Programa
46 (24-02-2014)
EDITORIAL
Blancas sábanas
recorren tu cuerpo. Revolotean, juegan entre tus piernas, dejando al
descubierto los más excitantes labios de pasión. Desde la lontananza te observo
dando girones de placer, me encantaría poder gritarle al viento todas mis
emociones, pero me han apagado la voz.
Se
me ocurren infinitas palabras, algunas demasiados groseras, otras, con tanta
dulzura como nunca recuerdes. Y aquellos déspotas del amor, que callaron mis
gritos, no podrán nunca vomitar los mismos sentimientos como yo lo hago.
Ellos,
nobles y aristocráticos vacíos de vicios y de virtudes, decidieron callar las
voces del deseo, pero las palabras se encuentran vivas en cada mente, en cada
corazón, en cada acto de amor.
Estos
jinetes sin razón, sucumbirán ante el más puro orgasmo de placer, cada gota
derramada será un puñal a sus desérticas vidas, a sus más sádicos pensamientos.
Bucearé
entre la tinta para demostrarle al mundo que la pluma será mi instrumento, y tu
cuerpo, mis pensamientos. Navegaré por las tempestades más provocativas para
enrostrarle a esos seres vírgenes de humildad, los más lujuriosos actos de
benevolencia.
Ahora,
te tengo frente a mí, sólo esos pedazos de tela juguetean con tu cuerpo
desnudo, perfecto, puro. Mis manos lo recorren parte por parte, deseando que
ambos cuerpos se transformen prácticamente en uno sólo.
Tu
blanca sonrisa, tu mirada angelical, rebotan y resplandecen ante los enormes
espejos de la habitación. Es tiempo de redactar mi última obra, mi último
testamento.
Te
noto tan perfecta que no sé por dónde empezar, necesito un momento de lucidez
mental para arrancar la obra. Juego con tu torso desnudo una vez más, mientras
mis ojos se posan lentamente sobre tu espalda.
Ese
es el punto de partida, la pluma arranca de izquierda a derecha, tus hombros
sienten pequeñas cosquillas, se encojen, pero vuelven lentamente a su posición
de origen.
Sigo
con total cuidado desparramando mis ideas sobre tu espalda, hasta llegar casi
hasta esa hermosa cintura, perfecta de toda perfección, casi esculpida a mano.
Me
tomo unos minutos para que todo se seque, mientras me miras con ese rostro tan
dulce, y tan audaz. Tu comprensión y tu alma llena de vida lo han sido todo,
que no necesito más.
Te
das vuelta con extrema cautela, arranco nuevamente y la tinta se desliza sobre
tus redondos y perfectos senos, para desandar un sinuoso camino de mensajes.
Voy bajando lentamente sobre tu vientre, mientras observo tu sonrisa inmune,
irresistible.
De
a poco voy llegando a la entrepierna, lo que me dice que es tiempo de ir
finalizando la obra. Me encantaría juguetear un rato con mis manos, y hasta
quedarme a vivir ahí, pero ya me queda poco tiempo.
Es
tiempo de firmar el trabajo, si justo ahí, en el fruto de la más bella de las
pasiones. Pido que te pongas de pie, mientras hago un paneo general de
semejante figura. La tarea está terminada, es hora de mostrarle al universo mis
últimas palabras, ya no en mi voz, sino en el maravilloso cuerpo donde abundan
mis más sinceros pensamientos, donde fluyen las más hermosas verdades y donde
nunca van a poder callar, mis más veneradas LETRAS
PROHIBIDAS…
Marcelo
De Nicola
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE LETRAS PROHIBIDAS
El
sexo solo es sucio si se hace bien,
acertó alguna vez Woody Allen. El sexo, aquel lobo que nos devora desde adentro
y que nos recuerda cuando nuestro hocico era capaz de proezas tales como
reconocer al enemigo a una distancia prudente. Hoy cualquier pelele es capaz de
mojarnos la oreja ante nuestro acartonado desconcierto y colgarse luego el
cartel de matón de la cuadra. Será en aquel frenético naufragio en la tempestad
de sabanas rotas, en aquella arena ardiente, donde nos despojaremos de la
estúpida cárcel de palabras muertas que somos. Haremos, entonces, espacio a la
sinceridad, se escabullirá por un instante la bella pantera que somos,
dejaremos muy lejos la civilización y los buenos modales. Estallaremos en un rugido
bestial, espantando por un rato a esa sombra siniestra que no se nos despega,
llamada hipocresía. Será ahí donde te
arrancare la ropa, donde seremos presa y cazador, donde te devoraré con mis
dientes y desgarraré con mis uñas cada milímetro de tu cuerpo. Será ahí donde
habrá sangre y risas, y será encantador. Es
mentira que sea un caballero cuando nadie me ve, me decía un amigo entre
copas, y nadie se atrevía a dudarlo ni por un instante. El film “Quills”, o
“Letras prohibidas, la leyenda del Marqués de Sade”, según su menos encriptada
reinterpretación latinoamericana, intenta echar algunas luces sobre aquel
hombre de la bolsa que es el sexo. Doug Wright, desde el guion y Philip
Kaufman, desde la dirección, deciden situar su narración durante los últimos
años de la Revolución
Francesa , su personaje, no será otro que el inefable Marques
de Sade.
A través de sus ojos, el film cuestionará valores tales como la
moralidad, la religión y nos hará pensar en que son las mismas ataduras las que
hoy en día no me permiten besar tus labios antes de preguntar tu nombre. ¿Qué
harías si no tuvieras miedo? Me desafío una pared hace unos días, mientras
caminaba distraído. Es el miedo el arma más perversa y de mayor alcance que
exista. El día que lo venzamos, el día que logremos salir de nuestra casa sin
mirar para ambos lados, habremos ganado la pulseada. Ese día
seremos verdaderos dioses y brindaremos con aquel licor siempre negado que es la libertad.
-
Figúrese – dijo parándose ante mí-, figúrese una piedra del tamaño de una casa
grande; está suspendida en el vacío y usted debajo de ella; si se le cae
encima, en la cabeza, ¿sentirá usted dolor?
-
¿Una piedra como una casa? Horrible, claro.
-
No hablo de horror. ¿Le causaría dolor?
-
¿Una piedra como una montaña, con un peso de millones de libras? Claro que no
lo causará.
-
Pero si está usted debajo de ella mientras está suspendida tendrá miedo de que
le cause dolor. Todos tendrán miedo: el mayor sabio del mundo, el mejor
médico,
todos. Todos sabrán que no causará dolor y todos tendrán miedo de que lo cause.
Será
entonces por miedo que El Abate no bese a Maddy. Será entonces por miedo, que
el mismísimo Napoleón ordene callar al Marqués. Será entonces por miedo que
corten su lengua de un solo tajo, de la manera más sangrienta y dolorosa. Y
nunca habrán entendido, que su rival ya tenia la guerra ganada desde antes de
empezarla. Quizás, todo aquel quilombito no fue más que su ultima morbosidad.
Tocarle el culo a la burguesía y luego sentarse a disfrutar de cada pequeña muerte.
Lucas
Itze.-
Canción post editorial
También escuchamos esta canción:
Y nos fuimos con algo de Los Redondos:
FICHA
TÉCNICA
Título
original: Quills
Año:
2000
Duración:
120 min.
País:
Estados Unidos
Director:
Philip Kaufman
Guión:
Doug Wright
Música:
Stephen Warbeck
Fotografía:
Rogier Stoffers
Reparto:
Geoffrey Rush, Kate Winslet, Joaquin Phoenix, Michael Caine, Billie Whitelaw,
Patrick Malahide, Amelia Warner, Jane Menelaus, Stephen Moyer, Tony Pritchard,
Stephen Marcus
Sinopsis
Francia
siglo XVIII. El Marqués de Sade pasa los diez últimos años de su vida en el
asilo Charenton. Allí entabla amistad con el abate Coulmier, con el que
comparte el afecto de Madeleine, la lavandera del asilo. Cuando Napoleón envía
a un médico para que cure su presunta locura, el temperamento rebelde del
marqués se agudiza todavía más. Obtuvo tres nominaciones a los Oscar,
incluyendo el de mejor actor (Geoffrey Rush).
Trailer
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