Programa
72 (05-09-2014)
IMPRESIONES
SOBRE CROSSROADS
Abrí
mis ojos por la mañana y el cielo aún no había despertado. Las gotas de lluvia
recorrían mi ventana con la misma pereza de mis ojos. Como un recuerdo que se
instala y fracasa en su retirada. Una y otra vez. Como el recuerdo de ella, que
todavía se esconde en la oscuridad de mi memoria y se pierde, creando una pared
más en el laberinto de mí ser. Todo es sombras y falsas evocaciones en aquella
habitación que añora imágenes en sepia, en esa cama desordenada, revuelta, como
ciertas anécdotas que me instalan en otro lugar, en otro tiempo. Afuera la
lluvia y el viento siguen disputándose la noche. Quizás sean los años 80, otra
vez. Quizás sea que este cuerpo recuerda cuando era más viejo, evocando esa
frialdad del futuro.
Tal vez solo sea yo el objeto de recuerdo de otro, que
espera desde la soledad de su cama que el sol renueve alguna esperanza. Pero
las gotas continúan cayendo. Pronto el sonido se convierte en pulso, el pulso
en imágenes. Unos dedos ásperos y negros atacan las cuerdas de una guitarra. No
hay técnica, no hay virtuosismo. Aquel diapasón es ahorcado ante la cara de
espanto de cualquier músico docto. Hay crudeza, hay lágrimas que cuentan
historias de abusos, hay esclavitud, hay alcohol, hay solo un puñado de
palabras sencillas, alguna mañana perdida que intenta curarlo todo sobre los
campos de algodón. Hay tres acordes, no más. La mano golpea como un látigo las
cuerdas y desgarra con voz rasposa en un idioma que no es el propio. Hay el
diablo. Alguien se acerca a un cruce de caminos, un sauce reseco llora por su
alma. Es Willie Brown, aquel perro ciego, que camina con paso tímido. Espera en
medio de la ausencia agobiante. El sol del mediodía castiga su piel oscura. Un
auto aparece, cruzan algunas palabras. El del auto le entrega un papel y una lapicera.
Willie ensaya una lectura mentirosa del texto. Lo mira sin verlo. Lo invade el
miedo. Dibuja una cruz a modo de firma. El auto desaparece. Su alma ya le
pertenece. A cambio vendrá la música, tocar con Robert Johnson. Noches y noches
de insomnio, quizás alguna chica. Y 29 canciones. El tiempo traerá a un joven.
Él si es virtuoso.
Su guitarra cuenta otras historias, mas prolijas, dolores de
otros tiempos. Le prometerán la canción número 30 y de alguna manera, también
venderá su alma por ella. La canción no existirá. Será un embuste más en aquel
camino de la vida. Ojala nunca encontremos la canción 30. Y si un día, por
descuido o aburrimiento, damos con ella, ojala tengamos la entereza para seguir
buscando la 31. Saber, es reconocer que algo ha muerto. Miro por la ventana y
el cielo ensaya sus primeros colores. Amanece despacio otro lunes lluvioso.
Lucas
Itze.-
Las canciones elegidas para la Editorial y el análisis fueron:
Y en un programa dedicado enteramente al Blues, escuchamos...
Sonó el gran Muddy Water con
Algo mas de T-Bone Walker
Y una más, del homenajeado del film:
Otro clásico
Y una más de Muddy
El último del gran Johnson
Y nos fuimos con otro grosso: Freddy King
FICHA
TÉCNICA
Título
original: Crossroads
Año:
1986
Duración:
105 min.
País:
Estados Unidos
Director:
Walter Hill
Guión:
John Fusco
Música:
Ry Cooder
Fotografía: John Bailey
Reparto: Ralph Macchio, Joe
Seneca, Jami Gertz, Joe Morton, Harry Carey Jr., Robert Judd
SINOPSIS
Eugene
tiene un gran talento para la guitarra clásica, aunque su verdadero sueño es
llegar a ser una estrella del Blues. Para conseguirlo, se pone en contacto con
el legendario músico Willie Brown, que, después de una vida marcada por el
éxito, vive en un asilo de ancianos.
Trailer
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