Programa
9 (13-05-2013)
EDITORIAL
Hace
mucho tiempo, nuestro amigo Friedrich Nietzsche, en su obra La genealogía de la
moral, nos venía a hablar de ella, y nos decía, casi cruelmente, que la moral
cristiana y sus grandes valores católicos, como los son la humildad o la
compasión, se basaban realmente en la hipocresía y en el resentimiento.
Hipocresía
y resentimiento que se ven en todo el mundo, en cada pueblo, a cada paso. Un
mundo lleno de miserias, que intentamos ocultar todo el tiempo. Todos somos perfectos,
todos hacemos el bien, todos juzgamos lo que está mal.
Me
permito una pregunta: ¿Qué es ser perfecto? Perfecto quizás es la palabra más
utópica del lenguaje, ya que la perfección no existe, aunque nos sirve para
engrandecer nuestro propio ego, o para endiosar distintos tipos seres
terrenales que convertimos en deidades. Una vez que ese Dios terrenal cae, la
perfección quedará a un lado y será castigado, maltratado y humillado hasta
límites insospechados. En ese momento es cuando sale lo peor de cada uno de
nosotros, o quizás, cuando demostramos quienes somos en realidad.
El
ser humano es ese ser racional que todo lo puede, que nos habla de la ética y
la moral, pero en el fondo le desea la muerte a una persona sólo porque no
coincide con su pensamiento. Es el que grita sus bondades a los cuatro vientos,
pero se esconde en su propia soberbia cuando le piden su ayuda. El que
demuestra alegría por el éxito ajeno, aunque por dentro se ahogue en su propia
envidia.
Esos
seres racionales son los que forman nuestra sociedad. No la de hoy ni de
mañana… la de siempre. A través de las diferentes épocas la sociedad fue
cambiando, de forma material, pero no en su interior.
Desde
los más pequeños pueblos hasta las más grandes metrópolis, pasando por
diferentes épocas, encontramos una serie de arquetipos de personajes que
conforman el pueblo o la ciudad: el sacerdote, el médico, el policía, la ama de
casa, el estudiante, por el lado de los buenos, la sirvienta, el ladrón, el
indigente, por el lado de los malos. En el medio de todo está él: EL PERRO…
Y
justamente el perro (por nombrar un ser irracional), es el más perfecto de
todos, el que no critica, el que no destruye, el que no mata. Ahora alguno me
dirá ¿Cómo que no destruye, como que no mata? Y la respuesta es no… Ya que no
lo hace con conciencia, como el ser humano, sino generalmente por intuición o
accidente. A él sólo le interesa que le des de comer, o tirarle un palito para
venir a traértelo, no necesita una sonrisa para demostrarte su alegría, sólo un
leve movimiento de cola nos hará entender su felicidad. A su modo quizás se
quejará si llegas tarde, o si no le prestas tanta atención, pero no más que
eso.
Que
lindo que las personas que conformamos nuestra sociedad adoptemos esa irracionalidad, que sea un mundo sin miserias, envidias, hipocresías y
rencores. Una ciudad, un mundo diferente, casi perfecto, en el que no haya que
esperar nada a cambio
Una
sociedad imposible, ya que en cada país, cada ciudad, cada pueblo tenemos un
DOGVILLE.
Marcelo
De Nicola
Canción
elegida para la editorial
Impresiones
sobre Dogville
Estamos frente a una
obra de arte, y al escribir o al hablar sobre ella ya la estamos limitando en
su esencia. Siempre tuve la sensación de que las obras hay que mirarlas en
silencio, sin emitir mucho juicio sobre ellas, sin dejar que el racionalismo
venga a levantar cercos o a definir
caminos. El poeta Lord Byron dijo: “El
gran arte es efecto, producido no importa cómo”. Más de una vez me han llamado romántico, por
defender esa idea. Lars Von Trier es un provocador, un generador de efecto, un
artista infinito. Una persona capaz de navegar en el mar de lo incorrecto y
mostrarnos su poesía. Dogville es vanguardia, de eso no cabe dudas. Es una
película que viene a romper con gran parte de las leyes de la cinematografía y
a demostrarnos, una vez más que el cine de Von Trier es un espacio de libertad
donde, por suerte, nunca esperamos lo que va a pasar. Alguna vez, Miguel Ángel,
dijo algo que a mí me resulto maravilloso: “el
resultado no es el hombre sino sus pasiones” Algo de esta idea, creo yo,
camina por las calles del viejo y olvidado Dogville.
La película abre con una
toma cenital del pueblo. El término cenital hace referencia a una angulación de
cámara. La cámara, puede tener una angulación de cero grados o sea que el
objetivo de la misma se encuentra paralelo al piso. Puede ser picada, esto es
cuando el objetivo de la cámara enfoca ligeramente hacia el suelo y encuentra
su opuesto en el contra-picado, donde la visión de cámara es desde el suelo
hacia arriba. Por último encontramos la supina, cuya visión es perpendicular al
suelo, mirando en 90º hacia arriba y su opuesto, angulación del plano con el
que abre el film, cenital, cuya visión es de 90º hacia el suelo, o sea una
visión en planta. Este plano, desde el inicio del film, nos pone a los
espectadores en un lugar de superioridad
frente a los personajes. Esta es la visión, quizás, del dios de los católicos.
Esta es, quizás, la visión de algún científico, que examina el comportamiento
de sus conejillos de la india. Esta ES la visión que tenemos nosotros, los
espectadores, al mirar por primera vez el pueblo de Dogville. Y acá aparece la
gran sorpresa. Lars Von Trier rompe magistralmente con el espacio escénico. La
puesta en escena de todo el pueblo, se limitara a marcaciones sobre un piso
negro, como si fuera un plano en planta, y algunos pocos muebles. Estas pocas
pinceladas utiliza el amigo Lars para graficarnos este viejo pueblo perdido en
las montañas estadounidenses. Y puedo jurarles que no necesitamos más.
A los
pocos minutos el ojo comprende y se adapta a esta propuesta sin ningún tipo de
problema. La estructura del relato es lineal y estará dividida en un prologo y
nueve capítulos. Una voz en off nos ira narrando, a modo de cuento infantil,
datos que nos ayudaran a la compresión del relato, a hilar los distintos
capítulos, a entender procesos internos de los personajes. Este último punto,
quizás podría tomarse como un error de construcción, ya que, según dicta
cualquier manual de guión, la utilización de la voz en off para narrar procesos
internos de los personajes es la herramienta más utilizada por el guionista
perezoso. El personaje debe actuar, debe accionar para contarnos lo que le pasa
internamente. Pero en Dogville, la voz en off está lejos de caer en este error.
El uso narrativo, casi literario, de la misma, no es más que una de las tantas
ironías esparcidas por todo el film por el director. En cuanto al tratamiento
estético, descubrimos resabios de aquella maravillosa mojada de oreja que significó
el Dogma 95. Veremos, mucha cámara en mano, cambios en la calidad de grabación,
traducido esto a la calidad de imagen. Nos toparemos con cantidad de saltos de
ejes. Un eje se crea, por ejemplo, entre la mirada de dos personajes que
charlan. Entre ellos se genera una línea imaginaria que los atraviesa. La
técnica nos dicta que la cámara debe ubicarse sobre alguno de los dos planos
generados por la división de la línea imaginaria, para poder generar un raccord
de miradas, o sea una continuidad fluida entre las miradas de los dos
personajes. Este concepto se quiebra todo el tiempo en Dogville. También
encontramos rupturas en la temporalidad del accionar de los personajes, hay
saltos que subrayan la inestabilidad de los mismos. Lars Von Trier realiza un
ensayo exquisito sobre las relaciones humanas en Dogville. Genera una especie
de infierno, en donde suelta, a modo de experimento, un puñado de personajes
bastantes prototípicos con el objetivo de lograr una identificación rápida y
plena.
Recordemos que las puertas de esta suerte de infierno están custodiadas
por el perro Moisés, un posible paralelo con el cancerbero de los griegos,
aquel can de tres cabezas que protegía las puertas del inframundo y evitaba que
ningún mortal pase al plano de los muertos y que ningún espectro pase al plano
de los vivos. Siempre pensé que detrás de todo acto de bondad se escondía
morbosamente un regocijo narcisista. Que uno hacia el bien, no para ayudar al
otro, sino para gritarle al mundo lo bondadoso que puedo llegar a ser. Dogville
confirmo mi teoría. Desenmascara aquella vieja mentira de la otra mejilla y nos
viene a poner en jaque todo aquello de la moralidad. Dogville
nos cuenta que la maldad y el egoísmo coquetean en todas las clases sociales y
en todos los lugares del mundo. No nos olvidemos, después de todo, que somos
una sociedad que mata y crucifica a sus dioses y se realza sobre las
estructuras de la culpa.
La hipocresía, aquel
vino que encontramos en cada una de nuestras mesas.
Lucas Itze.-
Canción
post análisis
También escuchamos:
Y nos fuimos con:
FICHA
TÉCNICA
Título
original: Dogville
Año:
2003
Duración:
177 min.
País:
Dinamarca
Director:
Lars von Trier
Guión:
Lars von Trier
Música:
Antonio Vivaldi
Fotografía:
Anthony Dod Mantle
Reparto:
Nicole Kidman, Paul Bettany, Lauren Bacall, Stellan Skarsgård, James Caan, Ben
Gazzara, Harriet Andersson, Jean-Marc Barr, Patricia Clarkson, Jeremy Davies,
Philip Baker Hall, Udo Kier, Chloë Sevigny, Siobhan Fallon, Blair Brown, Zeljko
Ivanek
Sinopsis
Grace,
una bella fugitiva, llega a Dogville, un pueblito de Estados Unidos, escapando
de unos gángsters.
Tom,
el portavoz del pueblo, es quien la ayuda a refugiarse. Para ello, Grace deberá
ayudar a los vecinos trabajando para ellos. Sin embargo, luego de pasar los
quince días de prueba empiezan las complicaciones, ya que la policía empieza a
vigilar el pueblo cada vez más, lo que hace que sus habitantes le exijan nuevos
trabajos, para compensar el ocultamiento.
Esos vecinos benevolentes y carismáticos, pronto se transformarán en una pesadilla, sacando a la luz lo peor de cada uno de ellos, a pesar de que Tom, ya enamorado de ella, intenta ayudarla a pesar de no contar con el apoyo del pueblo.
Esos vecinos benevolentes y carismáticos, pronto se transformarán en una pesadilla, sacando a la luz lo peor de cada uno de ellos, a pesar de que Tom, ya enamorado de ella, intenta ayudarla a pesar de no contar con el apoyo del pueblo.
Los
destratos y humillaciones tanto psicológicas como físicas comienzan a ser
moneda corriente. Luego de muchas dudas, Tom decide agarrar la tarjeta que uno
de los gángsters le dejó.
Grace
se reúne con el jefe de la mafia, que es su padre. Luego de una charla en el
auto llegan a una decisión final. Grace tiene un as en la manga y está
dispuesta a jugarlo. Dogville se arrepentirá de haber mostrado los dientes.
La película completa y subtitulada, acá: https://www.youtube.com/watch?v=jYgGwXwaBt4
Trailer:
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