Programa
27 (16-09-2013)
EDITORIAL
Hoy
te quiero hablar a vos, vos que sin decir nada decís tantas cosas. A vos que con
tu lucha y sacrificio tan silencioso, tan constante, construís día a día firmes
creencias y convicciones en mi. Quizás no sea este el lugar adecuado, pero algún
día tenia que dejar los desacuerdos y reproches de un lado para darle lugar a
una reivindicación a tus logros para conmigo. De pronto me encuentro de este
lugar, delante de un micrófono, y de una luz roja que me dicen “dale loco,
aprovecha este momento. Ya dejarás de luchar con tus estúpida vergüenza y
podrás decirle todo esto de frente y con orgullo” Si lo sé, micrófono, lo sé
luz roja.
Algún día te lo diré mirándote a los
ojos, viejo querido, te voy a agradecer haberme dado la vida un octubre del 87,
te voy a contar que mis recuerdos de chico son ver más tus cansadas espaldas
saliendo por las escaleras que jugando en alguna plaza conmigo. Te voy a contar
que un día como hoy me di cuenta que si no veía tus espaldas yéndote y
volviendo muy tarde hubiese visto muchos platos vacíos en la mesa. Te voy a
agradecer tus historias, el haberme aflojado esas malditas rueditas de mi
bicicleta en la plaza Irlanda para que aprenda a hacer equilibrio. El haberme
transmitido la pasión por el fútbol y San Lorenzo de Almagro. Todo eso y otras
que ahora no recuerdo, tienen más sentido ahora que tomo conciencia de tu
cansancio y el poco tiempo que te dejaba el trabajar todo el día, desde
temprano hasta la noche. Te voy a dar
las gracias por enseñarme el valor del sacrificio, ese que te hace salir
adelante; el de la honestidad, la que te deja dormir por las noches; el de la
familia, la que te hace decirle que no a muchas estupideces; el de la
generosidad, aquella que enriquece los lugares mas comunes de uno mismo; el del
amor a una sola mujer, el que te hace ser un verdadero hombre; gracias por las
libertades que me diste para mandarme, decidir solo y darme contra cientos de
paredes de las cuales, gracias a eso, ya derribe muchas. Te agradezco por
mostrarme el valor del silencio; muchas veces es preferible eso a una palabra
caliente y desafortunada.
Podría seguir un largo rato, pero
prefiero guardar esa conversación para más adelante. Cuando no exista ningún
micrófono de por medio. Quiero cerrar diciéndote que ya está. Más allá de los
errores, más allá de lo que pudiste haber hecho y no hiciste, no necesitas hacer
mas nada por mí, hiciste junto a mi vieja más de lo que cualquier persona puede
esperar de sus padres. Gracias por todas esas cosas y por las que todavía
faltan. Tendré siempre presente todo lo que hiciste para que yo y mis hermanos
tengamos la mayor cantidad de oportunidades en esta vida. Hoy puedo decir con
orgullo todo lo que hizo mi viejo por mí. Como decís vos, nadie viene con el
manual de padre bajo el brazo, yo le agrego a esa frase: y sin embargo puede
darle felicidad a sus hijos; todo es
difícil en esta vida y nunca nadie nos va a venir a regalar nada y si pasa hay
que saber aprovecharlo, y por último, como dice Silvio Rodriguez, lo más terrible
se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida. Gracias viejo querido por
eso y por este momento en el que puedo afirmar con mucha seguridad que La vida es bella…
Alan
Beneitez
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE LA VIDA ES
BELLA
En
el excelente libro “Cartas a un joven Poeta” de Rainer Maria Rilke, aquella
especie de biblia para el que alguna vez se atrevió a la aventura de la
escritura, el poeta austriaco aconseja a su joven interlocutor lo siguiente: Andar
a solas consigo mismo y no encontrar a nadie durante horas, eso es lo que se
debe alcanzar. Estar solo como en la infancia, cuando los adultos pululaban
alrededor, enredados con cosas que parecían grandes e importantes, porque los
mayores siempre parecían muy atareados y no se comprendía nada de su actividad.
Y si un día uno se da cuenta de que sus ocupaciones son infelices, que la profesión
se ha petrificado sin relación con la vida, ¿Por qué no continuar mirando como
un niño lo extraño, desde lo profundo del mundo propio, desde la amplitud de la
propia soledad, que en sí misma es trabajo, jerarquía y profesión? ¿Por qué
querer cambiar el sabio no-comprender de un niño por el rechazo y el
menosprecio, cuando el no-comprender significa estar solo y, en cambio, el
rechazo y el menosprecio significan participar en aquello mismo de lo que uno
quiere apartarse? Piense usted, querido señor, en el mundo que lleva usted en
sí mismo, y llame este pensar como usted prefiera – recuerdo de la propia
infancia o anhelo de futuro – y este simplemente atento a lo que se eleva en
usted y colóquelo por encima de todo lo que observe alrededor.
Su desarrollo interior
es digno de todo su amor, en él debe usted trabajar y no ha de perder demasiado
tiempo ni demasiado animo en justificar su posición ante los demás. ¿Quién le
dice a usted que, después de todo, tenga una? Este era el secreto que, con
seguridad, movilizaba a Guido, ese histriónico personaje interpretado por
Roberto Benigni. El relato comienza con una voz en off, esto es cuando oímos al
narrador sin verlo en pantalla. Esta voz nos anuncia que: esta es una historia sencilla, pero no es fácil de contarla. Como en
una fabula, hay dolor, y como una fabula, está llena de maravillas y
felicidades. Esas breves líneas ya nos dan una pista acerca de lo que vendrá,
quizás la clave para posicionarnos frente a la obra. Esas breves
líneas, inevitablemente, nos transporta a aquellos cuentos que oíamos con
pasión cuando éramos niños, esa pasión pura, que perdimos a la vuelta de la
esquina de nuestra madurez. Esos cuentos que nos transportaban a otras tierras
mucho mejores que estas. Esos cuentos donde lo malo desaparecía al instante,
gracias al poder sublime de la voz narrante. Aquí está planteado el juego del film
“La vida es Bella”. Su director, Roberto Benigni, manejará la premisa de que
siempre la vida será bella si uno no deja de mirar al mundo con esos ojos de chico,
desbordantes de fantasía, asombro, inocencia y juegos. A pesar de las
ausencias, de la maldita crueldad del ser humano, de las muertes. A pesar del
holocausto.
La película estará dividida en dos grandes bloques, fragmentados
estos por una elipsis de unos 6 años. La primer parte se ocupara de plantearnos
“la situación marco” elegida por el guionista (también encarnado por el
multifacético Benigni) para desarrollar su historia. Ya en la segunda,
entraremos de lleno en la consecuencia política del fascismo y sus campos de
concentraciones. La película esquivara todo el tiempo la crudeza y desdichas de
aquella época, quizás porque el tema es otro, el juego planteado es otro.
Intentaremos seguir a Guido, aunque se nos haga muy difícil. Desearemos toda la
película seguir abrazados al niño que llevamos dentro, como una tabla en el mar
embravecido de aquel lobo feroz que fue el holocausto. Intentaremos creer, con
todas nuestras fuerzas, que juntando mil puntos nos ganaremos el tanque de
guerra que Guido le prometio a Giosue para volver victoriosos a nuestras tardes
de mermeladas y panes, de juegos en la calle, para volver de una vez por todas
a los brazos de mama.
Será un trabajo duro, pero intentaremos hacerlo.
Intentaremos el ejercicio de no comprender lo que pasa, de no entender las
muertes, de olvidarnos lo crudo que puede ser aquel animal miserable llamado
ser humano para no caer en un mar de lágrimas ante el crimen fatídico de la inocencia. Intentaremos
salir ilesos utilizando nuestra fantasía, esa es la propuesta. Convertiremos
aquel escenario nefasto en algo mejor, utilizaremos la más eficiente de nuestras magias para poder liberar nuestras
mentes de aquella realidad agobiante. Daremos lugar a esas brujitas que llevamos
dentro, esas que tiernamente, limpian nuestras chimeneas para dejarnos ver un
poco más allá.
Lucas
Itze
Canción post análisis
También escuchamos este tema para despedirnos:
FICHA
TÉCNICA
Título
original: La vita è bella
Año:
1997
Duración:
117 min.
País:
Italia
Director:
Roberto Benigni
Guión:
Roberto Benigni, Vincenzo Cerami
Música:
Nicola Piovani
Fotografía:
Tonino Delli Colli
Reparto:
Roberto Benigni, Nicoletta Braschi, Giorgio Cantarini, Marisa Paredes, Giustino
Durano, Horst Buchholz, Sergio Bini Bustric
Sinopsis
Italia,
año 1939, Guido Orefice, un joven carismático italiano de orígen judío, llega a
Arezzo para trabajar como mozo en el hotel de su tío.
Allí
conoce a Dora, una profesora que está comprometida con un fascista llamado
Rodolfo. El día de la fiesta de compromiso entre ambos, Guido y Dora se escapan
en un caballo, mientras el antisemitismo avanza cada vez más.
Seis
años después, ambos tienen un hijo llamado Josué, Dora sigue trabajando como
profesora y Guido tiene una librería.
El
día del cumpleaños de Josué, tanto el como su padre y su tío son detenidos y
enviados a un campo de concentración. Dora, que no es judía, pide ser llevada
al mismo lugar que ellos.
Una
vez allí, Guido intentará por todos los medios que Josué piense que todo es un
juego y que el premio final es un tanque de verdad.
Los
dos intentarán ganar a su manera, Guido salvando a su familia, y Josué llegando
a los mil puntos…
Trailer
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