martes, 6 de agosto de 2019

LA MADRE - MAT



SINOPSIS

Adaptación de la novela homónima de Máximo Gorki, está ambientada durante la Revolución rusa de 1905. Narra los trágicos acontecimientos de ese año a través del sufrimiento de una madre por su hijo y su marido, una mujer campesina que tomará conciencia de la lucha social sólo a través del ejemplo y la tragedia. (FILMAFFINITY).

EDITORIAL

Peleando contra el tiempo. Esperando cierta justicia que parece que se perdió en un callejón sin salida. Buscando que las mentiras que leemos y escuchamos a diario no encuentren adeptos. No estamos solos. Golpeados pero seguimos de pie. Luchando y sufriendo por lo que fue, por lo que es y por lo que será. Con el corazón en la mano. Con la cabeza erguida. Con la mirada inquisidora. Con los puños en alto deseando al final hacer la revolución con una canción de amor como nos canta un tal Carlos Alberto. Hacia allá iremos entonces. Tratando de encontrar en el amor una fuerza que espante todo lo que nos una al pasado. Veremos en el retrovisor años de historias. Miles de vivencias. Innumerables nombres que quedaron a la deriva sin más que un grito de horror y un llanto sin despedida. Para que ciertas mentes opresoras acaben de una vez por todas con sus ideas vacías. Para que dejen de imponer pánico a través de los medios de incomunicación. 


Porque ellos son cómplices de esos especímenes burgueses. Y hacia ellos hay que apuntar. Alguna vez el célebre poeta Oscar Wilde dejó en claro que cuánto más conservadoras son las ideas, más revolucionarios son los discursos. Y la palabra queridos amigos, es el arma más noble que puede tener el ser humano. Y en ellas hay que confiar. No importa cómo se escriban mientras hablen con la verdad. Esa que nos ocultaron tanto tiempo y que muchos quieren que volver a enterrar. El tiempo pondrá todo en su lugar. La herida no sanará nunca. Seremos parte de esa masa de gente deambulando en contra de tanta crueldad. Económicas y de las otras, un poco más atroces. Como en los ´70, como en el 2001, como en estos últimos años. Seremos el grito de los que menos tienen. Seremos los que aun contemplan el frío en las calles porteñas. Seremos obreros, maestros, científicos. Seremos el oído ante la voz de ellas. Como en Francia, como en Rusia, como en tantos países del mundo, para gritarle a todos, aunque el corazón esté a punto de explotar, que se vienen nuevos tiempos. Tiempos de revolución.

Marcelo De Nicola.-

Canción elegida para la editorial


 IMPRESIONES SOBRE LA MADRE


Alguna vez Matsuo Basho escribió el siguiente Haiku: Este camino ya nadie lo recorre, salvo el crepúsculo. Es el otoño de las ideas lo que nos lanza al camino con ese par de ojos que ya no es nuestro, es aquel sentimiento de vacío que nos invade como una tormenta oscura y nos obliga a seguir indagando, a seguir buscando. Es aquel silencio cristalino del crespúsculo el que nos hace volver a caminar. Podríamos ubicar el comienzo de esta historia hace algún tiempo atrás, digamos la década que va de 1910 a 1920 aproximadamente. Por aquellos años, un tipo cuya importancia para el desarrollo de las técnicas expresivas cinematografías es innegable pero aun así es repudiado por este programa por sus despreciables ideas racistas, el señor David Wark Griffith, comienza a experimentar en los rodajes de sus films (podemos nombrar entre los más conocidos El Nacimiento de una Nación o la siempre insoportable Intolerancia) novedosas y efectivas formas para la construcción narrativa del relato audiovisual. Por una casualidad aparece entonces la idea de luz rebotada; comienza a utilizarse como herramienta dramática el primer plano; empieza a esbozar el concepto de Raccord y a prestar alguna atención al corte en continuidad para favorecer a la fluidez del montaje, desarrolla aún más lo trabajado intuitivamente por Porter con el montaje paralelo y hasta llego a coquetear con el uso de algún flashback. 


Griffith de esta manera abre el camino a la investigación del desarrollo del lenguaje audiovisual influenciando a la mayoría de cineastas y aficionados de la época. Allá por el 19 en Rusia, Lenin nacionaliza lo que hasta entonces era el cine de los zares y de aquella época surgen tres nombres imprescindibles: Kuleshov, Pudovkin y Eisenstein. En 1920 Kuleshov focaliza su atención en el montaje cinematográfico y forma el Laboratorio de Cine Experimental o Grupo Kuleshov como lo llamaban en la mesa chica de los cafetines de la época. El cineasta se da cuenta que no importaba tanto el contenido de los fragmentos sino como era que estos estaban unidos entre sí. Observa entonces que el montaje no solo ayuda a narrar una historia con fluidez y continuidad, pudiendo manejar la carga de sentido que se le otorga a cada uno de los planos, sino que también es susceptible a modificaciones a través de la manipulación de la yuxtaposición de los mismos. Concluye entonces que los límites expresivos de la imagen exceden sus límites físicos. De nuestro gran amigo Sergei Eisenstein ya hemos hablado más de una vez y hemos tomado cuidadosas notas respectos de sus invaluables aportes en materia de montaje. 


Hablemos entonces de Pudovkin, director de aquella joya cinematográfica llamada La Madre, adaptación del libro homónimo de Máximo Gorki. Un crítico francés realizo una apreciación a la cual adherimos sin restricciones. Escribió Moussinac que el cine de Pudovkin equivale a un canto, mientras que el de Eisenstein a un grito. Esta sutileza ejercida en el cine de Pudovkin acompañó al proceso de desarrollo de aquellos conceptos planteados por Griffith, resultando en una idea que en la actualidad puede resultar obvia, pero que por los años veinte significo una reveladora novedad. Se trata del concepto de Montaje Constructivo mediante el cual se instala la idea de que el realizador y montajista (en la época eran la misma persona) no opera sobre el espacio y tiempo real, sino basándose en fragmentos ficticios que al montarlos general la sensación de una realidad hipotética. Esculpir el tiempo escribirá Tarkovsky muchos años más tarde. Podemos percibir en el film La Madre este concepto de manipulación temporal como así algunos de los cinco métodos de montajes establecidos por el propio director. La película es una joya cinematográfica que mantiene su vigencia no solo técnicamente hablando sino también en lo que a su composición y argumento se refiere. Veremos en el film ya establecida aquella intencionalidad narrativa en donde la cámara deja de ser el punto de vista fijo de alguien que mira sin ningún compromiso, con solo una intención demostrativa, para pasar a ser una herramienta expresiva, con un propósito, generadora de un lenguaje propio. 


Podremos reparar en la finalidad de cada plano de construir un sentido dentro del armado del relato, resultando de esta manera perfectamente justificados tanto en su composición como en su yuxtaposición dentro su conjunto. Asimismo, cada corte de cámara demostrará una precisión y fluidez que será funcional a la intención narrativa del montaje. Es notable la excelencia en la utilización de las técnicas fotográficas planteada para rodar el film. Los planos se construirán sobre conceptos compositivos tales como la figura fondo, las líneas cinéticas, escala y proporciones y se mantendrá en todo momento el equilibrio en el planteo de pesos de los objetos componentes del cuadro. Faltará en alguna de las secuencias el desarrollo de la noción de la ley de ejes por lo que percibiremos algunos saltos involuntarios que atentaran contra la ubicación en el espacio dramático del espectador. Por otro lado, se respetará el movimiento de 45 grados de la cámara en cada corte lo que aportara fluidez narrativa. La puesta de cámara será una de las más inteligentes que quien les habla haya visto nunca. Habrá economía de movimientos, trabajos delicados de paneos, de angulaciones y de variaciones de alturas. Es quizás por todo esto que el film transcendió su tiempo y hoy nos golpea con la misma intensidad que entonces. Será una experiencia potente que nos invitará a caminar aquel camino de la aventura, aquel camino por donde cae silencioso el crepúsculo.

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


UNIVERSO PUDOVKIN


Nacido en la ciudad rusa de Penza el 16 de enero de 1893, fue el tercero de 6 hijos. Estudiaba ingeniería en la Universidad de Moscú, hasta que le tocó participar de la Primera Guerra Mundial, donde fue capturado por los alemanes. Luego de ser liberado estudió lenguas extranjeras e hizo ilustraciones de libros. En 1920 se inscribió en los cursos de dirección de la Escuela Estatal de Cinematografía de Moscú. Empezó a trabajar en el mundo del cine como actor, guionista y director de arte, hasta que empezó a ser asistente de cámara de uno de los grandes directores de la época: Lev Kuleshov. Su primera vez en la dirección se dio junto a Nikolai Shpikovsky en el corto cómico La fiebre del ajedrez. Un año más tarde realiza en solitario La mecánica del cerebro, un documental científico basado en la teorías de Iván Pavlov. Su ópera prima se llamó La Madre y era una adaptación del clásico de Máximo Gorki, film que a través del tiempo se convirtió en una película de culto. En 1927 estrena El fin de San Petersburgo, un homenaje a los 10 años de la Revolución. Un año después filma Tempestad sobre Asia, una historia que se desarrolla entre Siberia y el Tíbet y unos colonos ingleses encuentran a un cazador al que confunden con un heredero de Genghis Kahn y quieren usarlo como títere político. 


Luego de esa trilogía empieza a ser considerado uno de los maestros soviéticos junto a Serguéi Eisenstein, Dziga Vertov y Alexander Dovzhenko. En 1928, con el advenimiento de la película sonora, Pudovkin, Sergei Eisenstein y Grigori Aleksandrov firmaron el Manifiesto del sonido, en el que se debaten las posibilidades del sonido, y siempre se entiende como un complemento de la imagen. En 1932 dirige junto a Mikhail Doller Prostoi sluchiai (Un caso sencillo) y un año después El Desertor, donde un sabio e indulgente líder comunista decide mandar un joven trabajador como delegado internacional a la Unión Soviética después de que haya abandonado un piquete y expresado sus dudas sobre los métodos de la lucha de clases en su país. Sus próximas películas fueron un homenaje a las epopeyas rusas: Victoria en 1938, la historia de tres pilotos de prueba rusos que desaparecen en Japón pero su familia no pierde las esperanzas. En 1939 llegó Minin y Pozharskiy sobre la historia de estos dos héroes rusos que junto al pueblo evitaron la invasión polaca en 1611. Y en 1941 llega Suvorov, biografía de los últimos años del invicto general Aleksandr Suvorov. Por esta última recibió el Premio Stalin


Durante la Segunda Guerra Mundial se fue a Kazajstán, donde filmó otras de sus películas. En 1942 dirige una película de episodios relatando las miserias nazis, llamada Vienen los asesinos junto a Yuri Tarich. Y sigue con películas relacionadas a la guerra en Tres encuentros  y luego con Almirante Nakhimov, sobre el héroe de Sebastopol que combatió ante franceses e ingleses en 1850 y le dio su segundo Premio Stalin. Luego de la guerra regresa a Moscú para filmar Zhukovsky, basada en la vida del científico ruso Nikolai Zhukovsky, que fue uno de los precursores de la aerodinámica e hidrodinámica moderna, siendo apodado por Lenin como "el padre de la aviación soviética" Allí levantó su tercer Stalin, además obtuvo su Segunda Orden de Lenin. Su cierre como director fue con El regreso de Vasili Bortnikov, la historia de alguien que se creía que había muerto en la guerra pero regresa cinco años después y encuentra a su mujer casada con otro hombre. Además de dirigir, escribir guiones y actuar, Pudovkin fue también educador y periodista, autor de varios libros sobre teoría cinematográfica, profesor de VGIK (Instituto Pansoviético de Cinematografía), presidente de la sección de cine en VOKS (la Sociedad de Relaciones Culturales con el extranjero, desde 1944) y miembro del Comité de Paz Soviético. Vsevolod Pudovkin murió el 30 de junio de 1953 en Jūrmala, Letonia (cerca de Riga) después de un ataque al corazón. Una de las calles de Moscú lleva el nombre de Pudovkin.

FICHA TÉCNICA

Título original: Mat
Año: 1926
Duración: 88 min.
País: Unión Soviética (URSS)
Dirección: Vsevolod Pudovkin
Guion: Nathan Zarkhi (Novela: Maxim Gorky)
Música: David Blok, Tikhon Khrennikov (Película muda)
Fotografía: Anatoli Golovnya (B&W)
Reparto: Vera Baranovskaya, Nikolai Batalov, Aleksandr Chistyakov, Ivan Koval-Samborsky, Anna Zemtzova.

No hay comentarios:

Publicar un comentario