Programa
59 (06-06-2014)
EDITORIAL
Busqué
ser una mejor persona y me embriagué. Y ante cada intento terminé siempre con
la boca ácida y nuevas preguntas. Intentando acercarme a la aceptación de este
complejo aparato social me discrimino por ser tan áspero y cabeza dura. Y eso
que veo rostros felices. Callados pero felices de todos modos. No porque no
hablen, si bien emiten palabras, aquellas simplemente no dicen nada. Puras
obviedades sin sentido que lo único que consiguen es alimentar toda esta gran
mentira. Me pregunto entonces: ¿Por qué será que me aterra más el silencio?
¿Será que acostumbrado a la constante marea verbal llegue a despreciar hasta un
simple “te quiero”, o porque después de escuchar cientos de afirmaciones y
promesas las vi desaparecer cuando tiraron de la cadena del baño? Al fin y al
cabo silencio y no silencio parece la misma cosa hasta ahora, porque lo único
que los diferencia es un sonido que en lugar de aclararte las cosas, te
terminan aturdiendo y llevándote como a un estado hipnótico de sordera. La
única certeza hasta ahora parece indicar que la bondad no es amiga de la
cordura en este lugar. La sinceridad es una ruta a la soledad. La voluntad de
seguir por esta senda, mi cruz. Por eso es que corro día y noche huyendo de
todo que me invade como certezas pero que individualmente no logro creer.
Aquella mano invisible amenaza con aplastarme si me quedo quieto.
Me niego a
abandonar los cuestionamientos y entregarme con esta ignorancia a esperar una
moneda arrojada por un alma bondadosa porque estoy seguro de que eso no es
bondad, lo único bondadoso en este mundo es aquel acto sexual que nos da la
vida a cada uno de nosotros, el resto es pura suerte. Acepto el lugar que me
tocó en esta sociedad y las reglas que están sujetas a ellas, pero de ninguna
manera pienso regalar el poco tiempo que sobra para permanecer estático y
quedar a la suerte de algún verdugo. Será suerte entonces mi cruz, Será este
momento junto a estos locos que también sé que se resisten a aceptar
determinados comportamientos que parecen dados por la naturaleza. Será suerte
el próximo brindis por las palabras con sentido sólido y verdadero que las
hagan perdurar más allá de esta conciencia. Y será suerte el día en que
comprenda que hasta ese momento no conocía las palabras y estas al fin
encuadren en un marco adecuado. Quizás ese día no se necesite decir más nada,
seguramente ya no se pueda hablar, no seremos esclavos de nuestra conciencia
colectiva, no habrán más sueños sin dormir y lloverá sobre nuestros pies. Por
el momento habrá que conformarse con estos pequeños momentos que valen más de
lo que cuestan. Por suerte ya todos conocemos aquellos lugares en donde ir a
darle vida a aquellas resacas. Y también sabemos que todo aquel mundo se
encuentra si uno no se queda quieto y sale a la calle a buscarlo. Pero
acordáte, lo encontrarás siempre después de hora…
Alan
Beneitez.
Canción
elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE DESPUÉS DE HORA
En el año 1975, Roger
Waters, escribió una oscura observación que no hizo más que atormentar mi alma.
En aquel puñado de palabras, de frías palabras, tan prudentes de adjetivos, tan
claras de imágenes, Waters, nos describía de la siguiente manera: “Somos solamente
dos almas perdidas nadando en una pecera, año tras año. Corriendo por el mismo
suelo viejo. ¿Qué hemos encontrado? Los mismos viejos miedos” Varias veces,
desde esta misma trinchera, hemos denunciado la existencia del plan. Lloramos
abrazados, tantas veces, al descubrir su perversidad en la muerte de nuestros
sueños, en la inconsistencia de nuestras promesas. Lo sentimos penetrar como un
virus en nuestro cerebro, condicionando nuestras palabras, encadenando nuestro
brillo, modelando mi deseo. La noche se nos hizo, por fin, ajena. El sol,
repetitivo. Festejamos un destello con la alegría de una gran fogata.
Entendimos, finalmente, que comunicarnos era imposible, porque preferís otras
palabras, porque tus oídos lucen orgullosos los nombres de la voz autorizada, y
porque quizás ya no estés ahí. Ayer, una
pared me gritaba en la cara “¿Que harías si no tuvieras miedo?”. Mi respuesta
no es otra más que animarme. Animarme a mirar con tus ojos, a usar más tiempo
para equivocarme. Animarme a caminar distinto, a desconfiar de mi lógica, a
buscar otros barrios. Paul Hackett, interpretado por Griffin Dune en la
extraordinaria película de Martin Scorsese, After Hours, es quizás,
un claro ejemplo de todo esto. El film nos demostrará, claramente, la teoría marxista de la alineación.
La lectura
de Paul, nos invitará a pensar que, quizás, el comienza a hartarse de pintar como
los demás le dicen. Conocerá, en aquel bar a Marcy, quien le dejara su número
de teléfono y unas ganas terribles de volver a verla. El llegará a su casa y
decidirá llamarla. Será en este punto donde comenzará el verdadero viaje de
Paul. El portal, en los términos de Joseph Cambell, será aquel taxi hostil que
lo llevará al Soho. Luego vendrán una serie de periplos que no harán mas que
demostrarle a Paul su alienación. Se chocará con una realidad alejada de
ordenadores, de tristes almanaques. Se enfrentará a pasiones desmedidas, a
reacciones embellecidas por la falta de cualquier lógica. Aquella realidad lo
escupirá con la llegada del día, dejándole en claro que la vida no se encuentra
en la fantasía de algunos pocos
peligros sensatos.
Lucas Itze.-
Canción post análisis
Siempre tenemos un poco de mala suerte
Y nos despedimos con algo de Fito...
FICHA TÉCNICA
Título
original: After Hours
Año:
1985
Duración:
94 min.
País:
Estados Unidos
Director:
Martin Scorsese
Guión: Joseph Minion
Música: Howard Shore
Fotografía: Michael Ballhaus
Reparto: Griffin Dunne, Rosanna Arquette,
Linda Fiorentino, Bronson Pinchot, John Heard, Verna Bloom, Martin Scorsese,
Teri Garr, Cheech Marin, Tommy Chong, Catherine O´Hara.
Argumento
Al
finalizar su jornada laboral, Paul, un solitario empleado de una compañía de
informática (Griffin Dunne), se ve envuelto en una serie de extrañas
circunstancias que le llevan a uno de los peores barrios de Nueva York en el
Soho, donde pierde el último metro de la noche. Así comienza una aventura
urbana inquietante, fascinante y peligrosa. Primero conoce en un bar a una
joven llamada Marcy (Rosanna Arquette) que lo invita a su casa. Luego de
diferentes hechos, Paul empieza a pensar que todos están en su contra, y el, lo
único que desea, es llegar a su casa. Aunque no la tendrá para nada fácil.
TRAILER
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