Incluye una entrevista con el autor de la banda musical de la película: Leo Sujatovich
EDITORIAL
Nos
han quitado la voz, pero tenemos las palabras…aunque a veces no sólo nos callan
la voz, sino también nos matan las palabras.
Estamos
inmersos en un juego, en un reality infinito, donde todos somos participantes.
Alguien nos controla, nos observa y decide que es lo que tenemos que ver,
consumir o hasta hacer con nuestras míseras vidas.
La
monopolización de medios, la idealización del consumo, la pena capital a la
decisión propia y a la pluralidad de voces nos está arrinconando contra un
paredón.
Un
paredón que divide lo bueno de lo malo. Y aca se me escapa una pregunta… en ese
mundo, el de la llamada caja boba, ¿Qué es lo bueno y qué es lo malo? ¿O
quienes son?
Hoy
ese aparato de diferentes tamaños y formas, nos alimenta y nos va matando de a
poco… Pero claro, no es el artefacto en sí el que termina con nuestras vidas,
sino quienes están dentro del mismo.
Para
muchos de ellos, vos sos un punto más de rating, son los que se desviven por
encontrar la primicia para ser los “mejores”, o por vender un producto para
ganar dinero, para que el termómetro del morbo estalle hasta límites
insuperables.
Somos marionetas dentro de un sistema capitalista que nos invade minuto a minuto, segundo a segundo. Los medios se convierten en una dictadura, como muchas a las que ellos mismos apañaron (nadie resiste a los archivos).
Somos marionetas dentro de un sistema capitalista que nos invade minuto a minuto, segundo a segundo. Los medios se convierten en una dictadura, como muchas a las que ellos mismos apañaron (nadie resiste a los archivos).
Entonces,
nuevamente aparecen las palabras, siempre justas, para articular ideas y así
llenar la ciudad de voces que no quieren callarse, que necesitan tener un
pensamiento propio, para que esas voces, actúen como si fueran nuestros ojos.
Es
hora de que empecemos a manejar el control remoto de nuestras vidas, de
desconectar el cable, y acordarse de que ahí afuera puede haber una vida mejor,
a pesar de los desolados paisajes de la tristeza y de la abundancia, que vemos
a cada paso, en cada casa, cada auto, cada vida.
Empecemos
a lograr que nuestra mente sea la antena que logre mejorar nuestra imagen, para
que la voz de la conciencia grite más fuerte que nunca.
Es
el tiempo de encontrarnos con uno mismo y dejar de lado lo mediático, volver a
la simplicidad de las cosas, esas pequeñas cosas que nos hacen felices, como
cuando eramos niños…
Así
que te lo digo, sin más preambulos: Apagá la tele, prepará la antena.
Marcelo De Nicola
Canción elegida para la Editorial
IMPRESIONES SOBRE LA ANTENA
Unas
manos aparecen, como de la nada. El fondo es negro, todo es negro salvo ellas,
que están iluminadas levemente por una luz cenital, esto es una luz que cae de
forma vertical al piso. Estas manos son pálidas e inertes, quizás muertas. De
pronto, el movimiento irrumpe. Salvaje y veloz. Los dedos empiezan la danza
típica de quien toca un piano. La música, sumisa, acude y responde a cada
movimiento. La música es caótica, cruel, violenta y pronto las imágenes asumen
estas cualidades. El piano es suplantado por una máquina de escribir sobre la
cual las manos parecieran construir cada sonido que la orquesta interpreta.
Entonces… las palabras. Aparecen por frases sueltas y nos introducen al relato:
Había una vez una ciudad sin voz. Alguien se había llevado las voces de todos
sus habitantes. Pasaron muchísimos años y a nadie parecía preocuparle. El silencio.
Luego la tapa de un libro cuyas letras gigantes nos dicen “La Antena ”. Otra vez una mano
ingresa a plano, abre el libro y en él se construye una ciudad tridimensional.
La película comienza. Con este magistral inicio, Sapir nos da algunos datos de
lo que va a venir.
Ya desde los títulos descubrimos que la estética elegida por
este gran director es la de las películas pertenecientes al periodo mudo del
cine, esto es desde 1888 hasta el estreno de la película “El cantante de Jazz”
en 1927 dirigida por Alan Crosland. Aquel nostálgico parpadeo de los fotogramas
pasando, aquella poca definición en la imagen, nos introduce en un mundo
sabroso para los que amamos aquel periodo. Sé que mañana es mejor, pero también
sé que mi corazón, o parte de él, todavía está sentado en una sala
sorprendiéndose con los viajes de Mellie o con aquellos inolvidables cortos de
los hermanos Lummier. La antena, está repleta de citas y guiños a distintas
corrientes artísticas. Tomaremos solo algunos de ellos, quizás los más evidentes,
como para hacer más dinámico el análisis. Volvamos al comienzo, a aquellas
manos. Desde aquí ya se plantea una relación de sumisión. Hay alguien que
propone y otro que ejecuta. No pude dejar de pensar también en la labor del
guionista y director, ambos desarrollados en este caso por el mismo Sapir. El
guionista, desde su máquina de escribir, esboza un mapa (bastante preciso en
algunos casos) de lo que será el relato y la mano del director ejecutara y
terminara de moldear el mismo frente a los técnicos y actores. Ambos
funcionaran quizás como la mano de un director frente a la orquesta conformada
por el equipo de filmación.
La estructura del film es lineal y responde
claramente a los tres actos aristotélicos. Aristóteles, en su poética, nos
planeta la división en tres actos de la tragedia. En el primero se trabajara la
presentación de los personajes y del conflicto principal que estos deberán
enfrentar. El segundo acto, el más largo, se ocupara del desarrollo del
conflicto y de cómo los personajes lograran superar o serán superados por el
mismo. Finalmente, el tercer acto trabajara la resolución del conflicto
principal y expondrá las conclusiones. La antena posee claras influencias del
expresionismo alemán y del surrealismo. Ciertos planos tienen aquel aroma
característico del cine de Cocteau. Pero volvamos a estos dos movimientos
artísticos. El expresionismo alemán surge a comienzos del siglo XX. La Primera Guerra
Mundial había arruinado a Europa y Alemania era uno de los países más
afectados. Había crisis económica, estaba aislada del resto de los países
europeos y como consecuencia una ola de pesimismo invadía el país. Nace el
Romanticismo que se levanta en rebeldía al Realismo del siglo XIX y pone de
manifiesto la realidad subjetiva de las cosas, las percepciones profundas de
cada uno. El expresionismo va a tomar esto, como también se nutrirá del arte
gótico y tratara en sus obras de no preocuparse de la realidad externa sino de
la naturaleza interna de las emociones. Tomara dos grandes ejes que serán la
muerte y la oscuridad, temas que le permitirán jugar con la deformación de la
forma externa por la ruptura de lo interior. Respecto al surrealismo, podemos
decir que nace en Francia en 1924 con aquel manifiesto maravilloso escrito por
André Bretón y que tiende a representar aquel mundo oscuro y simbólico del
inconsciente. Hay dos fuerzas que imperan en las obras surrealistas, que no son
otras que las del inconsciente: condensación y desplazamiento. El arte
surrealista es inmediato, irreflexivo y esta despojado de toda referencia a lo
real. De estas dos estéticas, se nutre Sapir para trabajar su relato.
Recordemos el blanco y negro contrastado de todo el film, aquellas fugas
vertiginosas, aquellos planos aberrantes, donde se busca la oblicuidad del
horizonte. La representación surrealista del Dr Y, cuya boca es un televisor
que muestra un primerísimo primer plano de una boca la cual queda fuera de
escala respecto al cuerpo.
Recordemos al personaje de La Voz , aquella bella mujer que
es uno de los dos personajes que pueden hablar aunque carece completamente de
rostro. El asistente del Sr TV, que posee cola de rata y rostro desfigurado.
Hay otra influencia, que también se respira claramente dentro del relato, y es
la del mundo del cómic, mundo con el cual Sapir está íntimamente relacionado.
Ya en su primer largometraje “Picado Fino” introduce de manera siniestramente
perfecta características pertenecientes a este tipo de arte. Podemos notar la
relevancia que le da el director en ambos films a los objetos, los cuales
muchas veces toman un peso igual que el de los personajes. También vemos al cómic en el tipo de encuadre que hace, en los cuales muchas veces deja aire en la parte superior del cuadro, como dando lugar al globo de dialogo. El manejo
en ciertas secuencias con el paso del banco y negro al negativo como para
subrayar el dramatismo o el uso artístico de las placas de diálogos formando
parte de la acción. Todas estas estéticas las vemos fluir con total naturalidad
dentro de La antena. Es un film en donde, creo yo, no sobra nada. Es preciso y
exacto. Es modernamente antiguo. Es un film que nos viene a plantear que sin
voz y sin palabras no hay pensamiento y sin pensamiento estamos jodidos.
Propongo volver a esta película y analizar con más tiempo, tal vez, el mensaje. Pensar quizás en el valor que le
damos a la imagen que el otro nos devuelve de nosotros. Pensar seriamente quien
es ese otro que nos devuelve nuestra imagen, en el poder que posee para
distorsionarla y pensar en que quizás sus intereses no sean los nuestros. Y
pensar también en nuestra inocencia para aceptar esa imagen deformada, que nos
viene a contar, a uno que es morocho y ha llevado una morocha vida, que peina
cada mañana unos hermosos rizos rubios. Alguien dijo alguna vez, no me den
armas, denme medios de comunicación y creo que no se equivocaba.
Lucas Itze
Canción post análisis
También sonó
Y porque las palabras importan, cerramos con este genio...
FICHA
TÉCNICA
Título
original: La antena
Año:
2007
Duración:
87 min.
País:
Argentina
Director:
Esteban Sapir
Guión:
Esteban Sapir
Música:
Leo Sujatovich
Fotografía:
Cristian Cottet (B&W)
Reparto:
Valeria Bertuccelli, Alejandro Urdapilleta, Julieta Cardinali, Rafael Ferro,
Florencia Raggi
Sinopsis
Una
ciudad se ha quedado sin voz, la nieve hiela la sangre de sus habitantes. El
inefable Sr. TV (Alejandro Urdapilleta), es el dueño de la ciudad, un
autoritario hombre que impone que imágenes se ven en las pantallas de la
metrópoli, y dueño de una cadena de productos que utiliza para el alienamiento
de su población.
Todo
esto lo logra a través de una máquina que transmite imágenes hipnóticas en
todos los televisores de la ciudad, y con el que consigue que así, sólo
consuman sus productos.
La
máquina funciona gracias al cantar de una voz de una hermosa mujer que es la
única que ha conservado el don del habla, por lo que el Sr. TV decide
secuestrarla. Este tiene un hijo (Valeria Bertucelli) que de a poco se va dando
cuenta de su maquiavélico plan.
El
Inventor (Rafael Ferro), es testigo del secuestro y hará todo lo posible para
salvar a Tomás, el hijo de la mujer secuestrada, un niño ciego que heredó el
don del habla, y el único capaz de contrarrestar el poder de la máquina.
PELÍCULA COMPLETA
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