SINOPSIS
Año 1929. Entre dos amigos surge una gran rivalidad a
causa del amor de una mujer. Leo, un gángster que domina la ciudad, y Tom, su
lugarteniente, se enfrentan en una guerra abierta que desencadenará traiciones,
conflictos políticos, corruptelas y escisiones internas. (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Alguien dijo alguna vez que hay que sumergirse en las
aguas más profundas para atrapar al pez dorado. ¿Pero qué puede crecer entre
tanta oscuridad? Ir tan profundo es alejarse de la vida, de esa vida tal como
se la conoce. Es alejarse de lo concreto, de lo evidente, del mundo de las
formas reales por decirlo de alguna manera. De lo que se ve. En las sombras
siempre todo es diferente. Los ojos se vuelven ciegos, melancólicos, inútiles.
Espanto, eso crece en la oscuridad. Solo espanto, y esta ciudad esta infestada
de él.
Los autos dejan sus huellas sobre el asfalto húmedo.
Es de noche y llovizna. Llego al bar con una demora aceptable pero otra vez sin
lo del viejo. Su mirada me recibe al abrir la puerta; se cruza con la mía como
al pasar, como por casualidad. Pero sé que con el viejo las casualidades no
existen. En ese instante, en ese descuido de miradas cruzadas, un frio helado
recorre mi columna vertebral. En esos pocos pasos recorridos dentro del local
entiendo que todo aquello que había tramado milimétricamente se estaba
desmoronado como todo en mi vida. En la soledad de ese instante ínfimo,
entiendo que el viejo lo había descubierto todo. Lo logro leer en su cara que
no me dedica más que un cuarto de segundo para seguir indiferente con otra
cosa. Lo sabe, con solo una mirada, casi en passant, como dice él en ese francés
de mierda. El viejo resultó ser de esos tipos que nunca terminaron de llegar,
pero tampoco de irse. Con un español que nunca aprendió y un francés del que
solo le queda la erre patinada y algún refrán impronunciable. El tipo ya no era
de ningún lado, como todos nosotros. Aun así, intento llegar a él, pero uno de
sus gorilas me corta el camino y me dice “acompañame”, golpeándome seco y despectivo
el pecho. La situación es tensa, el movimiento dentro del bar no es el mismo de
siempre. Camino lento detrás del grandote, con la paciencia de quien espera que
dios tire de una buena vez los malditos dados. Entonces ella nos frena. Con su
bandeja en alto y casi sin expresión me pregunta si voy a tomar algo. Nuestras
miradas, se encuentran, dialogan, ponen el mensaje ahí donde no hay nada. Ahí
donde solo hay silencio. En ese mismo instante ella también supo lo que
sucedía, así, sin decirnos nada, como se habla en nuestro barrio, en nuestro
mundo. El maldito lenguaje del silencio, que no dice nada pero enuncia todo.
Entendió que al viejo nada se le escapa, que, si ella misma lograba salir del
bar esa noche, tendría que huir sola, con lo puesto. Entendió que cuando su
vista me viera cruzar la puerta del fondo, yo sería solo una anécdota que no
podría contarle a nadie nunca jamás. Nadie le roba al francés, ni diez
centavos. Nadie, por más vivo que uno se crea. Salimos por la puerta trasera
del bar y el grandote me pregunta si antes quiero decir algo. Lo miro fijo a
los ojos y guardo silencio, es la única moneda que me queda de todo aquel
botín. El gorila me tira al piso y sin decirme nada una lluvia de patadas cae
sobre mi cabeza. Mi boca chorrea sangre sobre el barro. Todo se mezcla y se
confunde en la oscuridad de la noche. La ciudad desaparece de a poco, en cada
golpe; con sus edificios oscuros y sus calles repletas de sueños muertos en
cada una de sus esquinas. Con ese vapor espeso que solo los que hemos visto el
espanto a los ojos conocemos. Me voy
bajo la única justicia que recorre estos barrios. Mis ojos se cierran cansados
de ver tanta muerte. Mi boca sonríe en el último instante, a pesar de los
golpes. Entre tanta miseria, tanta oscuridad, mal o bien, yo había encontrado
mi pez dorado.
Lucas Itze.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE MUERTE ENTRE LAS FLORES
¿La ética y la amistad van de la mano? El cine, el teatro o la literatura nos han dejado cientos de ejemplos de la lealtad a lo largo de los años. También de las traiciones, y no hablamos solamente de encuentros entre gángsters. En el mundo de hoy, la ética es una palabra, una acción, que está en cuidados intensivos. En coma, casi a punto de morir. No importa de qué situación hablemos, la rapidez del momento, ese aquí y ahora fantasmagórico, riegan las redes sociales de noticias o imágenes donde la ética brilla por su ausencia. Y ni siquiera hablamos de moral, ya que hoy bajo esa idea se esconden seres de los más perversos. En una época donde parecemos condenados a comernos unos a otros, en un tiempo donde los discursos de odio vuelven a aparecer con una fuerza inusitada, seremos nosotros los que tengamos que salir a pelear ante esos lobos hambrientos. A unirse los unos a los otros y patear todos para el mismo lado. A encontrar esos lazos para seguir batallando contra el tiempo. Y seguir intentando con el diálogo, antes que todo vuele por los aires. Y a no avergonzarse de las palabras, no importa dónde ni ante quien… “Hablo de la amistad, hablo del carácter, hablo de… Diablos Leo, no me avergüenza usar la palabra. Hablo de la ética…” con esas primeras palabras arranca el film de los hermanos Coen titulado en esta parte del mapa Muerte entre las flores. Son de un italiano a un irlandés. Ambos quieren disputarse el reinado de una ciudad americana en el año 1929, ley seca mediante y previo a la gran depresión. Entonces… ¿La ética y la amistad van de la mano? Los Coen intentarán responderlo en este film de poco menos de dos horas. Los hermanos se adentran en el cine negro y, al estilo Tarantino, realizan homenajes a grandes películas de época, empezando ni más ni menos con El Padrino, cuyos protagonistas se asemejan enfáticamente. Hablo particularmente de Johnny Caspar, ese italiano que quiere dominar la ciudad manejada por Leo O´Bannon.
Sin embargo, su protagonista principal no es ninguno de ellos, sino otro irlandés, Tom Reagan, donde Gabriel Byrne nos regala la mejor actuación de su carrera. Tom es la mano derecha de Leo, pero a su vez, tiene encuentros con Verna, la esposa de su jefe. Lo que desencadenará muchas dudas respecto a la pregunta que venimos haciendo desde el principio. El film trabajará una estructura lineal con un guion muy sólido debido a excelentes diálogos como nos tienen acostumbrados los Coen. El film está basado en dos novelas de Dashiell Hammett, un clásico autor de novelas negras. A diferencia de sus homenajeadas de los años ´40 y ´50, aquí los hermanos sacan a la luz épicos momentos de un humor negro que serán la base de sus futuras películas. Como así también un cúmulo de actores que crean papeles extraordinarios, sin importar el tiempo en pantalla. Varios de sus amigos (John Turturro, Steve Buscemi, J. E. Freeman, Jon Polito, Sam Raimi), chocan en una batalla actoral con el siempre genial Albert Finney. Y como en todo policial negro, no puede faltar la femme fatale, interpretada por Marcia Gay Harden, pero a diferencia de las clásicas vampiresas del género, lo de ella será menos explosivo y sexual, quizás más dedicada a sobreproteger a su hermano Bernie, que a la codicia o el poder que ejerce Leo. Asistiremos a una magistral banda musical creada por Carter Burwell, que servirán de inicio o epílogo para los momentos cumbres del film, lo que la enaltecerá como otro factor clave, ya sabemos que, en las películas de los Coen, la música nunca es “de fondo”. Lo mismo cabe para la fotografía introducida por Barry Sonenfeld (quien luego se dedicaría a la dirección en films como Los locos Addams u Hombres de negro). Este elige una paleta de colores bien otoñal, para conformar una pareja ideal al bosque donde está el cruce que da nombre al film en su idioma original. Los ocres, marrones y azules oscuros maquillan casi todo el metraje.
En cuanto al lenguaje visual, empezará con un plano detalle, pero mayormente trabajará
con primeros planos, así como también con planos picados y contrapicados. Los
planos generales en el bosque serán casi cuadros perfectos. Volviendo a los
personajes, Leo y Tom serán la antítesis, mientras el primero es alguien de
actuar rápida y apasionadamente (“no me gusta pensar”, confiesa), el segundo,
quien utiliza un sombrero que es una extensión de su cuerpo, es lacónico, frío
y cerebral (su frase de cabecera ante cada pregunta es “lo pensaré”). Así es
que sus alianzas y traiciones dejarán un tendal de muertos a granel gracias a
los dos triángulos amorosos que desencadenarán el desastre. El film tendrá todo
lo que un amante del cine negro espera: mafiosos irreverentes, policías
corruptos, políticos impresentables, reuniones clandestinas, bares y apuestas
ilegales (la gran afición de Tom), lujos, excesos y disparos de ametralladoras
por doquier. Y también las mentiras, que estarán a la orden del día y que para
Tom serán su marca registrada. Entonces, ¿Cómo ese hombre frío, inteligente y
calculador termina sufriendo por la mujer de su amigo y por la ludopatía…?
Simplemente por el hecho de vivir al borde del abismo, su única manera de
sentirse vivo. Y llegará sobre el final a ese cruce de caminos, donde
anteriormente Tom tomó las decisiones que cambiaron el transitar de la
historia, para responder a esa pregunta que nos hacemos desde el principio.
Quizás nuestro personaje tampoco tenga la respuesta, pero responderá con sus
acciones. Y así se escabullirá sólo, dejando ver su sombrero, mientras su mente
seguirá salando las heridas.
Marcelo De Nicola.-
Canción post impresiones
UNIVERSO
COEN
Los hermanos Coen nacieron ambos en
Minnesota, con casi tres años de diferencia. Después de graduarse
en la Universidad de Nueva York, Joel trabajó como asistente de
producción en varias películas y videos musicales. Desarrolló su talento para
el montaje de películas y conoció a Sam Raimi, quien en ese
entonces buscaba un asistente para el montaje de su primera película, The
Evil Dead (1981).
Luego, empezaron a filmar sus propios films pero antes contaremos un par de cosas sobre ellos: Ambos colaboran en la escritura, producción y dirección de sus películas, si bien es frecuente que Joel aparezca como director e Ethan como productor en los títulos de crédito. En la industria cinematográfica, de hecho, se les conoce por el apodo de "el director bicéfalo" (the two-headed director). Usan el seudónimo Roderick Jaynes para algunos de los montajes de sus películas. Muchos actores que han trabajado con ellos cuentan la anécdota de que al estar tan compenetrados, al hacer una pregunta, sobre el guion o sus personajes a cada uno de ellos, reciben exactamente la misma respuesta de cada hermano. Los hermanos Coen se han convertido en los mayores exponentes del cine independiente norteamericano. Ahora sí, vayamos a su filmografía: debutan en el año 1984, con el film Sangre fácil y demostrar que el humor negro iba a ser un clásico de sus películas. Se llevaron el trofeo en el importante Festival de Sundance al cine independiente como mejor película. Tres años después llega Arizona Baby, con un joven Nicolas Cage, otra comedia que obtuvo excelentes críticas.
En 1990 llega
uno de sus puntos más altos con Muerte entre las flores, en una
gran película sobre la mafia en los años 20, con excelentes actuaciones de
reconocidos personajes de los Coen como John Turturro y Steve Buscemi. Un año
después dirigen Barton Fink, sobre un escritor con un bloqueo
mental. Nuevamente varios reconocimientos, sobre todo en Cannes donde un film
se llevó los tres premios principales luego de 44 años (Película, director, y
actor). En 1994 salen a escena con Un gran salto, donde se dan
el lujo de dirigir a Tim Robbins, y nada menos que a Paul Newman. Vuelven
con todo dos años después con una de sus mejores películas, como es el caso
de Fargo. Unas actuaciones geniales de todos los
protagonistas, conocidos por sus trabajos con estos directores, en un film que
se cansó de cosechar premios y excelentes críticas en todo el mundo.
En 1998, cuando parecía que la vara había
quedado muy alta, llega El
Gran Lebowski,
sin dudas, una de las mejores comedias de los últimos años. El Dude, Walter y
Donny ya son personajes que están en la memoria de casi todos. Vuelven con
una comedia simple en el 2000, pero no por ellos menos efectiva con Donde
estás hermano (O brother). Con un excelente trabajo de George Clooney no
solo como actor (ganador del Globo de Oro) sino también como parte importante
para la música. En 2001 filman El
hombre que nunca estuvo con Billy Bob Thornton y Scarlett Johansson.
Dos años después llega El amor
cuesta caro (Intolerable Cruelty), con George Clooney y Catherine Zeta
Jones, quizás su film más comercial. Se sacan las ganas de hacer un remake
y trabajar con Tom Hanks en 2004 al filmar El quinteto de la muerte,
que no obtuvo buenas críticas. Luego de participar en dos episodios de
cortos como Paris, Je T´aime y A cada uno con su cine,
en 2007, llegaría su obra más multipremiada: Sin lugar para los débiles,
basada en el famoso best seller de Cormack McCarthy, les daría su primer Oscar
a Mejor Película (además de guion y director), y una actuación
demoledora de Javier Bardem, junto a un cúmulo de estrellas de la talla de
Tommy Lee Jones, Josh Brolin y Woody Harrelson. Un año después vuelven a
su clásica comedia negra con actores de la talla de George Clooney, Brad Pitt y
John Malkovich en Quémese después de leerse. El film, que para la
crítica no fue tan buena, tiene igualmente escenas memorables. Vuelve un
año después a pelear por todos los premios importantes con Un hombre
serio, protagonizada por Michael Stuhlbarg, sobre la historia de un simple
muchacho que le pasan todas las cosas malas juntas. En 2010 vuelven a
juntarse con Jeff Bridges en otra gran película, en la remake titulada Valor
de ley (la original es con John Wayne en 1969). Un gran elenco y otra
catarata de nominaciones en todo el mundo.
En 2013 fiman: A propósito de Llewyn Davies,
que gira en torno a la vida de un cantante folk, protagonizada por Oscar Isaac.
Otra vez llovieron buenas críticas y premios por todo el mundo. Luego
llegó Hail Caesar, sobre el Hollywood de los años 50, donde Eddie
Manix, es un investigador a sueldo de los estudios para proteger a las
estrellas del momento de sus historias más escandalosas: infidelidades, abuso
de drogas, arrestos, amenazas... Un reparto de lujo: George Clooney, Ralph
Fiennes, Scarlett Johanson, Frances McDormand, Jonah Hill, Tilda Swinton y Josh
Brolin, entre otros. Más adelante dirigieron La balada de Buster
Scruggs, donde cuentan seis historias ambientadas en la frontera
norteamericana del Lejano Oeste, con actores como Tim Blake Nelson, Zoe Kazan,
Tom Waits, James Franco, Liam Neeson, entre otros. Su último film es La
tragedia de Macbeth, dirigida sólo por Joel, basada en la famosa obra de
William Shakespeare y protagonizada por Denzel Washington.
FICHA TÉCNICA
Título original: Miller's
Crossing
Año: 1990
Duración: 115 min.
País: Estados
Unidos
Dirección: Joel
Coen
Guion:Joel Coen, Ethan Coen. Novelas: Dashiell Hammett
Reparto: Gabriel Byrne, John Turturro, Jon
Polito, Marcia Gay Harden, J.E. Freeman, Albert Finney, Steve Buscemi, Mike
Starr
Música: Carter
Burwell
Fotografía: Barry
Sonnenfeld