EDITORIAL
Homo homini lupus.
Alguna
vez el filósofo ingles Hobbes
pronuncio aquella frase.
Homo
homini lupus.
El
hombre es el lobo del hombre.
No
hay manera de contar este mundo sino es a través del dolor, del miedo, la
miseria y la perversidad del ser humano. De la oscuridad de aquella noche que
nunca acaba, saldrán héroes asesinos de asesinos. Libertarios entre
esclavizadores. Hombres entre hombres. La serpiente mordiendo su propia cola.
La muerte de las ideas, el exterminio de razas, el fatal asesinato de la niñez,
la muerte obtusa de las diferencias, la insensatez devorándolo todo. Miro por
mi ventana y el mundo huele a muerte. Todo resulta nefastamente efímero y sin
importancia. Todo cae vencido en el oscuro abismo del olvido. ¿Cuantos pies
caminaron antes por estas tierras manchándola con su sangre? ¿Cuántas cadenas
se arrastraron por sus caminos? El fallido intento de los gritos de ahogar cualquier
miedo. El espanto susurrado en cada gemido del mar. La soledad de sabernos
todos juntos. Homo homini lupus. Sobre la rama seca se posa un cuervo. Nadie
camina el camino. La noche ha caído.-
Lucas
Itze.-
Canción elegida para la editorial
Homenaje de Drexler
IMPRESIONES SOBRE EL
PIANISTA
Alguna
vez, ese amigo de esta casa, el uruguayo Mario
Benedetti nos dijo: Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el
silencio. Las palabras, a veces tan necias y vacías, siempre intentarán
callarlo, pero ese silencio se transforma en una daga que saca a la luz todos
los miedos. Una vez, caminando de madrugada, volviendo a casa, noté que lo
único que se escuchaba, eran mis rápidos pasos. Si por un segundo me quedaba
parado, el mundo, parecía detenerse. Sentía que no había más vida que la mía y
los fuertes latidos de mi corazón. En ese momento, sentí miedo por el profundo
silencio que me atormentaba. Aligeré los pasos al escuchar a lo lejos el sonido
de un motor que se encendía raudamente. Al parecer, la moto iba en sentido
contrario al mío, pero en mi cabeza, pasaba todo lo contrario. Ya en casa, se
venían nublados recuerdos de mi niñez, en un campo sin luz y sin luna, donde
solo se escuchaban las voces de los animales, que secreteaban en su idioma.
Eran noches hermosas, con estrellas que nunca en la ciudad íbamos a volver a
ver, pero cuando se venía la noche... ay, la noche amigos, ni quería mirar la
luz de las velas, de miedo que se apaguen de repente.
Después de esos
recuerdos, me detuve a pensar un rato y me preguntaba porque renegamos del
silencio... si a lo que nosotros le deberíamos temerle, es al ruido. En el
silencio, muchas veces tenemos esa complicidad que las palabras idiotas
manchan, y dejan todo a la deriva. Y de esos silencios, justamente, se hace eco
Wladislaw Spilzman, el protagonista
de El Pianista, porque sabe que en el más mínimo ruido, puede encontrar la
muerte. El film dirigido con maestría por Roman
Polanski, nos trae la historia de este pianista polaco, bajo la adaptación
de la propia autobiografía del músico, hecha por Ronald Harwood. El director nos muestra algo que él conoce a la
perfección, el Gueto de Cracovia (parecido
al de Varsovia, donde él vivió de niño). Y nos habla del nazismo y de los
campos de concentración. Polanski no habla desde afuera. Su madre murió en Auschwitz, su padre fue uno de los
pocos polacos sobrevivientes, y él tuvo que refugiarse de casa en casa para
salvarse, casi como el protagonista del film. Este arranca con unas escenas de
aquella Varsovia de 1939, con un plano general en blanco y negro, como una
presentación de la ciudad, mientras el tema Nocturno de Chopin hace
el resto, las imágenes se sucederán hasta dar paso al color en las manos del
pianista, hasta que las bombas empiezan a entremezclarse con el sonido del
piano.
El film se dividirá en dos partes. La primera, donde veremos a la familia
Spilzman trasladándose desde su departamento hacia el gueto, y con las primeras
apariciones de los soldados nazis, con escenas realmente fuertes. La segunda
parte del film empezará luego de que Wladek se salvado por un antiguo
amigo de la familia que es un oficial judío colaboracionista, y ahí emprenderá
un periplo de escondites y huidas. El film contará con una excelente fotografía
de Pawel Edelman, reflejada en unos
colores cálidos al principio y fríos sobre el final, como para reflejar la
transición que vive el personaje principal. El director utilizará diversos
artilugios para contar la historia. Tendrá algunos travellings, mostrará
primeros planos de las manos y el rostro de Spilzman, pero también jugará con
la cámara, sobre todo en las escenas del hospital o el ático, donde nos va
mostrando todo el escenario, hasta dar con el protagonista y empezar a
seguirlo, como si fuera un testigo de sus hechos. La banda sonora será
excelente, mezclando esos silencios, con pasos, llantos y disparos, que nos erizan
la piel.
Las piezas musicales elegidas no podían ser mejores, pero destaca la
escena donde el oficial Hosenfeld le
pide que toque un tema para él, y Spilzman toca la Balada para piano n°1 de
Chopin, quien la realizó cuando su familia y sus amigos, peleaban en Polonia
frente al Imperio Ruso, mientras el estaba solo en Viena. Quizás no concordemos
con el idioma, ya que en su idioma original, el polaco, quizás sería más
verosímil. El vestuario y el montaje también tendrán una gran importancia,
aunque todos los aplausos estarán en el casting de actores, que parecen salidos
de esa época, con la punta de lanza en la tremenda actuación de Adrien Brody, que deja el alma en cada
fotograma. Los gestos, las miradas y esos silencios de la última media hora de
metraje, entregan, y no exagero, una de las mejores actuaciones de los últimos
tiempos. El neoyorkino, bajó 13 kilos, aprendió a tocar el piano, suspendió
todas sus actividades y se retiró de la vida social para encasillarse en un
personaje que a medida que pasaba el metraje, se iba deteriorando física,
emocional y psicológicamente. El silencio otra vez iba a ser fundamental para
que Spilzman siga con su vida, gracias al soldado alemán que evitó delatarlo.
Será que ese silencio, puede ser contemplado solo por la música, que nos
muestra que puede ser el camino para encontrar la paz en un mundo donde todo
es tan raro…
Marcelo
De Nicola.-
Canción post impresiones
Paz en el mundo
UNIVERSO POLANSKI
Nacido
en París en 1933, es uno de los directores más reconocidos que quedan con vida
del siglo XX. Sus padres se mudaron a Cracovia en 1936. Su madre, pese a no ser
judía, murió en el campo de concentración de Auschwitz, su padre, en cambio, se
salvó por poco. Siendo muy joven, ya empezó a interesarse por el mundo del cine
y comenzó su carrera como actor teatral. Más tarde cursó estudios en la Escuela de Cine de Łódź.
A
los 21 años rueda el corto Rower (La
bicicleta, 1955), en el que él también actúa con el papel principal. Le
siguieron Rozbijemy zabawę...
(1957), Uśmiech zębiczny (1957), Dwaj ludzie z szafą (1958) (Dos hombres
y un armario), Lampa (La lámpara,
1959) y Gdy spadają anioły (1959)
(Cuando los ángeles caen). En 1961 empieza a filmar El cuchillo en el agua, donde un drama entre dos hombres de
distintas clases sociales que se encuentran en un yate y pelean por el amor de
una mujer. El film, fue nominado al Oscar y el director empezó a hacerse
famoso. En el medio rodó un cortometraje en Francia. Ya en 1965 filma Repulsión, un drama psicológico
surrealista filmado en el Reino Unido, con una bella Catherine Deneuve en el papel principal. Gana el Oso de Plata en Berlín. Un año después filma la comedia negra Cul-de-sac (Callejón sin salida), que nos cuenta la historia de dos
mafiosos que se refugian en un castillo donde viven un inglés con su esposa
ninfómana. Oso de Oro en Berlín. En
1967 dirige La danza de los vampiros, una parodia hacia el género del terror que
obtiene muy buenas críticas. Allí conoció a su futura esposa, Sharon Tate. En 1968 llega su película
de culto, El Bebé de Rosemary, dando
el salto a Hollywood, en uno de los films más reconocidos de la década.
1969
iba a ser el año bisagra, por la muerte de su compositor musical en un
accidente, pero sobretodo, por el asesinato de su esposa Sharon Tate,
quien estaba embarazada, y otras cuatro personas más en su mansión de Los Angeles, mientras Polanski estaba
en Londres. Los asesinatos, fueron por obra de la banda de Charles Manson, uno de los grandes asesinos en serie de la
historia. Vuelve en 1971 con una adaptación de Macbeth en el Reino Unido. En 1972 filma en Italia ¿Qué? con Marcelo Mastroianni, y en 1974 llega otra de sus obras cumbres. Chinatown, con Jack Nicholson en un drama del cine negro ambientado en los ´30. 11
nominaciones al Oscar, y premio a mejor guion.
Vuelve en 1976 a Francia para
filmar El inquilino, otro thriller
psicológico donde él es el protagonista.
En 1977 fue acusado de abuso sexual a una
menor llamada Samantha Geimer. Fue
acusado por consumo de drogas, perversión y sodomía, así como por
administración de estupefacientes a una menor de trece años. Según ella,
Polanski la llevó a la casa de Jack Nicholson en Mulholland Drive con el
pretexto de fotografiarla para la revista Vogue; pero una vez allí, le dio
champán con metacualona, le tomó fotos con el pecho desnudo, la llevó a un
jacuzzi y de allí la llevó al dormitorio, donde la violó a pesar de la
oposición de la chica. Estuvo detenido 42 días, luego viajó a Francia, país en
el que tenía y sigue teniendo la nacionalidad, evitando así el riesgo de ser
extraditado a los Estados Unidos por el Reino Unido, pues de acuerdo con el
tratado de extradición entre Francia y los Estados Unidos, Francia se puede
negar a extraditar a sus ciudadanos, como hizo en este caso. En 1978 filma Tess, un drama de época sobre un libro de Thomas Hardy que se llevó tres premios de la Academia. Volvió a
Francia para filmar Piratas, una
película bastardeada por la crítica. Dirige a Harrison Ford y a su futura esposa 33 años menor, Emanuelle Seigneur en el film Búsqueda frenética de 1988 y cuatro
años después llega la candente Perversa
luna de miel, otra vez con Seigneur y Hugh
Grant.
En 1994 filma La muerte y la
doncella, película sobre los efectos de una dictadura. Sigue filmando en
Francia y en el año 1999 sale La novena
puerta, donde Johnny Depp
interpreta a un bibliófilo al que le encomiendan encontrar dos textos
satánicos, basado en la novela de Arturo
Pérez-Reverte, El club Dumas. En
2001 dirige El Pianista y gana el Oscar a la mejor dirección, pero como no
puede entrar a Estados Unidos su premio lo recoge Harrison Ford. También gana
la Palma de oro en Cannes.
En 2005 dirige una película con la que se
identificaba, Oliver Twist, basada
en la novela de Charles Dickens. En
2010 llega El escritor oculto, donde un escritor acepta escribir la auto
biografía del primer ministro británico pero poco a poco empiezan a complicarse
las cosas. En 2011 adapta la obra teatral de Yasmine Reza y la titula Carnage, llamada aquí Un Dios Salvaje, sobre dos matrimonios
que discuten temas de sus hijos. El film no cambia de locación en todo el
metraje y junta a cuatro grandes actores: Kate
Winslet, Christoph Waltz, Jodie Foster y John C. Reilly. Su último film fue en 2013, titulado La piel de Venus, la historia de un
director de teatro que no consigue a la mujer ideal para su papel, hasta que
aparece alguien que tiene todo lo que el detesta, pero que interpreta el papel
perfectamente. Este año llegó, otra vez con su esposa, Emanuelle Seigneur, D'après une histoire vraie (Basado en
una historia real), donde una escritora empieza a ser atormentada por una
admiradora. Las críticas han sido bastante malas con el último film del
veterano director.
A la mierda
Las guerras
FICHA TÉCNICA
Título
original: The Pianist (Le Pianiste)
Año:
2002
Duración:
148 min.
País:
Reino Unido
Director:
Roman Polanski
Guion: Ronald Harwood (Libro:
Wladyslaw Szpilman)
Música:
Wojciech Kilar
Fotografía:
Pawel Edelman
Reparto: Adrien Brody, Thomas Kretschmann,
Maureen Lipman, Ed Stoppard, Emilia Fox, Frank Finlay, Julia Rayner, Jessica
Kate Meyer
SINOPSIS
Wladyslaw
Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en
el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue
evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que
vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir
tendrá que afrontar constantes peligros.