lunes, 1 de julio de 2019

LAS TORTUGAS TAMBIÉN VUELAN - LAKPOSHTHA HAM PARVAZ MIKONAND



SINOPSIS

Los habitantes de un campo de refugiados del Kurdistán iraquí buscan desesperadamente una antena parabólica para poder estar informados del inminente ataque americano contra Irak. Los niños del campamento, liderados por un chico al que llaman "Satélite", se dedican a la recogida y venta de minas antipersona. Nuevos refugiados llegan al lugar: un joven mutilado, su hermana y un niño pequeño. Satélite quedará prendado de la triste belleza de la joven. (FILMAFFINITY)

EDITORIAL

Muerte, distancia, miseria, oscuridad, frialdad, hambre. Angustia, miedo, amputación, destrucción, desolación. Soledad, desamparo y dolor. Profundo dolor. Solamente de eso se trata la guerra. Shakespeare escribió que la herida más profunda es la que no se ve. Allí entre el barro están los rostros de los niños y las niñas, con sus oídos aturdidos, con su sangre aun cayendo. En sus miradas distantes, aquella que mira sin ver, está la herida más profunda, la más terrible y mortal de todas, la que deja la siniestra amputación de la infancia y la inocencia. Por lo general usamos este momento para hablarte a vos intentando comunicar algo de belleza a través del uso de las palabras. Lo siento amigos, hoy no creo en las metáforas. Los hijos de puta están allí afuera conspirando, haciendo su labor con prolijidad, con esmero y lo que es más terrible, con una eficiencia que nosotros nunca supimos sostener. Hoy es algo personal. Hoy es el momento de hacerse cargo, de hacer nuestra parte, de por lo menos hacerles el camino más difícil. Mientras estamos aquí, ahora hablando, los hijos de puta  preparan sus aviones para que vacíen sus vientres llenos de muerte sobre el medio oriente. Están allí, sometiendo económicamente a los más débiles, llevándose el pastel pero también las migas. Los hijos de puta están ahí, fumando desde la televisión, vendiéndote la dignidad del hambre. 


Te escriben desde sus diarios jugando con tu mirada como el punto rojo con el gato. Están allí, los muy hijos de puta creándote una moral, diciéndote lo que es el bien y lo que es el mal, clavándote el cuchillo en nombre de la libertad, ordenándote que se lo claves a tu hermano en nombre de la superioridad, del estatus social y la meritocracia. Esos tipos son claramente los hijos de puta y van por todo, y todo también sos vos. Y acá no hay juegos de palabra porque aquello sería una sutileza. Los hijos de puta están al descubierto hoy más que nunca, caminando entre nosotros, sentados a nuestras mesas, contando sus chistes, riendo tu risa. Hijo de puta es el que mata por la espalda y el que lo autoriza. Es el que te saca la educación y la salud. Es el que pinta todo de amarillo y a todo le pone candado. Es el que desfinancia la ciencia y destruye la cultura. Hijo de puta es el que somete hasta la muerte al más débil, el que desconoce las diferencias y te quita los derechos. Es el que te saca la comida y mata a tus hijos. Hijo de puta el hambre, la miseria y la pobreza. Hijo de puta es el que hace la guerra. Para ellos jamás habrá metáforas, solo resistencia. Esos tipos vivirán su vida de manera miserable y morirán su muerte sin nunca haber comprendido que las tortugas también podemos volar.

Lucas Itze.-

Canción elegida para la editorial     


IMPRESIONES SOBRE LAS TORTUGAS TAMBIÉN VUELAN


Durante la guerra fría entre la Unión Soviética y los Estados Unidos el mundo fue testigo de la lucha por la conquista del espacio. Hacia fines de 1950 ya orbitaban los primeros satélites, con éxito. Hoy existen cientos de ellos enviándonos información valiosa y generando una revolución en comunicación como nunca había existido. Los satélites son lanzados a espacios orbitales determinados y una vez alcanzado el lugar indicado a ocupar, allí queda cumpliendo la función que se le ha asignado, siempre en vías de enviar información. Una vez cumplida su vida útil, quedan orbitando convertidos en basura espacial o pueden desintegrarse reingresando a la atmósfera. Esta introducción o breve explicación se debe a que nuestro personaje principal, ese pequeño héroe que protagoniza "Las tortugas también vuelan" película iraní dirigida por Bahman Ghobadi, era llamado Satélite. Este niño de alrededor de 12 años había sido arrojado a ese espacio para cumplir esa función. Era el líder de aquel campo de refugiados ubicado en las inmediaciones de Kurdistán por varios motivos. 


Era quien instalaba las antenas para que los pocos televisores de aquel poblado pudieran recibir noticias sobre la inminente llegada de las tropas estadounidenses a suelo Kurdo. Pero por sobre todo era aquel niño adulto y responsable quien velaba por decenas de niños que habían quedado huérfanos y a la deriva huyendo de pueblos y ciudades aledañas que ya estaban sufriendo las consecuencias de la guerra. El film comienza con un formato de estilo documental, detallando en esos pequeños rostros, la situación general que engloba el relato, el rol de cada personaje, pero sobre todo el de Satélite, quien parece que es el que mejor sabe disimular ese miedo transformándolo en un carácter duro y determinante. Será él quien parece que tiene alguna certeza sobre aquella dramática situación bélica y mediante sus pocas pero suficientes gracias tendrá a todos girando en su órbita, en busca de información, seguridad o consuelo. Aquí podremos recordar aquel dicho popular que afirma que en el reino de los ciegos, el tuerto es el rey. Satélite sabrá algo de antenas y alguna que otra palabra en inglés y con eso le bastará para ser aquel rey, encargado de velar por la poca seguridad que pueden llegar a tener aquellos refugiados. 


Esa dureza y convicción se verán resquebrajarse con la llegada al refugio de Agrin, esa niña madre, llevando en brazos al pequeño Riga y acompañada por su hermano Hengov. Satélite se enamorará al instante de aquella niña y el film también cambiará su estilo documental a una más de ficción. La mirada del espectador, a pesar de las imágenes desgarradoras que seguirán cayendo como cañonazos sin cesar, podrá descansar en los intentos que tendrá Satélite de acercarse a ella demostrándole todo el tiempo que lo único que tiene para ofrecerle es la capacidad para protegerla. El refugio será siempre el amor, Bahman Ghobadi (el director) nos dirá que el amor es lo único que nos puede salvar. Si encaramos esta película con intenciones de encontrar buenos y malos en esa guerra hija de puta nos iremos con las manos vacías y con mucha culpa. La maldita culpa de ser feliz a pesar de... la maldita culpa de sentarnos a discutir la caridad, la culpa de saludar a nuestros vecinos y tener que mirarle la cara sabiendo que él espera con ansias que hoy estallen las bombas en Venezuela. No gente, no queremos guerras, tengan o no tengan razón, porque la guerra es la no razón y desde esta vereda sí que no nos mueve nadie. Los chicos con la panza llena y en una cama calentita cada noche...

Alan Beneitez.-

Canción post impresiones


 UNIVERSO GHOBADI


Nació el 1 de febrero de 1969 en Bané, Irán. Bané es una parte del llamado Kurdistán iraní que limita con Irak. Luego de la secundaria, empezó a estudiar fotografía en el Iranian Broadcasting College de Teherán pero no terminó la carrera. Empezó a rodar cortos en 8 mm, aproximadamente unos diez que lo empezaron a hacer conocido en su país. En 1999 su reconocido compatriota Abbas Kiarostami estaba filmando Se nos llevará el viento en Kurdistán, cuando él se presentó solicitándole ser su asistente, cosa que Kiarostami termina aceptando, además de darle un papel como actor en el film. También se convertiría en el protagonista de la película La pizarra de Samira Makhmalbaf. En ese 1999 se empieza a hacer conocido por su corto Life in Fog. Un año después llega su primer largometraje: El tiempo de los caballos borrachos, la historia de unos niños que viven en la Kurdistán iraní y se transforman en contrabandistas para poder pagar la operación de uno de ellos. El film se llevó premios en todo el mundo, destacándose la Cámara de Oro en el prestigioso festival de Cannes, además de los festivales de Chicago y Gijón. Esta fue la primera película hablada en idioma kurdo y significó así la primera película del cine kurdo. 


Dos años después llegó Encallados en Irak, la historias de unos músicos kurdo-iraníes que buscan a un cantante que cruzó la frontera al lado iraquí en plena guerra Irán-Irak. Nuevamente premiada en Cannes y Chicago. En 2003 dirige los documentales War is Over y Daf y en 2004 llega Las tortugas también vuelan, con la que logra el premio a mejor película en el destacado festival de San Sebastián. Vuelve a levantar el mismo premio dos años después cuando rueda Media luna, la historia de un músico de la parte del Kurdistán iraní que tiene que ir a tocar con sus diez hijos a la parte iraquí. A ese viaje se le suma una cantante que vive exiliada en las montañas, como allí las mujeres no pueden cantar en público ante los hombres, ella irá oculta en el autobús, en un paseo que tendrá demasiadas dificultades.
En 2009, Ghobadi realizó Nadie sabe nada de gatos persas, un semidocumental sobre jóvenes músicos iraníes de rock indie y el mundo musical underground en Irán. El filme fue rodado sin permiso oficial y en condiciones precarias. Ante las presiones policiales, Ghobadi tuvo que marcharse de Irán ese mismo año y se trasladó a los Estados Unidos. La película ganó en 2009 el premio especial del jurado del Festival de Cannes en la sección Un certain regard, entre otros premios internacionales. 


En 2012 llega Temporada de rinocerontes, la historia de un poeta que es liberado luego de 30 años en prisión y su mujer lo creer muerto. Por primera vez trabaja con una figura de renombre, ya que la protagonista en Mónica Bellucci. En 2012 forma parte del film de episodios sobre la religión llamado Palabras con Dios, con directores de la talla de Emir Kusturica, Alex de la Iglesia, Héctor Babenco, Guillermo Arriaga y Amos Gitai, entre otros. Su episodio fue titulado Kaboki. Bajo bandera iraquí, su último film ha sido el documental A Flag Without a Country, donde nos habla sobre los kurdos, la guerra de Oriente Medio y "Kurdistán", una nación con cerca de 45 millones de habitantes y aún sin patria.

FICHA TÉCNICA

Título original: Lakposhtha hâm parvaz mikonand (Turtles Can Fly)
Año: 2004
Duración: 95 min.
País: Irán
Dirección: Bahman Ghobadi
Guion: Bahman Ghobadi
Música: Housein Alizadeh
Fotografía: Shahriar Assadi
Reparto: Avaz Latif, Soran Ebrahim, Hirsh Feyssal, Saddam Hossein Feysal, Abdol Rahman Karim.

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