viernes, 8 de abril de 2016

LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS


EDITORIAL LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS

Un banco en un aula. Una oficina vacía. Un departamento olvidado. Un almuerzo incompleto. Miles sonrisas perdidas. Cientos de besos muertos antes de nacer. Fotos que se van borrando con el tiempo, aunque la memoria guarde cada recuerdo en el disco rígido. Y si la memoria nos falla… ¿Qué nos queda?
El invierno hacía crujir el estómago, la noches desde marzo eran cada vez más oscuras, los silencios eran profundos, y las sirenas cada tanto hacían saltar de la cama hasta al más valiente.
Un último beso antes de ir a dar sus clases de literatura a la universidad fue su despedida. Un aroma de café mañanero salía de su boca, derramando unas pequeñas pero imprescindibles lecciones de vida. El tiempo pasó lentamente, ya por la noche no quedaba más que esperar. Mientras, las horas pasaban, el teléfono sonaba, las novedades escaseaban.
Unos ojos escondidos vergonzosa y sádicamente detrás de unos anteojos quedaron tatuados en mis pensamientos. Las noches en la seccional eran eternas, prácticamente desoladoras. Los vecinos se resguardaban adentro y la plaza… ay… ya nadie jugaba en la plaza.


Pronto, el abandono del barrio se hizo inevitable. Las preguntas se multiplicaban. ¿Dónde estaba Dios en ese momento? ¿Si ese Dios tan divino y pagano jugaba para ellos, quien defendía nuestros colores? La iglesia, como siempre pasa en estos casos, evitaba respuestas.
Fueron pasando los años, en cada barrio, en cada pueblo, había una historia similar, pero siempre basados en rumores, nadie tenía ese derecho de gritarle al mundo lo que ocurría.
Un día, después de terminar de dinamitar una generación gracias a una estúpida e inentendible guerra, el sol volvió a salir. Un sol que no brilla como lo hacía antes, porque las lágrimas están más presentes que nunca. Unas lágrimas que atesoran deseos y defienden ideas.
Unas ideas que perduran en la memoria, y que aunque ésta nos falle, estarán ahí para siempre. Como para siempre van a estar ellos, los que lucharon con su vida por un mundo de ideales, y de libertades. Una libertad que fue encerrada por el miedo de esas mentes siniestras que nunca supieron encontrar el significado de la palabra amor. Un amor que perdurará por los años, y dará miles de vuelta a la Plaza, una y otra vez, para que vivan en nuestro recuerdo. Por eso alzamos las copas para decir bien claro que no hay ni olvido ni perdón. Y nos abrazamos gritando como todos los años: Nunca más…


Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES PARA LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS


¿Dónde están los cuerpos? ¿Dónde están los jóvenes apropiados? Ellos lo saben porque fueron partícipes. En todos estos años, pudimos encontrar a algunos de los nietos y nietas, quienes ya pudieron abrazarse con sus familias. Pero faltan muchos más: por eso, porque cientos de jóvenes todavía no conocen su identidad, los seguimos buscando. Tal vez alguno o alguna esté en esta Plaza o alguien que está acá los conoce. Puede pasar, porque están entre nosotros, están en alguna parte… Esto nos decía Estela ayer, 24 de marzo, y al escucharlo, nuestras lágrimas no tardaron en intentar apaciguar aquel sufrimiento inmenso que es la memoria. De pie junto aquella marea interminable de tipos luchando contra el olvido, construyendo esa metonimia cruda y feroz de la lucha que es la plaza de mayo, recordé aquellos versos que decían que el sufrimiento es el dolor del tiempo. La angustia es la memoria del desamparo, y la depresión, apenas una cobardía del cuerpo. El único dolor que confiere nobleza, es la tristeza. La tristeza de recordar que donde antes estaban sus voces, hoy solo nos queda su silencio. La tristeza de aquellas ilusiones ahogándose para siempre en las aguas del odio, de pensar en sus ojos abriéndose para descubrirle al fin el rostro a la muerte. El dolor, como decía Estela, por aquellos tipos que caminan entre nosotros rengueando la pena de una historia extirpada, viviendo en la soledad más absoluta de sonreír le todos los días al asesino de sus recuerdos. 


La pena insoslayable por aquellas semillas que nunca germinaron y a las que el sol jamás pudo iluminar. La memoria es nuestra única arma en esta guerra que impone el olvido. Y fue a favor del recuerdo, a favor de todas aquellas ideas torturadas y asesinadas cobardemente por esas bestias que se alimentan del oscuro odio a la vida, a lo plural, a lo popular, al debate a través de la argumentación e intercambio de ideas, fue a favor de todo aquello que este grupo trajo hoy a esta charla, el film “La lengua de las mariposas” del director José Luis Cuerda. La película trabajará la temática del miedo impuesto a través de la violencia y la prepotencia y sus consecuencias sobre los distintos actores sociales. Se centrará en la relación de Moncho y Don Gregorio, representando en estos dos personajes el futuro y el pasado, la inocencia y la experiencia, respectivamente. Don Gregorio, será el profesor de escuela que vendrá a abrirles las puertas a sus alumnos a un mundo y una realidad que se contrapone con los intereses de una Galicia usurpada y castigada por la dictadura militar de 1936. Planteará Don Gregorio “En el otoño de mi vida, yo debería ser un escéptico. Y en cierto modo lo soy. El lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Pero de algo estoy seguro: si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie les podrá robar ese tesoro.” Será aquel breve pero sentido discurso, el punto de giro del relato. Será a partir de allí, que comenzara la estigmatización, la persecución y el odio por pensar diferente y no solo por eso, sino también por tener el coraje de decirlo. 


Moncho, desde su corta edad, se conmoverá con todas aquellas ideas que lo único que plantean es el valor a la vida, a la naturaleza, ideas que no hacen más que resaltar el invaluable valor que reside en la diferencia. Pero entonces entrará en aquel bosque un viento atroz que acabará con todas las flores, azotará todas las ramas y tapará el sol tras unas nubes oscuras y siniestras. Llegaran los militares con sus fusiles, sus camiones y sus soberbias. Llegaran con sus listas repletas de nombres valiosos. Llegaran sin preguntas, porque lo que buscan no son respuestas, llegaran convidando aquella muerte que navegará en rio del tiempo, a través de nuestra memoria. Y lo unificaran todo, y no darán tiempo a pensar nada. Y se llevaran a los que valen la pena, y el pueblo los entregaran entre insultos y piedras, y Moncho será uno de ellos, gritando entre lágrimas ¡rojo! ¡ateo! Y Gregorio lo mirará y entenderá aquel subtexto. La cámara se quedara en aquellas piedras que nos narraran la triste transición de la inocencia del comienzo en una feroz violencia sin sentido. Y reviviremos la misma tristeza que en la plaza del 24, y nuestras lagrimas caerán en el derrumbe de aquel sueño, caerán por la desaparición forzosa de las voces disidentes y escucharemos aquel grito nacer desde lo más profundo de nuestro ser, porque la memoria, mis queridos amigos, nos duele. ¡Nunca Más! ¡Nunca Más!

Lucas Itze.-

Canción post análisis



UNIVERSO CUERDA


Nacido en 1947 en Albacete, José Luis Cuerda, se recibió de técnico de radiodifusión y televisión. Luego, empezó a trabajar en la Televisión Española en 1969, donde realizó más de 500 reportajes.
Después de diversos cortometrajes en 1982 dirigió su primer largometraje Pares y nones, que le situaría en el ámbito de los directores que cultivan la llamada "comedia madrileña".
Su siguiente película El bosque animado (1987) inaugurará en su carrera una nueva etapa caracterizada por lo que se puede denominar como "humor absurdo". Un mundo fantástico donde habitan ricos y pobres, y lo único que los une es un tren que bordea los caminos del bosque.
Un año después aparecería el trabajo que lo consagra como realizador, además de ser un éxito de taquilla: Amanece, que no es poco (1988). Film de estilo surrealista y absurdo, donde un joven ingeniero español que trabaja en la Universidad de Oklahoma regresa a España para disfrutar de un año sabático. Junto a su padre, llega a un remoto pueblo de la montaña que parece desierto, aunque en realidad todos los vecinos están en misa, como cada día del año.


En 1991 filma La viuda del Capitán Estrada, una historia de amor y muerte basada en la novela de Pedro García Montalvo.
Un año después llega La Marrana, una comedia ambientada en el Siglo XV, donde un hombre vuelve a su pueblo luego de un exilio con una ilusión: comer cerdo. En el trayecto se encuentra con un desertor que tiene una marrana…
En 1993 dirige Tocando fondo, la historia de Fulgencio, un chaval sin oficio ni beneficio, llega a Madrid en 1993 con el propósito de trabajar para su tío Andrés.
Con Así en el cielo como en la tierra (1995) se completa una especie de trilogía con el humor absurdo como elemento común en la que Dios Padre decide enviar a otro Hijo a la Tierra para salvar a la humanidad. Pero Jesucristo no está de acuerdo, pues entonces habría que reescribir la historia. Sin embargo, el principal problema es que en el mundo apenas hay mujeres vírgenes, y las que cumplen el requisito no se dejan convencer por el arcángel San Gabriel.


Con La lengua de las mariposas (1999) presenta una visión tierna y al mismo tiempo descarnada de la Guerra Civil española desde la relación de un niño con su maestro.
En 2006 filma La educación de las hadas, con Ricardo Darín, una historia de amor y desencuentros.


Dos años después dirige Los girasoles ciegos, donde nuevamente hace foco en la Guerra Civil española, y los problemas que ella atrae.
Su último film, titulado Todo es silencio, de 2012, un triángulo amoroso entre un narcotraficante y un policía, enamorados de la misma mujer.
También se destaca en su rol de productor cinematográfico, haciendo este trabajo en varios de sus filmes y en tres largometrajes del director español Alejandro Amenábar (Tesis, Abre los ojos y Los otros); además de ser el guionista de la mayoría de sus producciones detrás de cámaras.

También sonaron en el programa



FICHA TÉCNICA

Título original: La lengua de las mariposas
Año: 1999
Duración: 97 min.
País: España
Director: José Luis Cuerda
Guión: Rafael Azcona, José Luis Cuerda, Manuel Rivas (Novela: Manuel Rivas)
Música: Alejandro Amenábar
Fotografía: Javier Salmones
Reparto: Fernando Fernán Gómez, Manuel Lozano, Uxía Blanco, Gonzalo Uriarte, Alexis de los Santos, Jesús Castejón, Guillermo Toledo, Elena Fernández, Tamar Novas, Tatán, Roberto Vidal Bolaño, Celso Parada, Celso Bugallo, Antonio Lagares.

SINOPSIS


Galicia. Año 1936. Relata la vida de Moncho, un pequeño niño que se incorpora a la escuela. Tímido pero inteligente, Moncho no disfruta de los primeros días, pero por suerte, Don Gregorio, no es sólo un buen maestro, sino que es un fiel compañero y con quien encarnará una hermosa amistad. Todo cambiará cuando el 18 de julio, el alzamiento militar llegue para alterar la vida del pueblo, y cambiar, para siempre, la unión entre el maestro y el alumno…

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