jueves, 16 de abril de 2015

LA VIDA SECRETA DE LAS PALABRAS - THE SECRET LIFE OF WORDS


EDITORIAL

Crucé la línea de fuego. Palpita, aun, mi corazón herido de sorpresivos perdigones. Busco con la mirada mis manos y allí están. Desearía no poder verlas y, sin embargo, se muestran, laten incómodas, me dicen que algo no está bien. Intento sobrellevar ese momento refugiándome en la tibieza de algunas páginas que me enseñan lo necesario que son aquellas heridas. Intento purgar mi sangre en la muerte lenta de mi bolígrafo pero la tristeza reniega ante la escasez de la tinta y entonces me hundo. Pruebo con apagar la luz y lo logro. Aquella habitación oscura me recuerda esas manos generosas que abandoné en una marea de recursos inútiles y lloro ante la certeza de saberlas inalcanzables. Pude haber arañado dos latidos más. Lo sé. Pero ya las puertas de este cementerio cargado de víctimas del egoísmo se encuentran cerradas. Quien pudiera ser héroe manco en la oscuridad. Quien pudiera resucitar aquel instante de gloria en la noche. Yo no puedo. Por eso volveré a observar mis manos. Y si dejan verse, esta vez no habrá salvaciones, solo un adiós a tiempo.


Seguramente vuelva a despertar tarde y saldré corriendo a la calle a treparme a aquella nave hastiada de gente sin calma. Llegaré tarde a los reproches que recibo a diario. Caminaré las mismas cuadras una y otra vez con los 90` sobre mi espalda y saldrán mis lágrimas ignorantes acusando a los malditos años que ataron mi mente a la perdición de lo concreto. Estas manos, condenadas a posarse en el plástico elaborado, querrán estrellarse contra la mandíbula más firme del bar para enseñarme que acostarse sobre el tiempo puede doler demasiado. Pero ya no más. La neblina de una nueva mañana se borrará alguno de estos días y por fin veré a mis manos brindar por el nacimiento de un nuevo olvido. Por un hasta luego a aquella austeridad clarificadora. Por una canción más junto a mi profesor de la lucha por la vida. Las veré convidarle un vaso a la sombra que acecha mi existencia para luego invitarla a matarnos en la calle. Me iré y quedará para siempre el eco de estas manos jugando con la vida secreta de las palabras…

Alan Beneitez

Canción elegida para la editorial



IMPRESIONES PARA LA VIDA SECRETA DE LAS PALABRAS


Alguna vez Oscar Wilde nos desafió diciendo: “Dame una máscara y te diré la verdad”. Intentamos, vanamente, huir del dolor, convenciéndonos de pasados apócrifos, fingiendo presentes improbables, proyectando futuros que nos traicionan al doblar la primera esquina. Transitamos por aquellos caminos ficticios a merced, quizás, de uno de los miedos más temibles y espantosos. No hablo de otra cosa, sino del temor de que aquella mascara caiga y nos descubramos, finalmente, unos impostores. Para acercarle tranquilidad al que esté del otro lado, este que les habla, tuvo la prudencia de servirse de otras mascaras por si tal deshonroso acontecimiento sucediera. Después de todo, quizás la gente no sea más que eso, un devenir de máscaras cayendo, una continua narración de excusas y mentiras, cuyo punto final se escribirá aquel día en que de una vez y para siempre, nos olvidemos de nosotros mismos. 


A pesar de todo aquel extenuante esfuerzo, más tarde o más temprano, el dolor encontrará nuestra puerta. Reconocerá nuestro olor detrás de todo el maquillaje. Danzará a nuestro lado, en aquella comparsa lúgubre y colmará de invierno todo nuestro bosque. Caeremos lentamente en la oscuridad de nuestra noche, como una hoja que se despide de su rama. Abrazaremos a nuestros tertulianos, en aquel liberador ritual del llanto. Sufrientes de finitud, espantados de tiempo. Lloraremos con fuerza, con el mismo temor de Hanna de no poder parar de hacerlo nunca más, y así colmar la habitación y ahogarnos junto a nuestro acompañante. Hanna, aquel personaje, que como cualquiera de nosotros, construyo sus máscaras para huir de sus sombras. La vida Secreta de las Palabras, tendrá una estructura narrativa clásica, respetando los tres actos aristotélicos. Su primer acto, hablo de aquel en el que el guionista se ocupa de presentar a su personaje y el conflicto, será preciso. Veremos un comienzo en donde Isabel Coixet, directora del film, nos dará la información a través de una gran variedad de recursos, todos ellos interesantes. Hanna, y esto se extenderá a casi todo el film, narrará no por lo que dice, sino por lo que calla. 


Allí, en su silencio, arderá su infierno. Veremos, sí, sus máscaras, sus rituales, aquella rutina ineludible, único ancla para encontrar su eje y poder seguir adelante. Coixet metaforizará sus locaciones y trabajará aquellas imágenes retóricas desde el encuadre. Será en ese mismo primer acto, donde la directora nos anticipará el derrumbe que transitará la protagonista con el correr del drama. La veremos salir del trabajo, luego de que la invitaran amablemente a tomarse vacaciones. Caminará hacia su casa. Ella pasará y de fondo se verá incrustado en la tierra, un enorme casco de barco oxidado, la cámara la acompañará en un travelling horizontal hasta detenerse y dejar en cuadro un montículo de escombros. El personaje continuara caminando y saldrá por derecha de pantalla. Luego de unos segundos, fundirá a negro. El mismo juego de imágenes se repetirá al final del film. El fuego que todo lo quema, quizás convierta en una suerte de infierno aquel escenario solitario y lúgubre que es la base en donde transcurre el segundo acto del film. Allí aparecerán nuevos personajes, todos ellos sin nada que perder, sin nada que ganar. Tan estancados como aquel barco que nos hizo pensar en Hanna. Cada uno tendrá su pena y parecerá estar purgándola en aquel sitio olvidado, en aquel lugar sin tiempo ni espacio. Cada uno se jactara de su silencio, y como Hanna, nos contaran sobre ellos sin hacerlo. Finalmente, Hanna hablará y nos contará la historia más triste del mundo. Y lo hará de la peor manera, desde la ternura. Algunas barreras se destruirán convirtiendo ciertas angustias en escombros, dejando infinitas lágrimas. Creando tal vez, nuevas máscaras para mantener lejos esa tristeza.-

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


Cuentan que cuando un silencio
aparecía entre dos
era que pasaba un ángel
que les robaba la voz.


Ella hizo un pacto de sangre
a pesar de mí
No tengo que volver
sangre en la calle, calle


UNIVERSO COIXET


Nacida en Barcelona, estudió Historia Contemporánea en Barcelona, pero fue su trabajo como periodista en la revista Fotograma la que la hizo acercarse al mundo del cine.
Su primer corto fue titulado Mira y verás y fue rodado en el año 1984. Con solo 24 años ruda su primer largo en 1988: Demasiado viejo para morir joven. La historia de dos amigos que se ganan la vida como pueden, siendo mensajero y taxista, respectivamente.
En 1996, ochos años después viaja a Estados Unidos para realizar su segundo film: Cosas que nunca te dije, una historia de amor que tuvo excelentes críticas y fue elegida la mejor película española del año.
Dos años después se interna en el Siglo XVII para filmar A los que aman, otro drama romántico que no tuvo el mismo suceso que el film anterior.
En 2003 dirige el documental Viaje al corazón de la tortura, donde la directora se dirige a diferentes países para entrevistar a víctimas de la tortura.
Ese año dirige Mi vida sin mí, la historia de una joven con una enfermedad terminal que decide elaborar una lista de las cosas que quería hacer antes de morir. El film tuvo excelentes críticas en todo el mundo.


En 2004 participa en el documental Hay Motivo, sobre una crítica al Partido Popular español y luego filma La Vida secreta de las palabras.
En 2006 forma parte del homenaje a Paris en Paris Je T´aime y un año después rueda otro documental titulado Invisibles, junto Wim Wenders, Fernando de Aranoa, entre otros. El segmento de Coixet habla sobre el Mal de Chagas.
Vuelve a la ficción en 2008 cuando filma Elegy, con Ben Kingley y Penélope Cruz, volviendo nuevamente al amor, esta vez entre un profesor y una alumna.
Su amor por Japón la lleva a filmar en 2009 Mapa de los sonidos de Tokio, acerca de una asesina a sueldo interpratada por Rinko Kikuchi.
En 2010 vuelve al documental al hacer un corto titulado Aral, el mar perdido, sobre el cada vez más desierto mar de Aral.
Sigue con documentales en los años siguientes, primero con Escuchando al Juez Garzón, en una entrevista al juez hecha por un periodista, y luego con Marea Blanca, sobre unos trabajadores que fueron a limpiar vertidos tóxicos que dejó un petrolero hundido.
En 2013 dirige Mi otro yo, un thriller sobre una chica que es perseguida por otra que tiene sus rasgos idénticos, y además quiere apropiarse de su propia vida.
También dirige Ayer no termina nunca, un film ubicado en una España hundida en crisis y el reencuentro de una pareja cinco años después de perder a su hijo por una negligencia hospitalaria por culpa de los recortes.
En 2014 filma Aprendiendo a conducir, la historia de una mujer en crisis matrimonial y decide sacar su carnet de conducir. Su profesor, es un hindú que está con los mismos problemas que ella…
Este año se estrena su último film: Nadie quiere la noche, donde una mujer rica va al Polo Norte para encontrarse con su marido explorador y la acompaña una humilde esquimal. Ambas tendrán que unirse para sobrevivir a las bajar temperaturas. Con Juliette Binoche y Rinko Kikuchi.

Todos somos estrellas
Nos vamos desvaneciendo
Solo trata de no preocuparte
Nos verás algún día
Solo toma lo que necesitas
y sigue tu camino,
Y deja de hacer llorar a tu corazón...


Como un borracho necesita un bar
como un preso libertad te necesito.
como un mendigo un poco de pan
como un ciego imaginar te necesito.
y que más , y que más
y que más por este amor


¿Dónde habrá luz en la ciudad?
capaz de iluminar tus sombras
¿Qué habrá detrás de tanta crueldad?
podrán desactivar las bombas


Somos fantasmas peleándole al viento.


FICHA TÉCNICA

Título original: La vida secreta de las palabras (The Secret Life of Words)
Año: 2005
Duración: 120 min.
País: España
Director: Isabel Coixet
Guión: Isabel Coixet
Música: Varios
Fotografía: Jean-Claude Larrieu
Reparto: Sarah Polley, Tim Robbins, Javier Cámara, Sverre Anker Ousdal, Steven MacKintosh, Julie Christie, Eddie Marsan, Christine Inge, Daniel Mays, Dean Lennox Kelly, Danny Cunningham, Emmanuel Idowu, Reg Wilson, Leonor Watling

SINOPSIS

En una plataforma petrolífera, aislada en medio del mar, donde sólo trabajan hombres, ha ocurrido un accidente. Una mujer solitaria y enigmática que intenta huir de su pasado (Sarah Polley) va hasta allí para cuidar de un hombre (Tim Robbins) que se ha quedado temporalmente ciego. Entre ambos nace una extraña intimidad, llena de secretos, verdades, mentiras, humor y dolor. Ninguno saldrá indemne de esta relación que marcará sus vidas para siempre. Una película sobre el peso del pasado.


TRAILER


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