SINOPSIS
Varsovia. Un
taxista está lavando su coche. Jacek, un joven campesino de mirada turbia, vaga
por la ciudad. Piotr, un estudiante de derecho, se prepara para hacer su último
examen. Sus destinos se cruzan cuando Jacek coge un taxi para ir a los
suburbios de la ciudad, donde asesina brutalmente al taxista golpeándolo con
una piedra. (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
La mirada
perdida esquivaba cualquier contacto visual. La ropa se había convertido en
harapos que deambulaban entre su delgado cuerpo. ¿A dónde se fueron esas
sonrisas de cristal? La última imagen estaba ahí, nítida... El olor a sangre
cada tanto aparecía de repente. El suspiro final todavía podía sentirse. El
humo del cigarrillo mezclaría luego todos los olores. ¿Cuándo sucedió todo? Las
preguntas se acumulan en los pasillos de la memoria. La muerte siempre estuvo
ahí. Cercana. Distante. En ese caballo de campo sacrificado porque no podía
correr más. En esa hormiga aplastada por unas zapatillas desvencijadas. En esa
joven a la que le arrebataron los sueños y se transformó en la cara de muchas de
ellas. En esa marcha que terminó con vidas que fueron a pedir justicia. En esa
bala perdida de algún borracho en Navidad. En esa señora que cruza la calle sin
imaginar que será la última vez. En ese joven que no se dio cuenta que discutir
a veces no vale la pena. Pero ahí estabas vos y en el éxtasis del momento, la
locura te envolvió por completo. Una reacción. Sólo un golpe. Y dos vidas que
se apagaban de distinta manera. Ahora queda solo transitar un pequeño pasillo.
El Estado se convertirá también en verdugo y se vestirá con tus mismas ropas
harapientas en nombre de la justicia. Y serán semejantes, ambos asesinos pero
con distinta investidura. Porque la muerte para ellos es sólo un trámite más. Y
el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, porque nadie podrá
salir limpio quienes estén en el fango gritando No matarás.
Marcelo De
Nicola.-
Canción elegida
para la editorial
IMPRESIONES SOBRE NO MATARÁS
Ser humano no es nunca una tarea fácil. El ser humano, aquel animal que habla y por ello también es hablado. Subyugado enteramente bajo las fauces de un lenguaje impuesto, el peor de los virus, la piedra más pesada. Marx lo nombra como aquel animal que trabaja y lo piensa como el ser produciendo en su organización del trabajo con el otro. Entender entonces al humano es pensarlo en función de un entramado inmenso de poder cuyo objetivo final no es otro sino la organización propia del trabajo. El gran conflicto que encontrará Marx es que el ser ejerce un trabajo que no elige, que lo realiza para sobrevivir, el cual por ende no corresponde a su deseo, entonces el ser no se desarrolla jamás como humano. Si no hay desarrollo posible de ningún tipo entonces todo lo que hagamos carece de cualquier sentido. De todos modos, la ilusión de libertad siempre baila en cada descuido seduciendo la torpeza de nuestros sentidos. Aspiramos a ser libres, pero la libertad angustia. El hombre, bien sabemos, es pura posibilidad lo que implica claro una doble trampa, primero aquella construcción ilusoria de poder elegir algo, de ser libre de realizar aquel acto y segundo la obligación ineludible de tener que hacerlo. Nadie escapa a elegir. Nuestra historia quizás no sea otra cosa que el conjunto de aquellas elecciones. Elegir es siempre una negación. Optamos por esto o aquello y en ese mismo instante negamos aquello otro. Optamos por estudiar medicina negando un futuro de futbolista profesional. Elegimos hacer el bien, negando aquello que la moral indica que es el mal. Entender esta dinámica, cuestionarla y hacerla consciente angustia, y esta angustia es objeto directo de nuestra condición humana finita.
El ser humano es un ser para la muerte decía Heidegger. Un ser para la muerte es un ser para la nada, y si todo conduce a la nada, entonces nada tiene sentido. La angustia es resultado y consciencia de que no hay escape, de que no hay salida alguna. De nada sirve ocuparnos, enamorarnos o hasta relacionarnos, porque en el fondo todo es nada, y esa nada es lo que angustia. Huir de la cotidianidad nos aconseja a los gritos un amigo. Huir de lo cotidiano porque allí está la trampa, allí es donde el plan opera. Lo cotidiano nos convence de alguna manera de que podemos realizarnos en sus prácticas, en sus instituciones, en los vínculos que propone, pero todo esto no hace más que postergarnos y esconder que al final todo se desvanece. Hay una molestia constante que vive en la muerte misma de cada sonrisa. Una sensación de vacío que nos acompaña y no deja completarnos, colmarnos, sentirnos plenos. Lo que molesta es la nada, somos esa molestia, somos la nada. La angustia nos devuelve a ese estado originario y primitivo donde todo se vuelve improductivo. La angustia es improductiva y nos detiene. Nos saca del mundo de vanos objetos donde estamos arrojados, esos objetos que hacen lo posible para que aquella sensación se disipe y así olvidemos, por fin, nuestra desesperante condición. A Short Film About Killing (No matarás), película del polaco Krzysztof Kieślowski, está narrada por personajes conscientes de esta angustia e invadidos fatalmente por una culpa insoslayable.
Sus personajes estarán abrumados por un hastió insoportable que se representará maravillosamente por la pesada fotografía del film. La imagen que usará esta historia como lenguaje será de las más perturbadoras y particulares que este quien les habla haya visto nunca. Uno puede remitirse a varios films para describirla, pero todos quedaran a mitad de camino, hasta quizás los más experimentales. La dirección fotográfica trabajará en la secuencia inicial del metraje sobre la idea de la muerte, la idea profunda de la ausencia de cualquier futuro. El punto de vista estará siempre atravesado por algo más. Primero un vidrio, luego un espejo. Nunca será un punto de vista directo. Decía el propio director lo siguiente: mi problema no es dónde poner una cámara, sino por qué. Los planos con los que esta historia audiovisual está construida responden todos a ese por qué. Flotará por cada situación visual planteada esta idea de angustia, elección, muerte y nada desarrollada al comienzo de esta charla. Habrá una intención por marcar un punto de vista puntual difuminando los vértices del cuadro. Se trabajará con una paleta de colores sobre el sepia, con tonalidades duras disminuyendo la ratio cromática al mínimo. Todo será una cosa o la otra, nada habrá en el medio. Muchas veces los personajes accionarán desde la espesa oscuridad dando protagonismo al background de la imagen. En otras oportunidades todo será oscuridad y la visión estará concentrada en el centro mismo del cuadro. El relato narrará tres historias aparentemente separadas que se cruzaran por un crimen absurdo.
Se desarrollará la historia de un taxista mal llevado, la de un abogado recién
recibido y la de un joven problemático que pareciera haberse escapado de algún
film de François Truffaut. El joven matará
y allí se producirá el punto de encuentro. Aquello que pareció azar se
convertirá luego en un sinuoso camino cuya dirección estará guiada por la
culpa, a veces manifiesta y otras inconsciente, y el intento de lidiar con
ella. El joven Jacek será
sentenciado a muerte y agregara allí, a último momento de su vida (que casi
coincidirá con el narrativo) una ficha importante que resignificará todo, su historia. Hablará de la muerte de su
hermana y se preguntará si las
cosas hubiesen resultado de la misma manera si él hubiera evitado su accidente.
Pondrá de manifiesto con aquel simple cuestionamiento la causalidad de la génesis del crimen, su propia dinámica. La culpa y
sus consecuencias quedarán expuestas.
Jacek acumulará culpa de manera
dosificada durante todo el film. Lo hará en la escena del café cuando ve a las
dos chicas y les sonríe, quizás acordándose de su hermana, pero a pesar de eso mancha
la vidriera dejando en evidencia aquella otra mancha de la que él es parte. Sumará
culpa y maldad cuando tira la piedra a la autopista o cuando espanta adrede las
palomas de la plaza. Esta misma dinámica se repetirá en el taxista, al cual se
lo ve en todas las circunstancias planteadas por el guionista actuando maliciosamente,
despiadadamente. El abogado en cambio vive su culpa por ser parte de un aparato
judicial y estatal que está en decadencia y del cual evidentemente descree y
hasta odia como sugiere al final del film. Un aparato punitivo que castiga un
asesinato efectuando otro. Kieślowski
planteará desde el comienzo de su
relato un puñado de personajes que tomarán decisiones que parecerán ser
azarosas. Decisiones que traerán consecuencias angustiosas y que no harán más
que demostrarnos nuestra espantosa condición frente a lo ingobernable. Nuestro
carácter finito en este absurdo viaje hacia la nada.
Lucas Itze.-
Canción post impresiones
UNIVERSO KIESLOWSKI
Nacido en
Varsovia, durante la ocupación alemana de Polonia el 27 de junio de 1941. Por
la enfermedad de su padre (tuberculosis), de niño se trasladaba de ciudad en
ciudad. Luego de terminar sus estudios, quiso ser bombero pero a los meses dejó
el curso. Empezó a estudiar teatro donde su tío era el director. Allí comenzó
como vestuarista de actores renombrados de la época. Luego ingresó en la Universidad de
Cine de Lödz donde se graduó en 1970. La carrera cinematográfica de
Kieślowski comenzó en 1966 con dos cortos de estudio: The Tramway,
que cuenta la historia de un joven que persigue el vehículo del título y The
Bureau, que es una sátira de la burocracia. En 1967 dirige Concert
de vœux, un cortometraje sobre una salida de la empresa al campo, y en 1968
firma el documental Le Photographer. Su tesis final titulada De
la ville de Łódź, escrita en 1969, está dedicada a la vida cotidiana de los
habitantes de Lodz. Kieślowski pasó los primeros años de la década de 1970
realizando documentales sobre la sociedad polaca contemporánea en los que
enfatizaba aspectos de la realidad a través de elecciones de edición, sonido y
filmación, que insinuaban los engranajes implícitos del sistema y los
sentimientos profundos de los individuos. “Lo que me interesó en Polonia durante la década de
1970 fue el mundo no representado. Quería describir este
mundo. ". En
esos años siguieron los documentales como L´Unsine, Antes del Rally, Le
Refrain, y The Workers of 71. Casi todos dedicados a la mirada de los
obreros. Su primer film de ficción fue el mediometraje Paso Subterráneo en
1974, la película es un profundo estudio sobre el comportamiento humano y las emociones
derivadas de la ruptura de una gran historia de amor. Luego de una serie de
documentales, llego su primer largometraje para TV: Personnel, que
cuenta la historia de Romek, un joven idealista de 19 años, encuentra trabajo
como sastre en el departamento de vestuario de una compañía de teatro de
Varsovia. A ellos le siguieron otros film de crítica social como La
cicatriz, El amateur (sobre un obrero que descubre en una cámara súper
8 una herramienta para visualizar el mundo) y
En los ´80
dirige films como Un corto día de trabajo, Chance, Endless o El
azar. A fines de esa década llegaría el momento donde se convierte en uno
de los más importantes directores de su generación, gracias a la filmación
de El Decálogo, hecha para
En
los ´90 dirige la coproducción franco-polaca
Tenía pensada una nueva trilogía (Heaven, Hell, Purgatory) pero en 1995
empezó con problemas cardíacos frecuentes. Su vida se apagó el 13 de marzo de
1996 luego de una cirugía cardiaca con solo 54 años. Quedaron dos guiones que
luego se convirtieron en películas dirigidas por otros directores. En 2002 el
alemán Tom Tykwer dirigió Heaven, que sería la
primera parte de la fallida trilogía. La segunda fue dirigida por Danis
Tanovic y se llamó L´enfer. Ninguna de las dos recibió
buenas críticas pero el director polaco dejó un legado enorme, que hoy se ve en
el cine europeo, como Cristian Mungiu, Nuri Bilge Ceylan y los
directores polacos que lo siguen homenajeando hasta estos días.
FICHA TÉCNICA
Título original: Joel
Año: 2018
Duración: 99 min.
País: Argentina
Dirección: Carlos Sorin
Guion: Carlos Sorin
Música: Nicolás Sorin
Fotografía: Iván Gierasinchuk
Reparto: Victoria Almeida, Diego Gentile, Joel
Noguera, Ana Katz, Gustavo Daniele, Emilce Festa
PELÍCULA COMPLETA