EDITORIAL
Yo que busqué mi asombro,
debajo de unos juguetes sucios.
Que creí sentir en aquel
anhelo el sabor lejano del último beso.
Yo que descreí del cielo y
arme el mío propio,
Y caminé en la negrura
espesa del camino
bajo el refugio lumínico
de mis tres luceros.
Yo que vi morirse al
mundo, y me desangré en sus traiciones
y fui lobo en el silencio.
Yo que supe ser algunos, y
en todas aquellas pieles,
jamás vi la bravura de mis
ancestros
y no brilló en mi la
tenacidad de la proeza.
Y en la noche fui sombra
compañera del último espectro
y llené de olvido aquel
instante propio del decir.
Extiendo mi mano inútil
hacia la inmensidad del tiempo
Y repito tu nombre, en la
hora más mía,
olvidando ya mi cuerpo
Imaginando para siempre el
tuyo.
Lucas
Itze.-
Canción elegida para la editorial
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE LA HAMACA PARAGUAYA
Enfermar de tiempo. Ser
antes de ayer, pasado mañana. Correr tan rápido del olvido, hasta quedar
inmóvil. Dar este cuerpo, sucio de atardeceres, repleto de horas sin sentido,
dar estos ojos, que todavía creen haberte visto algún día, y estas manos
melancólicas de tu sombra, darlos de alimento a esa tierra madre de todos.
¿Esperarte aun, con que lagrimas? ¿Con que fuerzas ya retener estas ganas que
no conjugan tu nombre? La indiferencia del mundo me abruma. Yo que nací en esta
simpleza, que aprendí de cielos, de pinos y aves, que abrigue a tu madre con la
aspereza de mis manos y vi nacer al sol cada día con el asombro de quien ve a
su dios ascender en su divino camino, yo, ¿cómo puedo entender este tiempo que
te aleja? ¿Cuál será el hacha que acabe con toda esta pena? ¿Con que leño nos
cuidaremos de esta helada cruel que propone tu olvido? Resonaran estas
preguntas en la temblorosa voz de Ramón y se harán eco en la ternura de
Cándida.
Así estará planteado el drama en aquel film intimista de la directora Paz Encina llamado la Hamaca Paraguaya. El relato tendrá una estructura estrictamente lineal y se aventurará al arduo desafío de narrar un día en la vida de una pareja ya sin tiempo. Perdida en la espera del que ya nunca vendrá. Trabajará la directora un punto de vista distante, quizás en apoyo a la metáfora de aquel conflicto del drama que representa aquello que está lejos, aquel que no llega e invade el cuadro de soledad y nostalgia. Sera una película sencilla, como los personajes que la narran. Sus herramientas serán simples y efectivas. Contará con una fotografía exquisita y osada, con ciertas reminiscencias a la Nouvelle Vague y una clara influencia de una gran amiga de esta casa, aquella poeta de la imagen, Marguerite Duras. Asistiremos a un seductor juego respecto al tiempo narrativo, el cual, aun en su linealidad, es quebrado en su relación imagen y sonido. El film se basará en un dialogo aparentemente anodino, en cuyo devenir, se irá dosificando el conflicto hasta llegar a comprender la ausencia de Maximiliano, hijo de la pareja.
Serán acompañadas estas charlas con acciones mínimas de los personajes, pequeños movimientos internos del cuadro. Aquí el juego. Tanto Ramón como Cándida, jamás hablaran en ninguna escena, aquellas voces que oiremos serán siempre en off, y la distancia del punto de vista, generará aquella duda de creer estar asistiendo al dialogo de dos personajes. Amigos míos, estamos ante el recuerdo, ante la espera. Esperar es morir en el tiempo. Es perderse en el tejido de Penélope, sin comienzo ni fin. Es haber caído en la trampa. El camino del que espera es el del recuerdo, es festejar una estrella que tal vez ya murió hace tiempo. Es quemar nuestras esperanzas en aquella falacia del retorno, sabiendo que el que llega, en tal caso, jamás será el que esperábamos. Proponemos desde este espacio, evitar toda espera. Esta tertulia prefiere aventurarse al azar de los caminos, ya que después de todo, tampoco seremos nosotros los que lleguemos a aquel encuentro. Arrimemos nuestro farolito al hoy, total, mañana nuca se sabe.-
Así estará planteado el drama en aquel film intimista de la directora Paz Encina llamado la Hamaca Paraguaya. El relato tendrá una estructura estrictamente lineal y se aventurará al arduo desafío de narrar un día en la vida de una pareja ya sin tiempo. Perdida en la espera del que ya nunca vendrá. Trabajará la directora un punto de vista distante, quizás en apoyo a la metáfora de aquel conflicto del drama que representa aquello que está lejos, aquel que no llega e invade el cuadro de soledad y nostalgia. Sera una película sencilla, como los personajes que la narran. Sus herramientas serán simples y efectivas. Contará con una fotografía exquisita y osada, con ciertas reminiscencias a la Nouvelle Vague y una clara influencia de una gran amiga de esta casa, aquella poeta de la imagen, Marguerite Duras. Asistiremos a un seductor juego respecto al tiempo narrativo, el cual, aun en su linealidad, es quebrado en su relación imagen y sonido. El film se basará en un dialogo aparentemente anodino, en cuyo devenir, se irá dosificando el conflicto hasta llegar a comprender la ausencia de Maximiliano, hijo de la pareja.
Serán acompañadas estas charlas con acciones mínimas de los personajes, pequeños movimientos internos del cuadro. Aquí el juego. Tanto Ramón como Cándida, jamás hablaran en ninguna escena, aquellas voces que oiremos serán siempre en off, y la distancia del punto de vista, generará aquella duda de creer estar asistiendo al dialogo de dos personajes. Amigos míos, estamos ante el recuerdo, ante la espera. Esperar es morir en el tiempo. Es perderse en el tejido de Penélope, sin comienzo ni fin. Es haber caído en la trampa. El camino del que espera es el del recuerdo, es festejar una estrella que tal vez ya murió hace tiempo. Es quemar nuestras esperanzas en aquella falacia del retorno, sabiendo que el que llega, en tal caso, jamás será el que esperábamos. Proponemos desde este espacio, evitar toda espera. Esta tertulia prefiere aventurarse al azar de los caminos, ya que después de todo, tampoco seremos nosotros los que lleguemos a aquel encuentro. Arrimemos nuestro farolito al hoy, total, mañana nuca se sabe.-
Lucas
Itze.-
Canción post impresiones
Canción post impresiones
El
dia que yo me muera no quiero ir al cielo,
quiero
quedarme cerca para ser tu consuelo.
Vuelve
la calma de tu voz
con
la corriente del río
manto
de cielo sobre el tendal
teje
tu nombre y el mío.
FICHA
TECNICA
Título original: Hamaca
paraguaya
Año: 2006
Duración: 72 min.
País: Paraguay
Director: Paz Encina
Guión: Paz Encina
Música: Oscar Cardozo
Ocampo
Fotografía: Willi Behnisch
Reparto: Ramón Del Rio,
Georgina Genes, Jorge López
SINOPSIS
14 de junio de 1935. En un
lugar aislado en tierras de Paraguay, Cándida y Ramón, un matrimonio anciano de
campesinos, esperan el regreso de su hijo, que partió al frente para luchar en
la Guerra del Chaco. También esperan la llegada de la lluvia (que a pesar de
los pronósticos no llega nunca), del viento (que no sopla), que el calor
desaparezca (que sigue impertérrito a pesar de la estación), que la perra deje
de ladrar (aunque nada consigue dejar que ladre), y, por último, esperan que
las cosas mejoren. Y ese instante de eternidad se sitúa entre el pasado y el
futuro por llegar. Pero dentro de la pareja cada uno ve las cosas a su manera: Ramón,
el padre, hace frente a la espera con optimismo, mientras que Cándida, la
madre, está convencida de que su hijo ha muerto. Sin embargo, los papeles se
invierten durante la espera: el padre y la madre reciben una señal del hijo,
que les va a hacer cambiar de actitud y postura.
PELICULA
COMPLETA
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