miércoles, 23 de noviembre de 2022

LOS TRAIDORES DE RAYMUNDO GLEYZER

PROGRAMA 389 (28-10-2022)

 

SINOPSIS

 

Película originalmente destinada para la clase obrera revolucionaria e intelectuales de izquierda. Trata sobre la vida de un militante sindical, que comienza su lucha en las filas peronistas durante los '60 y se corrompe en su ascenso al poder. La película fue y es considerada por muchos como el único film argentino que profundizó, indagó e investigó con audacia y valentía el accionar histórico de la CGT, su política corrupta y mafiosa. La película propone que la estructura sindical que permitió actuar a esos dirigentes sigue intacta. Los "traidores" de ayer son los mismos que hoy. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

El tipo sacó a relucir su mejor traje. Se vistió de etiqueta, como para una fiesta. Justo él, que lo único que hacía era jactarse no ser como “ellos”. Ellos, eran los que se cagaban en las promesas hechas. Los que arreglaban cuanta reducción iba a haber. Los que por un lado decían una cosa y por otro lado, otra. Y ahora, estaba en ese mismo lugar. ¿Pensará alguna vez como llegó a semejante cambio? Si años antes gritaba a los cuatro vientos que la guerra era la única opción. Vociferaba lo que muchos callaron durante los nefastos años de la dictadura y siguen callando hasta hoy. Maniatados por lobbistas de los medios de comunicación, que ejercen sus millones de pautas silenciando sus ideales. De que ideales hablaba entonces... Y en la otra vereda, los que creyeron en él. Recordando sus días de juventud, envueltos en paños rojos hablando de revolución. Viviendo de utopías. Utopías que se encargaron de dinamitar con el paso de los años. 



El mundo de fantasía donde todos somos iguales, tenemos los mismos derechos y donde no hay nadie que no tenga un plato de comida sobre la mesa. Eso quedó escondido en algún viejo panfleto universitario. Sólo unos pocos siguieron luchando desde las tinieblas. Otros terminaron transando con jueces de turno por un par de migajas. Pero no todo está perdido. Siempre quedarán los que salgan a pelearla, sabiendo que son espiados, reprimidos, violentados. En busca de justicia y señalando con el dedo a los que jugaron con su ilusión. A los poderosos de siempre. A esas caras recién dibujadas que pueblan de afiches la ciudad. Por todos los que creyeron y fueron pisoteados por sus ideales. Con los puños en alto y nunca de rodillas. Para seguir luchando de pie pero recordando la cara de los traidores...

                              

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE LOS TRAIDORES

 


Hace muy poquito, trajimos a este mismo foro algunas de las ideas desarrolladas por Jean Paul Sartre. Quisiera invitarlos una vez más a pensar brevemente sobre la idea del ser. Es el propio Sartre, en la que quizás sea una de sus obras más renombradas (no hablo acá del renunciamiento al premio nobel de literatura en 1964, acto que ya de por si formula una obra sólida, desafiante y por supuesto, intrigante en sí misma) sino de su texto “El existencialismo es un humanismo”. Es en aquella obra donde Jean Paul expone que la existencia precede a la esencia. Esta idea vendría a decirnos algo así como que no hay nada que nos defina de antemano. Nada que nos justifique en primera instancia. Sencillamente no somos, existimos. Es por esto, entonces – otra vez Sartre – que el hombre es lo que hace con lo que hicieron del él. Las demás cosas ya son desde su inicio. Una madera es desde el comienzo de su tiempo una madera, una silla está destinada a ser siempre, nada más y nada menos, que una silla. Por más que le demos otra función, siempre será una silla utilizada para otro objetivo. En cambio, el Ser del humano es vacío, es nada. De allí la angustia insoportable y desesperante que tiñe y acompaña toda nuestra existencia. Somos nada. Existimos desde la nada, elegimos y tomamos decisiones sobre nuestros actos, para ser. La libertad es siempre un peso que nos llena de ansiedades y angustias. Atravesar esa libertad es la gran aventura. 



Ser libre, en ese sentido, es siempre una gran responsabilidad porque implica claramente hacernos cargo de nuestras acciones, de lo que elegimos, de aquello que hacemos con lo que hicieron de nosotros. El desafío es siempre tomar decisiones que permitan seguir manteniendo ese estado de libertad del ser. El hombre está condenado a ser libre, a seguir inventando al hombre, día tras día. La existencia, después de todo, es transformación, y transformarse, es también saber decir no. Hablo de tener la valentía de aprender a morir en vida todas las veces que sea necesario para poder seguir siendo. El ser nunca es estático. Muy por el contrario, siempre es lábil y se halla en estado de conflicto. Hace unos días, los diarios entre sus titulares, destacaban una sangrienta pelea entre dos facciones del sindicato de la UOCRA seccional La plata. Pensemos por un instante en este hecho. No en la pelea, que por cierto no hace más que afirmar que la agresividad ya está instalada en la sociedad como respuesta primaria ante cualquier conflicto. Aquella violencia que denuncian, en todo caso, es la misma que ellos mismos alientan en cada edición. Sino propongo pensar el lugar donde los medios hegemónicos colocan, por ejemplo, a los sindicatos. ¿Cuál es el perfil que estos pasquines intentan instalar? ¿Qué callan sobre el accionar de estas organizaciones obreras? ¿Qué es lo que intentan resaltar? ¿Qué intentan generar en la mirada del otro? ¿Dónde está el foco sobre el que ellos miran, cuales son los parámetros utilizados para calificar lo que es noticia y lo que no? ¿Cuál es el poder real del comunicador dentro de una sociedad mediatizada? ¿Cuál es la ética que de ese poder se deriva? Raymundo Gleyzer en su film Los Traidores decide narrar una historia marcando un punto de vista claro y preciso. 



El director intentara exponer, con el devenir del film, a los dos grandes enemigos del sector obrero: La patronal y la burocracia como forma operativa dentro de cualquier tipo de organización. La patronal, porque siempre va a conspirar contra los intereses de sus empleados, y la burocracia, porque siempre va a ver a la política desde la ventana de un café. Así la mostrara el film en uno de sus planos más icónicos. La estructura narrativa será no lineal y reflejará, con sus cortes temporales, al caos vivido en aquellas épocas. El relato ira y vendrá con sus raccontos desorientando bastante al espectador. La fotografía será oscura y se ocupará en captar una Buenos Aires lluviosa, nublada y sin matices. Notaremos en las actuaciones cierto acartonamiento, cierta falta de naturalidad y organicidad en el decir de los textos, como también en el movimiento de los cuerpos dentro del cuadro. Será el último resabio de un cine anticuado que soltará finalmente al teatro para crear así su propio lenguaje. Los traidores relatará secuencias de abusos graves, de atropellos intolerables y grandes desencantos. El fantasma de la burocracia tomará champagne, comerá asado con el enemigo y llenará su panza de odio y ceguera. Llegará cierta justicia y la esperanza del beneficio de muchos sobre la angurria y ambiciones de unos pocos. Preferiremos entender la historia contada por Gleyzer no como un estado de situación recurrente en donde colocar el accionar de un grupo de personas con ciertas ideologías frente a la dirección de organizaciones populares, sino como la mala elección de un pequeño grupo de malandras mal intencionados. Nuevamente el juego de la libertad. Nuevamente el peso del ser sobre la existencia y la responsabilidad que el pueblo, siempre, pero siempre, de alguna manera termina cobrando. Porque como bien sabemos, tal como lo dijo una amiga de este programa, una compañera eterna: será sobre la ceniza de los traidores que se construirá la Patria de los humildes.

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO GLEYZER

 


Raymundo Gleyzer nació en la Ciudad de Buenos Aires el 25 de septiembre de 1941. A los 20 años Gleyzer dejó la Facultad de Ciencias Económicas donde estaba estudiando y se inscribió en la de cine en La Plata. Tras pasar por la Escuela Superior de cine de la Universidad Nacional de La Plata, comenzó con sus primeros trabajos fílmicos. Su primer cortometraje fue El Ciclo, sobre un grupo de amigos sale de una fiesta. Es de madrugada. Se suben a sus autos, dispuestos a jugar al gallito o "chocada"... En 1964 realizó La tierra quema, un documental que narra la miseria de los campesinos en el noroeste de Brasil. Posteriormente realizó el mediometraje Ocurrido en Hualfin (1966) junto con Jorge Prelorán, sobre habitantes de ese pueblo que trabajan en las condiciones más precarias a cambio de la pura subsistencia. También ese año estrena Ceramiqueros en Traslasierra, sobre la vida de unos artesanos en Córdoba. A partir de 1965 inició otra etapa, marcada por su trabajo en noticieros (Canal 7 y Telenoche por Canal 13, ambos de Buenos Aires). Fue el primer camarógrafo argentino que filmó en las Islas Malvinas, desde donde produjo en 1966 una serie documental sobre vida cotidiana en las islas, para Telenoche, programa conducido en ese entonces por Mónica Cahen D'Anvers y Andrés Percivale, de ahí se desprende su documental Nuestras Islas Malvinas donde retrata la vida cotidiana de los habitantes de estas tierras. Fue necesario un permiso especial de la reina de Inglaterra para autorizar su viaje. Igualmente, fue el primero en enviar informes fílmicos y reportajes sobre el trabajo en la zafra del azúcar en Cuba, para emisión en la televisión argentina en 1970, documental que luego tituló Nota sobre Cuba. Junto a Prelorán también sacan el corto documental Quilino, sobre los habitantes de esa pequeña localidad de Córdoba. A nivel personal continuó su formación como marxista, se alejó en forma definitiva del Partido Comunista Argentino y comenzó a militar en el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores). Como fruto de este cambio, creó el grupo "Cine de la Base" junto a sus amigos militantes, usando la cámara como un arma de combate. Es así que realizó, ya desde la clandestinidad, los mediometrajes Swift (que trata de la captura del cónsul británico, Stanley Silvester, y el pedido de rescate por parte del ERP) y Ni olvido ni perdón, la Masacre de Trelew con material de archivo sobre la trágica masacre, y una nota a los líderes de Montoneros, ERP y FAR realizada por la televisión chubutense que no se exhibió en medios de comunicación en esa época. 



Por esos años empieza la filmación de México, la revolución congelada, un profundo análisis de la realidad socio-política de México, dentro del contexto histórico de la Revolución Mexicana. Incluye material de archivo de los años 1910, entrevistas con campesinos, políticos, intelectuales, clase media, sindicalistas, etc. Escenas de la vida de una familia indígena en Chiapas, sus rituales religiosos, sus cultivos, juicios y escuelas bilingües. En 1973 filmó Los traidores, que narra la historia de un sindicalista que pasa de ser un delegado que se preocupaba por la suerte de sus trabajadores a un burócrata que termina siendo el vocero de los intereses de la patronal, a partir de su excelente capacidad tanto para la negociación como para la simulación. El personaje al que hace obvia referencia Gleyzer es José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT en aquella época, asesinado por guerrilleros el 25 de septiembre de 1973 y lo retrata con su bigote y el automóvil Torino blanco característico. En 1974 filma el documental Me matan si no trabajo y si trabajo me matan: La huelga obrera en la fábrica INSUD, que es una de las últimas apariciones públicas del diputado Rodolfo Ortega Peña, asesinado por las fuerzas paramilitares (AAA), días después de terminado este film. Gleyzer fue un artista incansable que buscó mostrar al mundo los flagelos que sufren los habitantes de América Latina. Con el grupo "Cine de la Base", organizó y proyectó sus filmes en barrios, escuelas, universidades y fábricas. Sus películas, que tenían que ser filmadas y estrenadas clandestinamente, lo pusieron en la mira de la Alianza Anticomunista Argentina, creada por José López Rega, y el entonces comisario general de la Policía Federal Argentina, Alberto Villar durante el gobierno interino de Raúl Lastiri, en 1973. Con la dictadura instalada y a raíz de la persecución, el grupo "Cine de la Base" —desmembrado y expulsado al exilio— realizó desde Perú Las AAA son las tres Armas, un cortometraje con fragmentos de la "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar", escrita por Rodolfo Walsh. En 1976 realizó por razones de trabajo un viaje a Nueva York y como la filmación se demoraba Gleyzer decidió volver a Argentina, donde fue secuestrado el 27 de mayo de 1976 por la dictadura militar que derrocó a María Estela Martínez de Perón en la puerta del Sindicato Cinematográfico Argentino (SICA) y permanece desaparecido hasta hoy... La obra de Gleyzer forma parte de la historia del cine documental fundacional. Prueba de ello es la multilaureada México: La Revolución Congelada, que finalmente en 1972 pudo ser estrenada en Argentina. Las copias originales de Los traidores tuvieron que ser sacadas del país y volvieron mucho después de la instauración de la democracia en 1983. “Nosotros no hacemos films para morir, sino para vivir, para vivir mejor. Y si se nos va la vida en ello, vendrán otros que continuarán”. Raymundo Gleyzer, 1974...

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Los traidores

Año: 1972

Duración: 113 min.

País: Argentina

Dirección: Raymundo Gleyzer

Guion: Raymundo Gleyzer, Álvaro Melián, Víctor Proncet

Música: Víctor Proncet

Fotografía: Julio Lencina, Arsenio Reinaldo Pica

Reparto: Víctor Proncet, Raúl Fraire, Susana Lanteri, Mara Lasio, Mario Luciani, Lautaro Murúa, Walter Soubrie, Luis Politti, Osvaldo Santoro, Osvaldo Senatore    

 

PELÍCULA COMPLETA

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