miércoles, 22 de diciembre de 2021

OIKTOS (PITY) DE BABIS MAKRIDIS

PROGRAMA 353 (03-12-2021)

 

SINOPSIS

 

La historia de un hombre que se siente feliz solo cuando es infeliz, un hombre adicto a la tristeza, que tiene tanta necesidad de compasión, que está dispuesto a hacer todo lo posible por evocarlo a los demás. Esta es la vida de un hombre en un mundo que no es lo suficientemente cruel para él. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

La existencia duele, de eso no cabe ninguna duda. Los golpes en el cuerpo duelen. Las muelas a veces duelen. El olvido siempre duele, así como también lo hacen ciertas distancias. La cifra 30.000 no dejara de doler nunca, nunca más. La palabra hambre duele, y duele más cuando copula con la palabra niñez y de aquella unión surge la palabra vergüenza. Y la palabra vergüenza duele muchísimo más aún cuando queda huérfana y anda por allí carente de todo ser y aquel que debería haber sido responsable de ella, hablo del portador de esa vergüenza, ahora la mira con frialdad desconociéndola por completo, con aquella mirada miserable, aquella mirada que solo saben cargar los sinvergüenzas. Las deudas impagables duelen, el desinterés y la soberbia lo hacen también. La aniquilación del otro institucionalizada bajo el perverso diseño de políticas sociales claro que duele. Pareciera así entonces que el dolor se vincula estrechamente a lo humano. Podríamos hasta aventurarnos a sentenciar, sin demasiado temor a equivocarnos, que el dolor es la evidencia más notable de la imperfección humana. Si pensamos un instante en las mitologías, no nos resultará difícil notar que el dolor aparece por lo general bajo una connotación de castigo divino o mismo como una carga propia de cada hombre. No hay religión inventada que no haga del dolor uno de sus pilares para contraponer en oferta la salvación y el diseño propio de un paraíso como su mórbida recompensa. Sufra hoy y sálvese mañana gritaran entre caipiriñas los muchachos eufóricos de la calle Corrientes. 



Tal como hemos dicho al comienzo, existir duele, pero entonces, ¿cómo escapar de aquello? ¿Hacia dónde correr, como alejarnos de eso tan adherido a la carne de nuestra especie? La clara respuesta es entonces naturalizando el dolor. Lo normalizamos y como el paisaje ya visto tantas veces, un día dejamos de sentirlo. Lejos de proponernos esto una salvación, y menos aun de mejorarnos, de agregarle algún valor a nuestra existencia, este ejercicio nos arroja a los mórbidos arrabales de nuestra esencia. Cuanto más naturalizamos y normalizamos, quiero decir, cuanto menos sentimos, más nos deshumanizamos. La sensibilidad frente a los canallas, frente a esos tipos monocromáticos y monocordes, aún desde el dolor, o quizás como consecuencia de ello, nos hará más ricos en esta existencia inhabitable. Nuestro amigo Symns nos recordaba: El sufrimiento es el dolor del tiempo. La angustia es la memoria del desamparo. Y la depresión apenas una cobardía del cuerpo. El único dolor que confiere nobleza es la tristeza.

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE OIKTOS

 


La psiquis del ser humano ha sido estudiada desde hace siglos. Se han escrito miles y miles de páginas tratando de dar con ciertas características y sus posibles desarrollos, tanto físicos como emocionales. Allá por el siglo XIX, un alumno del célebre médico psiquiatra Philippe Pinel, llamado Jean Étienne Dominique Esquirol, empezó a estudiar los síntomas de la locura. En uno de sus ensayos, presentaría su sistema sobre la locura divididos en cinco géneros. Uno de ellos fue la novedosa lipemanía (del griego locura afligida), con la que actualizó más a fondo, y reemplazó, el término melancolía. Para Esquirol la melancolía era un término que debía ser dejado a poetas y moralistas. En cambio, en la lipemanía domina la pasión triste y opresiva. Toda la actividad psíquica está absorbida en "rumiar su tristeza", con una "reconcentración dolorosa del espíritu", producto de una cenestesia alterada. En síntesis, afirmaba que la tristeza puede ser patológica por su sola intensidad y que los lipemaniacos tienen ilusiones de los sentidos, o alucinaciones, que asocian las ideas más dispares y más extravagantes. De ahí a la auto indulgencia hay un solo paso y aquí es donde empieza en un entorno social, a jugar la simpatía o la lástima. Un gran ejemplo de este tipo de psiquis la encontramos en el protagonista del film Oiktos del griego Babis Makridis



Parte de la llamada ola del nuevo cine griego, mientras uno ve el film, es imposible no acordarse de cintas anteriores como Canino o Miss Violence, de la que es una especie de hermana menor. Habrá muchas líneas en común. Un masculino protagónico callado, que dice más con la mirada que con las palabras y que tiene algún secreto que esconder. Unos encuadres donde todo está perfectamente diseñado, donde no hay nada que sobre. Y una excelente fotografía. Será un guión lineal firmado por el director junto a Efthymis Filippou (guionista justamente de Canino o Langosta, ambos de Yorgos Lanthimos). El film nos presentará al protagonista, un abogado del que ni siquiera sabremos el nombre, llorando en su habitación. La paleta de colores mostrará las similitudes entre la ropa y diferentes elementos que aparecen en la casa y elegirá más bien colores otoñales o fríos para dar una idea de la tristeza del protagonista pero también la luminosidad de los ambientes y las playas mediterráneas contrastarán con su penar. También estarán muy trabajados los planos, en su mayoría planos fijos o primeros planos, con el detalle de las simetrías al estilo Wes Anderson. La banda musical se nutrirá de Beethoven y Mozart pero se mezclará en ciertos momentos con un metal pesado que romperá la monotonía del film. Este estará dividido en dos partes y cada una empezará con una puerta de un garage elevándose, donde el fondo negro pasará a transformarse en el cielo celeste. 



Asistiremos en ese comienzo a conocer en forma dosificada al personaje principal. Lo veremos llorando en su habitación y nos enteraremos que su esposa está internada en coma luego de un accidente. Esa situación la tomará para beneficio propio con atenciones de vecinos y comerciantes. Con el correr de los minutos, sobre un fondo negro y en letras blancas, leeremos sus pensamientos, conociendo un poco más de su situación. “Llorar es lo más difícil de fingir” dice en algún momento desnudando su alma. Con su esposa moribunda, sólo espera un llamado que confirme el desenlace. Cuando ese llamado llega, habrá un cambio drástico. En esa segunda parte se caerá ese castillo de naipes y lágrimas que había construido. Los pequeños consuelos ya no estarán a la orden del día. Se sentirá perdido en su propia tristeza y ya nadie le tendrá lástima. Envidiará por completo a aquellos que están pasando por angustias y tragedias. Sus gestos seguirán siendo adustos y se sentirá desacostumbrado a esta nueva vida. La complejidad de su psiquis buscará maneras de volver a tener ese sentimiento. Salir de su propia caverna parecería ser el único camino. Y así decidirá crear su propia tragedia griega para lograr su triste felicidad.

 

Marcelo De Nicola.- 

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO MAKRIDIS

 


Babis Makridis nació en Kastoria, Grecia en 1970. Su cortometraje The Last Fakir (2005) ganó el premio Newcomer's Prize en el festival de cortometrajes de Drama, Grecia. Su ópera prima L (2012) se presentó en Competición en el Festival de Cine de Sundance, los Premios Tigre de Rotterdam y muchos otros festivales internacionales. Fue galardonado con el primer premio (Gran Premio) en el Festival de Cine Molodist, Kiev, Ucrania, en 2012. Cuenta la historia de un hombre que vive en su automóvil queda atrapado en un guerra no declarada entre los motociclistas y conductores de automóviles. 



Pity (2018), su segundo largometraje también se estrenó en Competición en el Festival de Cine de Sundance y el Festival de Cine de Rotterdam. La película ha recibido varios premios y fue coronada Mejor Película en los Premios de la Academia de Cine Helénica en 2019. También ganó el Premio Fipresci en el festival de cine de Torino y Mejor Película y Mejor Director en el Festival Internacional de Cine de Odesa. Estreno de su tercer largometraje "Birds or (How to Be One)" en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam 2020. Una película sobre lo que es falso y lo que es real, que revolotea entre el documental y la ficción. Sobre volar y caer, el humano necesita volar, miedo a las alturas, vértigo, utopía, dioses y hombre. Inspirado en la antigua comedia griega "Ornithes" de Aristófanes y la representación teatral homónima de Nikos Karathanos y Onassis Stegi.    

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Oiktos

Año: 2018

Duración: 99 min.

País: Grecia

Dirección: Babis Makridis

Guion: Efthymis Filippou, Babis Makridis

Fotografía: Konstantinos Koukoulios

Reparto: Yannis Drakopoulos, Evi Saoulidou, Evdoxia Androulidaki, Efthymis Papadimitriou

 

PELÍCULA COMPLETA

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario