jueves, 24 de abril de 2025

COHERENCE DE JAMES WARD BYRKIT

PROGRAMA 464 (11-04-2025)

 

SINOPSIS

 

En Finlandia, en 1923, el paso de un cometa hizo que los habitantes de un pueblo quedaran completamente desorientados; incluso una mujer llegó a llamar a la policía denunciando que el hombre que estaba en su casa no era su marido. Décadas más tarde, un grupo de amigos recuerda este caso mientras cenan, brindan y se preparan para ver pasar un cometa... (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

Hay una contemporaneidad, hay un ahora. Existe un hoy, un este momento. Hay una luz que ilumina este instante, que llena con su espectro cada cosa que hacemos. Hay un devenir cotidiano que nos hace presentes en nuestro ahora, que nos organiza en un tiempo y espacio como un mapa tácito, como un dispositivo heredado que ordena de manera infalible el caos de la existencia. Somos, aunque no lo queramos, en nuestro espacio y tiempo. Somos bajo aquella luz de la existencia, pero también somos en aquella penumbra de nuestro propio tiempo. Entender el tiempo que uno habita es comprender el espectro lumínico que lo ilumina, pero también es entender sus sombras, aquellas penumbras marginales donde la luz no llega, esa zona de sentido que queda desplazada categóricamente hacia el olvido. Dicen que el orden es el intento del tiempo por matar a la eternidad. Lo cierto es que queramos o no perecemos, o sea el tiempo nos ha vencido, o el orden en su defecto. Usamos un lenguaje afectado necesariamente por el tiempo, tenemos el mal genio de habitar un solo lugar a la vez, y preferimos la muerte más violenta a perder el celular. Como todo enigma filosófico, nos queda entonces preguntarnos por el origen. Estamos inmersos en el torrentoso rio del tiempo, solo nos queda la duda sobre aquella categoría, solo nos queda la pregunta como único acercamiento a la orilla del saber. Cuando lo consultaban a San Agustín al respecto, respondía de la siguiente manera: Si nadie me pregunta qué es el tiempo, lo sé, pero si me preguntan y quiero explicarlo, ya no lo sé. El tiempo como una experiencia vivencial, difícil de expresar en palabras. Como una idea o concepto que excede de alguna manera a la razón. Por su parte Kant pensaba que el tiempo jugaba un papel primordial y necesario para el ser. Se es SOLO y UNICAMENTE en el tiempo. 



La ciencia, claro, desde su lugar, tuvo que ajustar su mirada y definir su experiencia con el tiempo de manera más fáctica, y por allí aparecerá entonces la física cuántica, los números, los ejes y otras demostraciones matemáticas que alejarán a los sentidos y las dudas del plano de la experiencia con el tiempo. Lo cierto es que la temática se ha abordado desde distintas áreas en las distintas épocas porque el ser siempre ha visto interpelada su existencia por la categoría del tiempo. Poder pensarlo desde su interior es importante pero siempre teniendo en cuenta sus periferias, siempre es importante tener latente aquella mirada de frontera. Porque si bien entendemos un ahora, un hoy, del que no podemos escapar, un ya mismo que ilumina nuestra existencia, la pregunta irreversible, la pregunta de la cual no deberíamos dispersarnos jamás es quién maneja aquella luz que ilumina nuestro presente. ¿Cuál es su origen, su propósito, su intención? ¿Qué es aquello que oculta la luz que ilumina nuestro hoy? Porque tal como el plano en las artes cinematográficas, que marca una ideología no por aquello que muestra sino por aquello que decide no mostrar, la luz que ilumina nuestro ahora, decide desplazar un conjunto de sentido a la oscuridad, a las tinieblas. En esa marginalidad hay una decisión política, hay un ejercicio del poder. Allí hay una pregunta para hacernos. Allí hay un trabajo intelectual del pensador que vislumbra las luces de su época pero también sus sombras. Es el trabajo único del que piensa intentando ver la escena completa, porque estar demasiado afuera nos vuelve abstractos, impalpables, pero estar muy comprometidos nos vuelve irremediablemente cómplices alejándonos así para siempre, de toda coherencia.

 

Lucas Itze.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE COHERENCE

 


¿Qué pasaría si nos encontramos con nosotros mismos? ¿Cómo reaccionaríamos? ¿Sentiríamos envidia de nuestro otro yo? ¿Lo intentaríamos destruir? ¿Cuál sería el original? ¿Tendríamos un lado oscuro? Desde hace tiempo los multiversos aparecieron para crear esta serie de preguntas. Ya desde los viajes en el tiempo de Marty Mc Fly pensamos en situaciones como esas. Sobre todo, como cambiaría nuestro destino. Desde ya, hay algo moral en todo este asunto. Además de algo cosmo-físico. Muchos se preguntan si entre tantos planetas, galaxias, millones de años luz de diferencia, podría haber dos o más mundos conectados entre sí. Quizás a millones de años luz de este lugar, hay alguien escribiendo esto, pero de otra manera. Particularmente no lo creo, pero no podría afirmarlo. ¿Cómo nos presentaríamos de encontrarnos? “Hola, soy tu otro yo”… O “Que quiere usted de mí” diría la inolvidable Coca Sarli… Creo que posiblemente, enloqueceríamos de golpe y empezaríamos a hacernos preguntas y a tratar de intentar encontrar respuestas. La coherencia desaparecía por completo. Algo de lo que podemos llegar a sentir cuando vemos el film Coherence de James Ward Byrkit



Una casa, una cena, 8 amigos y una historia que se empieza a complicar a medida que pasan los minutos, es lo que nos atrapa desde el comienzo. Al principio de la charla, alguien comenta que, en 1923 en Finlandia, el paso de un cometa hizo que la gente empiece a vivir situaciones impredecibles y hasta a desconocer a sus seres queridos. Justo esa noche, va a pasar otro cometa... Y es ahí cuando empiezan a sucederse cosas y comenzarán las preguntas… La premisa parece simple. La idea de por sí es interesante. El espacio escénico del film será el mismo durante casi todo el metraje. El living de la casa, alguna vez pasaremos por la cocina, el baño o algún otro lugar, pero siempre será adentro, salvo un par de excepciones cuando salen a explorar afuera. Se notará que estamos ante un film de bajo presupuesto (50 mil dólares en ese momento) y mostrará que no se necesita una superproducción para generar algo agradable a la vista. Filmada en cinco días y sin un guion propiamente dicho, según contó su director, que igualmente logró el premio a mejor guion en Sitges, serán los actores quien lleven las riendas de la película. Ellos se sorprenderán y tendrán reacciones parecida a la de los televidentes con cada situación que aparezca. 



La cámara seguirá de cerca a cada personaje, los encuadres serán cerrados y los movimientos de cámara nos posicionará de una manera que pensamos que estamos adentro de esa casa junto a los protagonistas. Habrá que jugar el juego que plantea el director desde el comienzo. Cada charla, cada individuo y cada objeto que aparece durante los primeros minutos, tendrán relevancia sobre el final, pero eso no lo sabremos hasta ese momento. Será un rompecabezas que se irá armando de a poco y que arrancará cuando se produzca un apagón que dejará todo a oscuras. El montaje cortará con un fundido a negro que significará el paso de un estado a otro. O de una confusión a otra. Detalles que habrá que estar atentos para no perderse nada. La fotografía se manejará con esas luces que hay en la casa y la paleta rondará entre el ocre, pastel y marrón que ahonda en el lugar del relato. La profundidad de campo se posicionará sobre los protagonistas en la mayor parte de su metraje. Se empezará a hablar de multiversos y uno de los invitados a la cena explicará la paradoja del gato de Schrödinger, que se centra en un gato, junto a un matraz con veneno y un dispositivo con una partícula radiactiva, dentro de una caja sellada. 



Si el dispositivo detecta radiación romperá el frasco, liberando el veneno que matará al gato. Según la interpretación de Copenhague, después de un tiempo, el gato está al mismo tiempo vivo y muerto. Allí, entonces, está el resumen de la historia. Los protagonistas entrarán y saldrán de la casa, pero ni ellos ni nosotros sabremos cuales son los originales. Emily será la encargada de tratar de ordenar el rompecabezas. Y será quien sobre el final lleve la curva dramática de la película. Sus menos de 90 minutos logran que el metraje sea siempre entretenido, aunque por momentos la historia entre en el mismo bucle que pesa sobre sus intérpretes. A medida que pasan los minutos nos empezamos a dar cuenta que el título del film nos interpela. La “coherencia” de los personajes desaparece por completo. Empiezan a aparecer sus secretos más oscuros y las decisiones más alarmantes. Empieza a mostrar que el ser humano es capaz de lastimarse a sí mismo, en busca de explicaciones. Y, sobre todo, a responder la pregunta que cada uno de los protagonistas se hace: “¿Quién soy?”.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO WARD BYRKIT

 


Byrkit arrancó su carrera con el director Gore Verbinski, trabajando juntos en películas como Mouse Hunt y Rango, también como consultor conceptual para las tres primeras películas de Piratas del Caribe. Además de los más de 3000 guiones gráficos que Byrkit creó para El cofre del hombre muerto (2006) y En el fin del mundo (2007). El proyecto posterior de Byrkit, Shatter Belt, es una serie episódica al estilo de La Dimensión Desconocida. La producción de los primeros cuatro episodios finalizó en 2022, con el estreno mundial programado para 2023 en el Festival de Cine y Televisión SXSW.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Coherence

Año: 2013

Duración: 89 min.

País: Estados Unidos

Dirección: James Ward Byrkit

Guion: James Ward Byrkit, Alex Manugian

Reparto: Emily Baldoni, Maury Sterling, Nicholas Brendon, Elizabeth Gracen, Alex Manugian, Lauren Maher, Hugo Armstrong, Lorene Scafaria

Música: Kristin Øhrn Dyrud

Fotografía: Nic Sadler, Arlene Muller

 

PELÍCULA COMPLETA

miércoles, 23 de abril de 2025

VIVARIUM DE LORCAN FINNEGAN

PROGRAMA 463 (04-04-2025)

 

SINOPSIS

 

Gemma (Imogen Poots) y Tom (Jesse Eisenberg) son una joven pareja que se ha planteado la compra de su primera casa. Para ello visitan una inmobiliaria donde los recibe un extraño agente de ventas, que les acompaña a Yonder (una nueva, misteriosa y peculiar urbanización donde todas las casas son idénticas), para mostrarles una vivienda unifamiliar para ellos. (FILMAFFINITY)

 

EDITORIAL

 

La muerte espera. La sociedad agoniza. El hombre trabaja. La mujer procrea. El niño crece. El mundo respira. El círculo se vuelve un vicio. El pasado acecha. El presente busca cambiarlo todo. El futuro es incierto. El ser humano lo destruye todo. Y en el más allá… ¿Qué habrá? El hombre desde que se situó en la punta de la pirámide se convirtió en el primer depredador y destructor de su propio imperio. Transformándose así, en un parásito que absorbe lo que necesita de otros seres vivos y del planeta en general. La pregunta es… ¿Cómo reaccionaríamos si alguien nos bajase de esa pirámide y nos convirtiera en la base de su existencia? ¿Cómo nos pararíamos frente a tal incontinencia? ¿Qué pasaría con nuestra aclamada libertad? Quizás, necesitaríamos una invasión extraterrestre para volver a respetarnos a nosotros mismos. La evolución, dicen, es un progreso constante. Sin embargo, hoy el hombre parece que mientras más evoluciona, más retrocede. La tecnología empezó a dejar poco para la imaginación y casi todo está a un click de distancia. Caminar, pensar, crear y hasta sentir empiezan a ser verbos que cada vez menos los transformamos en acción. La lucha por la igualdad, los derechos adquiridos, las batallas perdidas y la memoria buscan imponerse ante un nuevo orden que quiere acercarse a ese pasado que intentamos no repetir. 



Mientras anhelamos escapar de la sociedad idealizada chocamos con esa venta de ilusiones donde los terrenos son todos iguales, vigilados las 24 horas y encerrados entre rejas. ¿Esa libertad nos identifica? Increíblemente, la caja boba empieza a morir y todo se vuelve más repetible. La vida en directo da paso a recortes en diferido y sin contextos.  Nos acosa este nuevo mundo al que muchos estamos mirando con desconfianza. Donde algo se vuelve viral en cuestión de segundos. Donde la fama y el dinero suben y bajan de manera vertiginosa. Donde alguien decide que es trending topic y que no. No nos damos cuenta, pero somos sus marionetas caminando entre cada vez menos plantas y más cemento, poniendo cara de felicidad sólo para la foto. El sendero se hace cada vez más intransitable. Y ante cada curva estamos a punto de estrellarnos. El viaje se acaba y ya no sabemos a qué venimos. Hoy nuestra realidad nos lleva a esperar que el agua no nos tape del todo. Y pensando en tratar de escapar para qué en una de esas curvas, nos topemos con nuestra esquina Libertad.

 

Marcelo De Nicola.-

 

Canción elegida para la editorial

 


IMPRESIONES SOBRE VIVARIUM

 


¿Qué sucede cuando lo que muere no somos nosotros sino el mundo que nos rodea? ¿Qué sucede cuando aquella gema luminosa que somos agota todos sus destellos y opacamos la existencia, cada acto, cada mirada sobre las cosas, cada pensamiento y cada construcción de estado de ánimo? Las cartulinas del viejo mundo se derrumban y las cenizas del guion se esparcen sobre la tierra envenenando todo aquello último que quede con vida. El colapso es duro, pero muchas veces es necesario. Es una reacción que nadie decide, se ejecuta, no se piensa. Cuando el mundo muere a tu alrededor tus ojos mueren con él. Tu forma de ver, de observar, debe morir necesariamente con él. De no hacerlo, el eco del viejo mundo quedará rebotando en tu cabeza, exigiendo las viejas realidades, instalando nuevamente las viejas ideas, desarrollando viejos paradigmas, generando un espejismo abrumador, ensordecedor, lisérgico y embustero. Aquella lucha será en vano y llevará a la locura y a la muerte. El sabio toma su destino e intenta usarlo a su favor, no busca jamás cambiarlo. En aquella batalla absurda contra la nada está el gran error en el que incurrimos varios de nosotros. En aquella pelea injusta y desigual dejamos la vida sin encontrar nada y sin siquiera lograr movernos medio milímetro de donde estamos. Los hilos del mundo están allí a la vista, tal como el sabio, deberemos usar esto a nuestro favor, que será también, si tenemos buen genio (y yo creo que lo tenemos) a favor de la tribu toda. 



Guardarnos una porción del mundo para nosotros solos, ya hemos aprendido que no satisface a ningún alma, que en nada nos completa a nosotros que ya estamos del todo hechos, y que tal como dice un amigo, nos enseña una vez más, que ciertos fuegos no se enciende frotando dos palitos. El plan está allí, agazapado y abalado por todo un sistema que lo mantiene vivo en las sombras y en cada descuido, en las costumbres y en cada desayuno. Es lo primero del día y es la forma misma de transitar la profunda noche. Descubriremos al plan en el modo en que nos relacionamos y nos agrupamos bajo un mismo techo, llenando una misma heladera, cumpliendo con el modelo de familia tipo, ocupando el lugar destinado para este tipo de vínculo, con cuerpos y mentes normales, con actitudes regladas. Con una cantidad de objetos y necesidades diseñada y pensada para un grupo de características estándares, modelados según los parámetros y las particulares de un núcleo familiar regular y ordinario. Allí se mueve cauteloso nuestro azar. Entre esa línea de fuego juega nuestra sorpresa y nuestra libertad. Y en esta arena también se jugará narrativamente el film Vivero del director Lorcan Finnegan, film que tal como Alicia en el país, comenzará de forma realista y caerá en una madriguera infinita hasta la fantasía más absoluta. El relato será metafórico desde su comienzo, simbólico a cada segundo, características que requerirán de un espectador despierto y puntilloso. La película abrirá de negro con la imagen de un nido donde un pichón de cucú aleteará hambriento entre huevos aun sin abrir. La primera simbología estará servida. 



El cuclillo o cucú es un ave que incluye a varias especies de pájaros paracitos, que dejan en manos de otros la responsabilidad, y la carga, de criar a sus polluelos. La terrible finalidad del cuclillo, su oscura meta y naturaleza, es dejar que otro pájaro construya el nido, empolle sus huevos y alimente sus crías. En este primer plano del film estará explicada la motivación del conflicto que moverá a los personajes por la curva dramática. ¿Sera pobre la información para algo tan delicado narrativamente hablando? Sí. Claramente, si no manejamos aquellos datos sobre las aves que mencionamos hace un rato, la motivación respecto del esquema actancial de los personajes se nos escapará; pero tranquilos, el film funcionará igual, será menos efectivo para la mirada aguda claro, pero no menos entretenido. La historia se desarrollará presentando a Gemma y Tom, una pareja de novios que está buscando formar su propio nido, su propio hogar. Llegarán a una inmobiliaria extraña, donde todo será acartonado. La puerta de la madriguera, el inicio de la caída. La comercialización propia del concepto familia se comenzará a desmontar a partir de este punto. El empleado los llevará a un barrio cerrado donde todas las casas son iguales, lugar del que no podrán salir jamás. Pasarán el portal mágico, aquel que Joseph Campbell nombra como inicio en su libro “El héroe de las mil caras, psicoanálisis de un mito”. A partir de allí, comenzará la ciencia ficción manejada con una delicadeza pocas veces vista. El empleado de la inmobiliaria desaparecerá y la pareja quedará encerrada en aquel barrio de dimensiones ahora infinitas, de casas enfermizamente iguales. 



Allí, como quien mete a dos ratoncitos en una pecera para ser estudiados, o una planta dentro de un vivero para ser manipulada, la pareja será sometida no solo a la crianza de un bebe, de una cría ajena, sino también sometida a un estudio de las interrelaciones básicas naturalizadas de convivencia en donde se jugarán preguntas filosóficas sobre la moral, la justicia, el amor y la familia. Aquí todo tomará un tono pesimista y frente al conflicto habrá dos posturas bien marcadas. Gemma, de profesión maestra de educación inicial, verá en el niño un enigma a descifrar. Verá en él un desafío a resolver para entender su realidad. Por otro lado, Tom, de profesión jardinero, más corporal, más físico, encontrará como resultado para llevar su nueva existencia, cavar un pozo, caer en el interior de su angustia y su oscuridad sin poder ver más allá, sin ver las posibilidades que el medio le provee. La relación entre ellos se irá deteriorando y llegaremos a la conclusión de que el amor es una trampa que se tiende al hombre para perpetuar la especie, un mecanismo tan necesario como la muerte. El film nos llevará quizás a pensar en Schöpenhauer y su idea de la felicidad como un estado inalcanzable. El filósofo construye la idea de que la vida oscila entre el deseo y el hastío, o sea sufrimos por lo que no tenemos y nos aburrimos de lo que conseguimos. La felicidad, entonces, es un pequeño destello entre la angustia y el tedio. Desde este lugar, aconsejamos con vehemencia que al descubrirla la dejemos pasar en silencio, sin fotos para las redes sociales, sin preguntas detectivescas. 



La buena felicidad no se nota. El hombre está condenado a la insatisfacción por que la vida es sufrimiento dirá el simpático de Schöpenhauer antes de salir para el bailongo. Pero también dirá que la cuestión no es alcanzar la felicidad, y acá podemos pensar en la estructura clásica de familia feliz que plantea Tom y Gemma, sino desmontar la estructura que nos hace creer que la necesitamos. O sea la felicidad como objetivo. Esto también lo plantearía Nietzsche como un objetivo falso y vacío. No se trata de perseguir placeres ilusorios sino de comprender que la vida no es un refugio de satisfacciones. Pensar, cuestionar y transformar nuestra propia existencia son valores superiores a la felicidad porque nos permiten actuar en plena consciencia. El poder, el plan, promueve la felicidad como un valor absoluto en detrimento de la libertad y el pensamiento. Vamos, quien busca la felicidad no cuestiona el orden que lo somete. Nadie puede ser feliz indagándose, interrogándose respecto de su condición histórica, de la precariedad de su existencia. El estado de felicidad es la promesa de bienestar perpetuo que nunca llega, pero que está allí exigiendo obediencia y resignación. Nosotros preferimos siempre la pregunta, aunque moleste, aunque ponga nuestra cabeza a hablar y nos llene de ruido e insatisfacciones. Preferiremos siempre la molestia real de sentirnos vivos, disfrutando en silencio de los destellos de felicidad para nosotros mismos, con egoísmo sincero, que la acartonada felicidad impuesta que nos acomoda socialmente y nos inserta a caminar a todos al ritmo de la misma muerte, al ritmo de las mismas penas y las mismas sonrisas, bajo la misma lámpara del maldito vivero.

 

Lucas Itze.-

 

Canción post impresiones

 


UNIVERSO FINNEGAN

 


Lorcan Finnegan nació en Dublin, Irlanda el 25 de mayo de 1979. Luego de graduarse en Diseño Gráfico, partió para Londres donde empezó a trabajar como diseñador, editor y director en la productora Zeppotron de Charlie Broker, quien luego se haría conocido por crear la serie Black Mirror. Al regresar a la capital irlandesa en 2004, fundó su propia compañía, Lovely Productions, y comenzó a escribir y dirigir películas publicitarias, vídeos musicales y cortometrajes. Su primer largometraje llegó en 2016 bajo el nombre de Without Name, una película mezcla de intriga y terror que sigue a un supervisor de terrenos que descubre un secreto oscuro en el bosque. Empezó a ser reconocido gracias al film Vivero, del año 2019. Nuevamente junto a su co-equiper Garret Shanley, en 2022 se mudaron a Estados Unidos para filmar Nocebo, un thriller que cuenta la historia de una diseñadora de moda que sufre una misteriosa enfermedad hasta la llegada de una cuidadora filipina que revela una horrible verdad a través de la curación tradicional. Con Eva Green y Mark Strong como protagonistas. Este año se estrenó su último film, filmado en Australia. Hablamos de The Surfer, donde Nicolas Cage es un viejo surfer que regresa a las playas de su infancia y recibe el maltrato de los jóvenes surfers locales, lo que desata el conflicto en la bahía hasta que todo se descontrole.

 

FICHA TÉCNICA

 

Título original: Vivarium

Año: 2019

Duración: 97 min.

País: Irlanda

Dirección: Lorcan Finnegan

Guion: Garret Shanley. Historia: Lorcan Finnegan, Garret Shanley

Reparto: Imogen Poots, Jesse Eisenberg, Jonathan Aris, Olga Wehrly

Música: Kristian Eidnes Andersen

Fotografía: MacGregor

 

PELÍCULA COMPLETA