jueves, 4 de septiembre de 2014

EL SECRETO DE SUS OJOS

Programa 67 (01/08/2014)


EDITORIAL

Mirar con los honestos ojos del pasado para comprender un presente que vive y muere constantemente siempre será la manera más difícil de prepararse para un futuro en el cual se puedan observar cosas más interesantes. Como ver tus pieles muertas a un costado del camino, poder observar aquello es parte de ese futuro. Mirar desde la colina más alta alcanzada hasta ahora y verte comiéndote el cerebro por ser otra persona tan distinta a lo que sos en este instante para volver a cambiar nuevamente y así volver a recorrer ese espiral infinito que es uno mismo.
        Poder observar sinceramente para convencerte de que no sos quien quieren que seas porque ya te cansaste de pelear con tu yo automático, obediente y rutinario. Ahora lo que queres es que el destino no sea solo una esperanza sino un hecho que se construye desde la lucha a lo establecido. Que tus anhelos no sean solamente cosas materiales sino poder llegar a comprender algo de todo esto. Poder darle un nombre a lo que solamente comprendes vos y que el resto llama de la misma manera. Ver la riqueza en una mesa con buenos amigos y largas conversaciones, en el cabello de ella reposado en tu almohada, en la sonrisa de los niños, en unas manos interpretando agradablemente alguna melodía. En aquellos que asisten siempre al buen humor sin importar las circunstancias.


        ¿Quién puede acaso saber quiénes somos, de donde vinimos, cual es el mundo que nos rodea a diario si ni siquiera lo sabemos nosotros mismos? Aunque tenemos siempre al alcance de la mano el pasaje a otro ser, a otras preguntas, a otras situaciones y sin embargo no subimos a aquellos trenes porque tememos al arrepentimiento, a creer que siempre debemos comportarnos de la misma manera, a la soledad que transforma en infinito cada segundo de la  noche. Nos apresuramos, quizás porque tenemos instalado en la conciencia que hay un final para cada uno de nosotros. Entonces es cuando nos aferramos a la ignorancia, a aquel trabajo en el que lo único que sentimos es al mundo caernos encima convenciéndonos que aquel es nuestro lugar y no otro. Que las fronteras están donde termina la vista y no más allá.
        Quizás nos apresuramos en buscar la claridad a través de otros ojos cuando ni siquiera aprendimos a ver con los nuestros. Será miedo, será comodidad, será que deba ser así, yo no lo creo. No lo quiero creer porque sino no tendría significado para mi seguir viviendo de esta manera. Creo en la sociedad pero no en las ataduras. Creo en aquellos que te alientan a seguir de este modo cuando expones ante ellos tus miserias más profundas mientras te avergonzas por haber dejado que otros construyeran libremente tus ideas sin preguntarte por muchos años si todo aquello tenía que ser así de simple; pero aquella simpleza y pasividad te hicieron esta persona que quizás no tenga la respuesta a todo pero que sin embargo puede percibir las mentiras a través de los ojos ajenos. Siento una gran alegría por todo esto. Seguramente nos encontremos al final de la vida en otra colina y recordaras que alguna vez escribiste estos párrafos y reirás alegre por las palabras que te estoy dedicando ahora. Entonces serás otro, aunque siempre escuchando “al lado del camino” redescubriendo la verdad y el secreto de sus ojos…

Alan Beneitez

Canción elegida para la Editorial


IMPRESIONES SOBRE EL SECRETO DE SUS OJOS


Una estación de tren, las imágenes se ven borrosas, las manos se tocan, se sienten, aunque esté esa ventanilla vidriada de por medio… El tren arranca, ella se queda esperando la nada misma, un vacío, quizás, irremediable… Así arranca la maravillosa El secreto de sus ojos, multipremiada película de ese gran contador de historias que es Juan José Campanella. Basada en una novela del escritor contemporáneo Eduardo Sacheri, titulado La pregunta de sus ojos, Campanella (con ayuda del mismo Sacheri en el guion) nos cuenta la vida de Benjamín Espósito, interpretado por un Ricardo Darín excelso, un Oficial de un Juzgado de Buenos Aires, quien decide escribir una novela sobre un brutal asesinato que sucedió hace 25 años, en 1974 más precisamente, y todavía lo sigue martirizando. A partir de ahí, el film recurrirá a varios flashbacks, que nos irán introduciendo primero en la escena del crimen, y luego, en todas las aristas del caso. La película irá del pasado al presente (y viceversa) todo el tiempo y nos tendrá en vilo en todo momento. El policial negro, el suspenso, y hasta los toques de comedia a los que nos tiene acostumbrados el director, harán el resto.


Un muy buen guion, ayudado por la música de Federico Jusid y la excelente fotografía de Félix Monte, harán más real el film. Sin dudas, el plano secuencia que comienza con la vista de la cancha de Huracán y termina en los pasillos del estadio, cuando dan con el asesino que escapa, hasta que finalmente es retenido por la policía, es uno de las mejores escenas del cine argentino (planos que nos remiten a El resplandor de Kubrick, o a Sed de mal de Orson Welles). Escena que el mismo Campanella contó que fue retocada digitalmente con el software con el que se recrearon multitudes en El Señor de los anillos.
Las actuaciones de los demás protagonistas están a la altura del film. Guillermo Francella dejando de lado el cómico que todos conocemos, encarna a un entrañable Pablo Sandoval, tan gentil como alcohólico, sin necesidad de exagerar el personaje. Soledad Villamil demuestra porque es una de las mejores actrices de su generación (los que vimos series como Vulnerables, Culpables o Locas de amor, estamos acostumbrados a su talento), y lo demuestra con la excelente escena del interrogatorio. Javier Godino (Isidoro Gómez, el asesino) y Pablo Rago (Ricardo Morales, el viudo) también bordan sus papeles con gran altitud. Y ahí nos detenemos…


Porque además de la trama jurídica, es el amor, como siempre, el que juega un papel fundamental en esta historia. El amor de Benjamín a Irene, con esas miradas que hablan más que las propias palabras, lo dicen todo. Y nos retorcemos de bronca cuando Romano, ese ser despreciable que sólo le interesa quedar bien con los poderes de turno, le espeta un: ella es inalcanzable para usted…
O el amor incondicional de Morales, ese viudo que pasa horas y horas apostado en las diferentes terminales de trenes, para dar con el asesino de su amada. Un empleado bancario que nunca se olvidó de ella, y que según Benjamín, nunca vio tanto amor hacia otro, y él no quiere pagarle con la misma moneda, sino que cumpla una sentencia…
Y de repente, llega el final… el asesino encerrado en una jaula en un campo, como si se tratase de un animal y una frase para la eternidad: por lo menos dígale que me hable, es lo que le dice a Benjamín, mientras Morales le recuerda que él le había dicho que la condena era la cadena perpetua. Y nos quedamos sin palabras, al igual que Benjamín, que con esto, termina la historia de su novela, así como también empezará a pensar en el desenlace de su vida personal junto a Irene.
Nadie va a decir nada, el círculo se va cerrando, mientras cada uno sigue su camino, como si cada uno, hubiese firmado un pacto para vivir…

Marcelo De Nicola

Canción post análisis


También acá, vivimos día a día


Y nos despedimos soñando esos ojos rojos


FICHA TÉCNICA

Título original: El secreto de sus ojos
Año: 2009
Duración: 126 min.
País: Argentina
Director: Juan José Campanella
Guión: Juan José Campanella, Eduardo Sacheri
Música: Federico Jusid, Emilio Kauderer
Fotografía: Félix Monti
Reparto: Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, Pablo Rago, Javier Godino, José Luis Gioia, Mario Alarcón, Mariano Argento, Kiko Cerone, David Di Nápoli

Sinopsis


Argentina, años 70. Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido treinta años antes, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años.

Trailer


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