EDITORIAL
Caminamos por las saladas
aguas del mar. Imaginamos como será navegar en el más bello de los océanos.
Descubrimos la tiranía de la tristeza, que invade vilmente los anticuerpos de
nuestra propia felicidad. Recordamos ese instante en que nuestros cuerpos se
fundieron en una horda de pasiones y deseos irrefrenables, para luego dar paso
al placer más profundo. Encontramos en esos pequeños actos la belleza más pura.
Descubrimos que a pesar de que la vida nos patee la cara vergonzosamente, no
podrá doblegar esas memorias. Serán nuestras. Serán guardadas en el arcón de
los recuerdos como si fuera nuestro tesoro más preciado. Y será ayer. Y hoy. O
tal vez mañana. Siento miedo por el mañana. Por no llegar a descubrir que decía
ese papel mojado por la lluvia. Por entender que somos aves de paso, un simple
número de documento, un nombre más en un cementerio añejo. Nos entregamos al
salvaje bocado del ostracismo, que nos desgarra con toda su maldita furia.
Somos presas del odio y de la mentira. Actores secundarios de nuestra propia
película, producidas por la sociedad y dirigidas por los medios más infames.
Escapemos de este guión de telenovela. Hundámonos en el bar más lúgubre del
barrio. Bebamos de la copa menos brillante de todas. Escuchemos al anciano que
siempre está sentado hablando sólo, que seguro tendrá una buena historia para
contar. Dejemos que las risas vuelen al compás de la música. Incitemos a acabar
con la dictadura de las palabras y logremos que ese silencio hable más que
nosotros mismos. Juguemos con nuestros deseos aunque nos griten que es
demasiado tarde.
No amigos, nunca es tarde. Siempre quedará esa pequeña luz que
nos trae la luna para que no nos perdamos en ese laberinto de los pasos
perdidos. Siempre tendremos a alguien que nos enseñará a dar la vida por
nosotros. Siempre lo sabremos al final del show… Siempre. Aunque nunca nos
demos cuenta. Aunque estemos parados sobre la vía, mientras suena la bocina del
tren. Aunque caminemos por el borde de un edificio, mientras las piernas
tiemblan. Crucemos esa vía, bajemos de esa orilla, volvamos a envolvernos de
los recuerdos más poderosos, inmortalizando esa sonrisa, o quizás, alguna mueca
de felicidad luego de un fugaz roce de miradas. Subamos nuevamente a la montaña
rusa de emociones para dejar atrás los túneles más oscuros. Seamos felices
hasta el final, haciendo oídos sordos a los cultores del pesimismo. Es tarde,
el reloj de arena de la vida empieza a llegar a su final. Todo tiene un maldito
final… Ya no siento más miedo, el mañana llegará, lo imaginamos de varias
formas, pero ya me he decidido… lo esperaré con una sonrisa en la cara, y una
copa en la mano, recordando los maravillosos momentos que transitamos por las
calles de Filadelfia.
Marcelo De Nicola
Canción elegida para la
editorial
IMPRESIONES
SOBRE PHILADELPHIA
Fue nuestro querido Jorge Luis quien escribió en aquel
cuento maravilloso titulado “There are more Things” que el hombre olvida que es
un muerto que conversa con muertos. Si nuestras charlas desfallecen en la
velocidad aparente de un mensaje de texto. Si mis ojos se conmueven con las luces
de estrellas ya muertas hace tanto. Si el deseo nos olvidó un día, para
convidarnos con aquella cicuta que es la rutina. Entonces, en su lugar,
apareció la fantasía, esa zanahoria que nos mantiene caminando repletos de
promesas, jurándonos no apartarnos jamás de aquel camino que nadie, nadie
recuerda haber elegido. Me resulta absurdo negar la muerte, ocultar
canallescamente sus pequeños triunfos elaborando mascaras que ya no nos
convencen ni a nosotros mismos. Temerle a aquel cuervo oscuro que nos acompaña
incondicionalmente a nuestra izquierda es el miserable resultado de una vida
abnegada. Deberíamos recibir aquel final con el festejo que se merece.
Deberíamos vivir la vida buscando llegar a aquel punto repletos de luz,
habiendo besado los labios que queríamos, habiendo apartado a la gente que
creímos debería estar lejos, habiendo dicho te amo con sinceridad, mirando
directo a los ojos.
Habiéndonos equivocado todo lo que podíamos, repletos de
barro y de historias. Bajo aquellas circunstancias, no habrá lugar para el
miedo. Nos tocará el hombro, aquella compañera, y le daremos la mano con
dignidad, la misma dignidad que le vimos en la mirada a Andy, aquel abogado interpretado inolvidablemente por Tom Hanks en el film “Philadelphia” devorado cobardemente por
esa fiera hambrienta que es el Sida. La película planteará dos grandes temas
que enferman en el corazón mismo a toda sociedad: la discriminación y los
prejuicios. El relato será riguroso en su cronología, salvo algún que otro
flashback carente de importancia. Esta linealidad temporal, estará supeditada
tanto al desarrollo del juicio por despido sufrido por el protagonista como por
el avance de su enfermedad. El film se servirá del deterioro del personaje para
potenciar más aquella lucha. Andy peleará junto a Miguel, su pareja, hasta el
último momento, con el final de sus fuerzas, con la entereza de alguien que
muere con decoro.
Viviremos el desarrollo de aquel personaje a través de su
curva dramática, tan de cerca que desearemos abrazarlo en aquella despedida. El
film, quizás nos sirva de espejo y logre ponernos en frente alguno de todos
nuestros prejuicios, algunos de todos esos miedos absurdos que nos convierten
en tipos comunes, capaces de perderse en aquel mar de anónimos que es la
sociedad. Nos quedará rebotando en la mente, quizás, aquella pregunta directa
elaborada por Miller, el abogado defensor de Andy, al jurado y a los testigos:
¿Sos gay? Y en aquella consulta, directa y a los ojos, dejando de lado los
preámbulos somnolientos de quien intenta no ofender al otro, creo que está la
clave de la película. El día que aquella pregunta no nos incomode, no
necesitaremos más Philadelphias, habremos dado un importante paso y seguramente
pasaremos a formar parte del grupo de los que esperan su muerte llenos de
festejos y buenos recuerdos. A los hipócritas dejamos las muertes oscuras y
tristes, repletas de buenas intenciones. Verán llegar aquellos tipos entre lágrimas,
el solemne planear del Pájaro Negro.-
Lucas Itze.-
CANCIÓN
POST IMPRESIONES
La noche ha caído, yo he quedado despierto
Puedo sentir a mi mismo desvanecer
Pues recíbeme hermano con tu beso infiel
O nos dejaremos uno al otro así
En las calles de Filadelfia
UNIVERSO
DEMME
Jonathan Demme nació en 12
de febrero de 1944 en Nueva York y estrenó su primer film a los 30 años, cuando
rodó La cárcel caliente. La vida de una chica que es enviada a la cárcel y
allí, por intermedio de la superintendente, quien castiga duramente a las
reclusas con violaciones, y salvajes electroshocks.
En 1975 dirige Crazy Mama, situada en los años 50,
sigue la ola de crímenes de un grupo de hombres y mujeres entre California y
Arkansas.
Un año después rueda Luchando por mis derechos, donde un
granjero de Arkansas pelea contra un grupo inmobiliario que quiere echarlo de
su tierra.
En 1977 diirige Handle with Care, un reparador de radio
que salva a un camionero de un accidente.
En 1978 dirige un capítulo
de la famosa serie Columbo y un año
después filma El eslabón del Niágara,
con Roy Scheider en el papel de un agente secreto que termina en una
institución mental luego de ver como asesinan a su esposa.
Empieza a ser reconocido
por la crítica cuando filma el oscarizado guion de Bo Goldman titulado Melvin y Howard: La trama nos narra la
vida de un propietario de una gasolinera de Utah, Melvin Dummar que recoge a un
anciano que dice llamarse Howard Hughes.
En 1984 llega la comedia Chicas en pie de guerra, donde dos
vecinas, viejas enemigas, empiezan a trabajar juntas debido a la falta de mano
de obra por la Segunda Guerra Mundial.
Ese año dirige el
aclamadísimo documental titulado Stop
Making Sense, sobre tres recitales de la banda Talking Heads. Para
muchos, marcó el inicio de los grandes recitales filmados.
En 1986 dirige Algo salvaje, la vida de un rutinario
hombre de negocios (Jeff Daniels) que se enamora de una mujer exactamente
diferente a él (Melanie Griffith).
En 1987 dirige Nadando a Camboya, donde el actor
Spalding Gray da cuenta de todos los pormenores que situaron mientras filmaba
el film Los gritos del silencio. Nos habla de la convulsa situación política,
drogas y sexo por doquier, que había en el país asiático.
En 1988 dirige una comedia
sobre la mafia titulada Casada con todos,
donde Michelle Pfeiffer es la femme fatale que atrae a un grupo de mafiosos.
Tres años después llegaría
su obra maestra. Basada en un guion de Ted Tally y en una novela de Thomas
Harris, filma El silencio de los
inocentes. La actuación de Anthony Hopkins como Hannibal Lecter quedó en la
historia. El film logró algo que sólo otros dos filmes lograron, ganar los 5 Oscars principales.
En 1993 llega otro éxito
de la mano de Philadelphia. Cinco
años tardó para volver a dirigir, esta vez con drama sobre el racismo Beloved, ambientada durante la Guerra
Civil estadounidense.
En 2002 dirige La verdad sobre Charlie, una remake del
film de 1963 Charada. Cuenta la historia de Reggie, una mujer que luego de
volver de Paris, descubre que su cuenta está vacía y su marido asesinado.
Aunque hay gente que sospecha de ella.
En 2003 dirige el
documental The Agronomist. La
verdadera historia de Jean Dominique, periodista de radio
haitiano y activista de derechos humanos.
Un año después dirige otra
remake, esta vez El embajador del miedo. Protagonizada por Denzel Washington como
Bennett Marco, un tenaz y virtuoso oficial del ejército quien sospecha del
Sargento Raymond Shaw, que es manipulado para convertirse en candidato a la
vicepresidencia.
Sigue con dos
documentales, uno sobre Neil Young y su concierto en
Nashville en 2006 y otro sobre los intentos de Jimmy Carter de conseguir
acordar la paz entre Israel y Palestina del año 2007.
En 2008 rueda La boda de Rachel, donde una ex modelo
regresa a su casa luego de varias crisis personales para asistir a la boda de
su hermana, y lo que iba a ser una fiesta termina en una disputa familiar
debido a las viejas tensiones entre los integrantes.
Luego llegan otros dos
documentales, uno sobre Carolyn Parker, la última mujer que
decidió dejar su vecindario cuando emitieron la orden de evacuación cuando el
Huracán Katrina se acercaba a Nueva Orleans, en verano de 2005. Y en el otro
vuelve a filmar un concierto de Neil Young, titulado Journeys.
Durante estos años se alejó del cine para dirigir capítulos de diferentes series como En cuerpo y alma, Iluminada o The Killing.
Durante estos años se alejó del cine para dirigir capítulos de diferentes series como En cuerpo y alma, Iluminada o The Killing.
Hace poco terminó de filmar A Master Builder, una adaptación
de la obra de Henrik Ibsen. Y está terminando de filmar Ricki and the Flash,
donde Meryl Streep encarna a una mujer que deja a su familia para convertirse
en una estrella de rock.
Apocalipsis, fin del mundo, castigo de Dios.
Pretextos fascistas que confunden a la población.
Cubrir el sexo es la mejor opción
pero cubrir no es la solución.
Nada se cura con miedo y discriminación
La sangre es para siempre nada podes hacer
Alguien me está hablando,
Llamándome por mi nombre
Me dice que no tengo la culpa
No me avergonzaré de amar.
Y tu vida va pasando,
tenés menos cartas que los demás pero no bajés la guardia,
si hay gente sana que no vale nada
y tu sinceridad va a ser tu nueva atracción
Enséñale al mundo, hermana!
viviendo con él...
FICHA
TÉCNICA
Título original: Philadelphia
Año: 1993
Duración: 119 min.
País: Estados Unidos
Director: Jonathan Demme
Guión: Ron Nyswaner
Música: Howard Shore
Fotografía: Tak Fujimoto
Reparto: Tom Hanks, Denzel Washington, Antonio Banderas, Joanne
Woodward, Jason Robards, Mary Steenburgen, Ron Vawter, Robert Ridgely, Charles
Napier, Roberta Maxwell, Lisa Summerour, Roger Corman, Bradley Whitford, Anna
Deavere Smith
SINOPSIS
Andrew Beckett, un joven y
prometedor abogado de Philadelphia, es despedido del prestigioso bufete en el
que trabaja cuando sus jefes se enteran de que ha contraído el sida. Decide
entonces demandar a la empresa por despido improcedente, pero en un principio
ningún abogado acepta defender su caso.
TRAILER
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