SINOPSIS
Julien es un esquizofrénico que trabaja como ayudante
en una escuela para ciegos. Vive con su hermana Pearl, que está embarazada y
que no quiere decir quién es el padre, su hermano Chris, su abuela y su
dominante padre. La lucha interna del muchacho se va desarrollando a través de
encuentros con otros singulares personajes que se cruzan en su vida.
(FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Experimentamos una vida en la cual percibimos cierta
continuidad del tiempo. El océano de las horas transcurre irremediablemente.
Entendemos, de alguna manera, una linealidad que jerarquiza y clasifica los
hechos. Ayer. Hoy. Mañana. Palabras compuestas por fonemas que se desarrollan,
que existen, en el tiempo. En un tiempo lineal en donde cobran un sentido. Pero
lo cierto es que vivimos fragmentados. Vivimos en un caos absoluto y nuestro
gran error es haber buscado en toda nuestra historia huir de él. Escapar del
caos. Correr más rápido. Huir de los grises porque las certezas nos
tranquilizan en un mundo que se derrumba a nuestro lado. Un mundo que se cae y
se transforma. Un mundo al que traducimos a nuestro idioma para entenderlo,
para poseerlo. Armamos una narración que lo relate, que sea lineal cuando nada
lo es. Vivimos fragmentados. Experimentamos partes del todo y lo completamos.
¿Cuál es entonces el sentido de todo esto si son solo fragmentos, percepciones
fraccionadas que ordenamos para hacer funcional un caos que nos excede? Un sentido,
sin ningún sentido que podría tener cualquier otro sentido.
Correr más rápido. Escapar del caos. Hoy. Palabras
compuestas por fonemas que se desarrollan, que existen en el tiempo. En un
tiempo lineal en donde cobran un sentido. El océano de las horas transcurre
irremediablemente. Vivimos fragmentados. Armamos una narración que lo relate,
que sea lineal cuando nada lo es. Mañana. Ayer. Huir de los grises porque las
certezas nos tranquilizan en un mundo que se derrumba a nuestro lado. Un mundo
al que traducimos a nuestro idioma para entenderlo, para poseerlo. Un mundo que
se cae y se transforma. Un sentido, sin ningún sentido que podría tener
cualquier otro sentido. Pero lo cierto es que vivimos fragmentados. Vivimos en
un caos absoluto y nuestro gran error es haber buscado en toda nuestra historio
huir de él. Experimentamos partes del todo y lo completamos. Entendemos, de
alguna manera, una linealidad que jerarquiza y clasifica los hechos.
Experimentamos una vida en la cual percibimos cierta continuidad del tiempo.
¿Cuál es entonces el sentido de todo esto si son solo fragmentos, percepciones
fraccionadas que ordenamos para hacer funcional un caos que nos excede?
Escapar rápido. Huir de él. Hoy. Mañana. Ayer. Existen
en el tiempo los grises. Nuestro gran error es haber buscado fonemas que se
desarrollan en un tiempo lineal. Palabras compuestas por un mundo que se cae y
se transforma. Un caos absoluto. Una vida en el océano de las horas. Correr.
Huir. ¿Cuál es entonces el sentido de todo esto? Completamos las certezas que
se derrumba a nuestro lado. Vivimos un mundo al que traducimos para hacer
funcional todo nuestro caos. Vivimos “por lo cierto”, irremediablemente. Nos
tranquiliza una narración cuando nada lo es. Experimentamos toda nuestra
historia para poseer lo que nos excede. Un sentido que ordenamos, que podría tener
cualquier otro sentido.
Lucas Itze.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE JULIEN DONKEY-BOY
El caos reina. El mundo se paraliza y se vuelve loco. La gente camina de aquí para allá sin saber bien cuál es su destino. Autómatas que funcionan como seres sin sentidos. El humo va apagando el color de las ciudades, que lentamente se vuelven grises. Bombas que estallan en distintos puntos. Gente que pide comida en las calles. Otros que gritan verdades que se niegan a ser escuchadas. Marchas aquí, marchas allá. Represión. Muchos los ven desde sus televisores LED último modelo. Más acá, en el fango, algunos tratan de dormir en unos colchones inventados con papeles y cartones. Todo por el mismo precio. La locura empieza a transformarse en algo más inherente al ser humano. Las miradas se pierden en pasadizos oscuros. Los edificios se construyen y se derrumban en un aleteo de un pájaro. La fe se transforma en desesperanza. La muerte siempre al acecho, con la bandeja llena pero aun con hambre. ¿Qué mundo es este que les estamos dejando a nuestros nietos? Se pregunta un abuelo mirando como la basura se junta por la ventisca. No queda nada. Ya no hay más nada que nos pueda salvar. Estamos en un camino directo hacia el infierno. Aunque ya sabemos que muchos de nuestros amigos están allí. Quizás queremos llegar a ellos antes de que sea demasiado tarde. Ni nosotros mismos lo sabemos. Si sabemos que los marginados serán los de siempre. Los disfuncionales, los locos, los que van en contra de la norma, serán siempre mirados de reojo. Por miedo, por temor a convertirnos en ellos, que están escondidos bajo las alfombras de estas sociedades dañadas pero efectivas.
Están ahí pero no los vemos, entonces tiene que venir alguien con las bolas bien puestas para sacarle la careta a esta sociedad aburguesada y decirnos de frente: “mírenlos a los ojos, descubran su poesía en esas miradas perdidas, encuentren el corazón detrás de esas prendas desvencijadas y entiendan que el infierno, si es que lo hay, será igual para todos”. Justamente “el caos reina” es la frase que tiene nuestro amigo Lars Von Trier en la puerta de su despacho, frase misma que utilizó para uno de sus capítulos en su magnífico film Anticristo. Como dijimos el programa pasado, Von Trier fue uno de los creadores del movimiento Dogma 95, que en 1999 por primera vez cruzó el océano y llegó a tierras americanas. Guionista de la célebre y polémica Kids, Harmony Korine sabía que ese manifiesto le serviría mucho para crear una historia delicada y con reminiscencias familiares, como lo fue Julien Donkey-Boy. La película arranca con una mujer patinando con música de fondo y luego de un corte rápido, sentiremos el aliento y veremos por primera vez al protagonista, Julien, de quien el film toma su nombre. Julien es un esquizofrénico que es asistente en un hogar para ciegos y convive con su familia disfuncional: su padre alemán, nazi y dominante, su abuela que solo se relaciona con su perro, su hermano atleta y su hermana embarazada que, a la larga, es la única que se preocupa por él. El guion será un conjunto de imágenes que por momentos parecen estar intercaladas de una manera tal para atormentar al público. Como las convenciones del Dogma lo indican, tendrá una fotografía natural y absolutamente estética.
Las imágenes parecerán granuladas y los desenfoques
estarán a la orden del día. La cámara en mano tendrá movimientos incesantes
durante la mayor parte del metraje, lo que hace al espectador ser parte de ese
infierno que padece el protagonista. Servirá también como una testigo del
relato. También habrá fotografías fijas y repetición de secuencias que el
montaje transformará en cortes fragmentados y abruptos para confirmar su punto
de vista obsesivo. Los encuadres y los planos confirmarán esa teoría mientras
los personajes realizan actos por momentos absurdos. La música no siempre será
diegética por lo que se romperá una de las normas del Dogma aunque, a pesar de
todo, el film fue aceptado por el movimiento. El director bucea en lo más
profundo de esa sociedad americana que la tele no muestra, donde el padre (el
siempre genial Werner Herzog) busca para sus hijos el famoso sueño americano.
Contrariamente, sus personajes son los marginados (locos, enfermos, ciegos,
tullidos) y lo hace transmitiéndolo de una manera estéticamente fea, en el que
no quieres pertenecer de ninguna manera a ese sitio. La violencia, la soledad,
el sexo y la muerte se entremezclan de la forma más retorcida posible. Korine
lo sabe. Y también sabe que son seres invisibles para la sociedad. “Estoy más
interesado en los personajes obsesivos o en la gente que vive fuera de cierto
entorno social. Gente que es infeliz con lo que vive a su alrededor, por lo que
decide inventarse su propia vida. Gente que sueña, gente que crea su propio
lenguaje” dijo en una entrevista para la Bizarre Magazine británica. Entonces,
quizás organizarse en un mundo donde el caos reina parece ser el objetivo de
sus protagonistas. Hacer equilibrio para no caer como el resumen de la analogía
que nos muestran algunas imágenes. Y quizás encontrar un atisbo de poesía en
medio de ese verdadero caos, parece ser la única salida.
Marcelo De Nicola.-
Canción post impresiones
UNIVERSO KORINE
Nació en California el 4 de enero de 1973. Es el hijo de Eve y Sol Korine. A la edad de 5 años, Korine se mudó con su familia a la costa este de los Estados Unidos, concretamente a Nashville (Tennessee), lugar donde pasó su juventud. Desde muy pequeño sintió pasión por el cine, dedicando sus ratos libres a ver películas de Rainer Werner Fassbinder, Douglas Sirk, Jean-Luc Godard o Werner Herzog, el cual aparecería en la futura película de Korine Julien Donkey-Boy. Al cumplir la mayoría de edad, se trasladó a Nueva York, donde comenzó a estudiar escritura dramática en el Tisch School of the Arts, dejándolo por su interés en el baile de tap profesional. Recién llegado a la Gran Manzana, se topó con el director y fotógrafo Larry Clark en el Square Park de Washington, en el que Korine practicaba habitualmente skate con sus amigos. Este le llamó la atención a Clark, que le tomó una serie de fotografías. Comenzaron a hablar y Korine le mostró un guion que había escrito recientemente. Le gustó tanto que le sugirió que escribiese un nuevo guion, que finalmente se convertiría en el de la película Kids, dirigida por el mismo Clark. Después de esto, ambos entablaron una estrecha relación y Clark pasó a ser el mentor de Korine. Tras el estreno de Kids, que generó bastante controversia y polémicas debido a sus escenas de sexo y consumo de drogas por adolescentes, Korine creció y realizó su primer film como director en 1997, Gummo. Se trata de una exploración a lo más profundo y crudo de Estados Unidos, donde las escenas de maltrato a animales se entremezclan con otras de prostitución y abuso sexual sin que haya ninguna continuidad lineal entre ellas. Sus escenas filmadas en vídeo y el manejo del sonido tiñen a la película de una fuerte impronta experimental. Después de esto dirigió el cortometraje El Diario de Anna Frank Parte II, con algunos de los actores no profesionales de Gummo. En 1999, Korine se propuso realizar otra película basada en la vida de su tío esquizofrénico. De aquí nace Julien Donkey-Boy. Este filme pertenece al manifiesto Dogma 95. Julien es interpretado por Ewen Bremner (Trainspotting) y su padre lo interpreta el director Werner Herzog. Tres años más tarde, Larry Clark dirige Ken Park, película basada en un guion de Korine que se narra la vida y los problemas de un grupo de amigos adolescentes. Fue prohibido en algunos países debido a sus explícitas escenas de sexo entre los jóvenes, así como de abusos y violencia. Korine no participó en la producción de Ken Park a causa de algunas diferencias con el director.
Tras unos años sin tener noticias del director, en 2006 revive
con su tercera película, Mr. Lonely.
La cinta cuenta la historia de un hombre que dedica su vida a imitar a Michael Jackson, y que se va a vivir a
una isla de imitadores, contando con la presencia de Marilyn Monroe, Charlie
Chaplin y James Dean, entre
otros. Se trata de su película mejor aceptada hasta el momento, ya que ablanda
el dramatismo de la historia y no hay escenas tan extremas como en las
anteriores. En el certamen del Festival Internacional de Cine de Toronto de
2009 se estrenó película Trash Humpers,
pudiendo verse por primera vez en España en el 47° certamen del Festival de
Cine de Gijón, se trata de una historia de narrativa no tradicional -se trata
de un cine muy alejado del comercial en cuanto a estética y guión- que retrata
personajes esperpénticos que han abandonado las normas convencionales, y que
muchas veces son la envidia de aquellos que se rigen por el contrato social. En
2012 creó Spring Breakers, que
expone el "sueño americano" de una manera cruda e impactante, sobre
cuatro jóvenes integrantes que terminan en la cárcel luego de un allanamiento
por drogas en su casa. Un joven traficante, que ve en ellas posibles
delincuentes, las saca bajo fianza. Su último film hasta el momento es Rimas y Alcohol que sigue las
hilarantes desventuras de Moondog, un hombre rebelde y adorable que vive la
vida a lo grande. Además de sus
proyectos cinematográficos, Korine realizó otros en diferentes campos
comunicativos. Publicó en 1998 un libro titulado A Crack Up at the Race Riots. En 2002 colaboró en la realización de Pass the Bitch Chicken, con una serie
de fotografías. También dirigió una serie de videos musicales, entre los que
están “Living Proof” de Cat Power, “Sunday” de Sonic Youth, “Workhorse” de Will
Oldham y “Needed Me” de Rihanna.
FICHA
TÉCNICA
Título original: Julien Donkey-Boy
Año: 1999
Duración: 101 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Harmony Korine
Guion:
Harmony Korine
Fotografía:
Anthony Dod Mantle
Reparto:
Chloë Sevigni, Ewen Bremner, Werner Herzog, Evan Neumann, Joyce Korine.
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