil veces en cada noche, en cada sueño.
A
veces caeremos en la cuenta que no todos los sueños son dulces, que las
pesadillas estarán siempre presentes, y que ciertas caras jamás serán
olvidadas. Brindaremos cuando esas caras se extingan, esos sueños se mueran y
así, al menos, despertarse para que al menos una vez, sea genuino el sentido de la
celebración.
Marcelo
De Nicola.-
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES PARA LA
CELEBRACIÓN
Estamos
parados hoy aquí, sobre esta tierra deforestada, porque preferimos la
efectividad del asfalto a la frescura inquietante de los frondosos bosques.
Aquí, donde nuestros sueños son angustiosos pájaros de jaulas, cuyas desordenadas
alas se agitan en aquel intento fallido del vuelo. Aquí mis amigos, parados
aquí, donde la palabra se acomoda laxa al oído necio del que las recibe,
apartando para siempre aquel filo peligroso con el que desfilan por los
callejones oscuros de nuestro inconsciente. Si, aquí, donde el desprecio por la
humanidad se paga en cuotas y con tarjeta de crédito; donde el vedettismo,
aquel culto al plumaje blanco, jodió nuestra confianza, donde las muertes son
silenciosas y bajo la complicidad de todas nuestras miradas. Aquí donde el que
alguna vez golpeó dos piedras y descubrió el fuego, matando así para siempre la
noche, hoy causa la misma impresión encajado en un Gucci tan apretado como sus
esperanzas. Si, parados aquí, mirando la pared solo por cortesía, solo porque
sabemos que girar sobre nuestros talones nos dejaría inevitablemente cara a
cara con el conflicto, y eso, claro está, nos obligaría a hacernos cargo.
Nuestro amigo Galeano, alguna vez
nos reveló que estamos inmersos en la cultura del envase la cual no hace más
que despreciar el contenido, una cultura donde el contrato matrimonial importa
más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo, el
físico más que el intelecto y la misa más que el dios. Aquí, en donde caminamos
entre todos estos fantasmas que un día suicidaron Van Gogh y tuvimos que esperar la pluma irrespetuosa de nuestro
hermano Artaud para que no los
cuente desde la alienante oscuridad del Hospicio.
El criterio de estética, así
como también el de salud mental, criterio de competencia social, como
condensación de ideas, es condensación de ideas de la clase dominante,
funcional con sus intereses objetivos. Y como condensación de la ideología
dominante, tendrá el carácter ocultante y mistificador que le confiere a esa
ideología su papel en la lucha de clases (salud, Pichón Riviere!) Enrique
dirá también que existen dos formas de ley: la escrita, codificada, que
constituye el orden jurídico y expresa la voluntad de una clase en el poder, y
otra forma de ley, coherente con la anterior, que implica el criterio de
normalidad a partir de la cual se juzga – calificándola o descalificándola – la
conducta de los sujetos. Esa ley no escrita, es también expresión de los
intereses de clase. Es tal vez consecuencia de este litigio de poderes, de las
desigualdades implícitas que acarrea, la lucha de las fuerzas contrapuestas, la
ruptura de aquel orden aparente que constituye el conflicto dramático de la
obra “La Celebracion ” del
director Thomas Vinterberg. El film
comenzará con la certificación del Dogma,
nuestro amigo Lars Von Trier dejará
su garabato por allí avalando que lo que seguirá a continuación se alejará
bastante de la estética comercial e industrial hollywoodense, para explorar
otras texturas, otros idiomas narrativos de los que ya te hablamos más de una
vez desde esta misma mesa. Entonces, asistiremos a una estructura de relato
lineal, cuya fotografía contará con cámaras en mano e iluminación natural. Se
romperán algunas de las pautas impuestas por el mismo Dogma, tal vez buscando
ser fiel a su esencia desequilibrante más que a su aparente estructura
organizadora de un nuevo orden.
Recordemos que el origen del Grupo Dogma, como el de cualquier
vanguardia artística, es el de romper con el criterio estético establecido, no
pudiendo escapar jamás a la construcción de uno nuevo. La fotografía contará
con la utilización de lentes gran angulares, generando una imagen envolvente,
curvando rectas, deformando lo real para imponer otra visión, una parecida
aunque manipulada. Y allí quizás este el ingrediente que joda el caldo. Esa
manipulación, remarcada desde la imagen, es la sufrida por Christian, hijo
mayor de la familia. El calvario de su vida será maquillado infamemente para
escapar de esa manera a la condena social. Christian intentará varias veces
gritarles en la cara a ese grupo de necios e hipócritas aristócratas que
conforman su clan familiar, la desgarradora realidad de que su padre abusó
sexualmente de él y su hermana durante toda su infancia, con la monstruosa
complicidad de su madre. Nadie reaccionará ante aquel mundo destruido, ante
aquella sombra perturbada que es en lo que se convirtió la vida de Christian.
Pero él no se sorprenderá, porque su crianza se basó en el envase y jamás en el
contenido. Aquel grito desesperado no buscara la condena, sino la liberación
personal, porque sabe que la condena es imposible dentro de aquel núcleo de
poder. Buscará apagar entonces, aunque sea un poco, aquel dolor que enciende su
pecho hasta calcinarlo. Buscará, con todas sus fuerzas, a pesar de la
oscuridad, a pesar de la soledad absoluta y la angustia toda, a pesar de las
pesadas estructuras heredadas, no irse jamás de este mundo tenebroso sin
concebir un poquito de amor para dar.-
Lucas
Itze.-
Canción
post impresiones
También sonó Ramones
Familia muy normal
Y así nos fuimos
FICHA TÉCNICA
Título original: Festen (The
Celebration)
Año:
1998
Duración:
105 min.
País:
Dinamarca
Director:
Thomas Vinterberg
Guion:
Thomas Vinterberg, Mogens Rukov
Música:
No tiene
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Reparto: Henning Moritzen, Ulrich
Thomsen, Thomas Bo Larsen, Birthe Neumann, Trine Dyrholm, Paprika Steen, Helle
Dolleris
SINOPSIS
Helge
Klingelfeldt cumple 60 años y organiza para la celebración una cena con su
familia y amigos. Todo parece en calma. Una fiesta de glamour para una familia
de clase alta, pero no todo es lo que parece. Cuando uno de los hijos ofrece un
brindis por su padre y en memoria de su hermana, fallecida tiempo atrás, saldrá
a relucir el temido pasado.
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