jueves, 27 de agosto de 2015

¿QUIERES SER JOHN MALKOVICH? - BEING JOHN MAKOVICH?


EDITORIAL

Un cuarto oscuro. Solo un pequeño destello de luz aparece detrás de la puerta. La función ha acabado hace algunas horas, pero los músculos todavía sienten el rigor de los nervios. La espalda está apoyada tímidamente contra la pared. Los pies están como enfrentados, mientras los largos brazos se apoyan sobre los muslos. Las piernas parecen ajenas a semejante fotografía.
La noche rápidamente se hace día. Se abre la puerta, y aparece una reconocida mano. El cajón esta vez es un poco más espacioso. Los saltos durante el trayecto que parece eterno hacen que las vértebras resuenen una y otra vez. La llegada empieza a rodearse de un paisaje conocido, pero de caras poco habituales.
La función, como las últimas veces, sale mejor de lo esperado. Los aplausos llegan desde varios puntos. Pero generalmente apuntan al mismo lugar, al que se lleva todas las miradas. Una niña de preciosos ojos negros se acerca con una tenue sonrisa y una brillante cara de felicidad. Un movimiento hará que ese momento sea infinito. Lamentablemente ese momento no llegará.
Mano. Cajón. Camioneta. Vértebras sonando. Cuarto oscuro. Así será una y otra vez, a lo largo de varios meses. Ida y vuelta. Sueños que se esfuman, risas que contagian, aplausos que regalan vida. Y un corazón de papel esperando encontrar la felicidad en ese cuarto añejo de hilos y maderas de colores, que esperan transformarse simplemente en algo…
Un escenario armonioso, bastante simple. Las mismas caras desconocidas se mantienen firmes, como notando que algo puede suceder. Los hilos nuevamente empiezan a danzar bajo un incierto festival de luces. El corazón de papel está a punto de explotar y prenderse fuego en el aire, dejando atrás un manto de humo. Pero aguanta. Como muchas otras veces.


Es tiempo de la última escena. Otra vez hay que ver como ella se va con otro, porque a alguien se le ocurrió que ese era el final ideal de la historia. Sin embargo, como por arte de magia, cuando parecía todo perdido, los hilos se empiezan a romper de a poco, y lo que parecía una muerte segura se transforma en un grito de esperanza. Mientras otros gritos, un poco más fuertes y bastante sufridos, empiezan a escucharse de fondo.
Las mismas manos sensibles se vuelven frenéticamente incontrolables. Los amantes obligados entran a volar por el aire buscando escapar de ese enjambre de gritos ensordecedores. El guion esta vez no pudo ejecutarse, porque los deseos fueron más trascendentes. El pequeño pedazo de madera y telas encontró en el amor una forma que su simple corazón de papel comprendió más que cualquiera…
El salto fue largo, y la suspensión en el aire pareció eterna. Los hilos de los amantes cedieron ante semejante acto de pasión, pero esta vez, las manos temblorosas no pudieron manejarlos. Los estupefactos espectadores empezaban a aplaudir al único que en toda la sala decidía, de una vez por todas, no ser manejado por nadie. Todos empezaron a darse cuenta que en realidad, eran marionetas manipuladas por manos más poderosas.
Mientras el héroe logró alcanzar a su amada y se olvidó de una vez y para siempre, ese mundo de cuartos oscuros, cajones y vertebras vencidas. Los vencidos se dejaron caer, pero su plan macabro para seguir manejando a todos desde arriba buscará volver a la luz, a pesar de que muchas veces, logremos romper los hilos y sin embargo, seguir en pie.

Marcelo De Nicola

Canción post editorial



IMPRESIONES PARA ¿QUIERES SER JOHN MALKOVICH?


Es muy fácil equivocar el camino. Siempre me resultó curioso, o al menos llamativo, el enunciado de aquellos muchachos empeñados en desmentir la existencia de tal sendero. - En realidad no existe un recorrido sino el que se genera todos los días, paso a paso – nos alertaran estos caballeros desde cualquier pizzería. Yo, en cambio, no creo estar tan seguro de la veracidad de aquel postulado. Siento en mí el fuego de cierta pregunta legendaria, siento que el esfuerzo realizado en cada uno de mis pasos, acorta la distancia hacia una meta particular, y encuentro respuestas en cada poema, en cada coma escrita, en todas las canciones cantadas a los gritos. Allí, mis amigos, veo iluminarse el verdadero camino, que no es otro que el que nos conduce hacia el conocimiento propio, hacia la auténtica libertad. Me atrevo a arriesgar, humildemente, desde estas trincheras, entonces, que la dirección del camino no es otra sino hacia dentro. El viaje es alrededor de mi cuarto, nos dirá en confianza nuestro amigo Xavier de Maistre. Pero, como dijimos al comienzo, es muy fácil equivocar este camino. Muchas veces, el espejo donde nos miramos, aquel al que le adjudicamos la verdad absoluta, nos devuelve una imagen distorsionada de lo que somos. 


Es ahí donde la búsqueda se invierte y la mirada se resigna a encontrar modelos exteriores y hasta entender quizás como propios méritos que son ajenos. Amanecemos, tal vez un día, con la tristeza de querer parecernos a aquel que ni siquiera sabe nuestro nombre. Y todas nuestras penas finalizaran con ese traidor deseo de soñar con ser otro. Amigos, no se agiten, inevitablemente seremos otros. De aquella búsqueda interna surgirá la alteridad y escaparemos a la muerte cambiando nuestras visiones, vistiendo otras pieles, eligiendo, después de todo, bajo qué apariencia recibir aquel beso final. Claramente, estas ideas, son trabajadas con una precisión exquisita por nuestro gran amigo Charlie Kaufman, en el film dirigido por Spike Jonze llamado “¿Quieres ser John Malkovich?” La estructura del film, será la semilla que luego madurará en aquella otra joya, de la que ya te hablamos, llamada Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Kaufman nos planteará aquí, en esta primera instancia, la aburrida vida familiar de Schwartz, un talentoso titiritero y Lotte, su mujer. Debido a la falta de dinero, Schwartz deberá salir a buscar un trabajo común, dentro de una oficina. Lo conseguirá rápidamente en un edificio de Manhattan, en el curioso piso 7 ½. 


En toda esta secuencia (con alguna reminiscencia kafkiana) se mostrara astutamente, el sentimiento experimentado por el protagonista al tener que someterse a la rigurosidad del trabajo en relación de dependencia. La oficina, al estar instalada en un piso intermedio, obligará a sus empleados a adoptar una postura genuflexa en todo momento. Veremos allí, no sin tristeza, cuánto gana y cuánto pierde nuestro protagonista. Surgirá, entonces, en aquel padecimiento, la posibilidad de ser otro. Encontrará Schwartz, un pequeño pasaje hacia el cerebro de John Malkovich, y confundirá, finalmente, aquella búsqueda interna de la que hablamos al comienzo. La fotografía del film será naturalista, aunque encontraremos ciertos pasajes donde todo se oscurecerá al ver al protagonista dándole vida a sus marionetas. Recordaremos tal vez aquí, los films de Jan Svankmajer y aquel trabajo óptico sobre las miniaturas. El film pondrá todas sus energías en función de la propuesta de escapar de uno mismo, usurpando la vida de otro, confundiendo, fatalmente, la distorsionada imagen que nos devuelven algunos tramposos espejos. Olvidando, quizás para siempre, aquel camino que no hace otra cosa más que proponer volver a mí.-

Lucas Itze.-

Canción elegida para las impresiones



A continuación, algunos clips dirigidos por Spike Jonze, el primero fue High in the High School de Chainsaw Kittens



También dirigió Crush With Eyeliner de REM


Y nos fuimos con Home, de Sean Lennon



FICHA TÉCNICA

Título original: Being John Malkovich
Año: 1999
Duración: 112 min.
País: Estados Unidos
Director: Spike Jonze
Guión: Charlie Kaufman
Música: Carter Burwell
Fotografía: Lance Acord
Reparto: John Cusack, Cameron Diaz, Catherine Keener, John Malkovich, Orson Bean, Mary Kay Place, Charlie Sheen, Octavia Spencer

SINOPSIS

La vida de Craig Schwartz está llegando al final de un ciclo. Craig es un marionetista callejero con un gran talento, pero él tiene la impresión de que su vida carece de sentido. Nueva York ha cambiado mucho y la gente no le presta mucha atención. Lleva diez años casado con Lotte, que trabaja en una tienda de animales y está obsesionada con su trabajo. Él consigue encontrar trabajo en la planta 7'5 del edificio Mertin-Flemmer de Manhattan, donde encuentra una pequeña puerta que le permite el acceso a un pasillo secreto que le aspira y que le permite acceder al cerebro de John Malkovich.


TRAILER


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