Programa 44 (10-02-2014)
EDITORIAL
Ya
pudiste alimentarte sin recurrir a la cabeza gacha. Sabes cuantos pasos son
desde la felicidad a la tristeza y viceversa. Amaste hasta las 3 del otro día.
Aprendiste a correr debajo de la lluvia intensa solo por placer. Caminaste
despierto por las vías del tren una noche. Y todavía seguís con miedos. Buscas
la confianza en otra persona para solucionar dolores ajenos a tus conocimientos
para aprender luego que el perro es fiel y caga en cualquier lugar. Luego de un
tiempo, también, te das cuenta de que es el mismo Dios el que te ata una pierna
a la piedra pero que no te permite lanzarla al río, entonces no tenes más
remedio que sentarte encima de ella y ponerte a llorar. El llanto termina con
el amanecer de un nuevo “yo” creyendo en cosas más necesarias y entonces te
salvas nuevamente. Un día te cansas de ir por la vida derrochando miserias sin
asco, mientras aquel tipo en la calle se fuma el hambre con tabaco barato, y
volves a renacer. Te cansaste de cargar a tus padres con tus humillaciones.
Ahora tus hijos te miran con atención.
Te cansaste de vivir una vida en la que
pudiste haber hecho las cosas de otra manera. Pudiste haber juzgado con otros
ojos, pudiste haber roto más vidrios sin lastimarte. Pudiste haber aprovechado
la fuerza de tu cuerpo con más amor. Ahora ya no hay tanta luz pero te vas a
descansar feliz de que ya no quedan almas por salvar. Todos inmersos están en un
lago de perversidad y de estupidez innecesaria. Nadie se sentirá ahogado, por
eso no importara. Mientras tanto aquel recién nacido llorará por los que aún no
lograron morir. Ya no quedaran sentimientos por nombrar. En aquella esquina
quedará sola esa mujer y yo la veré. Una lágrima suya me pertenecerá por un
instante. Y a pocas cuadras se celebrará un casamiento en donde todos desearán
estar enamorados. Alguien amará a aquella dama quien no lo ve. Entonces
enloquecerá y matará, pero la flor en su espalda justificará el crimen y hasta
lo hará bello. Ya no quedarán pecados que cometer. La selva seguirá intacta y
todavía no existirá aquel capaz de acabar con la cucaracha. A nadie va a
importarle. Ya no asqueará pisar alguna con los pies descalzos. Ya no quedará
nada por ver. Ya se habrán inventado hasta las cosas más innecesarias que se
puedan inventar y todavía se seguirá esperando sentir más asombro. Nadie va
notarlo pero eso no importará. Siempre habrá alguien amando desde las sombras y
no va a importarle que el resto no lo perciba. Solo el hecho de actuar por amor
dará oxígeno a este mundo cruel. Será el tesoro que no se ve, será la bailarina
en la oscuridad.
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE BAILARINA EN LA
OSCURIDAD
Lucio
Mancilla apunto alguna vez, con la claridad de un relámpago, lo siguiente: El hombre debe ser observado y juzgado por
sus obras chicas, no por sus obras grandes. En el cumplimiento de las últimas,
está interesado generalmente el honor y el crédito, el amor propio y el
orgullo, el egoísmo y la ambición.
En el cumplimiento de las primeras no influyen ninguno de
estos poderosos resortes del alma humana, sino la conciencia. Selma , magistralmente interpretada por la cantante Björk ,
estaba completa de pequeñas obras, pequeños actos que no hacían mas que
demostrar su grandeza. Selma, quizás uno de los personajes más hermosos y
trágicos que este que escribe, haya conocido jamás, era una mujer dulce, ebria
de fantasías, danzando inocente en un almuerzo de lobos. Esa inocencia que la
invitaba a bailar, a escuchar música donde otros solo oían maquinas, la llenaría
de fuerzas para soportar la fabrica, el trabajo duro, alienante y mal pago, la
mentira, la traición y también la
muerte. En sus ojos, que se van apagando en aquella noche
negra, podemos descubrir esa ternura e inocencia que ya habíamos visto en una
cinta mucho más vieja. En esa mirada, perdida por la ceguera, en esos ojos que
todo lo miran y no miran nada, creo recordar a la hermosa Mouchette ,
aquella bella niña de ojos gigantes y tristes, los mas tristes quizás, que supo
contarnos Robert Bresson una noche sin luna.
La temática de los relatos quizás
sea diferente, la angustia que dejan, les juro, es la misma. Lars Von
Trier es sin duda un cineasta maldito. Es Artaud ahogándose en un vomito de
cinismo, es Bukowski riéndose de Chinaski, es Kerouak desnudando a una joven
mexicana y también es Burroughs destrozando la cabeza de su mujer de un balazo.
Bailarina en la oscuridad es un relato trágico y doloroso, una espina furiosa
que no deja de gritarnos en la cara lo horrible que puede ser este ladrillo
donde vivimos. La apuesta esta perdida hace rato y eso es lo que nos humedece
los ojos una y otra vez. Porque el plan está funcionando, con precisión de
cirujano. No olvidemos que el que nada en su bondad puede resultar igual de
miserable que la peor de las bazofias. Nadie escapa a su piel, nadie está a
salvo de nosotros mismos. El film, desde esta perspectiva, logra, una vez más,
un análisis profundo sobre las relaciones humanas, sobre la maldad y el
individualismo. En su tratamiento, podemos percibir cierto aroma al Dogma 95,
con sus cámaras en mano, sus cortes temporales, su fotografía hiperrealista.
El tiempo narrativo del relato estará
escindido a través del uso de flashes oníricos, en donde se trabajará, mediante
musicales, las fantasías del personaje. Es aquí donde Selma realmente brillará,
donde la ceguera, esa metáfora inmensa de su conexión con el mundo exterior,
desaparecerá por completo, por que no hay nada de que protegerse. Cantará y
bailará, para escapar entre los compases de su música de aquella maldita agonía
que es el mundo en que habita. Cantará y bailará, en aquellos 107 pasos que
separan la vida y la
muerte. Veremos a aquellos lobos finalmente devorar su
almuerzo, comerán con fruición, matando en nombre de la ley y el estado. Ella
gritará con un miedo genuino y se desarmará en el suelo igual que todos nosotros.
Cantara, finalmente, la canción mas triste del mundo y su melodía se ahogará en
el golpe seco de nuestras miserias. Nosotros como espectadores, estaremos
obligados a asistir a aquel banquete de la muerte y a sucumbir en su trágico
silencio final.
Fundirán en la pantalla las siguientes palabras: Dicen
que es la última canción. Es que no nos conocen. Es solo la última canción si
nosotros lo permitimos. Intentaremos creer que la ultima canción todavía no
está compuesta. Quizás nos de fuerzas pensar que aquella armonía todavía nada
en la borrachera del músico. Nos esconderemos en el anonimato para no mostrar
nunca todo el mazo, eso quizás nos regale una sonrisa de vez en cuando, aunque
vivamos en la certeza de que,
finalmente, y ante la ceguera de todo
este maldito mundo, puede fusilarnos
hasta la cruz roja.
Lucas
Itze.-
Canción post análisis
También sonó este hermoso tema
FICHA
TÉCNICA
Título
original: Dancer in the Dark
Año:
2000
Duración:
140 min.
País:
Dinamarca
Director:
Lars von Trier
Guión:
Lars von Trier
Música:
Björk
Fotografía:
Robby Müller
Reparto:
Björk, Catherine Deneuve, David Morse, Peter Stormare, Jean-Marc Barr, Joel
Grey, Udo Kier, Vincent Paterson, Cara Seymour, Vladica Kostic, Siobhan Fallon,
Zeljko Ivanek, Jens Albinus
Sinopsis
Selma,
inmigrante checa y madre soltera, trabaja en la fábrica de un pueblo de los
Estados Unidos. La única vía de escape a tan rutinaria vida es su pasión por la
música, especialmente por las canciones y los números de baile de los musicales
clásicos de Hollywood. Selma esconde un triste secreto: está perdiendo la
vista, pero lo peor es que su hijo también se quedará ciego, si ella no
consigue, a tiempo, el dinero suficiente para que se opere. Tercera película de
la trilogía "Corazón dorado" de Lars Von Traer.
Acá la película completa:
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