miércoles, 28 de junio de 2023

SÁBADO NOCHE, DOMINGO MAÑANA - SATURDAY NIGHT AND SUNDAY MORNING DE KAREL REISZ

PROGRAMA 412 (16-06-2023)

 

SINOPSIS

 

Arthur Seaton es un joven inglés de carácter agrio y rebelde que trabaja en una fábrica. Trata de huir de su rutinaria y aburrida vida bebiendo y divirtiéndose cuanto puede los fines de semana. Ésa es la única meta de su vida: pasarlo lo mejor posible. Al mismo tiempo, mantiene una relación con la mujer de un compañero, y todo se complica cuando se queda embarazada. Mientras tanto, se enamora de una joven de estrictos principios morales que le exige un compromiso serio. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

El tiempo no tiene gusto a un carajo. El tiempo, nuestro tiempo digo, el de hoy, ya no es nuestro ni tampoco ya es tiempo. Vivimos atravesados por horas corporativas en donde el tiempo no nos perteneces. El tiempo, el nuestro, se desgrana en la putrefacción misma de nuestro cuerpo que responde de manera obediente y absoluta al efectivísimo y la conquista del deseo del otro. La única revolución posible, digna, respetable y coherente es la del tiempo abolido. Liberar el tiempo de las garras de las maquinas, de la codicia propia e inconmensurable del opresor. Liberar aquel tiempo seducido por la fatal audacia del algoritmo que finalmente domestico para siempre a nuestra curiosidad. Devolverle al tiempo algún sabor, alguna complejidad, aunque sea un color. Devolvérselo si es que alguna vez lo tuvo; y de no ser así, de haber carecido de todo matiz gustativo en el devenir penoso de sus horas, en la fugacidad abismal de su existencia, crearle uno. Rezarle al dios de los libres, a aquel dios de los rebeldes, que por tal no es dios sino idea, y por eso acción. 



Rezarle fuerte con esa fe que no tenemos, con aquella fe que nos gustaría tener pero que no nos sale, que nos cuesta tanto tan solo imaginarla. Invocar a aquella deidad por un poco de sabor. Nuestras papilas existenciales así lo exigen. Nuestro aquí muriendo, nuestro cuerpo perecedero lo pide a gritos. Somos nuestra propia cárcel y ya ni barrotes necesitamos. Sueltos en este pasillo de la vida cargando nuestras propias cadenas. Sueltos en este mundo que nos resuelve, que está repleto de rituales que adormecen nuestra mente, aburrido de costumbres que marcan los caminos. De tanto ver pasar el rio, en su caótica racha que todo lo arrasa, nos convertimos en el rio. Escribía Rododera: El hombre que vive entre la tierra y el aire y está hecho de agua vive prisionero como el rio que tiene tierra debajo y aire encima. El río es como un hombre. Siempre por el mismo camino señalado, y si a veces el rio se desborda como el corazón de un hombre cuando no puede más, una ley lo vuelve a conducir.

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE SABADO NOCHE, 

DOMINGO MAÑANA

 


Es jueves y falta un día, piensa mucha gente. Unos volverán a sus casas con sus responsabilidades a cuestas, otros tendrán que ir a estudiar para ver si el futuro los puede sacar de allí. Los más beneficiados podrán ir a tomar algún trago en esos bares de moda. Algunos estarán esperando que llegue el viernes como sea, para poder salir a gastar ese dinero que ya deben. Se escucharán en esas horas interminables los sonidos de la oficina o de la fábrica, o quizás los transformen en música, como hacía la Selma del film Bailarina en la oscuridad de nuestro amigo Von Trier. Alguna vez otro amigo de esta casa, de esos impresentables como nosotros, escribió lo siguiente:

 

“A veces no duele tanto recordar de dónde venimos. Y tú conoces los lugares de donde yo vengo. Incluso las personas que intentan escribir o hacer películas al respecto, no lo entienden bien. Lo llaman “De 9 a 5”. Sólo que nunca es de 9 a 5. En esos lugares no hay hora de comida y, de hecho, si quieres conservar tu trabajo, no sales a comer. Y está el tiempo extra, pero el tiempo extra nunca se registra correctamente en los libros, y si te quejas de eso hay otro zoquete dispuesto a tomar tu lugar. Ya conoces mi viejo dicho: “La esclavitud nunca fue abolida, sólo se amplió para incluir todos los colores”.



Lo que duele es la pérdida constante de humanidad en aquellos que pelean para mantener trabajos que no quieren pero temen una alternativa peor. Pasa, simplemente, que las personas se vacían. Son cuerpos con mentes temerosas y obedientes. El color abandona sus ojos. La voz se afea. Y el cuerpo. El cabello. Las uñas. Los zapatos. Todo. Cuando era joven no podía creer que la gente diera su vida a cambio de esas condiciones. Ahora que soy viejo sigo sin creerlo. ¿Por qué lo hacen? ¿Por sexo? ¿Por una televisión? ¿Por un automóvil a pagos fijos? ¿Por los niños? ¿Niños que harán justo las mismas cosas? Desde siempre, cuando era bastante joven e iba de trabajo en trabajo, era suficientemente ingenuo para a veces decirle a mis compañeros: “¡Eh! El jefe podría venir en cualquier momento y echarnos, así como así, ¿no se dan cuenta?”. Ellos lo único que hacían era mirarme. Les estaba ofreciendo algo que ellos no querían hacer entrar a su mente.”

 


Ese amigo no es otro ni más ni menos que Charles Bukowski. El que nos escupió en la cara sus verdades que no tuvimos fórmulas para debatir. Porque sí, seguimos siendo todo eso y quizás más. Si hoy nos viera no dudaría en darnos una patada en el culo. Porque seguimos en muchos casos atados a esos contratos sociales, mientras se nos afea la voz, el cuerpo y la vida. Mientras muchos dejan este espacio sin resaltar. ¿A cambio de qué? De pura mierda. Es lo que somos, es lo que seremos al final de todo. Nos pasaron por encima los años y ciertas anarquías quedaron en nuestra memoria adolescente. Ya estamos camino a esos viejos que recibían su paga mensual, se quejaban de lo mismo de siempre, salían algún fin de semana a recordar viejas épocas y volvían a su casa donde lo esperaban con la comida servida. Cambiaron solo algunas cosas. Hoy, quizás la comida habrá que hacérsela uno mismo. Y festejemos al menos ese avance. ¿Será ese el futuro que le espera a Arthur, el joven protagonista del film Sábado noche, domingo mañana de Karel Reisz? El film nos relatará la vida de un joven de los suburbios de Nottingham. Ya en los comienzos escucharemos los ruidos de unas máquinas a todo volumen. Luego, la voz over del protagonista será una caricia para el nombrado Charles “No tiene sentido trabajar cada minuto de Dios, si trabajara como un burro, terminaría más rápido pero sólo me pagarían menos y se enriquecerían más ellos. No dejes que los cabrones te opriman, es algo que aprendí”. La vida del oprimido y esa Gran Bretaña post Segunda Guerra Mundial eran moneda corriente en esa época. 



Ese cansancio típico de esas juventudes donde solo ir a la taberna a beber y conquistar mujeres parecía ser su único objetivo, desencantado con esa vida ideal que pregonaban y también tenían sus padres. Será todo lo contrario a ellos, hosco, mal hablado y con un desprecio hacia las leyes o las normas sociales. El film estará basado en una novela de Alan Sillitoe, que además fue el guionista. Este trabajará un guion lineal y contará con los típicos tres actos aristotélicos. Encontrará un aliado en la fotografía en blanco y negro, que se irá oscureciendo a medida que pasan los minutos. El mapa de grises estará bien logrado, al que se le sumará la típica niebla británica y el humo de las fábricas para hacer todo el escenario más denso. En cuanto al modo de contar la historia, Reisz mezclará primeros planos, con planos generales como los de la fábrica o el bar, generalmente mostrados desde arriba. La cámara fija o con pequeños movimientos pasará a volverse inquieta acompañando las travesuras del protagonista, será la fiel testigo de esa forma de rebelarse. También contará con algunos travellings sobre todo en el exterior. Uno de los puntos altos son los espacios escénicos y sus contrapuntos. Será más visible ese contrapunto entre las colinas donde el viento ondea y en los estrechos pasillos donde viven los protagonistas. Los ladrillos o maderas que los rodean serán como esa prisión que oprime a sus habitantes. Y será más notorio cuando vemos los interiores de esas pequeñas casas donde los muebles y adornos se apilan y todo resulta más asfixiante. 



Las cabezas casi chocan con los techos pero los jóvenes crecen con la idea de que ese es el mejor futuro posible. Un escenario donde convivirán pubs, obreros, tiendas de barrio, callejones, patios traseros, calles anchas de adoquines, colinas y zonas despobladas como un claro espejo de la época. Y en ese nuevo consumismo, el pub, las ferias y los parques de diversiones contrastan con los empleados avejentándose en la fábrica, símbolos del nuevo capitalismo que asoma, consumir para vivir. Habrá también en el film una dicotomía visible entre dos polos opuestos: bueno/malo, jóvenes/viejos, rebelde/obediente, rubia/morocha, casados/solteros, jefe/empleado… Arthur será ese rebelde que no quiere ser uno más. Encastrado en ese contrato social, no quiere saber nada con todo lo que rodea al pueblo y a sus habitantes. Esa vida de familia, en medio de un contexto socio económico adverso, donde el derecho a la propiedad y las relaciones de pareja parecen ser la salida más convincente. El esquivará eso como pueda. Tendrá un odio irascible hacia todo lo que lo rodea y en los fines de semana es donde se verá al verdadero Arthur. Trabajará lo necesario para luego ir al bar a beber mientras mantiene una relación con una mujer casada con un compañero de trabajo. Esa relación le servirá además para reírse no sólo del contrato matrimonial sino también de un compañero al que no quiere parecerse en nada. La autosatisfacción como modo de vida. Sin embargo, las complicaciones no tardarán en llegar, lo que hará que su sueño de adolescente eterno tenga que cortarse casi de prepo. En el medio, conectará en una de sus andanzas una joven de familia tradicional y ahí tendrá que lidiar con su propia dicotomía. Seguir por el camino del hombre rebelde o sentar cabeza y enfocarse en una relación que supone un futuro matrimonial y la futura casa propia. ¿Será en esas nuevas construcciones donde quizás Arthur empiece su nueva vida? No lo sabemos, pero si estamos seguro que esa sería la peor de sus derrotas.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO REISZ

 


Nacido en Ostrava, Checoslovaquia, el 21 de julio de 1926. Nació en el seno de una familia judía. A los 12 años, sus padres fueron enviados a Auschwitz y nunca más los vio. Por su parte, él fue uno de los 669 niños que Nicholas Winton salvó de los trenes que iban a los campos de concentración y terminó refugiado, como la gran mayoría, en Gran Bretaña. Entre esos niños también estaban futuras personalidades célebres, como la poetisa Gerda Mayer o el matemático Heini Halberstam. Encontraría su segunda familia en el ejército, sirviendo como piloto de caza en el escuadrón checo de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial. Después llegaría la vida académica. Estudió química en Cambridge, enseñó gramática durante dos años y se convirtió en escritor. A principios de los años cincuenta comenzó a colaborar con crítica cinematográfica en la revista Sequence, de la que Lindsay Anderson era editor. Desde allí, ambos arremeterían contra los postulados de Sight and Sound, la revista oficial del Instituto británico de Cine. Estaba naciendo el "Free Cinema", y el tercero en sumarse a este movimiento fue Tony Richardson. Fue el National Film Theatre el que acogería los primeros manifiestos documentales de estos nuevos talentos, como Momma Don't Allow, en el que trabajaron juntos Reisz y Richardson en una historia sobre un club de jazz del norte de Londres. We Are The Lambeth Boys (1958), un documental de 52 minutos que recogía la vida de la juventud londinense de la clase obrera, fue patrocinado por la Ford Motor Company. Durante dos años, Reisz dirigió una serie de películas comerciales para la Ford, y al inicio de los años sesenta se estrenó con su primera ficción. Sábado noche, domingo mañana (1960), va a ser una de las primeras y mejores películas del “Free Cinema” británico. La obra de Emlyn Williams, Night Must Fall, fue la base de su siguiente película, un thriller para el que de nuevo contó con Albert Finney. El reconocimiento internacional le llegó con Morgan, un caso clínico (1966), codirigida por Fadil Hadzic, una comedia negra, adaptación de una obra de David Mercer. Morgan está obsesionado con Karl Marx y los gorilas. A través de él y su comportamiento anárquico, se retrata el niño que hay dentro de cada uno. Vanessa Redgrave consiguió el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes y una nominación al Oscar. La actriz británica vivía su mejor momento. 



Volvería a protagonizar la siguiente película de Reisz, Isadora (1968), una biografía de la bailarina que cambió los postulados de la danza en los años veinte. De nuevo obtuvo un premio en el Festival de Cannes y una nominación al Oscar. James Caan, que interpreta a un profesor de literatura con un problema de ludopatía, será el protagonista de El jugador (1974), personaje que le proporcionó una nominación a los Globos de Oro. De nuevo, Reisz acudiría a la literatura para rodar Nieve que quema (1978), en la que Nick Nolte interpreta a un veterano de Vietnam que se ve obligado a ayudar a un amigo a robar heroína. Reisz tendrá ocasión de aplicar sus propias teorías sobre el montaje en La mujer del teniente francés (1981), adaptación de la novela de John Fowles. Reisz respetó los dos finales de la novela haciendo lo propio con la película, protagonizada por Jeremy Irons y Meryl Streep. El montaje paralelo de dos historias -una película dentro de la película- permite establecer similitudes y diferencias en la evolución de los personajes. Meryl Streep obtuvo el Globo de Oro, el Premio Bafta, y una nominación al Oscar. La dirección artística, el diseño de vestuario, el montaje y el guión, también fueron nominados. 



Para su siguiente película, Reisz cambió de tercio radicalmente. La historia de la música country en Estados Unidos cuenta con dos nombres femeninos relacionados entre sí, Loretta Lynn y Patsy Cline, que se hicieron amigas superando su rivalidad profesional. La historia ya se había llevado antes a la pantalla, y en esa ocasión Sissy Spacek había interpretado a Loretta Lynn en Coal Miner's Daughter (1980). Ahora, Reisz dirigía a Jessica Lange en Dulces Sueños (1985), lo que le valió a la actriz una nominación al Oscar. En Todo el mundo gana (1990) contó con un guión de Arthur Miller, y centraba su historia en los personajes de un pueblo de Nueva Inglaterra que funcionaba como un psiquiátrico al aire libre. Reisz y Miller rehicieron el guión original intentando que ganara en fuerza visual y que aumentara el suspense cinematográfico. El resultado fue algo parecido al realismo mágico, con un misterio añadido que el detective interpretado por Nick Nolte tenía que desentrañar. Karel Reisz pasó a la Historia del Cine por ser uno de los impulsores del “Free Cinema”, junto a Tony Richardson y Lindsay Anderson. Su revolución arremetió frontalmente contra lo académico. Según el manifiesto de Anderson, el cine que tenían los ingleses ostentaba "una actitud metropolitana" y era "burguesa de los pies a la cabeza". Reisz romperá como director, y de acuerdo a estos postulados, con las formas tradicionales del cine británico, pero además pondrá especial interés en el montaje, demostrando que era posible no sólo un cambio substancial, sino también estructural. Reisz falleció el 25 de noviembre de 2002 a los 76 años.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Saturday Night and Sunday Morning

Año: 1960

Duración: 85 min.

País: Reino Unido

Dirección: Karel Reisz

Guion: Alan Sillitoe. Novela: Alan Sillitoe

Música: John Dankworth

Fotografía: Freddie Francis (B&W)

Reparto: Albert Finney, Shirley Anne Field, Rachel Roberts, Hylda Baker, Bryan Pringle, Norman Rossington.

 

PELÍCULA COMPLETA

lunes, 26 de junio de 2023

LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO - THE LONELINESS OF THE LONG DISTANCE RUNNER DE TONY RICHARDSON

PROGRAMA 411 (09-06-2023)

 

SINOPSIS

 

Colin Smith es un joven de clase obrera que vive en los alrededores de Nottingham. Un día comete un robo en una panadería y es enviado a un reformatorio. Una vez allí empieza a correr, y gracias a sus cualidades como corredor de fondo va ganando puestos en la institución penitenciaria. Durante sus entrenamientos reflexiona sobre su vida anterior y empieza a comprender que se encuentra en una situación privilegiada. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Sabía de su talento. Llegó con el bolso lleno de ilusiones a un lugar donde todo era frío. La calidez provenía de las personas tan humildes como él. Los que le abrían la puerta, los que lo ayudaban en un vestuario que en invierno parecía el último de la historia. Las caminatas al costado de la ruta esperando ese bondi desvencijado lo habían curtido. El pueblo había quedado atrás, esperando algún día recibirlo con los brazos abiertos. Deambuló por hoteles de mala muerte, donde borrachos y prostitutas jugaban a ver qué policía los fajaba primero. Alguna vez estuvo al borde de caer pero ellos mismo lo cuidaban del agite y del famoso reviente. Sabían que era especial. “Con el pibe no” repetían a coro, como si de un mantra se tratase. Nunca había tenido gente que lo defienda de esa manera. Le tocaba crecer de golpe. Y también a golpes. Los más grandes siempre le daban un poco de más para ver hasta dónde podía aguantar. Para ver si tenía esa pasta de campeón que le llaman. Y como no iba a aguantar si había pasado todas las penurias posibles. Esos roces eran caricias al lado de las que sufría de chico. Aparecieron los primeros amores, esos que parecen eternos aunque sean fugaces. Empezaron a pasar los meses y todo era color de rosa. Ya no habitaba esos cuartos derruidos, sino que había pasado a un dos ambientes en un lugar donde los olores eran otros y la calle se iluminaba de noche. Con poco más de un año, se vio por primera vez en la televisión, dando una nota pero con los cachetes colorados de vergüenza. Aparecieron las redes sociales y miles de personas lo acariciaban virtualmente. La fama lo abrazó como a un recién nacido y el centro de la escena era un idilio irrefrenable. Todo le era fácil. Obsequios a toda hora, a tal punto que no recordaba cuando fue la última vez que sacó la billetera para pagar algo. Y las caras empezaban a cambiar. Los amigos del campeón estaban sedientos y necesitaban exprimirlo todo. 



A veces había ofertas con combos inevitables. Las noches eran largas, muy largas, pero se hacían cada vez más oscuras y los flashes adornaban el camino del héroe. Hasta que llegó el primer tropezón. Y luego otro… Y pasaron meses donde el ostracismo se hizo moneda corriente. Los medios se habían olvidado de él. Ya tenían otra promesa a la cual manipular. Se dio cuenta que solo quedaron pocas manos para levantarlo. En un abrir y cerrar de ojos, el castillo se había derrumbado. El sol dejó de salir y los vestuarios volvieron a tener ese frío que no te dejaba pensar. Y no tuvo más opción que escapar. Irse lejos, a donde era un desconocido. Volver a ser aquel pibe que viajaba en el bondi desvencijado. Aunque ya rondaba los veintitantos. La promesa se marchitó antes de florecer. Los seguidores ya eran todos conocidos de carne y hueso. La billetera gastada llevaba unos pocos pesos con lo que le alcanzaba a llegar a fin de mes. A su compañera de años poco le importó, siempre había estado a su lado. El amor fugaz ésta vez fue eterno. El, cada tanto pasaba a saludar a los borrachos y prostitutas de ese barrio que lo había cobijado como uno más. Brotaban anécdotas y las risas volvían a salir naturalmente. Sin embargo, dentro de todo, era feliz. En la indiferencia y el anonimato pudo volver a ser él. Y después de todo, dejó de ser ese lobo solitario al que todos querían cazar. Ya se había prometido que nadie más le iba a arrancar la sonrisa.

 

Marcelo De Nicola.-


Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE LA SOLEDAD DEL 

CORREDOR DE FONDO

 


Renunciar no siempre es ir a menos. Vamos a intentar decirlo de otra manera: Ganar, muchas veces, no es haber salido primero. Cuando miro a mi alrededor, festejo la falta de ciertos trofeos porque su ausencia marca el brillo oculto de otras pocas victorias anónimas, victorias solitarias y silenciosas, desconocidas por todos. Han quedado en la historia de nuestra memoria renunciamientos que valieron más que cualquier triunfo. Renunciamientos heroicos, inteligentes, estratégicos, simples pasos al costado en el abismo de todo ego. Recuerdo con inmensa emoción a esa mujer, aquella que en el camino dejó jirones de su propia vida, la que, desde lo alto de un balcón, mirando a los ojos de una masa descamisada, con el dolor pétreo a flor de labios dijo con valentía de heroína: yo no quiero otra cosa que este cariño, y con ello renunciaba a un puesto de privilegio. Hubo más gloria en aquel gesto que en ningún otro premio, que en ningún otro cargo. Viene a mi memoria también, aquel otro renunciamiento a la libertad, a la vida, de nuestro hermano Vanzetti, hablándole con cruda honestidad a aquellos verdugos disfrazados de jueces. Sabiendo que su sentencia de muerte ya estaba dictada, aquel hombre no tembló al decirles que, si había una razón por la cual él estaba en esa sala como reo, si había una razón por la cual en unos minutos ellos iban a condenarlo, no era otra que por su lucha contra los crimines que la ley oficial y la moral oficial no condenaban y por el contrario santificaban: la explotación del hombre por el hombre. Aquel gesto se convirtió en una bandera de lucha que supo capitalizar las demandas y los sueños de la masa trabajadora toda. El no como renuncia a lo más sagrado, como entrega absoluta a la propia lucha, como la piedra indispensable para arruinar el engranaje y herir de esa forma al sistema. 



En este mismo sentido, nuestro amigo Alejandro Dolina, nos convidó hace mucho tiempo ya con un breve relato sobre el niño que fue a menos. El texto dice lo siguiente:

La señorita Claudia le pregunta a Ferro:

—¿Quién fundó la ciudad de Asunción?

Ferro lo ignora y lo confiesa. La maestra intenta por otros rumbos.

—Tissot.

—No sé, señorita.

—Rossi.

Silencio. El ambiente se pone pesado porque quizá la señorita Claudia enseñó aquello el día anterior.

—Maldonado.

Nada. Claudia frunce el ceño y ensaya unos reproches generales.

Frezza, el tano Frezza, lo sabe de algún modo misterioso. Es extraño el camino que siguen las nociones: suelen alojarse donde menos se lo piensa.

—Nuñez. López. Dall'Asta.

Tampoco. Frezza espera, sobrador, sin levantar la mano. Cosa de manyaorejas, piensa.

La señorita Claudia se dirige a las niñas y pronuncia el nombre amado. Frezza está muy lejos para soplar y la morocha que lo enloquece no puede contestar. De pronto, la maestra lo mira.

—Frezza.

Y el niño taura, que tal vez necesita anotarse un poroto, se levanta, mira hacia el banco de la morocha y dice casi triunfal:

—No lo sé.

Si es que nadie lo sabe estará bien no saberlo. Frezza se sienta y se oye entonces, como en una horrible blasfemia, la voz de Campos, injuriosa:

—¡Juan de Salazar!

Pasaron los años. La morocha no conoció el amor de Frezza ni tampoco su gesto elegante y generoso. Si alguien califica estas lecciones en alguna Libreta Celeste, Frezza tendrá un nueve. Y si ni siquiera existe esa Libreta, entonces tendrá un diez.



The Loneliness of the Long Distance Runner, del director Tony Richardson, es el inteligente relato sobre la historia de un tipo que da un paso al costado, de alguien que rechaza los privilegios porque entiende que la salvación nunca es individual. El film posee una estructura no lineal y se sirve de la herramienta del racconto para narrar el conflicto padecido por el personaje principal. De esta manera, trabajará sobre la información narrando primero la consecuencia para luego detenerse a desarrollar la causa. Comenzará entonces con Smith preso, para luego llegar a la narración misma del hecho por el que se lo culpa. Se lo mostrará en el inicio reacio, frio y distante, para luego centrarse en el relato de aquella transición. La composición narrativa en planos no aportará demasiado desde el punto de vista del lenguaje audiovisual pero aun así será la correcta para contar visualmente la historia. La trama trabajará sobre la metáfora construida alrededor de dos deportes: las carreras de fondo y el futbol. Habrá en este tratamiento una resignificación simbólica del individualismo y del trabajo en grupo, del logro personal por sobre el beneficio de muchos. Smith lo descubrirá y actuará en consecuencia arruinando el cielo de sus captores, renunciando a sus beneficios, rechazando todos los privilegios. Smith entenderá que aquella renuncia lo acercará más a los valores de su verdadera pelea, al origen genuino de todas sus tristezas. En algún momento alguien le preguntará si al cometer su delito no sintió miedo. Smith lo mirará sorprendido y le responderá que no, que si hubiera tenido miedo no lo hubiera hecho. Aquella fortaleza del personaje será la que lo lleve a su triunfo solitario, a su gloria personal que casi nadie entenderá. A ganarse el odio y el desprecio de sus verdugos, por que como bien sabemos, alguien sin miedo, es siempre alguien temerario.

Lucas Itze.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO RICHARDSON

 


Nació el 5 de junio de 1928 en ShipleyYorkshireInglaterra. Graduado en Oxford fue, junto con Lindsay Anderson y Karel Reisz, fundador de la revista cinematográfica Sequence. Richardson desarrolló el ideario de formación de la English Stage Company, junto a sus amigos George Goetschius y George Devine. Desde 1958 dirige el Royal Court Theatre de Londres, donde dio a conocer dos obras de John Osborne que posteriormente llevaría a la pantalla: Look Back in Anger y The Entertainer. Ese mismo año debutó en el mundo del cine con el largometraje Mirando hacia atrás con ira, la historia de un hombre culto que, a pesar de su educación universitaria, apenas puede conseguir un trabajo en una tienda de caramelos. Así, Jimmy considera su vida personal y profesional muy frustrante, y vive, además, lleno de amargura a causa de la sociedad que le rodea. Obtuvo excelentes críticas. Poco después, fundó la productora Woodfall Films junto con el dramaturgo John Osborne. Luego llegaron El animador, donde Laurence Olivier fue nominado al Oscar por su papel de un showman que va camino al fracaso y en 1961 filma en Estados Unidos Réquiem por una mujer, una adaptación de la novela de William Faulkner que narra las desventuras de una rica heredera. En 1961 llega Un sabor a miel, adaptación para el cine de una obra teatral de Shelagh Delaney que narra las relaciones entre una adolescente embarazada y un homosexual. La acidez de esta historia, y la visión sombría de la sociedad británica que contiene, la integran en el Free Cinema. Con La soledad del corredor de fondo y Tom Jones (Oscar al mejor director y a mejor película en 1963) se convierte en uno de los más destacados representantes del movimiento, que fue paralelo a la Nouvelle Vague francesa y que significó la renovación del cine de la Gran Bretaña y el principio de su evolución a lo largo de los últimos 30 años. Tom Jones cuenta las correrías y juergas de un libertino bastardo educado como un caballero durante el siglo XVIII. 



Se radica en los Estados Unidos, donde rodó Los seres queridosLa última carga y Ned Kelly (con Mick Jagger como protagonista) su filmografía quedó prácticamente limitada al academicismo. Otros films de esa época fueron El marinero de Gibraltar, Fuegos de verano, Risa en la oscuridad y una versión de Hamlet. En 1962 se casó en secreto con la actriz Vanessa Redgrave, y con la que tuvo dos hijas, las actrices Natasha Richardson y Joely Richardson. También tuvo otra hija, Katherine Grimond. Se divorció en 1967, divorcio que pidió ella tras los rumores sobre el adulterio de su esposo con la actriz francesa Jeanne Moreau. Entre los ´70 y los ´80 dirigió varios films que pasaron sin pena ni gloria, salvo por alguna nominación para sus protagonistas, que eran estrellas en su mayoría. Así fueron pasando: Un equilibrio delicado con Katherine Hepburn, Certificado de defunción con Judi Dench, Joseph Andrews con Ann-Margret, La frontera con Jack Nicholson y Harvey Keitel, y Secretos de hotel con Jodie Foster, Rob Lowe y Natassja Kinski. Tony Richardson falleció el 4 de noviembre de 1991 en el hospital de San Vicente, en Los Ángeles, por complicaciones debidas al sida. Sin embargo, quedó un último film, que salió a la luz en 1994, titulado Blue Sky, aquí se llamó Las cosas que nunca mueren, con Jessica Lange (que ganó el Oscar) y Tommy Lee Jones, un drama apocalíptico mezclado con tintes románticos.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: The Loneliness of the Long Distance Runner

Año: 1962

Duración: 99 min.

País: Reino Unido

Dirección: Tony Richardson

Guion: Alan Sillitoe

Música: John Addison

Fotografía: Walter Lassally

Reparto: Tom Courtenay, Michael Redgrave, James Bolan, Avis Bunnage, Alex McCowen

 

PELÍCULA COMPLETA

viernes, 23 de junio de 2023

IF.... DE LINDSAY ANDERSON

PROGRAMA 410 (02-06-2023)

 

SINOPSIS

 

Polémica película en la que el pionero del Free Cinema inglés arremete contra la enseñanza superior y hace una sátira violenta y sin matices de los colegios superiores y del establishment británico. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Y un día reparaste en el texto. Descubriste las terribles ausencias, los imperdonables olvidos. Revisaste cada uno de sus párrafos, leíste nuevamente aquellas monótonas páginas con detenimiento y entonces, la pregunta se clavó en tu mente como el peor de los venenos. ¿Cuál fue el momento en el que dejaste de ser protagonista de tu historia? Desapareciste del texto. Aquel sujeto que solías ser fue devorado con angurria por el predicado de otro, el deseo de otro. Confundiste el límite y el relato se sublevó a tu voluntad. ¿Cuándo ocurrió aquel crimen? ¿Detrás de qué palabras, de qué miradas, entregaste lo único que tenías, tu único tesoro? Ser en función de te permitió fingir cierta soltura, elaborar esa mirada de tipo duro, de bandolerito de callejón que aprendió ciertos trucos que aún conserva. Te permitió hacer propias algunas anécdotas, jurarte ciertos saberes. Te anticipó la dirección de algunos golpes que nunca te llegarían, que nunca te pegarían porque estabas paseando en el relato de otro, absorbido en el sujeto que no eras. ¿Cuál fue el costo de aquella aventura? Creíste ser un tipo inteligente cuando solamente decías un par de cosas ingeniosas y hoy, en la soledad de tu abismo, pagas esa diferencia. 



No estar, no ser, te permitió en definitiva jugar a ser el dios de la aventura de otro, porque después de todo, que otra cosa es un observador sino una deidad que se prohíbe salir a jugar. Disfrutaste aquel sillón que te situaba tan alto, bien lejos del fuego cruzado que propone toda semántica. Pero la pregunta sigue allí, imperturbable, tan real como ninguna respuesta. Acechándote como una pantera hambrienta. ¿Qué hubiera pasado si te hubieras limitado a contar tu historia, a transitar aquel drama con la dignidad de un héroe, con el valor de un tipo que tiene bien en claro aquello de que si tiene solución es un problema y si no es un destino? ¿Si hubieras entendido aquel límite que entregaste en sacrilegio? Si no hubieras jugado a comerte el dolor de otro, al sadismo de ser comido por aquel que soñaste salvar. Si hubieras entendido el precio de aquel alejamiento, de aquella renuncia de ser. Si hubieras tenido el valor de sentir y el desprecio por juzgar. Si hubieras aguantado el peso que siempre implica un corazón. Si…

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE IF…

 


La mirada se pierde en algún punto oscuro. La mente te traslada a un cúmulo de lugares inconexos que crees que no tienen que ver con tu vida. De pronto los recuerdos empiezan a caer como gotas de agua que golpean sobre tu frente. Las manos te sudan porque sentís esos ruidos molestos qué claman venganza. Fueron bastantes años de vejaciones. Las campanas vuelven a sonar como si la inquisición te llamara. La frustración vuelve a aparecer. Allí, lo que creías que todo iba a ser tan perfecto como natural, se transformó en un infierno. Aunque a decir verdad, fue natural... Era un secreto a voces que los altos mandos siempre pudieron ocultar. Desde siempre la iglesia, ciertos establecimientos escolares y los internados se consideraron como lugares de sanación. Los rebeldes, los exiliados, los descreídos de siempre, iban a parar a esos sitios. Y en nombre de la fe, la educación y la salud se convirtieron en los peores atropellos. Pero nadie jamás se preguntó qué pasaría si alguna vez todo se saliera de control… Si alguien decidiera sacarse el uniforme y empezar a dar batalla. Y llegar a la clásica pregunta ¿Y qué pasa si…? Creemos que Lindsay Anderson y David Sherwin, director y guionista del film If… se hicieron la misma pregunta… Estrenada justamente para la época de un mayo francés del ´68 que nos gritaba que la Revolución había empezado… 



La película estará dividida, como si se tratara de una novela, en 8 episodios conformados por un guion lineal. Será una sátira sobre esos típicos colegios británicos y una crítica a esa sociedad burócrata e inoperante. Donde esa burocracia es más importante que la vida de los alumnos, quienes tienen una cadena de mando preestablecida. Los de la enseñanza inferior, serán sirvientes de los de la superior. Veremos los excesos de las autoridades y como poco a poco algunos de los alumnos empezarán a rebelarse. El líder sin dudas será Mike Travis, ese Malcolm McDowell pre Naranja Mecánica en una especie de ensayo para su personaje más icónico, quien ya desde el comienzo esconde ese incipiente bigote antes de afeitarse… en esas miradas empiezan a pasar cosas… La fotografía trabajará tonalidades que pasarán del color, generalmente opaco, a ciertas en escenas en blanco y negro algunas por cuestión económica y otras puramente artísticas. Y hablando de fotografía, serán las que aparecen en los cuartos de Travis y compañía las que nos den un collage de lo que puede pasar. Los íconos del Che Guevara, el indio Gerónimo, Lenin, los soldados de Vietnam y hasta la célebre Marilyn Monroe significarán la revolución que se anhela. El levantarse ante ese contrato establecido. Notaremos también un homenaje a esa célebre película de los años ´30, hablamos de Cero en Conducta del malogrado Jean Vigó. No veremos planos ni encuadres grandilocuentes. El director trabajará la realidad de manera cruda y también lo mezclará con ciertos tintes oníricos donde tendremos que abrir los ojos para determinar qué es lo real y que es lo fantástico. 



Denunciará a todo el establishment educativo británico y mostrará sin mostrar. Anderson abordará la juventud y la masculinidad pedida por la sociedad mientras se suscitan acosos, superiores que bordean la pedofilia y el temor hacia los homosexuales, todo frente a nuestros ojos. Será una gran crítica a esa imagen de esa supuesta Gran Bretaña generadora de todo, como lo decía uno de los profesores más eminentes. “¿Qué queda si la libertad cae? ¿Quién muere si la libertad vive?”. Nos pregunta Travis, para finalmente escupir: “¿Cuándo vivimos? Eso es lo que quiero saber”. Será nuestro anti héroe, un punk antes de la aparición del punk. Un visionario del No Future que se confirmó en la década de los ´70. Todas esas preguntas sin respuestas nos llevarán a una tensión in crescendo, en el que los tres actos aristotélicos se unirán para qué en el desenlace, explote todo, como en cualquier gran revolución. La lucha de clases, el autoritarismo reinante y los castigos físicos se transformarán en un combo que va directo hacia la explosión. Explosión que se da sobre el final, cuando aparezca ese primer plano de Travis disparando frenéticamente entre risas, mientras nosotros también hacemos una mueca alegre queriendo creer que la fantasía se ha transformado en realidad.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO ANDERSON

 


De origen escocés, Lindsay Anderson fue el hijo de un oficial de la armada británica. Nació en Bangalore, al sur de la India, el 17 de abril de 1923 y fue educado en prestigiosos colegios británicos. Ya graduado, Anderson trabajó al final de la Segunda Guerra Mundial como criptógrafo para las Corporaciones de Inteligencia, en el Centro Experimental Inalámbrico en Delhi. En agosto de 1945, Anderson ayudó a colgar una bandera roja en el tejado de la cantina de los Jóvenes Oficiales, a los pies de Annan Parbat, para celebrar la victoria del Partido Laborista en las elecciones generales que habían tenido lugar en el Reino Unido un mes antes, el 5 de julio. El coronel al mando no aprobó esta acción, pero no se tomó ninguna medida disciplinaria contra Anderson ni contra los otros jóvenes oficiales que habían participado en esta acción. Antes de dedicarse a la realización de cine y a la producción teatral, fue un destacado crítico de la revista Sequence (1947-1952), de la que fue cofundador, junto con Gavin Lambert y Karel Reisz. Más tarde también escribió para Sight and Sound del British Film Institute y para el semanario izquierdista New Statesman. Especialmente influyente fue un artículo suyo, "Stand Up, Stand Up", publicado en 1956 en Sight and Sound, en donde atacaba la supuesta búsqueda de objetividad y la falta de compromiso político pretendidos por los críticos cinematográficos de su tiempo. Como productor teatral, tiene en su haber unas 40 producciones, la mayoría para el Royal Court Theatre de Londres. Con algunas apariciones menores como actor, luego empezó su carrera como cineasta con algunos cortos de índole documental hasta que en 1963 lazó su ópera prima El ingenuo salvaje (o El llanto de un ídolo), la historia de una joven estrella de rugby, violento y arrogante, que se enamora de una joven viuda, que le hace una nueva manera de ver las cosas. Su debut logró el aplauso unánime de la crítica, sus actores fueron nominados a los Premios Oscar y la película fue elegida una de las mejores del año por los críticos. En 1967 dirige el mediometraje El autobús blanco, la historia de una joven que vive en Londres y regresa a su pueblo en un autobús de ese color. El film supuso el debut en la pantalla grande de un joven Anthony Hopkins. Luego llegó If… y en 1973 la segunda parte de la trilogía de Travis, esta vez Un hombre de suerte (Oh Lucky Man!), una original y surrealista crítica al capitalismo a través de las aventuras de un joven vendedor de café. 



Su siguiente film fue In Celebration de 1975, donde en una ciudad minera de Yorkshire, tres hermanos universitarios vuelven a casa de sus padres proletarios para celebrar su 40 aniversario de boda, pero oscuros secretos les aguardan... Con Brian Cox como protagonista. Cierra la trilogía de Mick Travis en 1983 con Hospital Britannia donde Malcolm McDowell es un periodista que comienza un documental sobre un hospital. Su último film fue Las ballenas de agosto, que cuenta la vida de dos amigas de más de 80 años que van sufriendo los problemas de su edad y lo llevan de diferente manera. 



Para el film contó con dos de las grandes estrellas de la época dorada de Hollywood, la mítica Bette Davis (casi 80 años, actriz de Eva al desnudo, Que pasó con Baby Jane, La loba o Jezabel) y la icónica Lilian Gish (94 años, actriz de Intolerancia, El nacimiento de una nación, Pimpollos rotos, El viento, Duelo al sol, El cazador…, quien es la actriz con la carrera cinematográfica más larga de la historia hasta el momento, 75 años). Bette Davis murió en 1989, Lilian Gish en 1993, poco antes de cumplir 100 años y Lindsay Anderson se unió a ellas el 30 de agosto de 1994, mientras estaba en Francia, tras un infarto agudo de miocardio. Tenía 71 años.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: If....

Año: 1968

Duración: 111 min.

País: Reino Unido

Dirección: Lindsay Anderson

Guion: David Sherwin

Música: Marc Wilkinson

Fotografía: Miroslav Ondricek

Reparto: Malcolm McDowell, David Wood, Richard Warwick, Robert Swann, Christine Noonan, Mona Washbourne  

 

PELÍCULA COMPLETA