SINOPSIS
Madrid. Manuela,
una madre soltera, ve morir a su hijo el día en que cumple 17 años, por echarse
a correr para conseguir el autógrafo de Huma Rojo, su actriz favorita.
Destrozada, Manuela viaja entonces a Barcelona en busca del padre del chico.
(FILMAFFINITY)
EDITORIAL
San Telmo, la
noche empieza a empuñar sus armas. Una calle se corta en un pequeño pasaje.
Cientos de adoquines permanecen inmutables. La lluvia moja las baldosas flojas
que serán testigos de alguna puteada al aire. El olor a un faso atrae ciertas
miradas. Las luces del patrullero titilan con más vehemencia. La vida empieza a
destruirse a medida que avanza la madrugada. La tristeza se abraza a cada copa
vacía. Afuera de los bares están ellas esperando a algún cliente. Ellas que
pueden ser ellos. Y ellos que pretenden ser ellas. Nada se pierde, todo se
transforma diría algún verso. Y a medida que pasan las noches, van
desapareciendo, palabra que luego nos dará escalofríos. Desde lejos retumban
viejos tacones. Los teatros van cerrando sus puertas y sus estrellas buscan
lugares donde guarecerse. Las familias se esconden de la oscuridad y buscan
purificarse saludando al galán de moda. Es épocas de silencios y aquí no ha
pasado nada. Otros eligen drogas para escapar de esa realidad enfermiza. Son
los herederos de los nadies. Los olvidados de siempre. Que quizás busquen solo
un poco de amor.
Algo tan simple pero tan lejano. En ciertos sitios el amor
viene en cómodas cuotas. En otros se emparentará con violencia, locura y
muerte. La vida misma, una fotocopia humillante de conocidos escenarios. La
quietud de la noche empieza a alejar los fantasmas. Los primeros rayos de sol
emergen sin herederos porque las nubes les impiden el paso. El sonido de los
colectivos y el smog porteño ganarán la partida. La ciudad se despierta y San
Telmo le da paso al microcentro. Y la plaza del pueblo se llena de gente
mientras las palomas hacen sus acrobacias al pasar. Y allá están ellas. Ellas y
su plaza. Ellas y sus marchas. Ellas como sinónimos de madres. Y como símbolo
de una pérdida. Y las piezas que se unen como un rompecabezas. Y los años
pasan. Y la Plaza queda. Y las muertes siguen. Y San Telmo muere y renace. Y
nosotros nacemos hijos. Y nuestras madres luchan. Y sus sueldos no alcanzan. Y
su sonrisa queda. Porque al fin y al cabo todos venimos desde el mismo lugar. Y
por ellas brindamos en cada año que comienza. Y en cada brindis les ofreceremos
nuestro corazón.
Marcelo
De Nicola.-
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE TODO SOBRE MI MADRE
Se ha dicho, y en más de una ocasión hasta
lo hemos discutido en este mismo foro, que el pasado, queramos o no, condena a
una identidad. A través de estos micrófonos, y también seguro desde cualquier
otra mesa, han escuchado aquello que dice que el desarrollo de la identidad se
da sobre los pilares de la centralización narrativa de experiencias pasadas,
pero también sobre la narración especulativa de lo que se continuará siendo.
Quien les habla posee una identidad tan atada a su pasado que por mucho que se
esfuerce, jamás podrá florecer soberbiamente por entre la tierra y ostentar
ante la potencia del sol sus colores enfurecidos. Entendemos de esta manera,
entonces, que la idea de identidad se relaciona íntimamente con el concepto de
límite. Tal como lo denunciara nuestro gran amigo el filósofo de Salamanca, el pasado clavará sus uñas allí en el
futuro, infectándolo y proyectándose. Allí entonces se levantaran aquellos
muros inescrupulosos de los límites que separaran al caminante de la sorpresa.
Ya no serán los estímulos aquellos vagabundos del tiempo, sin destinos ni
definiciones, urgentes de peligros y salvajismo. En cambio habrá la soberbia
especulativa de quien enuncia, aquella mano fría y gris del orden. Surgirá de
manera que simulará la espontaneidad de lo natural, el plan. Aquella conquista
de un futuro improbable funcionará como un claro fármaco ante esas almas
deseosas de certezas y seguridades.
Planificar mata al ser desde su esencia más
profunda. Es el intento desesperado de transcender para evitar de alguna forma
a la muerte. Es otorgarle de manera fantasiosa a nuestra existencia un mañana,
un después de este ahora que tanto no promete. Tal como decía Stuart Mill, el desconocimiento del
futuro es indispensable para la vida en sociedad. Todos nuestros pensamientos,
todas nuestras lógicas, todos los pilares de nuestra civilización y todas
nuestras construcciones mentales descansan sobre el desconocimiento del futuro.
Conocerlo, aventurarlo es no haber comprendido jamás el juego. ¿Qué hubiera sido
de Manuela, aquel personaje repleto de fortaleza que protagoniza el film Todo sobre mi madre del amigo Almodóvar, que hubiera sido de sus
decisiones de haber sabido los desenlaces futuros, todas sus consecuencias? El
film será una joya con aquel sello único e inconfundible que Pedro tan bien
sabe retratar. Lo notaremos en la fotografía y el arte que el relato trabaja,
repleto de rojos y verdes intensos, de objetos con aroma a los setenta, con
ambientes inteligentemente cargados y artísticamente encuadrados. La cinta
comenzará dando una gran pista sobre la trama. La cámara recorrerá en plano
detalle, a través de un teleobjetivo que se encargará de focalizar nuestra
atención sobre el objeto reduciendo en ese sentido la profundidad de campo de
la toma, la bolsa de un suero la cual deformará la luz generando diversas
figuras.
Se sobreimprimirán los nombres de actores y equipo técnico sobre esta
imagen con un efecto que simulará la deformación por agua y con esto fraguará
de alguna manera aquel icono por excelencia de la identidad que es nuestro
nombre. Ya desde los títulos entonces Pedro nos adelantará el conflicto. El
relato, asimismo, estará llevado adelante por personajes sacados de aquel mundo
interno del propio Almodóvar. Encontraremos entre ellos los excesos, la
diversidad sexual, la increíble fortaleza de los personajes femeninos, capaces
de perderlo todo y aun así seguir caminando. La estructura narrativa será
lineal y se buscará el dinamismo del relato a través de la dosificación del
conflicto y en particular del uso de la herramienta de la elipsis que ayudara a
relatar en una hora cuarenta y cinco una cantidad considerable de años y de
idas y venidas. El film planteara conflictos y problemáticas desde su subtramas
que recién hoy, veinte años después, son abordados con naturalidad y seriedad
por distintas obras. Pedro nos hablará por medio de estos personajes tan
tridimensionales, tan orgánicos, tan viscerales y alejados de los grises, sobre
la violencia de género, el sida, el aborto, la violencia familiar, la
prostitución, el travestismo, el lesbianismo, las angustias y por qué no la
venganza y el perdón. Temáticas todas que forman parte imprescindible de su
universo creador.
El relato estará estructurado en tres actos claramente
divididos por dos grandes, pesados y angustiosos puntos de giros y estas
sensaciones se repetirán a lo largo de toda la cinta con excepción de alguna
que otra sonrisa que asomará contadas veces mientras secamos nuestras lágrimas.
El conflicto será denso de sobrellevar y nos impregnará de una profunda
tristeza aunque en su resolución, luego del tercer acto, Almodóvar dejara un
mensaje que tal vez hoy, con las herramientas que contamos, podemos descifrar
con más claridad. Gracias a las luchas feministas que aunque datan de varios
años, tal vez en estos últimos lograron la visibilidad necesaria; gracias a la
pelea dada por los movimientos de diversidad sexual, intersexuales, diversidad
cultural y la idea que se expresó a través de los votos de las últimas
elecciones, de que el país y la sociedad que queremos es una más rica en cuanto
a la aceptación de las diferencias, que incluya a todos, todas y todes, podemos
darnos cuenta que tal vez hayamos ganado más libertad al plantearnos con
sinceridad y seriedad aquel concepto de identidad del que hablábamos al
comienzo, presentándolo ya no arrastrado por un pasado limitador sino
enriquecido y fortalecido por un presente inclusivo y respetuoso de las
elecciones y diferencias. Esa es la batalla y no descansaremos hasta
ganarla.-
Lucas Itze.-
Canción post impresiones
UNIVERSO ALMODÓVAR
Nacido el 25 de septiembre de 1949 en
Calzada de Calatrava. Se mudó a los 18 años a Madrid donde trabajó durante doce
años como ordenanza en Telefónica, en esa época participaba de un grupo teatral
llamado Los Goliardos, en el que conoció a Carmen Maura, entre otros. También
crea el grupo de punk-glam rock Almodovar y McNamara, junto al músico Fabio
McNamara.
También en esa época escribe sus primeras
novelas y aparece en diferentes revistas o periódicos como El País, Diario
16 y La Luna. Empieza a hacer comics contraculturales que
tuvieron un gran éxito en la ciudad, como fueron Star, El
Vibora y Vibraciones.
Su primer filmación en Super 8 fue el film
amateur Folle... folle... ¡fólleme Tim! La historia trata de
una pobre chica que trabaja en unos grandes almacenes, con un novio ciego que
toca la guitarra. Cuando él se hace famoso, ella se queda también ciega. Luego
hace el corto Salomé. Ambos en el año 1978.
Según muchos analistas, a pesar de que todo
el cine de Almodovar tiene una especie de linealidad y coherencia, se podría
dividir en cuatro etapas:
Etapa experimental: Pepi,
Luci, Bom y otras chicas del montón, con la participación de Carmen
Maura y la aparición de una joven Cecilia Roth. Laberinto
de pasiones, una historia de amor entre una ninfómana y un jeque
árabe, Entre tinieblas, una comedia negra en torno a la religión y
a las drogas, el corto para TV, Tráiler para amantes de lo prohibido y ¿Qué
he hecho yo para merecer esto?, otra comedia negra con la mujer como figura
protagónica.
Etapa de perfeccionamiento formal: Matador,
la historia de un torero que luego de retirarse sigue con ansias de
matar, La ley del deseo, que nos presenta a dos hermanos que se
dedican al mundo del espectáculo, Mujeres al borde de un ataque de
nervios, ¡Átame!, donde una actriz es secuestrada por un
obsesivo fanático, Tacones lejanos, otra gran historia entre madre
e hija con un juez demasiado particular y Kika, la historia de una
maquilladora de carácter ingenuo que un día recibe un encargo muy especial: ha
de maquillar a un muerto, un atractivo fotógrafo llamado Ramón...
Etapa social: La
flor de mi secreto, donde nos muestra a una escritora en crisis, Hable
con ella, donde en una clínica se cruzan la historia de cuatro personas y
la Trilogía de la memoria: Todo sobre mi madre, donde Manuela
pierde a su hijo en el día de su cumpleaños número 17 y decide y a buscar al
padre a Barcelona, Carne trémula, un drama donde dos policías
tienen un enfrentamiento violento con un marginal que venía de tener un
encuentro fortuito con una chica. Ese tiroteo traerá consecuencias dos años
después y La mala educación, película sobre abusos en un colegio
católico.
Etapa introspectiva: Volver,
según las propias palabras de Almodóvar, la película nos habla de «tres
generaciones de mujeres [que] sobreviven al viento solano, al fuego, a la
locura, a la superstición e incluso a la muerte a base de bondad, mentiras y
una vitalidad sin límites, Los abrazos rotos, la historia de un
escritor que queda ciego luego de un accidente de tránsito, La piel que
habito, con Antonio Banderas como un cirujano plástico que
experimenta la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvar a
su mujer de las quemaduras sufridas en un accidente.
Los amantes pasajeros,
un grupo que está en un vuelo a México y que durante el viaje, este sufre una
avería y hace que los pasajeros confiesen sus secretos más oscuros, Julieta,
un film sobre la vida de una mujer y el dolor, la culpa y la pérdida, basada en
los relatos "Destino", "Pronto" y "Silencio", de
la Premio Nobel de literatura canadiense Alice Munro y por último Dolor
y gloria, la historia de un director de cine en el ocaso de su vida, con el
que vuelve a sorprender a la crítica.
FICHA TÉCNICA
Título original: Todo
sobre mi madre
Año: 1999
Duración: 105
min.
País: España
Dirección: Pedro
Almodóvar
Guion: Pedro
Almodóvar
Música: Alberto
Iglesias
Fotografía: Affonso
Beato
Reparto: Cecilia
Roth, Marisa Paredes, Penélope Cruz, Candela Peña, Antonia San Juan, Rosa María
Sardà, Fernando Fernán Gómez, Fernando Guillén, Toni Cantó, Eloy Azorín, Carlos
Lozano, Cayetana Guillén Cuervo