EDITORIAL
Monotonía,
horrible amargura del tiempo. Pienso eso mientras las teclas suenan rebeldes
ante los embates de las pocas ideas que quieren trasladarse a la pantalla.
¿Cuántas veces pensamos en dejar todo y escapar para sentirnos libres?
Seguramente muchas. Renunciar y empezar a caminar sin rumbo fijo, sacar un
pasaje hacia no importa donde, para descubrir esas nuevas experiencias que
tanto anhelamos. Un viaje, sin dudas, es una de las mejores formas de abrir la
mente. Allá encontramos esa distracción necesaria, ese olvido permanente hasta
de quienes somos. Donde no existen las horas, ni las malditas rutinas
impostadas. Donde el tiempo pasa sin darnos cuenta, contrariamente a lo que
vivimos día a día en alguna que otra oficina. Porque ahí, mis amigos, es donde
se mueren los sueños. Vendiéndole nuestros segundos a quien sabe quién, jugando
a inventar historias mientras cumplimos con nuestras tareas, y agradeciendo a
la vida que al menos tenemos un motivo para sonreír cuando empieza el mes.
Otros, en cambio, lo padecen más que nosotros, porque a ellos los sueños se los
han robado hace rato.
La vida, en muchos casos, no es más que eso. Un juego
donde parecemos actores secundarios esperando siempre el rol protagónico,
olvidando que los verdaderos protagonistas somos nosotros. Esa será la lucha
contra nosotros mismos. Vencer esos miedos que nos paralizan y nos obligan a
formar parte de este mundo hermético en el que estamos hundidos. Romper ese
caparazón y escapar de esos estatutos que nos obligan a formar parte del todo.
Jugarnos por desandar esos caminos en diferentes ciudades del mundo o
encontrarnos con las zapatillas embarradas por caminar zonas ajenas a las
grandes luces. El paisaje no importa. Cualquier sitio deviene en una belleza
exótica cuando uno encuentra lo que desea. Algún día será mi turno. Me
convenceré de estas palabras y volaré en busca de romper la maldita resaca de
la rutina. Me liberaré de ciertos dogmas para recorrer la ciudad con otros
ojos. Solo anhelo que cuando tenga el valor necesario, no haya caído la noche,
para así poder descubrir mi séptimo continente.
Marcelo
De Nicola.-
Canción
elegida para la editorial
La magia de Charly y compañía
IMPRESIONES SOBRE EL
SÉPTIMO CONTINENTE
El
miedo es el que nos ha unido alrededor de esta fogata, y será alrededor de ella
que bailaremos nuestra danza hasta las últimas cenizas de sus llamas. Hemos
diseñado esta fantasía, aniquilado nuestro instinto, adoctrinado nuestro paso y
hasta olvidado para siempre el fulgor de nuestra mirada a causa de las firmes y
siniestras exigencias del plan. Somos la llama que teme al bosque, somos los
pájaros penalizando so pena de muerte el volar, somos el árbol petrificado,
cuyas ramas pretenden entender al tiempo en el lento recorrido que dibuja la
caída de cada una de sus hojas. Año tras año recorremos nuestra celda
prometiéndonos futuros mejores, diseñando dichosas aventuras, proyectándonos
sobre aquel porvenir ilusorio por el solo temor a la sorpresa. El desear, mis
queridos amigos, es impostergable. Planificar no es más que aniquilar la
existencia. Hoy es el escenario donde el deseo quiere y la pulsión ejecuta. Un
amigo de esta casa, alguna vez sentenció que el deseo te invita un café
mientras que la pulsión te toca la teta. De la postergación de todo aquello
nacerá ese abismo oscuramente profundo que circunda nuestra existencia y que
huele tan parecido a la angustia.
El miedo y la falta, entonces, harán de
nuestro recorrido esta marcha payasesca que ensayamos día a día. Intentaremos
con el amor una suerte de salvación ignorando tal vez la oscura trampa que
esconde, su retorcida conexión con el plan. En esta misma línea, Michael Haneke, planteó aquel relato
devastador que llamó “El Séptimo
Continente”. El film será intenso, sugiriendo donde otros dicen. Estaremos
frente a una obra que estudiará de cerca al hombre y su conducta, tomando
aquella concepción Vertoviana del Kino Glaz, según la cual aquello a
donde llega la cámara es lo real y está organizado según las leyes de una
ideología clara y específica, jamás azarosa. La cinta contará de manera muy
particular la vida de una familia austriaca burguesa. El relato sugerirá aquel
análisis invitando a la crítica a través de sutilezas inteligentemente
construidas. La fotografía estará diseñada para apoyar esta intención. Casi la
totalidad del relato trabajara los planos cerrados y la iluminación será
aquella preferida por la publicidad, apostando a la claridad en detrimento del
dramatismo. Esto no hará más que centrar nuestra atención en la idea del
consumismo que degradará poco a poco a nuestros protagonistas y la asfixia que
su estilo de vida provoca.
El director optará por los planos detalles porque
será en aquel tamaño de recorte donde el personaje deja de ser el hombre para
pasar a ser el objeto. El astuto manejo de estas herramientas, logrará cierto
clima frio y siniestro alrededor de la trama que se encargará compulsivamente
en mostrarnos la monótona rutina de los caracteres. El conflicto, en
contraposición de lo trabajado generalmente por el cine industrial, no será
dosificado, sino que crecerá de golpe reservando la sorpresa para los veinte
minutos finales del film. Sera allí donde aquel mundo acartonado y artificial,
dominado por la moral, las costumbres y valorizado solo por la capacidad de
consumo, finalmente se derrumbe. Lograran de esta manera una libertad jamás
imaginada, pudiendo ser dueños por primera vez de lo único realmente suyo, sus
vidas. El relato se irá con un extenso plano sobre una televisión sin señal, el
cual tal vez nos invite a pensar aquello de que la gran aventura está en
destruir para construir. Construir sin destruir, querida tertulia, no supera la
ilusión.
Lucas
Itze.-
Canción
post impresiones
Otro tema muy relacionado con el film
UNIVERSO HANEKE
Nacido
el 23 de marzo de 1942 en Munich (Alemania) creció en Austria, concretamente en
la ciudad de Weiner Neustadt. Hijo
del director y actor Fritz Haneke y
de la actriz Beatrix von Degenschild.
Después
de fracasar en su intento de ingresar en la Escuela teatral Max Reinhardt, Haneke cursó estudios de
filosofía, psicología e interpretación en la Universidad de Viena antes de
trabajar como crítico de cine y director de obras de teatro y películas televisivas
durante los años 70 y 80.
Su
primer largometraje cinematográfico fue “El
Séptimo Continente” (1989), un drama familiar en tonos sombríos y
desesperanzados que estaba basado en un hecho real. Este título fue el primer
film de una trilogía conocida como la glaciación emocional que fue continuada
por “El Vídeo de Benny” (1992), otra
historia con familia disfuncional que contaba con el protagonismo de un
psicópata adolescente, a quien le regalan una cámara y graba cómo sacrifican a
un cerdo con una pistola, el punto de partida para iniciarlo en el salvajismo.
El film fue nominado como mejor film europeo. La tercera parte fue “71 Fragmentos De Una Cronología Del Azar”
(1994), realización en donde se incidía en comportamientos criminales
significando la violencia existente en la sociedad urbana, en este caso,
diferentes líneas narrativas e historias no relacionadas que confluyen en una
matanza en un banco austriaco. Esta vez, los premios fueron el de mejor
película en el Festival de Chicago y
película, guion, y premio de la crítica en Sitges,
Cataluña. En el medio rueda para la TV Die
Rebelion, la historia de un soldado que pierde una pierna en la guerra y
empieza a perder su patriotismo.
En
1997 adapta para la televisión, El
Castillo, de Franz Kafka. Otra
vez la alienación, la burocracia, y la frustración forman parte de su
filmografía. Ulrich Muhe como K. era
el protagonista.
Se vuelve a unir con este actor para el film Funny Games, la historia de una familia
que se va de vacaciones a su casa de verano. Allí, dos jóvenes vecinos
ingresaran para pedirles huevos, pero con un juego bastante particular: a las 9
del día siguiente, los integrantes de la familia tienen que estar muertos.
Obtuvo el premio de la crítica en Cannes.
En
el 2000 se traslada a Francia donde dirige Código
Desconocido, película con la participación de la actriz francesa Juliette Binoche, una historia coral que aborda
asuntos de racismo e inmigración. El film fue nominado a la Palma de Oro en Cannes.
Un año después llega “La
Profesora de Piano” (2001), film protagonizado por Isabelle Huppert, Annie Girardot y Benoit Magimel,
en un drama erótico y psicológico basado en una novela de la escritora
austriaca Elfriede Jelinek que le
valió ganar el Gran Premio del Jurado
en el Festival de Cannes, además de
los premios para los actores principales. Allí, una profesora de piano, para
escapar de la influencia maternal, frecuenta cines porno y sex shops hasta que
uno de sus alumnos, comienza a seducirla. Además, logró el BAFTA como mejor película extranjera, y varias nominaciones en
diferentes festivales, no sólo al film, sino a la actriz protagónica.
En
2003, vuelve a convocar a Huppert para el film El tiempo del lobo, en un tiempo indeterminado, un desastre ha
ocurrido, se sabe que el agua sin contaminar es sagrada y el ganado debe ser
quemado. Una familia escapa de la ciudad al campo, pero evitar el caos
generalizado, será imposible. Mejor guion en Sitges.
Dos
años después filma Caché (Escondido),
un thriller en el que vuelve a retratar otro descenso a los infiernos de una
familia aparentemente normal. Daniel Auteuil
encarna al presentador de televisión que recibe videos anónimos de su entorno
familiar, filmados sin que nadie lo advierta mientras que la policía se niega a
ayudarlo, ya que no constituye ningún delito. Haneke se llevó el premio a mejor
Director en Cannes, además de que el film se llevó el premio de la crítica,
además de premios en varios festivales y asociaciones de críticos.
Dos
años después vuelve a filmar Funny Games
pero en Estados Unidos, con Naomi Watts
y Tim Roth como protagonistas.
Vuelve a Alemania en 2009 para filmar La
cinta blanca, ambientada en la época previa a la Primera Guerra Mundial. En
un pueblo alemán se suceden una serie de hechos violentos con un grupo de niños
como testigos. La historia reflexiona
sobre los orígenes del nazismo mucho tiempo antes de que empiece a dar que
hablar. La película más premiada de Haneke, con Globo de Oro a mejor película extranjera (perdió el Oscar ante El
secreto de sus ojos). Palma de Oro
en Cannes, además del Premio de la Crítica y Mejor película europea, entre otras
decenas de premios y nominaciones.
Si
con La cinta blanca saltó definitivamente a la fama, con su próxima película,
lo confirmó. En 2012 llegó Amor, la
historia de una pareja de 80 años, ambos jubilados que viven en París y
profesores de música clásica. Un día, ella sufre un infarto que le paraliza un
costado, donde luego de una operación, queda hemipléjica. Ella le pide a su
marido que nunca más la lleve a un hospital. La unión y el amor se pondrán a
prueba. La película, protagonizada por la actriz de 85 años, Emanuelle Riva (Hiroshima Mon Amour)
fue un éxito mundial. Ganadora del Oscar,
Globo de Oro (ambas como película
extranjera) y Festival de Cannes,
tres de los premios más importantes del cine, entre muchos otros.
Este
año volvió a trabajar con Isabelle Huppert en Final feliz. La película gira en torno a una familia burguesa y el
drama de los refugiados. La familia posee una empresa en Calais, al lado de los
campamentos donde viven miles de refugiados, pero su vida, no es color de rosa.
Por primera vez, el director deja el drama para para irse un poco para el lado
de la comedia… Veremos con que sigue el maestro europeo.
Nos fuimos con esto
FICHA TÉCNICA
Título original: Der siebente
Kontinent (The 7th Continent)
Año:
1989
Duración:
104 min.
País:
Austria
Director:
Michael Haneke
Guion:
Michael Haneke, Johanna Teicht
Música:
Alban Berg
Fotografía:
Anton Peschke
Reparto:
Birgit Doll, Dieter Berner, Leni Tanzer, Udo Samel, Silvia Fenz, Robert Dietl.
SINOPSIS
La
historia de una familia que vive en un mundo terriblemente frío: los padres parecen
haber perdido su alma y los niños languidecen hasta que todos deciden resolver
la situación de forma drástica.
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