SINOPSIS
Salem ya no es
el de los juicios por brujería. De hecho, el Salem de los smartphones es mucho
peor. El hackeo y la publicación de buena parte de la información íntima de sus
ciudadanos hará que la gente de Salem pierda los papeles, desencadenando una
ola de violencia que termina arrastrando a cuatro chicas, acusadas de estar
detrás de este hurto cibernético y perseguidas como si fuesen brujas de
nuestros tiempos. (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
¿Cuántas veces dejaste pasar un comentario? Hablo de esos comentarios delicados, que sin saber cómo llegan a tocarle el hombro a tu autoestima. De esos comentarios, qué sin ser solicitados, delicadamente, en su prolijo ropaje de buenas intenciones, atraviesan tu ser permitiendo un abordaje de la otredad que viola cualquier permiso. ¿Cuántas veces agachaste la cabeza, naturalizando situaciones, porque la televisión las mostraba como eróticas, sexys, divertidas, porque las mostraba normales? ¿Cuántas veces comparaste tu cuerpo con el de otra persona, poniéndolo como un objetivo a alcanzar o tal vez como un modelo de belleza? ¿Cuántas veces te dijeron lo que tenías que ser, cómo sentir, cómo comportarte, cómo angustiarte; cuantas veces escribieron el texto por vos? Estamos atravesados por el texto, el cuerpo es hablado por el otro, somos categóricamente intertextuales. El pensamiento reflejo y reflexivo es lo que diferencia al hombre de otras especies. Es un producto social y debe su origen al lenguaje. Sería imposible entonces pensar sin aquel monologo interior, sin la palabra, sin nuestro ser social. Es por esto que la razón es siempre social y común. Razonamos para conocer y ese conocimiento se encuentra al servicio de la existencia, de la preservación pura del ser. La sociedad piensa en su conjunto y es productora de sentido común, por lo que existe entonces un conocimiento personal que responde al instinto de preservación propio, pero también un conocimiento social que vela por la preservación misma de una sociedad.
¿Qué
pasa cuando estos dos intereses entran en conflicto? ¿Qué pasa cuando dejas de
ceder en función de la preservación social para poder ser vos mismo? Digo,
cuando el comentario hace ruido. Cuando vos sos el límite del otro, de sus
palabras, de sus miradas, de su deseo. ¿Qué pasa cuando dejas de agachar la
cabeza? El resultado es claro: Solo en Argentina sabemos que ocurre un
femicidio por día. Pero detallemos un poco más la estadística. Desde 1 de enero
al 31 de mayo de 2024, hubo 114 feminicidios, tres lesbicidios, un
trans/travesticidio y nueve feminicidios
vinculados de varones adultos y niños. Según la ONU, se calcula que, en
todo el mundo, 736 millones de mujeres –casi una de cada tres– han sido
víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, de violencia
sexual fuera de la pareja, o de ambas, al menos una vez en su vida (el 30% de
las mujeres de 15 años o más). El resultado, entonces, de decir NO a la
sociedad es convertirte en su víctima. Es que la cacería de brujas comience,
alertando a todas las entidades e instituciones al servicio del estado para
preservar el interés común de la sociedad, para reescribir sobre los cuerpos de
las almas perdidas el sentido común que el conjunto social ha elaborado tan
meticulosamente. Mantenerte en secreto por el bien común, ese es el resultado. La
moral, tal como decía Pizarnik, es la gramática del deseo.
Lucas
Itze.-
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE NACIÓN ASESINA
Bullyng, sangre, abuso, clasismo, muerte, alcoholismo, uso de drogas, contenido sexual, masculinidad tóxica, homofobia, transfobia, armas, nacionalismo, racismo, secuestro, asesinato, atentado, acoso masculino, violación, sexismo, malas palabras, tortura, violencia, gore, armas, egos masculinos frágiles… toda esa orgía de palabras, están enquistadas en nuestra sociedad. No desde ahora, sino desde hace siglos. La violencia es parte de ese sistema perverso donde el más débil siempre pierde. Estamos en una época de miserabilidad alarmante, donde desde las altas esferas del poder proclaman venganza y lanzan improperios propios de adolescentes. Pero cuando eso llega desde ese tipo de personajes, todo se vuelve más oscuro y arcaico. Y las redes sociales y la virtualidad aumentaron estos tópicos de manera desmedida. Pablo Boczkowski y Eugenia Mitchelstein, periodistas de Anfibia, escribieron El entorno digital, de las que hay un par de muestras interesantes sobre cómo influyen en nuestras vidas. De ahí extraemos lo siguiente: El entorno digital no sólo envuelve la esfera privada, sino también la pública. Las campañas electorales están cada vez más vinculadas a lo digital, desde la innovadora campaña de Barack Obama en Facebook en 2008 hasta las más recientes, en las que los big data han desempeñado un papel fundamental, permitiendo a los partidos y candidatos adaptar sus mensajes y estrategias a diferentes grupos demográficos, como explica Daniel Kreiss en el capítulo 14. En sus redes sociales, los votantes pueden encontrar tanto publicidad política legítima como desinformación. En el capítulo 13, Víctor García-Perdomo reflexiona sobre cómo las organizaciones contrarias al acuerdo de paz en Colombia distribuyeron noticias falsas en las redes sociales para persuadir a los ciudadanos de que votaran en contra del acuerdo entre el gobierno y la guerrilla de las FARC. Las dimensiones sociales y políticas del entorno digital también son evidentes en la forma en que los organismos públicos y las empresas privadas hacen seguimiento de información, como el historial educativo y laboral de las personas, los informes financieros y los antecedentes penales. Estos datos, a veces recogidos sin consentimiento, pueden utilizarse para denegar préstamos y oportunidades de trabajo o para aumentar la vigilancia policial, con consecuencias potencialmente trágicas para las personas implicadas.
Más adelante notaremos algo sobre el racismo y el machismo: En el capítulo 4, Brooke Foucault Welles analiza cómo, en su trabajo con Sarah Jackson y Moya Bailey, descubrieron que gracias a los medios sociales el movimiento Black Lives Matter pudo transmitir las perspectivas de los miembros de la comunidad y de los manifestantes, que luego fueron amplificadas por los medios tradicionales. La comunicación en los medios sociales informó a los artículos periodísticos, lo que, a su vez, tuvo un efecto poderoso en el modo en que las audiencias llegaron a entender las protestas, “incluyendo el enmarcarlas como justificadas y necesarias para lograr el cambio social”. Pero el conflicto en el entorno digital no es patrimonio exclusivo de las causas progresistas: las prácticas agonísticas también pueden ser desplegadas por los actores de extrema derecha. En el capítulo 15, Jennifer Earl analiza cómo los movimientos de la altright utilizan el entorno online para reclutar participantes, incluso confundiendo sus identidades y difundiendo información errónea y desinformación para lograr su objetivo. Del mismo modo, Sarah Banet-Weiser explica en el capítulo 5 que el auge del feminismo popular en línea fue contrarrestado por una misoginia popular reactiva también en red, que caracteriza el empoderamiento de las mujeres como un peligro para la sociedad. Reflexiona sobre la relación de esta misoginia popular con el auge de los candidatos y gobiernos de derechas en los Estados Unidos, Brasil y Hungría, que también han utilizado internet para ganar terreno en la esfera política. En Estados Unidos, precisamente en estas horas ha aparecido una polémica frase de su candidato a presidente Donald Trump “Kamala Harris no debe ser presidente porque es mujer y socialista”. Aunque la frase sería de 2020, no quita el pensamiento que tiene quien gobernó el país más poderoso del mundo entre 2017 y 2021.
Todo este mundo de redes sociales, virtualidad, desinformación y odio está escalando cada vez más. Y no es extraño que esas palabras que mencionamos al comienzo, sean más comunes de lo habitual. Y son las que aparecen envueltas en los colores americanos, en el principio del film Nación asesina del año 2018… que haya sido durante la presidencia de Trump, no es casualidad. Y también es lo que pasará en poco menos de 120 minutos de metraje. El guionista y director Sam Levinson crea una película anárquica, caótica, bella e hipnótica, donde nada (y todo) es lo que parece. El hijo de Barry Levinson (director de Rain Man, entre otras) que ya había sorprendido en Sundance ganando el mejor guión con su ópera prima Another Happy Day, sorprende con una película multi género. Y lleno de homenajes. El comienzo, con un triciclo rodando por el medio de la calle es el primero de varios de ellos. Y también una respuesta a lo que va a venir, con la careta de ese nene con los colores de la bandera americana. La historia sigue a cuatro amigas de la secundaria, Lily Colson será la narradora y quien nos presentará a sus 3 mejores amigas Em, Bex y Sarah. Estaremos ante una película que estará claramente dividida en dos partes. En el comienzo, será la presentación de las protagonistas, la cámara irá de acá para allá, el montaje será frenético y veremos hasta tres historias a la vez dividida en la pantalla, generalmente en colores azul, blanco y rojo, como la bandera estadounidense. La música elegida por Ian Hultquist se inspira en música pop, rap o electrónica al estilo Air, Kanye West o Lana del Rey, en los que por momentos se asemejará a un videoclip musical, ésta se adaptará al momento de la película, desde lo tranquilo a lo explosivo. La segunda parte todo se volverá más oscuro, la música más atemorizante, la cámara perderá el ritmo mientras habrá algunos planos secuencia que sumarán para contar la historia, el rojo se transformará en un color clave en los fotogramas y las escenas de acción harán recordar inmediatamente a Tarantino, por esa violencia exacerbada pero hecho adrede.
El
director trabajará con una diversidad de planos que contribuyen a la
continuidad de la historia, desde primeros planos de los protagonistas hasta
planos generales del pueblo o de la escuela. La fotografía será más bien cálida
en ciertos momentos, recordando films del estilo Blade Runner y habrá un
contraste intenso entre luces y sombras. Utilizará luces de neón para crear un
clima más penetrante, sobre todo en esa primera hora de película. También se
servirá de la profundidad de campo para enfocarse más en los protagonistas. El
film mostrará la importancia de las redes sociales, la viralización de ciertas
acciones, el odio desde el anonimato, el escrache y todo se prenderá fuego. El
pueblo de Salem, recordará la caza de brujas y el nivel de violencia irá
escalando. La película se transformará en un alegato feminista pero antes de
eso, habrá muchas cosas para atender. Será una mordaz crítica a la sociedad
americana (aunque en algunos casos puede ser cualquier otra), a la moralidad,
al contrato social establecido y al modelo de familia americana en sí. No
estarán a salvo la escuela, la iglesia, la política y mucho menos la policía.
Será un testimonio en contra del anonimato escondido detrás de un teclado,
simbolizado en las máscaras y un abrazo a la lucha por la identidad de género.
La caza de brujas hará efecto inmediato pero la disputa seguirá hasta último
momento. Como en muchos casos vemos que ciertos dinosaurios no desaparecieron, los
que parecían muertos reviven y las palabras que dijimos al comienzo se vuelven
moneda corriente, para que todo se transforme en un apocalipsis zombie.
Marcelo
De Nicola.-
Canción
post impresiones
UNIVERSO LEVINSON
Samuel “Sam” Levinson, nació el 8 de enero de 1985, hijo de Diana Rhodes y
del reconocido actor y director Barry Levinson (Buenos días Vietnam, Rain Man,
Avalon, Bugsy, Sleepers, Mentiras que matan, etc). Empezó como actor en el film
Toys dirigidos por su padre a los 8
años. Si debut detrás de las cámaras fue con el film Otro día feliz, con Ellen
Barkin, Ellen Burstyn y Demi Moore, entre otros protagonistas, sobre una
caótica familia y las desaveniencias durante la boda de uno de los hijos. Ganó
el premio al mejor guión en Sundance.
Su segundo film es Nación asesina.
Luego creó y dirigió varios capítulos de Euphoria,
una de las series del momento. Su protagonista, Zendaya, filmó su tercer largometraje: Malcolm y Marie, junto a John
David Washington, filmado durante la pandemia de coronavirus, el film trata
sobre la relación de un director de cine y su novia es puesta a prueba cuando
regresan a casa tras el estreno de su película y esperan las reacciones de los
críticos. Escribió el guión en seis días (a pedido de Zendaya, debido al parate
de la serie) y la rodó en una casa privada durante la pandemia. El año pasado
creó y dirigió The Idol, una serie
sobre música y erotismo de 5 capítulos, con Lily-Rose Depp y Le Weekend.
FICHA TÉCNICA
Título original:
Assassination Nation
Año: 2018
Duración: 110
min.
País: Estados
Unidos
Dirección: Sam
Levinson
Guion: Sam
Levinson
Reparto: Odessa Young, Hari Nef, Suki
Waterhouse, Abra, Colman Domingo, Bill Skarsgård, Joel McHale, Anika Noni Rose,
Bella Thorne, Maude Apatow, Cody Christian, Danny Ramirez
Música: Ian
Hultquist
Fotografía: Marcell
Rév
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