martes, 14 de noviembre de 2023

VEN Y MIRA - IDI I SMOTRI DE ELEM KLIMOV

PROGRAMA 430 (10-11-2023)

 

SINOPSIS

 

Película de encargo para celebrar el 40 aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Relata, a través de los ojos de un niño progresivamente endurecido por el sufrimiento, la matanza sistemática de los habitantes de las aldeas bielorrusas, más de 600, durante la guerra. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Ey!, ven, ven y mira. Mira la cara de un niño envejecida de tristeza. Míralo buscando entre los escombros y los hierros retorcidos aun calientes, su inocencia perdida. Una inocencia que le pertenece y que debíamos cuidar como el tesoro más valioso. Ven, acércate, no tengas miedo. Ven, ven y mira las caras desfiguradas por el odio. Por el miserable temor a las diferencias, por el pánico que les provoca aquel que levanta su voz y se declara diferente, por aquellos que, aun así, tienen el valor de sentirse distintos. Mira su sangre alimentar la tierra, calmar la sed profunda del sol. Ven, mira a aquellos pequeños que ya no corren por ningún bosque. Míralos serpentear su infancia. Mira sus miembros mutilados, míralos fijos a los ojos, a esos ojos que ya ni dolor sienten. Míralos profundo y observa como aceptan la muerte, como entienden de bombardeos, de balaceras, de protocolos y de sirenas robándoles el sueño a medianoche. Míralos esconderse bajo un cielo envuelto en llamas, míralos a sus ojos y descubre las atrocidades que estos pequeños han visto, el espanto que apuñaló para siempre cualquier sonrisa, todo duelo. Ven, mira el bosque, mira las cenizas que dejaron las disputas, las indiferencias, el mirar hacia otro lado cuando había voces que gritaban desesperadas hacia donde verdaderamente debíamos mirar. Nadie entonces giró la cabeza. Todos pensamos despreocupados: alguien se ocupará. Ven, mira el hambre, mira a los mayores con sus manos ennegrecidas por el tiempo remover la tierra buscando algo que comer. Míralos en sus ropas andrajosas ya sin ningún suspiro. Míralos naturalizando el maltrato, la ausencia, el olvido. 



Ven, mira, mira a ese puñado de tipos sintiéndose superiores, decidiendo por el resto, adueñándose por medio segundo de todo el mundo. Ven, mira el miedo roer sus tripas, mira su sudor hediento que emana desesperado por temor a perder aquel manojo, por entregar aunque sea una parte, por ceder solo un poco. Míralos, míralos marchar detrás de una idea que anuncia, sin escrúpulos, su propia muerte. Obsérvalos trabajar por su desempleo, creer en mesías que nunca creyeron en ellos. Míralos como el cansancio les nubla la vista y en un descuido les hace creer que todo esto es un juego. Que todo vale lo mismo y que no hay consecuencias que surjan de nuestros actos. Ven, en serio, ven y mira como hoy odian a su hermano. Como matarían al que menos tiene porque eso les hace sentir que ejercen el poder que ellos mismos padecen. Mira como ya nadie abraza al de al lado, como la miseria devora todo sentimiento. Como en cuatro palabras olvidamos a miles de muertos, y entregamos aquellos pocos triunfos que solo daban oportunidades a tantos. Como un día cualquiera, nos olvidamos de los rostros de aquellos compañeros que nunca pudimos ver envejecer. Mira como con un discurso vehemente y lleno de odio, dejamos de recordar que nadie se salva solo, y descubrimos que hasta las religiones fallaron en su propio juego al ver desde la inmovilidad más absoluta como dejamos atrás al que menos puede para ir desesperados detrás del cielo propio. El fascismo nunca fue un juego. Ey!, ven y mira.    

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE VEN Y MIRA

 


La colonización y el imperialismo crearon un mundo nuevo. Desde el inicio de la vida, el ser humano quiso extender su dominio. Bajo el concepto de civilización, se transformaron en nómades buscando descubrir nuevos mundos. A medida que los siglos pasaban, ese concepto se iba extendiendo más y más. Empezaron las guerras por el territorio y con ello, el odio a lo diferente. La religión, las razas, las etnias pronto se vieron envueltas en batallas sangrientas, todo en base al odio y a la búsqueda de nuevas tierras. Un día surcaron los mares y llegaron a América. La tierra nueva se cubrió de gente que trajo su propia civilización y arrasaron con todo. Y así los genocidios se fueron dando a través de los años. Luego, ciertos planes de exterminio se empezaron a dar entre los mismos países. Todo ante la protección impuesta de ciertas potencias. A pesar del paso del tiempo, hay miradas que vuelven a resurgir. El planeta nuevamente está siendo acechado por la violencia. Los ruidos de las bombas vuelven a sonar cada vez más cerca. Las guerras las vemos en directo y aparecen en vivo en cualquier momento. El discurso del odio se transforma nuevamente en bandera. El pobre, el enfermo o el que tiene alguna discapacidad son otra vez carne de cañón para la derecha más recalcitrante. El negacionismo de ambos lados del océano vuelve a ser moneda corriente. El horror y el espanto siembran el terror. La piel se contrae y los pensamientos de desdoblan. La mirada vuelve a interpelar al otro. ¿Cómo se interpela el horror y desde que punto de vista? Quizás a esa pregunta llegó Elem Klimov al dirigir su película Ven y mira



El nombre es casi una invitación. Una especie de convite para ese espectador que va a ser interpelado… - Vení, sentate y mirá. Esto es lo que pasó, ¿cómo es tu reacción? -. Creemos que nadie puede permanecer indiferente ante un film de estas características. La película fue un encargo para celebrar el 40 aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Pero de propaganda oficial tiene poco y nada. Estamos ante un guion lineal escrito por el propio Klimov junto a Ales Adamovich, que sigue las andanzas de un joven bielorruso de 13 años que se alista a los partisanos soviéticos para ir a la guerra, ese sentido de pertenencia que los jóvenes de la época necesitaban para unirse a la masa. Lo dejarán de lado y se quedará con Glasha, una joven enamorada de un teniente y que solo sueña con amar y parir. Será ella quien le diga “te han dejado por ser un niño, eres ciego, sordo” palabras que luego del primer bombardeo toman más valor al ver al joven quedar atormentado y correr para esconderse ante el avance enemigo. Al llegar a su hogar, se dará cuenta de que toda su familia ha sido asesinada, será la pérdida de la inocencia de la forma más horrorosa. El reflejo en el agua, ese espejo que devuelve al niño en adolescente como metáfora. Lo lúdico se transforma en tragedia, de un momento a otro. Asistiremos, como suele pasar en los films soviéticos de esa época, a una fotografía maravillosa. Los contrastes y el contraluz en las escenas nocturnas serán de una calidad pocas veces vistas. Los paisajes naturales y los planos generales ayudarán a completar esa belleza fotográfica entre tanto caos. 



La historia se contará a través de muchos planos subjetivos y también de esos primeros planos que son los que interpelan al espectador. Este es invitado casi a ser un testigo del sufrimiento de Florya, nuestro joven protagonista. Sus primeros planos nos generan angustia y dolor en partes iguales. Habrá cierta cámara en mano que se moverá tan nerviosa como las personas a las que sigue. Se trabajará mucho con los planos secuencias y travellings a lo largo de todo el metraje. Gozará de un encuadre perfectamente diseñado, aprovechando el realismo que le da la naturaleza que lo rodea. Allí aparecerán esos planos generales que indican que, en la inmensidad, todos somos vulnerables. La película también estará plagada de simbolismos. Los aviones surcando el cielo, unos huevos pisados por el protagonista, una cigüeña que aparece cada tanto, nos hacen mirar algunas imágenes o situaciones con más detalle. Y empezamos a ver como el terror se apodera de la pantalla. No necesitamos asesinos múltiples o música de suspenso para crear terror. Aquí se logra solamente con imágenes, sonidos de una brillantez absoluta y con esas miradas que te dejan sin palabras. Y Florya lo sabe. Ha perdido su primera batalla. La niñez ha sido vencida y de ahora en más será todo muerte y destrucción. Entenderá que tener un rifle en la mano ya no es jugar. El caos, como siempre decimos, envuelve todo. Y se percibe siempre que algo puede pasar. El nerviosismo es parte de ese juego macabro. Entre los árboles o en la maleza siempre parece esconderse algo. Sin dudas es el mal el que está viniendo. Aunque no sabemos cómo ni dónde. Solo se ve a ese avión deambular cada tanto por los cielos. Prefacio de lo que vendrá. De una guerra que casi no veremos, no habrá soldados peleando frente a frente ni miles de ametralladoras disparando. 



Sólo seremos espectadores de un protagonista que es testigo de semejante masacre y de su sufrimiento acorde pasan los minutos. Donde sus gestos y su cara se van transformando, también gracias a la excelencia del maquillaje. Y aparecerá la perversidad y sus diferentes caras. Y otra vez el director parece preguntarnos: ¿A cuál se parecen ustedes? ¿Al traidor, al inmoral, al cobarde, al cínico? Somos un poco de todo eso, en medio de situaciones grotescas enajenadas no solo por la guerra sino por el alcohol, la lujuria o el poder y tomado en muchas ocasiones desde un primer plano estremecedor. "No todos los pueblos tienen derecho al futuro" dice sin titubear, un miembro del ejército nazi a punto de ser ejecutado por el pueblo soviético. Y la frase nos queda dando vueltas en la cabeza por varios minutos. El final nos traerá a Florya disparándole a un cuadro de Hitler mientras pasan videos en retrospectiva de la guerra y de la ascensión del Führer hasta una última foto con su madre cuando era un bebé. ¿Esos disparos serán para el propio Hilter o serán para su reflejo de ese niño soldado que quiso ser y no fue? Quizás en su mirada, estén las respuestas a esas preguntas.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO KLIMOV

 


Elem Guérmanovich Klímov nació en Stalingrado el 9 de julio de 1933. Sus padres eran comunistas, y su primer nombre fue un acrónimo derivado de los nombres de Engels, Lenin y Marx. Durante la batalla de Stalingrado, su madre, su hermano menor y él fueron evacuados de sus hogares, y cruzaron el río Volga en una balsa improvisada. En 1957, Klímov se graduó en el Instituto Superior de Aviación de Moscú. Posteriormente consideró iniciar su carrera en el periodismo, antes de decidirse por el cine. Se matriculó en la escuela de cine estatal, el Instituto Pansoviético de Cinematografía, donde estudió con el aclamado director Efim Dzigán. Mientras estudiaba en el instituto, Klímov conoció a la cineasta Larisa Shepitko, con quien se casaría. El primer largometraje de Klimov, Bienvenidos, o prohibida la entrada a los extraños (conocido en el Reino Unido como No Holiday for Inochkin) de 1964, era una sátira de la burocracia soviética disfrazada de una historia de aventuras en un campamento de verano para niños. La película fue prohibida brevemente por considerarse un insulto al Partido Comunista de la Unión Soviética; sin embargo, la prohibición fue revocada después de que Nikita Khrushchev tuviera una visualización privada y autorizara su publicación. 



La segunda película de Klimov, Las aventuras de un dentista (1965), fue una comedia oscura sobre un dentista que es ridiculizado por sus colegas por su talento natural para extraer dientes sin dolor. La implicación de que la sociedad inevitablemente condena al ostracismo a aquellos que tienen talento, horrorizó a los censores que le dijeron a Klimov que cambiara eso. Cuando Klimov se negó, la película recibió la clasificación más baja, "categoría tres", lo que significó que se proyectó sólo en 25 a 78 salas de cine. continuación, Klimov comenzó a hacer una película sobre Grigori Rasputin llamada Agony. El camino hacia el lanzamiento le llevó nueve años y muchas reescrituras. Aunque se terminó en 1975, la edición final no se estrenó en la URSS hasta 1985, debido a medidas represivas, en parte por sus escenas de orgía y en parte por su retrato relativamente matizado del emperador Nicolás II. Se había mostrado en Europa occidental unos años antes. En esos años dirigió los documentales Deporte, deporte, deporte de 1970 y en 1974 llegó Y sin embargo, creo, iniciada por su maestro Mikhail Romm antes de la muerte. En 1979, la esposa de Klimov, Larisa Shepitko, murió en un accidente automovilístico mientras dirigía una fábula ecológica basada en una famosa novela de Valentin Rasputin llamada Adiós a Matyora



La muerte de su esposa tuvo un profundo impacto en Klimov y todas sus películas posteriores fueron tragedias. Un año después de su muerte, Klimov filmó un homenaje de 25 minutos a su esposa titulado "Larisa" (1980) y luego terminó la película que ella había comenzado. A pesar de haber sido archivado durante dos años después de su finalización, Matyora aún se publicó en 1983. La última película de Klimov, Ven y mira, se estrenó en 1985 con gran éxito mundial y ganó el Premio de Oro en el 14º Festival Internacional de Cine de Moscú. Hablando de cómo la película se basó en su propia experiencia infantil de la guerra, Klimov dijo: "Como cuando era niño, había estado en el infierno... Si hubiera incluido todo lo que sabía y hubiera mostrado toda la verdad, ni siquiera yo podría haberlo visto". En 1986, recién salido del éxito de Ven y mira , y con los cambios traídos por la perestroika en el aire, Klimov fue elegido por sus colegas para ser el Primer Secretario de la Unión de Cineastas tras el V Congreso de Cineastas Soviéticos. El liderazgo de Klimov vio el estreno tardío de muchas de las películas previamente prohibidas y la reinstalación de varios directores que habían perdido el favor político. Este período es ampliamente considerado como el comienzo del declive del cine soviético y el surgimiento de los llamados "chernukha", es decir, artistas y periodistas que, liberados por la glasnost, expusieron la realidad soviética de la manera más pesimista posible. Klimov todavía estaba frustrado por los obstáculos que aún quedaban en su camino y cedió su puesto en 1988 a Andrei Smirnov, diciendo que quería volver a hacer películas. Klimov no completó más películas después de Ven y mira. Si bien tenía planes de hacer más películas a finales de la década de 1980, dijo en 2000 que había "perdido interés en hacer películas. Sentí que ya había hecho todo lo que era posible. Klimov falleció el 26 de octubre de 2003 por hipoxia cerebral, después de seis semanas en coma. Tenía 70 años.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Idi i smotri (Come and See)

Año: 1985

Duración: 136 min.

País: Unión Soviética (URSS)

Dirección: Elem Klimov

Guion: Elem Klimov, Ales Adamovich

Música: Oleg Yanchenko

Fotografía: Aleksei Rodionov

Reparto: Alexei Kravchenko, Olga Mironova, Liubomiras Laucevicius, Vladas Bagdonas.

 

PELÍCULA COMPLETA

LA ZONA - STALKER DE ANDREI TARKOVSKY

PROGRAMA 429 (03-11-2023)

 

SINOPSIS

 

En un lugar de Rusia llamado "La Zona", hace algunos años se estrelló un meteorito. A pesar de que el acceso a este lugar está prohibido, los "stalkers" se dedican a guiar a quienes se atreven a aventurarse en este inquietante paraje. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Tené cuidado! Cada paso te puede acercar más al abismo. ¿Acaso es tu propio infierno lo que te da pavor? ¿Serán tus propios pensamientos oscuros los que te perturban y no te dejan mover? Seguí caminando… lentamente… El lodo se vuelve más viscoso. El aire se torna irrespirable. Hay plantas a lo lejos, ese verde es quizás tu última esperanza... Un poco de oxígeno extra no te vendría nada mal. Hay sonidos por todas partes. Sirven para distraerte de tu próximo objetivo. Parece no haber vida alguna. Sólo ínfimas moléculas en el agua destilan algo de humanidad en la podredumbre. Las manos se congelan mientras los pies intentan despegarse del suelo. La vida aquí ya no es tal. Del hielo al fuego pueden pasar segundos. Y quizás de pronto el fuego te envuelve. Eso al menos indican las cenizas que hay a tu alrededor. ¿Cómo todo pudo consumirse tan rápido? ¿Qué mundo es este? Es lo primero que viene a tu mente. Los recovecos del planeta pueden ser indescriptibles. 



¿Habrá otra cosa igual en esta galaxia? ¿Seremos seres únicos? Más preguntas sin respuestas. Ruinas que son como símbolos. Símbolos de una civilización extinta. Muecas de lo que alguna vez pudo ser y no fue.  La muerte por la muerte misma. La guerra en nombre de la paz. La vida que se apaga sin más preámbulos. Todo tan triste. Tan triste y solitario. Pero a la vez tan bello. Lo opuesto que se atrae. Arte en la miseria más inhumana. Pinturas, música, planos, fotografías. Todo en su justo lugar. Todo como si tu mirada armara un documental desolador. Y algo que va rondando en tu cabeza. Belleza soporífera del mal menor. Y un ladrido que se escucha allá, a lo lejos, cerca de alguna estación. Y una última gota de agua que cae y te salpica vilmente. Y otro paso, hasta que no puedas avanzar más. La misión se vuelve más complicada. Y sólo los ecos de la barbarie pueden guiarte hacia la zona…

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE STALKER

 


Somos como rosas que nunca se molestaron por germinar cuando debimos haberlo hecho, y es como si el sol se hubiera hartado de esperar, escribió hace ya un tiempo el viejo Bukowski. Dios ha muerto y fue el hombre quien lo ha matado. La desolación a partir de todo aquello es siempre infinita. La carencia absoluta de fe nos ha confinado a la peor de las soledades. Una vez más: el sol ya no nos espera, dios ha muerto. La falta de un destino para el hombre deja en evidencia la crudeza del sin sentido al que fuimos arrojados. Ya no habrá para nosotros la perversa recompensa del paraíso deseado. Nadie abrirá para nosotros las imponentes puertas del cielo y ni siquiera habrá fuego en el infierno capaz de incinerar nuestras almas pecadoras y pérdidas. Nuestras fantasías de eternidad están arrojadas sobre el mismo barro que yace el cuerpo de ese dios que debía administrarlas, que debía juzgarnos desde su imponencia. Junto a dios, ha muerto también el hombre tal como lo conocemos. Junto a ese dios han caído también todas las categorías sobre las que se sostenía nuestra concepción de humanidad. Al comprender que el camino carece de todo destino, al hacer consciente el sinsentido del viaje, el hombre deja de ser instantáneamente origen o final. Lo humano, se devela tal cual siempre fue, únicamente tránsito. El hombre es, en todo caso, siempre recorrido. 



La gran pregunta filosófica que surge en este sentido es la siguiente ¿recorrido entre qué y qué? Después de todo, cualquier camino tiene inicio y destino. Olvidados por el sol, muerto dios, muerto lo humano (con todo lo que ello conlleva) entonces, el camino evidente que queda al descubierto es aquel de retorno a cierta animalidad. Una superación que implica una disolución de lo que ya somos. Dirá Federico en su Zaratustra al referirse a las tres transformaciones, que en un principio éramos camellos, luego nos transformamos en leones y finalmente, fuimos niños. El camello como imagen retórica del animal domesticado, del animal que soporta la joroba de la tradición humana, del deber y las obligaciones. Aparece allí entonces luego el león, la bestia que luchará contra aquel camello obediente y tomará a la fuerza el poder. El león es la reacción a nuestra vida anterior que habilitó un tránsito hacia un nuevo lugar. Luego de ser leones, fuimos niños. Aparece allí entonces, lo pos humano, el superhombre. Esta idea no implica un hombre superior, evolutivo o mejor, sino que es lo que surge cuando la idea de hombre se acaba. Surge allí una necesidad de recuperar, entre otras cosas, una relación con la animalidad. Verá Federico en el niño aquel salvajismo olvidado. Verá su capacidad lúdica, su instinto de creación, su capacidad de soltar para continuar creando, su relación con la contingencia, con esa idea de que todo puede ser de otra manera. De este modo, entonces, el hombre se corre del centro del saber, del centro ordenatorio para reconciliarse con la debilidad, con todo aquello inherente a lo humano. 



La muerte de dios es la muerte de los absolutos. El hombre es un puente, no una meta, una cuerda tendida entre el animal y el superhombre. El humano es un animal que se ha olvidado de su condición salvaje. Esta idea choca, claramente, con el creacionismo religioso para el cual, el hombre es pura finalidad y depende su existencia toda, de la mismísima creación. El hombre, entonces, está domesticado por la iglesia, crea la metáfora de dios para encontrarle algún sentido a la existencia, y en ese trayecto, olvida lo metafórico de su creación. El superhombre, el hombre que se niega a sí mismo, vendrá a desenmascarar todas las categorías que hicieron de nosotros los nuevos dioses. Todas estas ideas, quizás pueden ayudarnos a pensar aquella obra inmensa titulada Stalker de aquel héroe llamado Andrei Tarkovsky. El film plantea una distopía en donde la humanidad ha sido intervenida por algún tipo de fuerza exterior, producto de lo cual se ha generado un área restringida llamada la zona. Los Stalkers son los hombres baquianos encargados de filtrar gente a La Zona para recorrerla y llegar a La habitación, lugar mágico que concede la realización de un deseo, pero tal como si fuera un sarcasmo típico de los dioses griegos, el deseo que se cumplirá no será el que se pida, sino aquel más oculto que poseamos. El film tendrá una estructura lineal y trabajará las alegorías con una sutileza muy pocas veces vistas. Hay siempre mucha información expuesta en cada plano de Stalker



Estamos frente a una obra única, un modelo de utilización del lenguaje audiovisual, un modelo de dirección de actores, un modelo de puesta de cámara y de iluminación. No temo equivocarme al afirmar, que el film Stalker posee la mejor fotografía jamás lograda en la historia de la cinematografía mundial. El diseño de la misma, estará dividido en dos, la vida cotidiana se contará en tonos sepias mientras que para La Zona se reservará una paleta de colores vividos e intensos que lograrán hacernos sentir que descubrimos la naturaleza por primera vez. Notaremos también la excelente economía de puesta de cámara que atraviesa toda la obra, generando movimientos casi imperceptibles los cuales serán funcionales a la atención del espectador sobre la información impartida en imagen. El desarrollo dramático estará regido por El camino del héroe tal como lo explica Joseph Campbell en su libro homónimo. Habrá un llamado, un ayudante, un recorrido interno que modificará al protagonista. Podremos trabajar la obra también, tal como venimos diciendo, desde un punto de vista Nietzscheano, particularmente desde su idea de superhombre o transhombre. Será un recorrido alegórico entre lo humano y su conflicto constante con la fe. La cinta se verá plagada de cruces expuestas de manera subliminal, creadas con todo tipo de recursos como por ejemplo postes de luces en desuso. La trinidad que emprenderá el recorrido a través de la curva dramática representará la ciencia, el arte y la fe. Comenzaran, tal como lo describe Federico, siendo camellos, llevando encima todo lo humano, serán leones al entrar en conflicto directo con aquello que son y terminaran siendo niños al soltar y construir algo nuevo. Serán tránsito, estos tres personajes no serán nunca ni origen ni final. Será en aquel recorrido donde se reanudará su relación con la contingencia y se demostrará que todo puede ser de otra manera. Se hablará del arte y de la falta de egoísmo del artista, tal como lo nombra Kandinsky en su libro “De lo espiritual del Arte”. Se criticará el papel de la ciencia y su relación con lo humano y se destacarán con terrible angustia los ojos ciegos de los hombres ya sin fe. Aparecerá como referencia al retorno a la animalidad, la figura del perro que será amigable con los humanos y ellos ya no podrán dejarlo atrás. Será una bella metáfora de aquel retorno imprescindible a lo salvaje planteado por Nietzsche. Ya en su vuelta de La Zona, nos quedaremos con el superhombre, con lo pos humano, el león se convertirá finalmente en niño. El film concluirá con la hija del Stalker, con sus capacidades nuevas, con aquellas carencias tan humanas, demasiado humanas.

 

Lucas Itze.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO TARKOVSKY

 


Nacido en Rusia en 1932, hijo del poeta Arséni Tarkovski, tuvo una infancia difícil que le dejaría una profunda huella. Después de estudiar Música y dedicarse tres años a la pintura, cursó Árabe en el Instituto de Lenguas Orientales, y también Geología – que le llevaría a trabajar en Siberia (1956-1960) – y finalmente Cine en el famoso VGIK, donde se formó al lado de Mikhaíl Romm. Empezó con algunas películas como estudiante, como Asesinos, basada en la novela de Ernst Hemingwey en 1958. Ese año también dirigió Concentrado y siguió con los filmes Hoy no se licenciará y La apisonadora y el violín, film con el que se graduó en la Universidad. Su primera película oficial fue La infancia de Iván en 1962, la historia de un niño ruso de 12 años que trabaja espiando a los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Ganó el Leon de Oro en Venecia, convirtiéndose en la primera ópera prima en lograrlo. 



En 1966 dirigió Andrei Rublev, la biografía del pintor ruso que pintó la Catedral del Kremlin y ahí se dio cuenta de las torturas, crímenes y matanzas que sufría su pueblo, film secuestrado por el régimen soviético. En 1972 dirigió Solaris, basada en un clásico del escritor polaco Stanislaw Lew, sobre un científico es enviado a la estación espacial de un remoto planeta cubierto de agua para investigar la misteriosa muerte de un médico. Ganó el Gran Premio del Jurado en Cannes



Tres años después llega El Espejo, donde mezcla parte de su vida, su autobiografía, la historia de su padre, y lo que está pasando en su país, a través de imágenes, relatos y poemas del propio director. Un film lleno de simbolismos. En 1979 dirige La Zona (Stalker), en la que en un lugar de Rusia llamado "La Zona", hace algunos años se estrelló un meteoro. A pesar de que el acceso a este lugar está prohibido, los "stalkers" se dedican a guiar a quienes se atreven a aventurarse en este inquietante paraje. En 1983 filma Nostalgia, la vida de Andrei Gorèakov, un poeta ruso, que recorre Italia en compañía de Eugenia con la intención de investigar la vida de un compositor del siglo XVI. En su viaje se encontrarán con el apocalíptico Domenico. Para muchos, lo más cercano a la poesía que se vio en el cine. Ganó el Premio a Mejor director en Cannes. En 1986 dirigió Sacrificio, el film que dejó un legado difícil de igualar, a pesar de su escasa filmografía, 9 meses antes de su muerte. 



Su estilo está vinculado a la tradición lírica y patriótica del cine soviético, más próximo a Aleksandr Dovjenko que a Sergei M. Eisenstein. Al respecto, dijo sobre este maestro: “Me parece que su estética me es ajena y francamente contraindicada”. Humanista y místico, defensor de la creación individual del artista, en su narrativa cinematográfica rechazó la unidad dramática tradicional. Polémico y un tanto sofisticado como cineasta, sus ambiciosos filmes -estructurados como capítulos de novela o cantos de una epopeya- necesitaron grandes presupuestos. Con sólo siete películas largas en 25 años, hoy está reconocido como uno de los grandes “clásicos” del cine contemporáneo. Destacó por su uso del plano-secuencia y la lentitud narrativa para reflexionar la imagen y participar activamente en la creación de la obra de arte. Poco después de morir de cáncer a los 52 años, en plena capacidad como creador, apareció publicado el diario de trabajo y sus teorías en forma de libro: “Esculpir en el tiempo”, donde dialoga con los problemas reales que se le presentaban en su tarea artística. Las generaciones actuales han manifestado un creciente interés por este genio de la pantalla.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Stalker

Año: 1979

Duración: 161 min.

País: Unión Soviética (URSS)

Dirección: Andrei Tarkovsky

Guion: Arkadiy Strugatskiy, Boris Strugatskiy, Andrei Tarkovsky. Novela: Arkadiy Strugatskiy, Boris Strugatskiy

Música: Eduard Artemyev

Fotografía: Aleksandr Knyazhinsky, Georgi Rerberg

Reparto: Aleksandr Kaidanovsky, Anatoly Solonitsyn, Nikolai Grinko, Natalya Abramova, Alisa Freyndilkh

 

PELÍCULA COMPLETA

Z DE COSTA-GAVRAS

PROGRAMA 428 (27-10-2023)

 

SINOPSIS

 

En un país regido por una corrupta democracia, donde el gobierno utiliza a la Policía y al Ejército para erradicar cualquier amenaza izquierdista, un diputado de la oposición es asesinado en plena calle cuando acababa de presidir un mitin de carácter pacifista. De la investigación del caso se encarga un joven magistrado, consciente de que se trata de un crimen político cometido por dos sicarios a sueldo. Al mismo tiempo, un ambicioso periodista se servirá de métodos poco ortodoxos para acumular pruebas que inculpen a varios militantes de un partido de extrema derecha, los cuales, a su vez, atribuyen la responsabilidad del atentado a altos cargos de la policía y del ejército. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Solicitamos a la estimada audiencia, a todos y todas aquellos y aquellas que nos estén mirando por las redes (o por el medio que sea) tengan a bien prestarse a este breve (pero claro) experimento: Queremos proponerles que la parte de los y las oyentes que considere poseer ideas de izquierda cambie en este mismo momento de programa, y que aquella otra que se considere realmente de derecha, apague definitivamente el transmisor. La gran sorpresa, finalmente, es que sabemos que todos siguen ahí, que ninguno de ustedes considero que sus ideas podían resultar alineadas de manera definitiva a la derecha del pensamiento político, como así tampoco, al lado opuesto. Podemos acercarnos, entonces, en esta instancia, a las orillas de una pequeña idea: la izquierda y la derecha, no son nunca conceptos definitivos, son siempre conceptos móviles, son simple categorías, que como bien sabemos, modifican con el tiempo histórico su contenido. Tal como hemos dicho algunas veces, la bipolaridad es farmacológica en un mundo que se disuelve en su propia inconsistencia, que huye de sí mismo a través de su propia inestabilidad, en un mundo donde nada se queda quieto y todo nos traiciona al saltar las tostadas. Estos conceptos binarios, en definitiva, nos ayudan a colocarnos, a encontrar un lugar en un horizonte posible que se conforma en función de la construcción de sentido deseada. La discusión de izquierda o de derecha, bien lo vemos al asomarnos a cualquier esquina, responde a una construcción ideológica simplista para debilitar y empobrecer el debate político. Es una discusión que retroalimenta su muerte al tomar como objeto de análisis figuras estereotipadas en vez de centrar su atención en el análisis preciso e inteligente de doctrinas vivas. 



Desde determinados estratos de poder se generan consensos con el fin de naturalizar verdades, estandarizar ideas para lograr que la realidad en si misma entrame con sus propios intereses. La posverdad normaliza para construir una forma de pensar, generando de esa manera una sensación, un espejismo de que la realidad ejecuta lo que los medios establecen como formato de pensamiento, modificando claramente los estados de ánimo al servicio de lo que el poder necesita. Establecer una confusión, repetirla ad nauseam hasta convertirla, sin ningún reparo, en verdad. Por aquel vacío, sobre aquellas reglas, agoniza hoy la discusión política. Centrada brutalmente en la ignominia devastadora, la torpeza de los agravios y en la construcción de odios infinitos. El plan perverso es diseñar un enemigo porque los enemigos se eliminan, y con él todos sus logros. El debate hoy no está sobre las ideas sino sobre las personas, ya no se habla de construir para mejorar la vida de los otros sino de destruir por puro beneficio propio. Salvarse individualmente, dando la espalda a toda diferencia, ese es el temible plan de acción. Naturalizar nuestras conquistas, normalizarlas como un derecho adquirido, nos quitó equívocamente la responsabilidad de defenderlas día a día. Ese es el verdadero triunfo del poder, el triunfo de aquellas pocas familias que con temor y saña defienden celosamente sus intereses. Con una soltura pocas veces vistas, buscan llevarse los derechos humanos, la educación pública y gratuita, la soberanía, la independencia, la salud pública y universal, el respeto al otro, el amor al otro y la solidaridad, la belleza de sabernos distintos. Es hora de levantar los brazos y defender el hogar. Es hora de salir y explicarle a esos señores quienes somos y que no les tenemos miedo. Es hora de demostrar con actos, que aún seguimos vivos. 

 

Lucas Itze.-             

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE Z

 


“El miedo seca la boca, moja las manos y mutila. El miedo de saber nos condena a la ignorancia; el miedo de hacer nos condena a la impotencia. La dictadura militar, miedo de escuchar, miedo de decir, nos convirtió en sordomudos. Ahora la democracia tiene miedo de recordar. Enfermos de amnesia repetimos la historia en lugar de cambiarla. El miedo, miedo de vivir, miedo de ser, miedo de perder, es el más jodido de los hijos numerosos de la muerte”.

 

Eduardo Galeano

 

Ese miedo instalado desde hace décadas, con el que algunos crecimos, en la versión de esas frases tan conocidas pero tan rancias, como lo fueron el “no te metás” o el “algo habrán hecho”. El tiempo y los años de democracia bien ganada nos fueron alejando de esas tradiciones y nos obligaron a ir por más, a pelear por lo nuestro, a no callarse ante las injusticias. Bien sabemos que, en la política, vale todo. De discursos que varían según las conveniencias. De alianzas que pasan de ser imposibles a reales en cuestión de minutos. Todo por una cuestión de poder… y de acomodarse según convenga. Y también, como no podía esperarse, con la censura como aliada. Porque la censura proviene del miedo. El miedo a la rebelión, a perder autoridad, a no poder repartirse la torta entre los mismos de siempre. Al pasado, a que la gente no olvide. O hasta a una letra… La Z fue una letra prohibida en Grecia durante un cierto tiempo (sin ir más lejos, hace poco en nuestro país quisieron silenciar otra). Quizás, al ser la última del abecedario, algunos no se darían cuenta. Esa Z, en griego significaba “vive” y la letra se resignificaba en la frase “el espíritu de la resistencia vive”. Esa Z, es el homenaje y la declaración de principios de Costa-Gavras para nombrar a su film de 1969.



Los ´60 eran una revolución permanente. Como la música de los Beatles, el pelo largo en los hombres o las mini faldas en las mujeres. O la revolución de Praga del año anterior como máximo exponente. En ese año, mientras en Argelia se filmaba la película, aquí, en un país que comparte las primeras letras pero que está cruzando el océano, se rebelaban contra el poder bajo el nombre del Rosariazo o el Cordobazo. Pero volviendo a lo nuestro, la película arrancará diciendo una frase significativa: “Cualquier parecido con hechos reales, y personas vivas o muertas, no es accidental. Es INTENCIONADOCon esa frase en la apertura, el director marcará que está hablando de un hecho real, aunque nunca se dirá exactamente cuál fue. Con el visionado del film, luego sabremos que nos hablará del asesinato del diputado Grigoris Lambrakis en la Grecia de 1963 y la investigación del juez Christos Sartzetakis, que descubrió que no era un accidente como decía el gobierno. La idea era filmarlo en Grecia, pero tuvieron que mudarse a Argelia, donde tres años antes Gillo Pontecorvo había filmado La Batalla de Argel, una especie de hermano mayor. Estamos ante un film de denuncia política con todas las letras, y algo que seguirá haciendo el director francés con el paso de los años. El guion estará a cargo del escritor español Jorge Samper, otro experto en cuestión de denuncias. 



La película mezclará ciertas dosis de humor negro, parte de sátira (sobre todo en los gobernantes y militares), suspenso y una mirada semi documental. En cuanto a lo interpretativo, habrá un reparto coral donde cada personaje tendrá su tiempo en pantalla y no lo desaprovechará, con varias de las estrellas francesas de esa época. La cámara por momentos será un testigo más de todo el caso. Habrá planos subjetivos y momentos de cámara al hombro donde no se quedará quieta, yendo de aquí para allá. Trabajará muchos con planos americanos y planos cortos, pero también utilizará los planos detalles para guiar al espectador. Además, habrá una composición interesante de cuadros en los momentos donde la multitud aparece, con personajes repartidos para generar un encuadre a la medida, que tendrá la ayuda de la profundidad de campo planteada por el director y el fotógrafo, que no es otro que Raoul Coutard, habitual colaborador de Jean-Luc Godard y de Francois Truffaut, quien crea una fotografía realista, con colores fríos y otoñales. Quizás el punto más alto será el montaje, que pasará de lo dinámico a lo pasivo depende las circunstancias. La música, del griego Mikis Theodorakis será otro gran acierto. 



Con todos esos condimentos, Costa-Gavras crea un film que no cae durante un minuto. Seguirá a cada uno de sus personajes, utilizará los flashbacks para cerrar historias y se centrará en como el gobierno quieren hacer pasar un asesinato por un accidente. Solo el voraz apetito justiciero del juez de instrucción, de un testigo y de un fotógrafo, lograrán desencadenar una trama que parecía con final cantado. El miedo, que tantas veces paraliza, fue la voz de alerta para salir a los cuatro vientos a gritar la verdad sin importar las consecuencias. Pero como la vida no es una película de Holywood, siempre tiene una sorpresa para el final. Con los créditos finales nos enteraremos de las sanciones y las sorpresivas muertes de testigos y otras personas ligadas al caso. Un grito contra La dictadura de los Coroneles, que gobernaba Grecia desde 1967. Y también para esos años ´70 que empezaban a ocupar las calles y las fábricas pero que tuvieron que pagar un precio muy alto en nombre del “no te metás” …

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO COSTA-GAVRAS

 


Constantinos Gavras nació el 13 de febrero de 1933 en la ciudad de Loutra Iraias, localizada en la región de Arcadia en Grecia. Creció en una villa muy pobre, dentro de una familia humilde pero trabajadora. Al estallar la Segunda Guerra Mundial debieron emigrar a una población aún más pequeña en el peloponesio. Como su padre había pertenecido a la resistencia griega, prestando sus servicios al ala de izquierda del Frente de Liberación Nacional, al término de la guerra fue encarcelado, bajo la acusación de comunista. Algunos años más tarde fue liberado con total absolución. Debido al prontuario de su progenitor, Constantinos no pudo emigrar a los Estados Unidos y tampoco pudo ingresar a la universidad en su país, por lo que decidió marcharse a Francia. Allí, las posibilidades por aquel entonces eran totalmente distintas. Se inició como bailarín antes de viajar a Francia para estudiar la carrera universitaria de Filología en la Sorbona, pero poco después ingresó en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos. Tras cerca de diez años como ayudante de directores del prestigio de Yves Allègret, René Clair o Jacques Demy, y una vez nacionalizado ciudadano francés en 1956, a mediados de los sesenta debutó como director con Los raíles del crimen (1965), gracias a la ayuda prestada por algunos amigos actores que accedieron a intervenir en la película sin cobrar sueldo. Basada en una novela de Sebastien Japrisot, este largometraje se articularía como un thriller opresivo que mostraba los aspectos más siniestros del entorno cotidiano, un rasgo que será habitual en la filmografía posterior de Costa Gavras. Así, en Sobra un hombre (1966), la resistencia francesa es un mero telón de fondo frente al análisis de las relaciones humanas y la turbiedad moral que puede ocultar la persona más aparentemente anodina. En 1969 se da a conocer en el mundo con Z, con la que logra 6 nominaciones al Oscar (algo raro para un film en lengua extranjera), logrando el de mejor película extranjera y mejor montaje. Posteriormente dirige La confesión (1970), sobre las purgas en el sistema comunista, Estado de sitio (1973), sobre la actuación de la CIA en Uruguay, y Sección especial (1973), que describe la colaboración de jueces franceses bajo la ocupación alemana. 



Con la excepción de Clair de femme (1979) y Consejo de familia (1986), siempre ha tratado temas históricos y políticos: Chile en Missing (Desaparecido, 1982), Israel en Hanna K. (1983) y los antiguos nazis en La caja de música (1989). En 1988 volvió a tener un éxito cinematográfico, al llevar a Tom Berenguer y Debra Winger a protagonizar “Betrayed” (Traicionado). Su alto contenido de violencia racial la hizo flaquear ante la crítica estadounidense, aunque el público la convirtió en un gran suceso. En la década del ’90, más precisamente en 1995, fue uno de los 41 directores que se unieron para rendir homenaje a los hermanos Lumiére utilizando su cámara original. Entre ellos también se encuentran Spike Lee, David Lynch y Arthur Penn. Hacia 1997 estrenó “Mad City” (Ciudad Loca) con producción de la Warner Brothers. La misma narra la historia de un guardia de seguridad que es despedido de su empleo en un museo y por consiguiente decide tomar el lugar y a todos sus visitantes como rehenes. La película fue todo un éxito, puesto que además contó con actores de primera línea como ser John Travolta y Dustin Hoffman. Éste último interpretó el rol del periodista que se encarga de hacer público el escándalo dentro del museo. Volviendo a sus fuertes raíces activistas, en el 2002 estrenó “Amen”. una coproducción entre Alemania, Rumania y Francia. La misma analiza fuertemente la unión entre el Vaticano y los Nazis de Alemania y lleva el punto en su título para enfatizar la frase hebrea “que así sea”. Luego llegaron los films La Corporación, Eden en el oeste, El capital y A puertas cerradas, una adaptación del libro escrito por el ex-Ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis durante la crisis griega de 2015, filmada en 2019, con 86 años.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Z

Año: 1969

Duración: 127 min.

País: Argelia

Dirección: Costa-Gavras

Guion: Jorge Semprún. Novela: Vasilis Vasilicós

Música: Mikis Theodorakis

Fotografía: Raoul Coutard

Reparto: Yves Montand, Jean-Louis Trintignant, Irene Papas, Jacques Perrin, François Périer, Pierre Dix, Charles Denner

 

PELÍCULA COMPLETA