EDITORIAL
Empiezo
a caminar dejando atrás mi propia sombra. Las manos tiemblan, las piernas
apenas pueden moverse. El corazón late con más rapidez que de costumbre. Me
acerco sigilosamente hacia el marco de una ventana. Veo figuras que acechan la
luz, como si fuera un eclipse de sol. El olor a pólvora sigue indemne en el
aire. La luna ilumina el sendero como si fuera un reflector. O una patrulla...
Las sirenas empiezan a sonar cada vez más cercanas. Será el momento de tomar
una decisión. Escapar, es lo primero que se viene a la mente. Será cuestión de
correr más rápido que nuestro instinto y afinar la puntería. Matar o morir,
como muchas veces nos dijeron en el barrio. ¿Estaré dispuesto a esto? ¿Es el
precio más caro o habrá alguna oferta que no podré rechazar? No es tiempo para
andar haciéndose preguntas que quizás no tengan respuestas. Avanzo un paso.
Espero escuchar algún pequeño eco que me indique si voy por el buen camino. Un
maullido me obliga a gatillar, hasta darme cuenta que era solo un animal
inofensivo que vagaba por los techos. Nunca se enteró que podía perder la vida
tan rápido como en el resonar de un chasquido. Se escuchan golpes de fondo...
uno, dos, tres... hasta hacerte perder la cordura. La imaginación navega por
mares embravecidos, intentando llegar a un buen puerto. La noche es cada vez
más oscura. La luna se esconde lentamente entre las nubes, pareciendo no querer
ver el final.
Los murmullos empiezan a multiplicarse. Me imagino saliendo en un
primer plano de un canal de noticias, que no se querrá perder una primicia por
nada en el mundo. Serán capaces de arriesgar vidas ajenas, con tal de tener una
exclusiva. Hasta pienso si en un momento no sería menos riesgoso arremeter
contra ellos para poder escapar más fácilmente. La película empieza a llegar a su
fin. Un auto salido desde quien sabe donde se sube a la vereda y apunta contra
mi humanidad. Frena antes de que todo estalle. Una voz en alto recorrerá mis
oídos, que entenderán que el final está cerca. Se escucha un breve estallido.
De repente, una balacera. Me agacho intentando esquivar los disparos, pero todo
se vuelve muy confuso. Siento de repente como que la pierna se prende fuego y
empiezo a agotarme. Veo figuras deformadas que se acercan velozmente, pero en
silencio. Mi suerte está echada. Las preguntas se multiplicarán en todos los
medios. Mi cara será trending topic hasta que un nuevo hashtag se ponga de
moda. Las voces se alzarán a favor o en contra según la conveniencia. Es a lo
que estamos acostumbrados. El relato nunca hizo referencia a buenos y malos.
Las etiquetas aparecerán como por arte de magia. Es el tiempo en el que nos
toca vivir. Total, en horas encontrarán otra cosa de que hablar, mientras me
voy acostumbrando a saber que esas, son típicas cosas que suceden...
Marcelo
De Nicola.-
Canción post editorial
Una de las canciones que suena en el film
IMPRESIONES SOBRE FARGO
Nos
dice el filósofo de Salamanca que la
razón, lo que llamamos pensamiento reflejo y reflexivo, el que distingue al
hombre, es un producto social y que debe su origen acaso al lenguaje. Pensar es
hablar consigo mismo. El pensamiento, mis queridos amigos, es el lenguaje
interior, y el lenguaje interior brota del exterior, de lo que nos rodea, de
nuestro ser sociable. Es de aquí, entonces, desde donde entendemos que la razón
es social y común. Alguna vez, en este mismo foro, hemos reflexionado acerca de
que el conocimiento se encuentra al servicio de la existencia. Conocemos, en su
idea más básica, por el simple hecho de preservarnos. Asimismo, la sociedad es
productora de sentido común, por lo que existe entonces un conocimiento
personal que responde al instinto de
preservación propio, pero también un conocimiento social que vela por la
preservación misma de una sociedad. Dicho esto, entendemos aún más aquella idea
del ser como un ente pensado y hablado por una sociedad, por un entorno. Un ser
limitado y producto de su conocimiento, un ser enfermo de lenguaje, según
términos Lacanianos, entendiendo a la
enfermedad como un condicionante para el progreso, como una rebelión frente a
un orden al que, lejos de repeler, hay que incorporar y adaptarse.
Será el film
Fargo, de los siempre lucidos
hermanos Coen, tal vez un reflejo de
este proceso que describimos. La paleta de colores utilizada en la fotografía
de la que se sirve este relato, es fría y abundará en las distintas tonalidades
del blanco. La nieve lo cubrirá todo, generando una monotonía visual que
ayudara inteligentemente a la construcción de la tridimensionalidad de los
personajes y con ellos, a la construcción de la idea de razón de aquella
sociedad, de aquel verosímil. Las imágenes serán cuidadosamente compuestas,
generando composiciones exquisitamente equilibradas. El film contará con
actuaciones muy elaboradas y logradas, logrando en todo momento el sentido de
verdad, como así también un desarrollo orgánico de la acción. Cada carácter
poseerá su forma particular de hablar, de vestirse, de relacionarse, evitando
de esta manera los personajes chatos y de poco crecimiento dramático. La
estructura será estrictamente lineal, tal vez para construir aquel falso
concepto de verdad tal como se va dando, sin distracciones de quiebres
temporales que pongan en evidencia una intención del que narra.
La cinta
poseerá cierto aroma Hitchcockiano
que lo descubriremos en el tratamiento del suspense y del uso de la información
que manejaran tanto los personajes como los espectadores. Del análisis de este
manejo surgirá la reflexión de que Fargo utilizará lo denotado, lo manifiesto
para construir un relato de manera sencilla, ingenua y por demás simple, y lo
connotado, aquello sugerido, aquel valor verdaderamente cinematográfico dirán
algunos, para reflexionar de manera profunda y filosa sobre los valores, la
sociedad y los seres humanos que la componen. Allí descubriremos que no hay
pureza que sea incorruptible, que el mundo tal vez no sea otra cosa más que una
de las tantas oscuras celdas de la temible cárcel del universo, que no hay nada
bueno que pueda contarse del ser humano, ni siquiera su propia bondad y que dos
mentiras dan un engaño y que dos engaños, queridos compañeros no dan más que
una traición.
Lucas
Itze.-
Canción post impresiones
Un tema que nos recuerda a un personaje del film...
UNIVERSO COEN
Los
hermanos Coen nacieron ambos en
Minnesota, con casi tres años de diferencia.
Después de graduarse en la Universidad de Nueva York, Joel trabajó como
asistente de producción en varias películas y videos musicales. Desarrolló su
talento para el montaje de películas y conoció a Sam Raimi, quien en ese entonces buscaba un asistente para el montaje
de su primera película, The Evil Dead
(1981).
Luego,
empezaron a filmar sus propios films pero antes contaremos un par de cosas
sobre ellos: Ambos colaboran en la escritura, producción y dirección de sus
películas, si bien es frecuente que Joel aparezca como director e Ethan como
productor en los títulos de crédito. En la industria cinematográfica, de hecho,
se les conoce por el apodo de "el
director bicéfalo" (the two-headed director). Usan el seudónimo Roderick Jaynes para algunos de los
montajes de sus películas. Muchos actores que han trabajado con ellos cuentan
la anécdota de que al estar tan compenetrados, al hacer una pregunta, sobre el
guion o sus personajes a cada uno de ellos, reciben exactamente la misma
respuesta de cada hermano.
Los
hermanos Coen se han convertido en los mayores exponentes del cine
independiente norteamericano.
Ahora
sí, vayamos a su filmografía: debutan en el año 1984, con el film Sangre fácil y demostrando que el humor
negro iba a ser un clásico de sus películas. Se llevaron el trofeo en el
importante Festival de Sundance al
cine independiente como mejor película.
Tres
años después llega Arizona Baby, con
un joven Nicolas Cage y Holly Hunter, otra comedia que obtuvo
excelente críticas.
En
1990 llega uno de sus puntos más altos con Muerte
entre las flores, en una gran película sobre la mafia en los años 20, con
excelente actuaciones de reconocidos personajes de los Coen como John Turturro y Steve Buscemi.
Un
año después dirigen Barton Fink,
sobre un escritor con un bloqueo mental. Nuevamente varios reconocimientos,
sobre todo en Cannes donde un film
se llevó los tres premios principales luego de 44 años (Película, director, y
actor).
En
1994 salen a escena con Un gran salto,
donde se dan el lujo de dirigir a Tim Robbins,
y nada menos que a Paul Newman.
Vuelven
con todo dos años después con una de sus mejores películas, como es el caso de Fargo. Unas actuaciones geniales de
todos los protagonistas, conocidos por sus trabajos con estos directores, en un film que se cansó de cosechar premios y
excelentes críticas en todo el mundo.
En
1998, cuando parecía que la vara había quedado muy alta, llega El Gran Lebowsky, sin dudas, una de las
mejores comedias de los últimos años. El Dude,
Walter y Donny ya son personajes que están en la memoria de todos sus fanáticos.
Vuelven
con una comedia simple en el 2000, pero no por ellos menos efectiva con Donde estás hermano (O brother). Con un
excelente trabajo de George Clooney
no solo como actor (ganador del Globo de Oro) sino también en la parte musical.
En
2001 filman El hombre que nunca estuvo,
en blanco y negro, con Billy Bob
Thornton a la cabeza y dos años después llega El amor cuesta caro (Intolerable
Cruelty), quizás su film más comercial, con la dupla Clooney – Zeta Jones.
Se
sacan las ganas de hacer un remake y trabajar con Tom Hanks en 2004 al filmar El
quinteto de la muerte, que no obtuvo buenas críticas.
Luego
de participar en dos episodios de cortos como Paris, Je T´aime y A cada
uno con su cine, en 2007, llegaría su obra más premiada: Sin lugar para los débiles, basada en
el famoso best seller de Cormack
McCarthy, les daría su primer Oscar
a Mejor Película (además de guion y
director), y una actuación demoledora de Javier Bardem.
Un
año después vuelven a su clásica comedia negra con actores de la talla de
George Clooney, Brad Pitt y John Malkovich en Quémese después
de leerse. El film, que para la crítica no fue tan buena, tiene igualmente
escenas memorables.
Vuelve
un año después a pelear por todos los premios importantes con Un hombre serio, sobre la historia de
un hombre casado que empieza a sufrir alteraciones en su relación familiar.
En
2010 vuelven a juntarse con Jeff Bridges
en otra gran película, en la remake titulada Valor de ley (la original es con John Wayne en 1969). Un gran elenco y otra catarata de nominaciones
en todo el mundo.
En
2013 llega A propósito de Llewyn Davies,
que gira en torno a la vida de un cantante folk. Buenas críticas y más
nominaciones.
En 2015 escribieron el guion de Puente de Espías, film sobre la guerra fría dirigido por Steven Spielberg y con actuación de Tom Hanks.
Lo
último que han rodado es Hail Caesar,
sobre el Hollywood de los años 50, donde Eddie Manix, es un investigador a
sueldo de los estudios para proteger a las estrellas del momento de sus historias
más escandalosas: infidelidades, abuso de drogas, arrestos, amenazas, pero el
secuestro de su actor principal complica todo... Un reparto de lujo: George Clooney, Ralph Fiennes, Scarlett Johanson,
Frances McDormand, Jonah Hill, Tilda Swinton y Josh Brolin,
entre otros.
Nos despedimos con Bob Marley...
FICHA TÉCNICA
Título
original: Fargo
Año:
1996
Duración:
97 min.
País:
Estados Unidos
Dirección:
Joel Coen
Guion: Joel Coen, Ethan Coen
Música: Carter Burwell
Fotografía: Roger Deakins
Reparto: Frances McDormand,
William H. Macy, Steve Buscemi, Peter Stormare, Harve Presnell, John Carroll
Lynch, Kristin Rudrud, Tony Denman, Steve Reevis
SINOPSIS
Jerry
Lundegaard (William H. Macy) un empalagoso vendedor de coches en una pequeña
ciudad de Minnesota, se encuentra endeudado hasta las cejas... pero tiene un
plan. Contrata a dos gángsters (Steve Buscemi y Peter Stormare) para secuestrar
a su mujer y pedir por ella, a su millonario suegro, un importante rescate.
Será un trabajo fácil y nadie va a salir herido... hasta que comienza a morir
gente. Es entonces cuando entra en escena la Jefe de Policía Marge Gunderson
(Frances McDormand), una mujer muy peculiar, bebedora compulsiva de café, y en
avanzadísimo estado de gestación que no se detendrá ante nada hasta encontrar
al culpable.
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