Programa
20 (29-07-2013)
EDITORIAL
Benedetti
escribió una vez lo siguiente: Yo digo, ¿no? Esta mano que escribe mil
doscientos, y transporte, y Enero, y saldo en caja. Que balancea el secante y
da vuelta la hoja. Esta mano crispada en el apuro porque se viene el plazo y no
hay tu tía. Que suma cifras de otros, cheques de otros, que verdaderamente
pertenece a otros. ¿Yo digo, no? Esta mano ¿Qué carajo tiene que ver conmigo?
Creo que este poema es una de las claves para entender que hay muchas formas de
estar muerto. A veces, despierto por las mañanas pensando si este cuerpo que se
levanta, que se viste, que se apura, que llega tarde, no será, quizás, la
terrible pesadilla de algún otro. El fascismo, canalizaba su furia y limitaciones,
justamente, en la no existencia del otro, en la negación de aquella otredad que
nos mira desde el otro lado del espejo. Creo que esa ceguera es pasto de la
falta de sensibilidad y de la inexistente voluntad de entendernos en nuestras
diferencias. Este mundo, en su maldita velocidad, te lleva a encajar o a ser
descartado. Todo es perversamente etiquetable y ante el conflicto que genera el
desconcierto, ya no encontramos ningún atisbo de razonamiento sino solo la fría
indiferencia, o la cruel risotada del que se sabe una lumbrera.
Y ahí cae la
condena, esa mancha indeleble, ese río infinito que me aleja de tu mirada y me
destina a este invierno donde la oscuridad sacia su apetito engullendo hasta el
último de mis colores. Y ahí aparece la soledad, y también aparece el silencio.
Para que emitir palabra alguna si vivo en la certeza de que no habrá nadie del
otro lado para descifrarla. En aquellas sombras, lejos de tu mirada, nacen y
mueren aquellos seres sentenciados a una vida fantasmagórica producto de tu
indiferencia, de tu desprecio, de tu incomprensión. Jame Joyce se pregunta
desde su inagotable Ulises ¿Qué es un fantasma? A lo que certeramente responde:
Un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia,
por cambio de costumbres. Yo creo que en aquellas sombras se esconde la
verdadera riqueza del mundo. Lejos de las vidrieras y las pasarelas, en las espaldas de todos. En
aquellos suburbios del pensamiento es en donde se desarrolla esa mente que
juega, que crea libremente. Pero también creo en la existencia de aquella
perversa muerte que implica la metamorfosis del fantasma. Estas manos que
escriben, quizás, ya sean incorpóreas, pálidas, tal vez azules. Estas manos que
tipean, torpemente, palabras muertas, ahogadas por el sordo llanto de quien no
las escucha. Este espectro solitario, escucha el eco de esos sonidos huérfanos,
muriendo en la tristeza más honda. Esas
palabras como puñales, retumbando fatalmente entre las paredes de esta casa
vacía.
Lucas
Itze.-
Canción elegida para la editorial:
IMPRESIONES
SOBRE CASA VACÍA
La
casa vacía
Salgo
de mi casa.
Mientras
estoy fuera, alguien entra en mi casa vacía y se instala en ella.
Come
la comida de mi frigorífico, duerme en mi cama, mira mi televisor.
Quizá
porque se siente culpable, arregla mi despertador roto, lava la ropa, lo ordena
todo
y
luego desaparece,
Como
si nadie hubiera estado allí…
Un
día entro en una casa vacía.
Parece
que nunca haya estado nadie,
así
que me desnudo, me baño, preparo la comida, lavo la ropa,
arreglo
una báscula de baño y juego al golf en el jardín de la casa.
En
la casa hay una mujer desanimada, asustada y herida,
que
no sale nunca y que llora. Le muestro mi soledad.
Nos
entendemos sin decir ni una palabra, nos vamos sin decir ni una palabra.
Mientras
elegimos una casa en que vivir, nos sentimos cada vez más libres.
En
el momento en que parece que nuestra sed
de
libertad se ha aplacado,
nos
quedamos atrapados en una casa oscura.
Uno
de los dos se queda en una casa hecha de nostalgia.
El
otro aprende a convertirse en un fantasma
para
esconderse en el mundo de la nostalgia.
Ahora
que soy un fantasma, ya no siento deseos de buscar una casa vacía.
Ahora
me siento libre de ir a la casa en la que vive mi amada y besarla.
Nadie
sabe que estoy allí.
Excepto
la persona que me espera. Siempre llega alguien para la persona que espera.
Llega,
seguro… hasta para la persona que espera.
Este
día del año 2004, alguien abrirá el candado que bloquea mi puerta
y
me liberará. Confiaré ciegamente en esa persona
y
la seguiré a donde sea sin que me importe lo que pueda suceder.
Hacia
un nuevo destino.
Es
difícil saber si el mundo en que vivimos es sueño o realidad.
Poema
de Kim Ki-duk
He
aquí la esencia de “Bin Jip” o Three Iron, así su titulo en ingles. Este poema
invade cada secuencia de la película, cada plano que compone este maravilloso
relato. Kim Ki Duk llego a mí como suelen llegar las cosas bellas. De golpe y
sin aviso. Inicialmente descreí de su efecto, como suelo hacer estúpidamente,
con las cosas realmente bellas. A los pocos segundos, ya estaba entregado a
aquel viaje poético planteado por el director. El film apuesta fuerte desde el
comienzo y eso ya nos seduce.
Como la gran parte del cine oriental, Bin Jip
posee planos milimétricamente cuidados. Hay una semántica allí trabajada desde
la cámara, desde el encuadre. Mas allá del guión, mas allá de las líneas de
acciones. Hay un cuidado en las formas y un trabajo minucioso en la dirección
actoral. Kim Ki Duk optara por una estructura lineal y no se equivocara. Este
cuento no necesita grandes artilugios narrativos para que funcione. Su poesía
se encuentra en lo que plantea. ¿Que hacer con alguien que concibe al mundo de
una manera diferente? ¿Con alguien que vive su libertad de manera tan plena que
no necesita ni de las palabras? Las instituciones corruptas lo reprimirán, los
policías le brindaran golpizas. La gente le tendrá miedo, no buscara
entenderlo. No encontraran en sus actos nunca sus buenas intenciones,
simplemente no las verán. Los prejuicios cegaran a todos hasta convertirlo
lentamente en un fantasma. En alguien destinado a vivir en la sombra, lejos de
la mirada de la buena gente.
Esa gente que paga sus impuestos, esa gente que se
olvida de sus familiares, esa gente que engaña en silencio, porque prefiere esa
realidad de cartulina, a arder en llamas como un sol que se quema a lo
Bonzo. Ahí, convertido en sombra,
recobrara esa libertad perdida. Recién ahí volverá a ser aquel rayo de luz que
supo iluminar la sonrisa de ella. Ella, que sufría, ella que ahora acepta su
infierno, pero solo con la condición de estar junto a él. A él que hace de su
infierno un paraíso. Será así, o no será.-
Lucas Itze
Canción post análisis
También Las Pelotas nos dejaron esta bellísima canción:
Y nos despedimos con Serú:
FICHA
TÉCNICA
Título
original: Bin-jip
Año:
2004
Duración:
95 min.
País:
Corea del Sur
Director:
Kim Ki-duk
Guión:
Kim Ki-duk
Música:
Slvian
Fotografía:
Jang Seung-beck
Reparto:
Seung-yeon Lee, Hee Jae, Kwon Hyuk-ho, Joo Jin-mo, Choi Jeong-ho, Lee Joo-suk,
Lee Mi-sook, Moon Sung-hyuk
Argumento
Tae-Suk
es un misterioso joven que va ocupando temporalmente casas vacías. Una vez
adentro, utiliza la cocina, lava la ropa y, de ser necesario, arregla artículos
que no andan.
Un
día llega a una casa, pero durante su estadía en ella se da cuenta que no está
sólo. De pronto aparece Sun-Hwa, una ex modelo exitosa, que vive con un marido
que la maltrata constantemente y la obliga a vivir en las sombras. A pesar de
no hablar, entre ellos se genera una química inseparable. El joven es testigo
de una golpiza del marido hacia ella, y termina pegándole, para escaparse con
ella. Luego de ir viviendo de casa en casa, una muerte circunstancial termina
con él en prisión. Allí sólo pensará en como hacer para volver a verla. Una vez
afuera, el será la sombra que ella tanto esperó.
Trailer
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