Programa
36 (18-11-2013)
EDITORIAL
Espere,
siéntese un segundo que le voy a contar algo. Sabe, este ladrillo frío que
flota, en la noche más profunda, ha iniciado hace tiempo, uno de los viajes más
melancólicos y tristes jamás pensados en la historia de la humanidad. Ni
siquiera el maldito grillete de su órbita da cuenta de la pesada carga de este
viaje. Nosotros, terribles parásitos, no hacemos más que sumar dolor a aquel
recorrido. ¿Sera que nuestra vista esta tan cegada? ¿Será que esos bellos
sentidos que solíamos tener cuando olíamos como furiosas panteras, se adaptaron
a estos colores pasteles en que convertimos al mundo? Cada día, cada segundo de
nuestra existencia, presenciamos el acto de amor más genuino y hermoso y le
somos completamente indiferentes. ¿Es que no se dan cuenta? Aquel vientre en el
que desarrollamos nuestros miedos, nuestras pasiones, ese mundo en donde
hacemos nuestras estúpidas guerras, en donde festejamos nuestras fraternales
borracheras, en donde construimos edificios y talamos arboles, para seguir construyendo
más edificios, y mas edificios y mas edificios; ese mundo, que emprendió su
viaje hace millones de años y camina lento con su paso de vagabundo, muere y se
apaga a cada instante en su desoladora compensación térmica. Algún día, su
penoso recorrido culminara en una muerte tibia y silenciosa. Ese grandioso acto
de amor, de darlo todo por nada, de morir por el otro sin pedir explicaciones,
pasa día a día por delante de nosotros y le somos completamente indiferentes.
Muchas veces pienso que el egoísmo que nos crece desmesuradamente dentro, nos
aleja cada vez más de cualquier acto legítimo de amor. Quizás solo finjamos este
sentimiento por el oscuro temor a estar solos, o por el simple hecho de recibir
de vuelta aquel cariño que ofrecemos. Sabe, alguna vez alguien escribió que el
amor es imposible, porque el hombre, en su tormento, busca en la mujer a su
madre, pero la mujer, en cambio, busca
en su terrible soledad a dios.
Entonces, el viaje nos escupe a una soledad
infinita. Seremos ese eco sordo en el tiempo que envejece con los años y
acumula felicidades fugaces, avaramente. A pesar de esta tormenta, de estas
nubes cargadas de angustias viejas, siento todavía, una brisa cálida sobre mi
rostro. El viento, en su murmullo ancestral, todavía me cuenta historias que me
conmueven. En su susurro escucho la descripción de unos ojos brujos, de unas
manos tiernas que me dan luz cuando la noche se me hace más oscura. Escucho
ciertos nombres, un Romina, un Nahuel, un Camilo, que hacen un carnaval con mis
sentidos. Y entonces creo escaparle al tiempo, creo gambetear esa soledad
infinita sobre la que el mundo muere. Esa es la flor más preciosa. Ese es el
sentimiento más inmenso y genuino que supera las paredes y cercos que las
palabras y sus definiciones levantan. Esa es la orquídea que cuido celosamente,
más que mi propia existencia. Amor no cabe en todo aquello que narro. Esa
verdad, es quizás mi único robo en esta vida. Sigamos caminando en la soledad
de este mundo, con la certeza de que habrá una bella orquídea esperándonos en
algún rincón para cada uno de nosotros, aunque solo algunos tengan el valor de
tomarla. Serán estos pocos los que visiten los jardines, robándole a las
tinieblas su belleza inconmensurable. Será el robo mas autentico. Seguramente,
el camino sea menos arduo para el ladrón de orquídeas.
Lucas
Itze.-
IMPRESIONES
SOBRE EL LADRÓN DE ORQUÍDEAS
Puede
que sea una película para guionistas, ya que el relato esta invadido de bromas
y referencias a este oficio. Puede que sea un film rebuscado, ya que su
estructura va y viene todo el tiempo. Lo cierto es que estamos frente a una
obra completa y exquisita. Un relato que excede cualquier critica porque
siempre va más allá, siempre. Sí, Charlie
Kaufman lo hizo otra vez. Allá por el ´99, con el film ¿Quieres ser John
Malkovich? empezaría a indagar sobre este complejo desarrollo dramatúrgico, con
caracteres obsesivamente elaborados, personalidades escindidas y estructuras
helicoidales. Ya en el 2002, y bajo la dirección, nuevamente, de Spike Jonze,
vuelve a explorar aquellas rutas difíciles y oscuras. Adaptation tendrá un tono
de comedia, pero como ya advertimos en el inicio, la excederá. El
personaje principal será una versión ficcionada del mismo Kaufman, y añadirá
otro secundario, un ayudante, en términos de Joseph Campbell, un hermano gemelo
llamado Donald. El film tratara sobre las complicaciones creativas, sufridas
por el mismo Kaufman, a la hora de hacer una adaptación de un libro sobre
orquídeas. La película se mezclara todo el tiempo con los intentos de comienzo
de aquella adaptación. Veremos secuencias que luego, con el devenir del
film, aparecerán como parte de las
tormentas de ideas sufridas por el personaje, las cuales serán grabadas en un
cassette o escritas salvajemente, sobre su maquina de escribir. Padeceremos sus
intentos de comienzos, sufriremos sus hojas tachadas. Entre tanto, repararemos
en la soledad de Charlie, en su sensación de no pertenencia y sobre todo en su
desesperanza.
Intentara hacer la película más bella del mundo. Según sus
términos, una película que hable de lo hermosas que son las flores, donde la gente
no cambie ni tenga revelaciones, sin arcos de desarrollo ni sensacionalismos.
Mostrar flores como milagros de dios. Pero aparecerá la industria, representada
por el gurú del guión, Robert McKee, a arruinarlo todo. Charlie le dirá que
quiere hablar de la desilusión, a lo que Mckee responderá que eso no es una película,
que vuelva sobre su guión y le ponga drama, o sea, conflicto. Consejo que surge
de todos los manuales de dramaturgia audiovisual existentes. Consejo que me
canse de dar a mis alumnos de guión cinematográfico. Una vez más, todos
nosotros, aniquilamos a la película más bella del mundo. Una vez más.
Otro
juego de este genial guionista, uno entre tantos que tiene el film, se da al
comienzo del relato. Charlie Kaufman, representado con genialidad por Nicolas
Cage, tiene un almuerzo de trabajo con la bella productora que le encarga la
adaptación de la novela. En
aquel dialogo, haciendo referencia al proyecto de guión, Charlie dice: ¿Por qué
no hacer una película sobre flores? No quiero que el guión este repleto de
armas ni persecuciones en coches. De personajes que aprenden profundas
lecciones de vida, o que acaban cayéndose bien, o que vencen obstáculos y
triunfan al final. El libro no es así, y la vida tampoco. Magistralmente, y en
una carcajada gigante, Kaufman, y hablo ahora del autor, nos cuenta a través de
su personaje, el guionista, la estructura sobre la que se apoyara “el ladrón de
orquídeas”. El personaje de Donald, finalmente, ayudara a desestructurar al
controvertido Charlie. El es todo lo que Charlie no es, y ahí esta el juego
entre estos dos personajes, que con el correr de la película y con el tratado
en planos, dudaremos realmente de su existencia.
Donald funcionará como un
alter ego que ayudara a Charlie a terminar su trabajo. Será un personaje que no
se presente sino que aparece de golpe siempre. Sabremos poco o casi nada de él.
Será un personaje que no se modifique demasiado y que solo funcionara como
ayudante del héroe, o anti héroe en este caso. Finalmente morirá, y en su
muerte surgirá la consumación final de Charlie. Superara sus trabas y vencerá
sus obstáculos. Le dirá a ella “te amo”, y ella también se lo dirá a él. El sol
caerá sobre la avenida tiernamente, festejando, al fin, que ellos están “felizmente juntos”.-
Lucas
Itze.-
Canción post análisis
El tema de Massacre dedicado al film
Y nos fuimos con
FICHA
TÉCNICA
Título
original: Adaptation.
Año:
2002
Duración:
114 min.
País:
Estados Unidos
Director:
Spike Jonze
Guión:
Charlie Kaufman, Donald Kaufman (Novela: Susan Orlean)
Música:
Carter Burwell
Fotografía:
Lance Acord
Reparto:
Nicolas Cage, Meryl Streep, Chris Cooper, Tilda Swinton, Maggie Gyllenhaal,
Cara Seymour, Brian Cox, Judy Greer, Jim Beaver, Ron Livingston, Doug Jones,
Brian Cox, Gary Farmer, Peter Jason, Gregory Itzin, Judy Greer, Maggie
Gyllenhaal
Sinopsis
Charlie Kaufman, un guionista de Los Ángeles,
vive un periodo de crisis creativa, todo lo contrario que su hermano gemelo
Donald. Charlie escribe tal como vive: con gran dificultad y lleno de
inseguridades, mientras que Donald vive tal como escribe: con dejadez. Por su
parte, Susan escribe sobre la vida, pero es incapaz de vivirla. Por el
contrario, la intensa y aventurera vida de John es digna de una novela. Nuevo
film del creador de "Being John Malkovich".
Trailer
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