PROGRAMA 85 (03-01-2015)
EDITORIAL
Fue
de repente, sin más. De un momento para el otro, decidí dejar de emitir palabra
alguna. ¿Para qué hablar cuando hay tantos hermosos sonidos allá afuera? Me
dispuse entonces a escuchar el canto de los pájaros, sus voces, sus encantos,
su pasión.
Caminé
entre los ruidos de la ciudad, entre bocinas que suenan como gritos y motores
que escupen sus penas. Cansado de escuchar ruidos de máquinas, tipeos de
teclados, y falsas notificaciones de celulares, informando sobre vidas vacías.
Me
propuse recorrer todos los sonidos, todos los silencios, todas las miradas. Una
simple mirada puede decir mucho más que miles de palabras. Un silencio puede
ser más determinante que una firme voz.
Empecé
a pensar en todos esos sonidos que me cautivaron a través de los años. El choque
de las olas en el mar, el viento desperdigando arena. El murmullo de las hojas
de los árboles en la soledad del bosque. El silencio de la noche en el medio
del campo, atravesado por el canto de algún grillo enamorado. El goteo de una
lluvia pasajera, el susurro de una ventisca en la inmensidad de las montañas.
Todo
lo que la naturaleza nos dio, y poco a poco nos encargamos de destruirlo.
También recuerdo momentos en que es mejor no hablar. Un sincero abrazo, una
palmada en la espalda, una bella sonrisa, una delicada lágrima que terminará,
como tantas otras, estrellada contra el piso.
Si
nos dedicamos por un tiempo sólo a escuchar, vamos a encontrar cosas que antes
no nos hubiésemos dado cuenta. Encontraré en su dulce voz, detalles que antes
escapaban de mí. Descubriré en su carcajada, la más plena felicidad. Hallaré
entre gemidos, el más puro placer, el más lindo sentimiento.
Oiré
la música más hermosa, como cuando sus suaves manos acarician las teclas de ese
viejo piano, que todavía vomita canciones de desamor. Rasgaré su espalda, como
si se tratara de la guitarra más perfecta de todas. Nos abrazaremos hasta
formar un solo ser, en el más absoluto silencio, recordando penas pasadas,
enterradas en el olvido. Recordaré esa mirada triste, las cambiaré por ojos
alegres. Nos prohibiremos las palabras para hablar a través de los gestos, de
las risas, de los llantos. Guardaré en la memoria los momentos más importantes,
aprenderemos la lección de escuchar los mensajes de la naturaleza, los ecos que
nos transmite el maravilloso mundo. Amaremos la música, que nos hace
transportar a sitios inimaginables. Soltaremos la mano para que repiquetee
sobre las blancas y luego sobre las negras, como una vez me enseñó ella. Será
nuestro mudo mundo mágico. Se romperá con una risa. Seremos felices, como
cuando aprobamos esa difícil lección, la lección de piano…
Marcelo
De Nicola
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE LA
LECCIÓN DE PIANO
Dejará
de vibrar lentamente, perdiendo su brillo, olvidando la escala, disipando su
color para siempre. Se irá
congelando en un frío mortecino y angustioso. Se irá disolviendo en la
particularidad de su existencia para entregarse en aquella muerte pasional,
definitivamente, a su silencio. ¿Sera así el final? Aún recuerdo tu calor
abrigándome en aquel compás que nos despedía. Recuerdo aquella danza tan
intensa en donde yo me caía y vos me sujetabas salvándome, una vez más, del
olvido. Nos veo aun jugando como pétalos acariciados por el viento. Todavía
recuerdo mi ansiedad al buscarte entre otros similares a nosotros, entre
figuras que presagiaban nuestro encuentro y me animaban a continuar hasta el final,
donde nos rozábamos apenas un instante, para volver a buscarnos mucho más
adelante. ¿Será este el final de nuestra canción? ¿Morirá de esta manera
aquella melodía que nos unía? Ahora solo queda el silencio. El árido silencio
que separa a estas notas que fuimos. O que aun somos todavía, en la memoria de
algún oyente indiscreto. Este silencio frío que es el residuo de las pasiones
más salvajes.
La aventura del océano, morirá entera en la inefable ola. El
fragor de tu risa se apagará en la humedad de una lágrima. El fuego de tu sexo,
se extinguirá finalmente en la timidez de un suspiro. El silencio llenará todo
este espacio de preguntas, de desesperados anhelos. Me detendré a esperarte.
Prescindiré del tiempo. No emitiré ni un sonido en honor a aquella salvaje
melodía que nos unía. Moriré, si es necesario, en el silencio más espantoso y
temible con tal de no olvidar jamás ni una línea de aquel pentagrama que fue
nuestra vida. Y será esta la manera que también elija Ada para honrar sus
verdaderas pasiones. Será ella también una nota que se apaga en aquel silencio
que promete el fin de la melodía. Será ella la que se entregue al silencio más
absoluto, a esa febril espera de volver a resonar alguna vez. “The piano”
relato dirigido y guionado por Jane Campion narrará delicadamente aquella
dolorosa pasión de Ada. El film trabajará una hermosa metáfora donde la
protagonista representará aquella música que su entorno intenta silenciar. Ada,
quien no emite palabra alguna por elección propia, elegirá expresarse a través
de su piano. En su pequeña hija veremos representada toda su inocencia y
aquella invaluable belleza que le otorga el juego al cansado rostro de un
adulto. Su música será su pasión y funcionara así dentro del film. Se
relacionará con George a través de su piano. Él le pedirá tiernamente oírla
tocar. Su interpretación musical será inicialmente distante y fría. El buscará
más. Intentará escribir en su cuerpo aquellas melodías. Deseará esas delicadas
manos, capaces de generar belleza con aquella naturaleza que representa la
madera de su piano. George será esa naturaleza, será ese salvajismo esperando
ser rescatado. El relato estará estructurado de manera lineal.
El film entregará
algunos planos memorables desde su construcción pictórica. La fotografía acompañará
en ciertos pasajes el estado de ánimo de nuestra protagonista. Un ejemplo de
esto, naturalmente, es aquella secuencia en que la directora nos narra su
llegada a Nueva Zelanda. En este pasaje, la fotografía, nos hará sentir en sus
colores azulados y grises, aquel frio distante, aquel frio de lo ajeno tan
propio de la obligación que experimenta tanto Ada como su hija en aquel
desembarque. Finalmente Ada logrará transitar el silencio. Volverá a casa y
ahogará en aquel viaje su historia personal. Solo así conseguirá la libertad
para poder continuar escribiendo su historia. Solo así lograra ser una nota
nuevamente capaz de resonar en libertad a través del viento. Solo así logrará finalmente
ser feliz y real.-
Lucas
Itze
Canciones post análisis
Escuchamos Piano Man de Billy Joel
También algo de Charly...
Fito también le cantó al piano
Y nos fuimos con palabras mas, palabras menos
También algo de Charly...
Fito también le cantó al piano
Y nos fuimos con palabras mas, palabras menos
FICHA TÉCNICA
Título
original: The Piano
Año:
1993
Duración:
121 min.
País:
Nueva Zelanda
Director:
Jane Campion
Guión:
Jane Campion
Música:
Michael Nyman
Fotografía: Stuart Dryburgh
Reparto: Holly Hunter, Anna
Paquin, Harvey Keitel, Sam Neill, Kerry Walker, Genevieve Lemon, Tungia Baker
SINOPSIS
Año
1851. Ada, que es muda por elección, acaba de enviudar. Un matrimonio
concertado la obliga a dejar su Escocia natal y viajar a Nueva Zelanda,
acompañada de su hija y de su piano. Allí conoce a su futuro marido, un
próspero granjero que se niega a llevar a casa el piano. Abandonado en la
playa, el instrumento será rescatado por un vecino que establece un extraño
pacto con Ada: él la dejará usar su piano a cambio de que ella se deje tocar.
TRAILER
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