jueves, 2 de octubre de 2014

CROSSROADS

Programa 72 (05-09-2014)


IMPRESIONES SOBRE CROSSROADS


Abrí mis ojos por la mañana y el cielo aún no había despertado. Las gotas de lluvia recorrían mi ventana con la misma pereza de mis ojos. Como un recuerdo que se instala y fracasa en su retirada. Una y otra vez. Como el recuerdo de ella, que todavía se esconde en la oscuridad de mi memoria y se pierde, creando una pared más en el laberinto de mí ser. Todo es sombras y falsas evocaciones en aquella habitación que añora imágenes en sepia, en esa cama desordenada, revuelta, como ciertas anécdotas que me instalan en otro lugar, en otro tiempo. Afuera la lluvia y el viento siguen disputándose la noche. Quizás sean los años 80, otra vez. Quizás sea que este cuerpo recuerda cuando era más viejo, evocando esa frialdad del futuro. 


Tal vez solo sea yo el objeto de recuerdo de otro, que espera desde la soledad de su cama que el sol renueve alguna esperanza. Pero las gotas continúan cayendo. Pronto el sonido se convierte en pulso, el pulso en imágenes. Unos dedos ásperos y negros atacan las cuerdas de una guitarra. No hay técnica, no hay virtuosismo. Aquel diapasón es ahorcado ante la cara de espanto de cualquier músico docto. Hay crudeza, hay lágrimas que cuentan historias de abusos, hay esclavitud, hay alcohol, hay solo un puñado de palabras sencillas, alguna mañana perdida que intenta curarlo todo sobre los campos de algodón. Hay tres acordes, no más. La mano golpea como un látigo las cuerdas y desgarra con voz rasposa en un idioma que no es el propio. Hay el diablo. Alguien se acerca a un cruce de caminos, un sauce reseco llora por su alma. Es Willie Brown, aquel perro ciego, que camina con paso tímido. Espera en medio de la ausencia agobiante. El sol del mediodía castiga su piel oscura. Un auto aparece, cruzan algunas palabras. El del auto le entrega un papel y una lapicera. Willie ensaya una lectura mentirosa del texto. Lo mira sin verlo. Lo invade el miedo. Dibuja una cruz a modo de firma. El auto desaparece. Su alma ya le pertenece. A cambio vendrá la música, tocar con Robert Johnson. Noches y noches de insomnio, quizás alguna chica. Y 29 canciones. El tiempo traerá a un joven. Él si es virtuoso. 


Su guitarra cuenta otras historias, mas prolijas, dolores de otros tiempos. Le prometerán la canción número 30 y de alguna manera, también venderá su alma por ella. La canción no existirá. Será un embuste más en aquel camino de la vida. Ojala nunca encontremos la canción 30. Y si un día, por descuido o aburrimiento, damos con ella, ojala tengamos la entereza para seguir buscando la 31. Saber, es reconocer que algo ha muerto. Miro por la ventana y el cielo ensaya sus primeros colores. Amanece despacio otro lunes lluvioso.

Lucas Itze.-

Las canciones elegidas para la Editorial y el análisis fueron: 



Y en un programa dedicado enteramente al Blues, escuchamos...


Sonó el gran Muddy Water con


Algo mas de T-Bone Walker

   
Y una más, del homenajeado del film:


Otro clásico


Y una más de Muddy


El último del gran Johnson


Y nos fuimos con otro grosso: Freddy King



FICHA TÉCNICA

Título original: Crossroads
Año: 1986
Duración: 105 min.
País: Estados Unidos
Director: Walter Hill
Guión: John Fusco
Música: Ry Cooder
Fotografía: John Bailey
Reparto: Ralph Macchio, Joe Seneca, Jami Gertz, Joe Morton, Harry Carey Jr., Robert Judd           

SINOPSIS


Eugene tiene un gran talento para la guitarra clásica, aunque su verdadero sueño es llegar a ser una estrella del Blues. Para conseguirlo, se pone en contacto con el legendario músico Willie Brown, que, después de una vida marcada por el éxito, vive en un asilo de ancianos.

Trailer


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