SINOPSIS
Una mujer, después de perderlo todo durante la
recesión, se embarca en un viaje hacia el Oeste americano viviendo como una
nómada en una caravana. Tras el colapso económico que afectó también a su
ciudad en la zona rural de Nevada, Fern toma su camioneta y se pone en camino
para explorar una vida fuera de la sociedad convencional, como nómada moderna.
(FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Perder el miedo a lo salvaje, a lo natural, a salir de la zona de confort. A escaparse de uno mismo, a nuestros sueños, a nuestras pesadillas. A que la maldita rutina nos quite años de vida. A que alguien nos vigile. A que otros hablen de nosotros. A que el mundo nos desgarre. A que la muerte nos encuentre en la mejor parte del cuento. A que ese cuento nos delate. A que la memoria nos olvide. A que nuestros ojos no nos reconozcan. A que esa sonrisa desaparezca. A que el camino sea inviable. A que la plata no alcance. A las lágrimas vertidas sobre la piel. A pensar en uno mismo. A reencontrarnos. A explorar sitios desconocidos. A bailar en un entierro. A largar esa carcajada en el momento menos oportuno. A cantar falta envido sin mirar las cartas. A tirar un caño en nuestra propia área. A caminar con los ojos cerrados.
A que no
quieran comprarnos con palabras de cotillón. A perdernos la vida, en
definitiva. Y entonces habrá que salir. A abrazar el aroma de los campos y las
flores. A viajar por las rutas más improbables. A cazar nuestros anhelos
imposibles. A regalarnos alegrías. A mirar a los amigos a los ojos. A brindar
con ellos sin esperar nada a cambio. Y saber que estarán cuando los
necesitemos. A recordar sin ponernos tristes. A cambiar de canal cuando sea
necesario. A olvidar a quien nos olvida. A animarnos a hacer nuestro propio
camino. A convertirnos en nuestros propios héroes. A encontrar nuestras causas
perdidas. A vivir la vida. En definitiva, a ser nosotros mismos.
Marcelo De Nicola.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE NOMADLAND
Varias veces desde esta mesa, que hoy es otra pero es siempre la misma, advertimos que estamos solos y que también estamos tristes. Estamos solos en medio de las multitudes ensordecedoras y en la agonía de los bares con sus mesas histéricas. Estamos solos en el tramposo juego que proponen las palabras, cuyo hechizo te hace inalcanzable; en el laborioso esfuerzo que realiza nuestra mente para descifrar el mensaje, para generar el relato, ese que inventa que estamos todos juntos y que la horda de amigos baila al compás de tu música. La teoría filosófica del solipsismo plantea que el mundo exterior solo es comprensible a través del yo, que lo único que existe es nuestra mente, ni siquiera las impresiones que de ella surjan. Por otro lado, la doctrina del escepticismo, en su posición más radical, expone sin titubeos que no hay verdades absolutas, y de existirlas, el hombre sería incapaz de conocerlas. Nadie puede llegar a saber nada, ni siquiera sobre nuestra propia existencia o experiencias pasadas, porque estas se basan en el contenido actual de nuestras mentes, incluido las impresiones de la memoria. ¿Pueden sentir la soledad de aquel viaje, de aquel recorrido repleto de fantasmas? Lo cierto es que siempre estuvimos solos, el resto es solo un mal entendido. Vivir es esa extraña sensación de soltar a ese que fuimos para dar lugar a aquel otro que vamos a hacer. El ser es siempre siendo, es inaprensible, es en un no tiempo, de ahí uno de los orígenes de su angustia existencial. La soledad entonces es aquella pelusa última en el bolsillo de la existencia humana, es el resultado propio de su condición. Esta siempre allí, agazapada, susurrándonos al oído que la fiesta terminará.
Ahora bien, si la soledad es nuestra condición inevitable, nuestro estado natural, ¿por qué no podemos estar solos? ¿Por qué obstruimos ese canal de dialogo con nosotros mismos, de autoconocimiento? ¿Por qué el silencio nos genera tanta ansiedad? ¿Por qué el gustarnos y disfrutarnos se ha vuelto un mal slogan en un mundo frenético que lo único que busca es sacarnos de nuestro eje, desoír lo que nuestro cuerpo habla para llenar nuestros oídos de necesidades ajenas, de ideas prefabricadas, de objetivos que llenan las arcas de otros?. Decir basta y andar, hacerse cargo de uno mismo, de nuestras necesidades, de nuestra soledad más íntima, sin cargarla de actividades infinitas o de ruidos estruendosos para mantenernos bien lejos. Hacerlo, hacerlo de una buena vez, aunque la vida ya haya pasado… ese sería un hermoso regalo de despedida. Y esta será la decisión que tome Fern, en este relato maravilloso llamado Nomadland dirigido y adaptada por la artista china Zhao Ting, también conocida como Chloé Zhao. El film será una road movie que buscará ser la metáfora del recorrido interno de la protagonista. No será ni más (ni menos) que la búsqueda interna de su yo, aquel yo consumido y postergado lealmente, cariñosamente, en la economía perversa del amor, luego de que su pareja culminara con la muerte de su marido. Aquí el punto de ataque del relato, bajo estas circunstancias la directora y guionista decidirá presentarnos a nuestra heroína. Fern, decidirá soltar lo último material que la ataba a su pareja y se lanzará al camino, a perderse para por fin encontrarse. En aquel viaje se enfrentará a sus desiertos, a sus temibles ausencias, a esos inviernos furiosos donde la piel y los recuerdos duelen. Pero lo hará siempre con la calma de quien sabe su objetivo, aquella calma de quien no olvida la esencia de su búsqueda.
La fotografía del film comenzará con una paleta de colores fríos, repleta de blancos y grises, para luego ir sumando ciertas gamas cálidas con el devenir del drama. El conflicto crecerá muy de apoco, con un ritmo muy intimista, lo que ayudará a comprender la metáfora dramática planteada, la situación marco desde donde acciona nuestro personaje. La cinta trabajará la mayor parte del relato con planos cortos, tamaño que ayudara narrativamente a remarcar el efecto intimista de la obra. Habrá pocas puestas con cámara fija dándole relevancia al uso de cámara en mano típica del road movie. La estética elegida por la directora coqueteará todo el tiempo con la del documental o docu ficción. Sin que lo sepamos hasta el momento de los títulos finales, la directora expondrá en pantalla un puñado de historias reales narradas por sus protagonistas. Solo al final del film notaremos que la entrañable Linda May, con aquella historia de lucha incansable, con aquel amor infinito para ofrecer, no estaba representado por una actriz. Solo en los créditos finales notaremos que aquella terrible historia de soledad, cáncer y muerte estaba narrada por la verdadera Swankie o que las lágrimas de Bob Wells, al hablar sobre la muerte de su hijo, no eran lágrimas representadas desde la ausencia, sino unas legítimas, dolorosas y desgarradoras. Pero el film no se quedará con eso, no olvidará, como tampoco lo hará Fern, su objetivo final. La cinta continuará sin apuros, sin elipsis forzadas, buscándose a ella misma, hasta encontrarse definitivamente para poder fundir a negro en aquella paz real y absoluta. No perdamos la oportunidad de buscarnos a nosotros mismos, de salir a la lluvia a limpiar nuestras heridas, a curarnos y hacer de una buena vez las paces con nosotros, con todo aquello que hicimos e hicieron de nosotros. Solo allí nos hallaremos realmente en casa.
Lucas Itze.-
Canción post Impresiones
UNIVERSO ZHAO
Nació el 31 de marzo de 1982 en Pekín, China bajo el nombre Zhao Ting. Creció en su país natal hasta su adolescencia, cuando se mudó a Brighton, Inglaterra, para estudiar en un internado. Su padre era gerente de una compañía siderúrgica en Pekín, mientras que su madre, empleada en un hospital, también formó parte de una compañía circense que actuaba para el Ejército Popular de Liberación. A la edad de 18 años, Zhao se trasladó a Estados Unidos donde finalizó su educación de bachillerato en Los Ángeles. Estudió Ciencia Política durante cuatro años en el Mount Holyoke College de Massachusetts, mientras trabajaba como bartender. Luego se anotó para un programa de dirección de cine de la Universidad de Nueva York titulado Tisch School of the Arts. Allí filmó su primer cortometraje llamado Daughters. En esa universidad conoció a Joshua James Richards, quien fue el director de fotografía de sus próximos films. Como parte de su proyecto de tesis en la Universidad de Nueva York, Zhao realizó su primer largometraje, Songs My Brothers Taught Me, proyectado por primera vez en el festival de Sundance de 2015. Ambientada en la reserva indígena de Pine Ridge, en Dakota del Sur, la película cuenta la historia de dos hermanos lakota, Johnny y Jashaun, quienes deben enfrentar la muerte de su padre, un hombre ausente dedicado a la monta de caballos de rodeo. El film tuvo varias nominaciones en el circuito independiente y recibió elogios de la crítica. El filme es una muestra del estilo cinematográfico de Zhao, cercano al cine documental. Al igual que con la mayoría del elenco de Nomadland, para Songs My Brothers Taught Me contrató actores no profesionales para interpretar personajes muy similares a ellos mismos. La película presenta una trama suelta, inspirada en la vida del actor principal, John Reddy: en ella vemos la casa donde creció y hay participación de algunos miembros de su familia. También ofrece un vistazo a la vida dentro de la reserva y toca algunos de los problemas sociales que aquejan a la comunidad. En su siguiente producción, The Rider, Zhao recurrió al mismo estilo documental para crear otra película contemplativa que llama a la reflexión.
Rodada en el Parque Nacional Badlands de Dakota del Sur, The Rider, al igual que Songs My Brothers Taught Me, toma prestadas algunas experiencias de la vida real de su protagonista, Brady Jandreau, quien también comparte la pantalla con familiares suyos interpretándose a sí mismos. Después de enseñarle a cabalgar a Zhao, durante la producción de Songs My Brothers Taught Me, Jandreau sufrió un accidente en el rodeo que resultó en una lesión cerebral, limitando su capacidad para volver a montar. The Rider es el relato de ese suceso llevado a la ficción, el cual recibió cuatro nominaciones a los Independent Spirit Awards. Luego llegó la consagración definitiva con Nomadland, con la cual ganó casi todos los premios posibles (Oscar, Globo de Oro, Bafta, Venecia, entre otros). Da un golpe de timón en el año 2021 cuando firma para Marvel y se pone tras las cámaras con el fin de súper héroes Eternals, que trata acerca de un grupo de superhéroes inadaptados.
A pesar de que la incursión de Zhao en el universo
de Marvel marca una clara separación respecto a sus trabajos anteriores, ella
ha dicho que siempre se ha imaginado a sí misma como una artista del manga,
pues “cuenta con profundas y fuertes
raíces en el manga”. Para el 2025 se espera el estreno del film Hamnet, que narra la historia de Agnes,
la esposa de William Shakespeare, en su lucha por superar la pérdida de su
único hijo, Hamnet. Una historia humana y desgarradora como telón de fondo para
la creación de la obra más famosa de Shakespeare, Hamlet. Paul Mescal y Jessie Buckley serían la pareja protagonista.
FICHA
TÉCNICA
Título original: Nomadland
Año: 2020
Duración: 108 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Chloé Zhao
Guion: Chloé Zhao. Libro: Jessica Bruder
Reparto:
Frances McDormand, David Strathairn, Linda May, Charlene Swankie, Bob Wells.
Música: Ludovico Einaudi
Fotografía: Joshua James Richards
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