SINOPSIS
Adaptación de la novela homónima de Humberto
Costantini, situada en Buenos Aires en 1977. Un hombre recibe, en plena
dictadura, la información del paradero de dos personas buscadas por los
militares. Ahora tiene la posibilidad de salvarlas, aunque eso implica
arriesgar su propia vida. (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Un ser humano inmensamente solo, en la noche más
oscura de su ser
Transita las laberínticas callejas de la duda.
Ya no hay poema que acompañe sus pasos, las vastas
palabras son juegos juveniles que ya no se permite.
La sonoridad no rima batallas, no incita al compañero,
no levanta las banderas.
ya no hay puños en alto, los cuerpos caen del cielo
deseando estar muertos.
Quien caminaba a su lado, quien gritaba sus canciones
ha desaparecido bajo las oscuras intenciones del silencio. Del misterioso punto
final que calla para siempre a los personajes, que enmudece irreversiblemente a
la historia.
Solo percibe el silencio, la potencia de lo callado,
de aquello no dicho. Frio. Siniestro. Nada tiene sentido en la noche más larga.
Hay un hueco infame, una rotura irreparable.
Los versos pierden la métrica
Se desvanecen crípticos.
Nombres propios que se olvidan al instante.
Números de nadie.
Direcciones que inventan el infinito.
Escrituras efímeras que desaparecen como las vidas que
pretenden salvar.
Pasos que se aceleran en el eco inmenso de la noche y
mueren sin ninguna bondad literaria.
El escritor fatigado, tal vez vencido, no hace
justicia al texto. No hay justicia. No existe tal justica. El hombre ya no
escribe el poema. El hombre está solo, en la noche más oscura de su ser.
La duda se llena de ausencias.
Las ausencias gritan 30 mil nombres.
El compañero ya no duda.
Lucas Itze.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE LA LARGA NOCHE DE
FRANCISCO SANCTIS
¿A dónde habrá quedado la rebeldía de aquellos tiempos? Buscamos respuestas mientras estamos inmersos en una rutina que nos maneja como autómatas sin pausa. Pensamos en esos días donde éramos los dueños del mundo, donde nos escapábamos de todo para jugar el juego prohibido. Para escondernos de esa noche siempre traicionera tratando de volvernos amantes en algún pasaje oscuro, con algún farol como único testigo. Cuando esa música hablaba de los sueños y cantábamos mientras tocábamos esa guitarra sin afinar, mientras los vecinos querían ahuyentar esas voces sin estilo, pero con vida propia. Ayer nomás, como decía la canción justamente… Ese ayer donde los mapas los pensábamos antes de salir, donde los números de teléfono eran una extensión de nuestra memoria, donde el timbre se podía tocar a cualquier hora. Pensar en esas cartas escritas a mano, de colores poco cromáticos, pero con una verdad sincera. En esos poemas revolucionarios cajoneados en hojas amarillentas, que definían toda una época. ¿Cuándo nos transformamos en lo que nunca quisimos? Los años, las responsabilidades, las obligaciones nos fueron sacando todo. Y las noches largas se empezaron a transformar en rápidas agonías hasta que la alarma del despertador sonaba de nuevo. Así es la rutinaria vida de Francisco Sanctis, hasta que un llamado lo cambia todo. Basada en un libro de Humberto Constantini La larga noche de Francisco Sanctis es llevada al cine por la dupla Andrea Testa y Francisco Márquez.
La película muestra la vida de este hombre de unos 40 años, esposo y padre de dos hijos en los años ´70, cuando la dictadura ocultaba su peor cara. Su trabajo en una empresa y su esperado ascenso son su objetivo más urgente, pero parecería que no se corresponden con el deseo de las autoridades. Un llamado de una antigua amiga o quizás interés amoroso de la adolescencia cambia el curso narrativo del film y la actitud del protagonista. Esa cita, con un viejo poema para ser publicado como excusa, revela la finalidad del encuentro. Hay dos personas que van a ir a buscar en la madrugada y sólo él va a poder hacer algo. El hombre común que camina en silencio y mira todo de reojo se transforma en un ser que puede tomar una decisión de vida o muerte para dos desconocidos. Y ahí no sólo cambia la vida de Francisco, sino también la pantalla empieza a mostrarse de otra forma. La fotografía, que antes jugaba con los marrones, pero cada tanto se conjugaba con rojos furiosos y verdes, se empieza a volver más fría, oscura y opresiva. El silencio empieza a tomar más protagonismo, los sonidos de los pasos, de algún auto, se volverán eco mientras el protagonista deambula por esa ciudad casi muerta. Las imágenes nos devuelven encuadres cerrados y planos angulares y lo que sucede afuera quedará fuera de foco. La Buenos Aires de los ´70 está perfectamente mostrada, en un trabajo estético brillante, que hasta parece que la película fue filmada en esos años. Nada de esto serviría si la actuación de Diego Velázquez no fuera suprema.
El actor mantiene el foco de la película en sus
gestos, en sus miradas y en sus diálogos perfectamente creíbles. El
protagonista recorrerá esas calles como si fuera un laberinto, quizás, el
laberinto en el que están inmersas sus dudas para tomar decisiones. Lo
seguiremos casi siempre desde atrás, donde habrá algunos planos secuencia para
darnos una idea de continuidad y que es todo en tiempo real. Sus encuentros de
esa noche no harán otra cosa que confirmar que esa disyuntiva lo está
destrozando por dentro. Ese hombre común, el empleado perfecto que no se queja,
con una familia normal y abanderado del “no te metás” está en una encrucijada
que lo llevaría a sus viejas ideas revolucionarias olvidadas. Y no hace falta
que aparezca un auto de la policía o un militar para entender el contexto en el
cual se desenvuelve Francisco esa noche. El encierro y la urgencia están en
cada plano, en cada conversación, en cada frase no terminada. El miedo no
necesita gritos y el espectador siente eso a cada minuto. Ni siquiera una
partida de pool con un amigo que descree de todo cambia el ambiente. El film
entonces también nos interpela, porque de alguna manera pensamos que haríamos
en esa misma situación. Llegará el final y para quien escribe, el mejor final
posible. Y mientras pasan los títulos, me pregunto si yo no quiero volverme tan
loco…
Marcelo De Nicola.-
Canción post impresiones
UNIVERSO
TESTA-MÁRQUEZ
Andrea
Testa nació el 17 de
septiembre de 1987. Hizo varios cortometrajes como Sea una familia feliz, Uno
dos tres, Pibe chorro o el
documental Niña Mamá, sobre las
maternidades de jóvenes en los hospitales públicos del Conurbano bonaerense. Francisco Márquez nació el 13 de
diciembre de 1981. En 2015 filmó el documental Después de Sarmiento. En 2020 filmó su largometraje Un crimen común, un thriller escrito
junto a Tomás Downey.
FICHA
TÉCNICA
Título original: La larga noche de Francisco Sanctis
Año: 2016
Duración: 78 min.
País: Argentina
Dirección: Andrea Testa, Francisco Márquez
Guion: Andrea Testa, Francisco Márquez. Novela:
Humberto Constantini
Reparto: Diego Velázquez, Laura Paredes, Valeria Lois,
Marcelo Subiotto, Rafael Federman
Música: Abel Tortorell
Fotografía: Federico Lastra