miércoles, 28 de octubre de 2020

TIMBUKTU

PROGRAMA 302 (09-10-2020)

 

SINOPSIS

 

Año 2012, la ciudad maliense de Tombuctú ha caído en manos de extremistas religiosos. Kidane vive tranquilamente en las dunas con su esposa Satima, su hija Toya e Issam, un niño pastor de 12 años. Pero en la ciudad los habitantes padecen el régimen de terror impuesto por los yihadistas: prohibido escuchar música, reír, fumar e incluso jugar al fútbol. Las mujeres se han convertido en sombras que intentan resistir con dignidad. Cada día, unos tribunales islamistas improvisados lanzan sentencias tan absurdas como trágicas. El caos que reina en Tombuctú no parece afectar a Kidane hasta el día en que accidentalmente mata a Amadou, un pescador que ha acabado con la vida de su vaca favorita. Ahora debe enfrentarse a las leyes impuestas por los ocupantes extranjeros. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Avanza el mar sin piedad, nuestros talones ya saborean la salada muerte, huyen despavoridas todas nuestras intenciones individualistas construidas con el mismo barro que talló aquel futuro prometedor y que hoy se derrite en el horizonte de nuestras narices. La humedad corroe los cimientos, amenazando todo lo que creíamos indestructible. Quisiéramos estar más cerca pero no logramos atravesar los muros de los idiomas y dialectos. Nos ahoga por debajo el agua y por encima las pesadas palabras que caen junto al resto de las mentiras. Babilonia tan lejana como los años que nos separan de aquella gesta. La vida, aquella mueca servida en mi copa. En el incendio de estos micrófonos que cauterizan nuestras palabras y las vuelven inmortales. Posándose junto a la mesa cada vez que nos miramos  y sin decir más que salud, nuestros ojos se inundan de aquel néctar de felicidad hecha con la misma sustancia que por un lado nos recuerda lo vivo que estamos y por el otro amenaza con hundirnos. 

La música de fondo, ilumina todo lo que en miles de años no pudimos alumbrar con las palabras. Marcando en su pulso los secretos del universo. Mis amigos, hermanos con los que creamos los rituales que logran opacar por instantes la molesta presencia de la muerte. Nuestras piernas ya sienten el espesor del agua, pero seguimos caminando. Nada nos desalienta porque hay un acorde sonando allá a lo lejos esperando recibirnos para regalarnos aquel segundo infinito. Seguiremos caminando ante cualquier inclemencia creyendo siempre en la verdad de nuestros pasos. Descansando del temor en la compañía profunda de aquellas palabras que son abrazos. Respirando bocanadas de aire puro que son carcajadas. Sellando con fuego la poderosa lealtad que acompaña cada brindis. Sabiendo que nos apagamos pero con la misma intensidad que el sol. Jugando a crear un idioma universal que se entiende solo en el calor de esta fogata, en el oscuro silencio de una noche demasiado larga.

 

Alan Beneitez.

 

Canción elegida para la editorial


 

IMPRESIONES SOBRE TIMBUKTU

 


El desierto asoma como un mundo implacable. El ser humano se transforma es algo diminuto frente a tanta inmensidad. En este universo de cemento donde vivimos, lo vemos como algo lejano e intransitable. Tan lejano como África. Del continente negro nos acordamos quizás cuando vemos algún deporte por televisión o cuando esa misma caja boba nos informa sobre hambrunas, guerras civiles o barcas que se hundieron antes de llegar a Europa. O quizás cada tanto nos encontramos con documentales sobre los hermosos animales que habitan sus territorios. Parece otro mundo. Con su Dios hablando otro idioma y alienando otras mentes. Por esa zona tenemos dos países vecinos de gran influencia árabe y francesa. Por un lado Mauritania, que proviene de una antigua región del mismo nombre, donde habitaba el pueblo bereber y los romanos los conocían como mauri antes de anexionarlo a su Reino. Por el otro, Malí, que también fue un parte de un reino antiguo del mismo nombre que habitaban los Manden (también llamados Mandinga) entre los siglos XIII y XVII. En el primer país nació el cineasta Abderrahmane Sissako, quien puso a su nación en festivales de cine gracias al film Timbuktu. En el segundo país es donde está ambientada la película y se sucedieron varios de los hechos que rodean su historia. Una gacela corre por el árido desierto. Escucharemos disparos que hablan más que cualquier voz. Provienen de una camioneta. Luego veremos artesanías locales siendo objetos de pruebas para esos hombres. Es la paz que se acaba. Así comienza el film de Sissako, quien contará una historia lineal y también coral, ya que cuenta con múltiples conexiones no relacionadas entre sí, pero creando el orbe catastrófico que los une. Será entonces cuando aparezcan los extremistas quienes por megáfono anunciarán a la población medidas tan ridículas como ancestrales: prohibición de la música, del fútbol, de fumar y donde las mujeres además de taparse el rostro tendrán que usar guantes o calcetines. La muerte del arte y de la cultura. La mujer como un fantasma. 

Conoceremos a Kidane, un pastor que vive con su esposa Satima, su hija Toya y un niño huérfano llamado Issam. La familia vive en las dunas, alejada del pueblo, tranquilamente en sus jaimas, esas carpas de cuero utilizadas por los nómades árabes. En él se centrará la historia y es quien llevará a cargo la curva dramática del film, sin ser un protagonista absoluto, porque como mencionamos anteriormente, el director nos irá mostrando la vida de diferentes personajes que habitan entre las casas de barro y las calles de arena. Habrá actores profesionales con otros que no lo son (como la pareja protagonista, ambos músicos) y no se notará diferencia alguna. La película tendrá una fotografía exquisita, contemplando la belleza natural del lugar bajo el rayo del sol con las oscuras y tensas noches donde todos son sospechosos. Quien está detrás de esas maravillas visuales es el tunecino Sofian El Fani, quien un año antes se había encargado de la realista fotografía de La vida de Adele. La música mezclará ritmos occidentales con las típicas melodías africanas, todo a cargo del franco-tunecino Amine Bouafa. Los sonidos de las ventiscas de arena y los grillos por la noche, nos dejarán esa sensación de tensión mientras todo es vigilado. Habrá encuadres muy estudiados y planos de una belleza admirable, como ese plano general con vista al río luego de la pelea entre Kidane y el pescador. El film gana terreno porque nunca cae en los golpes bajos y hasta tiene algunos pasos de comedia, como por ejemplo que el nombre de la vaca que se pierda se llame GPS. 

En un mundo salvaje, serán los niños quienes persigan sus sueños, en forma de pelotas invisibles y goles festejados en una de las escenas más poéticas del film. Serán esas miradas de amor entre la pareja protagonista, que sin decirlo a viva voz uno ya sabe lo que transmiten. ¿De qué sirve huir constantemente? se pregunta Kidane cuando su mujer le menciona que ya todos sus vecinos huyeron, mucho antes del accidente que lo cambiará todo. Porque quizás tanto él, como varios de los personajes que viven allí (la cantante, la loca del pueblo...) prefieren quedarse a pelear en su tierra esperando que todo se detenga un día. Porque el problema no es el Islam sino los extremistas, en este caso Yihadistas, que decidirán como y porque vivir. Donde ellos tendrán camionetas 4x4, celulares y cámaras último modelo y elegirán a quien casar con quien. Y porque aunque también duden, ellos si podrán fumar o mirar a la mujer de otro. Y decidirán que risa importa más, hasta que ya no quede ninguna. Sissako nos mostrará un film político sin realizar propagandas ni adentrándose demasiado. Solo como un mero observador de esa verdad que aqueja a varias partes del planeta. Denunciará que todo fanatismo por la religión será temerario, que no todos los musulmanes son malos como a veces parece mostrarse desde los ojos de occidente. Y sobre todo, que ningún credo tiene la pura verdad. Que el hombre es siempre la principal amenaza, sin importar de donde provenga. Y como tal, es una crítica a la pena de muerte. El círculo se cerrará con la hija de Kidane corriendo. Y su mirada dirá mucho más que cualquier palabra. Y quizás preguntándose porque no la quiere Dios...

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO SISSAKO

 


Abderrahmane Sissako nació en Kifa, Mauritania, el 13 de octubre de 1961. Poco después de su nacimiento, la familia de Sissako emigró a Malí, el país de su padre, donde completó parte de su educación primaria y secundaria. Sissako regresó brevemente a Mauritania, la tierra de su madre, en 1980. Luego se fue a Moscú, donde estudió cine en el Instituto Federal de Cine de 1983 a 1989. Sissako se estableció en Francia a principios de los años 1990. Su primer corto fue en 1991 y se tituló Le jeu y lo realizó con la ayuda del Instituto del Cine del Estado Ruso. Dos años después realiza otro corto: Oktyabr, que sigue a Idrissa, estudiante africano en la URSS, sale de la “zona universitaria” y vive durante una noche la vida de un soviético, en un film algo auto referencial. En 1998 dirige el documental Rostov-Luanda, ahí conoceremos que Abderrahmane Sissako recibió una beca para estudiar cine en Moscú, después de graduarse de la escuela. Para aprender ruso, fue enviado a Rostov en el río Don durante todo un año. En el interminable viaje en tren de Moscú a Rostov, conoció a Baribanga, un estudiante angoleño que iba a la misma escuela de idiomas. Ese año, lejos de casa, los dos africanos se hicieron amigos. Casi dos décadas después, Sissako decide buscar a Baribanga. Rostov-Luanda cuenta dos historias, la búsqueda del amigo perdido hace mucho tiempo, que conduce a un encuentro con la actual Angola. También es una retrospectiva personal, una película sobre la partida y el viaje, desde Mauritania, a Malí y luego a la antigua Unión Soviética, y el nuevo destino de la película, Angola. Su primer largometraje (o mediometraje, ya que dura una hora) de ficción llegó en 1998 bajo el título de La vie sur terre, rodada en Malí, donde el mismo director llega a su pueblo para reencontrarse con su padre y filmar la vida allí, sabiendo que nada ha cambiado para bien aunque llegue el año 2000. 

Su nombre empezó a ser reconocido en festivales cuando dirigió en 2002 Heremakono, la historia de un joven de Mauritania que quiere irse a España, en un pueblo donde ya no puede ni siquiera hablar la lengua de quienes viven allí. Ganó el premio a Mejor Película en nuestro BAFICI, además de ser alabada en Cannes. En 2006 filma Bamako, la historia de una pareja que vive en esa ciudad de Malí mientras África se desangra entre acusaciones al Banco Mundial y al FMI de los males de sus pueblos. Luego realizó algunos cortos para diferentes films de episodios y por último llegó su película más reconocida: Timbuktu, que fue nominada a los Oscars, BAFTA y arraso en los César franceses.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Le chagrin des oiseaux (Timbuktu)

Año: 2014

Duración: 97 min.

País: Mauritania

Dirección: Abderrahmane Sissako

Guion: Abderrahmane Sissako, Kessen Tall

Música: Amin Bouhafa

Fotografía: Sofian El Fani

Reparto: Abel Jafri, Hichem Yacoubi, Kettly Noël, Toulou Kiki, Ibrahim Ahmed, Layla Walet Mohamed, Mehdi A.G. Mohamed, Fatoumata Diawara, Adel Mahmoud Cherif, Salem Dendou, Mamby Kamissoko, Yoro Diakité, Cheik A.G. Emakni, Zikra Oualet Moussa, Weli Cleib

 

PELÍCULA COMPLETA

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