SINOPSIS
Un importante magnate estadounidense,
Charles Foster Kane, dueño de una importante cadena de periódicos, de una red
de emisoras, de dos sindicatos y de una inimaginable colección de obras de
arte, muere en Xanadú, su fabuloso castillo de estilo oriental. La última
palabra que pronuncia antes de expirar, ”Rosebud”, cuyo significado es un
enigma, despierta una enorme curiosidad tanto en la prensa como entre la
población. Así, un grupo de periodistas emprende una investigación para
desentrañar el misterio. (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
Vassily
Kandisky en su libro “De
lo espiritual en el arte” escribe acerca de cómo la belleza se mide sobre
la grandeza y necesidad interior, diciendo que “Es bello lo que brota de la
necesidad anímica interior. Bello será lo que sea interiormente bello. El
artista crea misteriosamente la verdadera obra de arte por vía mística.
Separada de él, adquiere vida propia y se convierte en algo personal, un ente
independiente que respira de modo individual y que posee una vida material real.
La obra artística vive y actúa, participa en la creación de la atmósfera
espiritual. Sólo desde este punto de vista interior puede discutirse si la obra
es buena o mala. Si su forma resulta mala o demasiado débil, es que es mala o
débil para provocar vibraciones anímicas puras. El artista no sólo puede sino
que debe utilizar las formas del modo que sea necesario para sus fines. Sólo es
necesaria la libertad sin trabas del artista para escoger sus medios. Esta
necesidad supone el derecho a la libertad absoluta, que sería criminal desde el
momento en que no descansara sobre la necesidad. Artísticamente, el derecho a
esa libertad corresponde al citado plano interior moral. En todos los aspectos
de la vida (y por lo tanto también en el arte) es un objetivo puro. Someterse
sin objeto a los hechos científicos nunca es tan nocivo como negarlos sin
sentido. En el primero de los casos aparece la imitación (material), útil para
algunos fines específicos. En el segundo el resultado es una mentira artística
que, como todo pecado, tiene muchas y malas consecuencias. El primer caso deja
un vacío en la atmósfera moral, la petrifica. El segundo la envenena”
La noche es un tiempo olvidado
Agítate murciélago peludo
Es preciso sonreir a cualquier precio
De lo contrario estaría todo perdido
Al borde de un espejo sin fondo
Buscar pruebas de que algo es posible
Donde yo soy la próxima vez
Marina Rossetto.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE CITIZEN KANE
Deconstruir. Desnaturalizar. Evidenciar.
Visibilizar tal vez emancipar. Esa es la única revolución posible. Esa es la
gran batalla contra el plan y todas sus redes, allí nuestras únicas armas para
atentar contra las más feroces de todas las bestias: el poder. Deconstruir,
desnaturalizar, evidenciar, visibilizar y emancipar. ¿Pero no son estos
conceptos expresados en palabras? ¿No son las palabras productos de una
organización fonética históricamente heredada, arbitraria e impuesta,
interrelacionada en sus resultados a través de estrictas leyes fundadoras de sentido?
¿No son las palabras y su utilización el resultado de la aplicación de un orden
preestablecido y ese orden no es ya la expresión del poder? Nuestras únicas
armas entonces para combatir el poder, son dadas por el mismo poder. Paradoja
compleja e interesante. El poder está allí, acechando, entrometiéndose. Nos
observa como un espejo que olvida en su gracia quien es el reflejo y quien el
reflejado. El poder está allí, tal como dice Paul Beatriz Preciado, inscripto en nuestro cuerpo,
interviniéndolo, operándolo, produciéndolo. Porque en definitiva, y tal es la
base del estudio realizado por Preciado, el cuerpo es un constructo del poder.
Lo define, lo ordena, lo jerarquiza. Peor aún, lo normaliza. Normalizar remite
a normal y si vamos un poco más allá, normal viene de norma lo que implica en
definitiva a un sujeto normalizador, o sea alguien que dicte la norma. Si hay
una construcción de lo normal, claramente también la hay de lo anormal. Se
normaliza, volviendo una vez más a Preciado, un tipo de sexualidad y se declara
automáticamente anómalo todo lo que queda por fuera de ella, todo lo que no
sigue la norma, lo que no está incluido, contenido, contemplado ni aceptado.
La
norma, entonces supone un orden que implica una relación no natural con los
objetos, por lo tanto, toda norma es impuesta. Michael Foucault, fue tal vez uno de los pensadores más interesados
en hacer una genealogía del poder, su libro Historia de la Sexualidad tal vez
sea el resultado más profundo de aquel trabajo, nos dice que el poder invade la
vida enteramente. Al normalizar la vida, la hace administrable y es así como la
atraviesa en todas sus instancias. Entonces, el poder no solo administra la
vida sino que también la construye. El poder no es, se ejerce nos dirá más
adelante el propio Foucault y como no hay poder más eficaz que el que no se ve,
lo que busca a través de la norma, de la normalización, no es otra cosa más que
la naturalización del ordenamiento, su invisibilización. No hay conciencia de
su ejercicio, se instala como un orden básico, incuestionable, natural,
convirtiendo al poder en algo inmanente. Desde esta normalidad instalada,
entonces, construirá también subjetividades a partir de los dispositivos
estructurales previos. Es así como entonces somos objeto y sujeto del poder,
reproduciéndolo, trascendiéndolo, repitiéndolo. En aquel libro memorable de
nuestro amigo Vicente Zito Lema, Conversaciones
con Pichón Riviere, se le pregunta al psicólogo social sobre el
concepto de sano, a lo que Pichón Riviere contesta, que aquel concepto responde
a los valores de una sociedad en particular según una época determinada. Allí
otra vez el poder naturalizando, instalándose, ordenando y modificando cuerpos.
Repitiéndose. Es sin ningún lugar a dudas el film Citizen Kane, una película cuya temática se desarrolla en todo
momento vinculándose al poder.
Cada
plano, cada movimiento de cámara, cada línea de dialogo tiene impregnada en su
esencia la idea del poder. Desde la misma fotografía y puesta de cámara, que
para mi entender es unas de las más maravillosas y vanguardistas en la historia
del cine, se trabaja esta idea magnificando en todo momento al protagonista a
través del uso de la cámara baja y la angulación contrapicada. El film
comenzará con un plano detalle de una reja y un cartel que indica Prohibido
Avanzar. Funcionará casi como un mandato de lo que vendrá, un desafío, y allí
también jugara el poder disfrazado de esperanza, mostrando la posibilidad del
movimiento en una pirámide social. Allí estará desde el relato planteado el
quizás, el movimiento mágico que en un segundo nos lleva de la nada al todo,
del mendigo al rico. Se planteará también desde la fotografía el
distanciamiento que genera el poder económico y la acumulación de bienes en
aquel juego interesante de la figura / fondo. Se optara mayoritariamente por
planos abiertos, con igualdad de iluminación entre el fondo y la figura
relacionando inevitablemente de esta manera al personaje con su entorno,
disminuyéndolo en algunos casos, como es en la secuencia de la relación de Kane
con su primer mujer, o remarcando su superioridad, como en la mayoría de los
planos dedicados al protagonista, que aun en su peor momento jamás dejan de
magnificarlo. Estaremos frente a un film de vanguardia en cuanto a sus
movimientos de cámara, los cuales lejos de buscar la economía de puesta, optan
por movimientos casi imposibles para la tecnología de la época, pero también
vanguardista desde la estructura del relato.
El ciudadano Kane comienza con un
cortometraje de un noticiero de unos 12
minutos de duración aproximada en donde se plantea al personaje y se hace el
anuncio de su muerte. Hasta aquí el primer acto, narrado con frialdad de
informativo, con distancia, apostándolo todo con aquel formato, jugándose la
atención del espectador a todo o nada. Y vendrá el interrogante sobre el que se
apoyara todo el film: ROSEBUD,
aquella última palabra dicha por el magnate. La estructura se llenará entonces
de raccontos, de idas y venidas por el tiempo narrativo. Aparecerá el poder al
marcar la agenda política a través del monopolio informativo que Kane
construirá. Aparecerá en sus relaciones amorosas al definir el deseo de sus
parejas. Atravesará sus cuerpos, sus decisiones, sus hábitos y sus gustos. Será
un film que responderá al concepto elaborado por un amigo de esta casa, el
filósofo Julio Cabrera en su libro Cine:
100 años de filosofía, en donde plantea la idea de concepto / imagen
sobre el cual se puede hacer filosofía utilizando el relato cinematográfico
como disparador. Comenta Cabrera en su libro que hay imágenes que arman
conceptos que van más allá de la experiencia visual de un plano, y esto lo
extiende muchas veces a films enteros denominándolos macro / concepto / imagen.
El ciudadano Kane responde claramente a esta idea ya que su premisa argumental
se construye en torno a la idea de poder. Un poder que lo consumirá, lo
enajenará y lo matará dejando como única herencia su expresión mínima, una
palabra: ROSEBUD.
Lucas Itze.-
Canción post impresiones
También sonó...
UNIVERSO WELLES
Nacido el 6 de mayo de 1915 en Kenosha,
Wiscosin, fue el segundo hijo de una artista y un propietario de una fábrica de
camionetas, además de inventor aficionado. Proveniente de una familia
adinerada, su educación fue poco convencional y desde chico se interesó por la
pintura, época en que ya se decía que era un niño prodigio. A los 3 años
apareció en su primera obra de teatro y se va a vivir con su madre a Chicago. A
sus nueves años, su madre fallece y vuelve a vivir con su padre. Un año después protagonizó su primera obra en
la escuela primaria: El extraño caso del
doctor Jekyll y míster Hyde. Luego ingresó en el Todd School de Illinois donde descubrió a su mentor: Roger Hill. A los 16 se fue a trabajar
al teatro de Dublín en Irlanda y al año siguiente debutó en Broadway de Nueva York con Romeo y Julieta. Años más tarde, fundó
el famoso Mercury Theatre. En 1938
dirige su primer film, Too Much Johnson,
una película muda que se creía perdida por un incendio en la casa del director
en los años 70 pero en julio de 2013 se encontró una copia completa en Italia y
fue restaurada para su estreno mundial.
Ese año, con miembros de su compañía, alcanzó fama mundial luego de la
transmisión para la CBS por radio de
la versión de HG Wells, La Guerra de los Mundos. La emisión fue
tan realista que muchos habitantes de Nueva Jersey salieron disparados de sus
casas ante la inminente invasión alienígena. Tal episodio hizo que la
prestigiosa RKO Pictures lo contrate al año siguiente plena libertad para escribir,
producir y dirigir dos películas. Con 24 años convenció al guionista Herman
J. Mankiewicz para escribir una historia basada en la vida del magnate de
la prensa William Randolph Hearst,
que se transformó en Citizen Kane.
El film fue un éxito de crítica pero no de público, gracias a las trabas en la
distribución propiciadas por el mismo Hearst. En 1942 dirige Soberbia (The Magnificent Ambersons),
basada en una novela ganadora del Pulitzer
de 1919 sobre la vida de una familia norteamericana de principios de siglo XX.
El montaje final fue alterado por la RKO al punto que según el director habían
arruinado su obra. Luego aparecen dos películas inacabas y desconocidas como It´s All True y Tanks. En 1946 filmó El extranjero, una película sobre el
nazismo que solamente dirigió.
Un año después llegó La dama de Shanghai, junto a Rita
Hayworth, en un thriller de cine negro y una mujer fatal. En 1948 adapta Macbeth de Shakespeare, fue la primera adaptación de un texto del escritor. Al
siguiente año protagoniza y co-dirige Cagliostro
(junto a Gregory Ratoff), una
adaptación de la novela de Alejandro
Dumas. En 1952 filma bajo bandera marroquí otra obra de Shakespeare, Otello obteniendo el Gran Premio del Jurado en Cannes. Con una premisa parecida a
Citizen Kane, filma en 1955 Mr. Arkadin
en Francia. En 1958 llega su segunda obra maestra: Sed de mal, una compleja historia sobre el poder y la corrupción
policial, donde destaca su plano secuencia de apertura, un prodigio de dominio
de la técnica y puesta en escena, y sin duda uno de los mejores comienzos de la
historia del cine.
Cuatro años después adapta El Proceso de Franz Kafka
y en 1965 vuelve con Shakespeare, esta vez en Falstaff - Campanadas de medianoche. En 1968 dirige el mediometraje
Una historia inmortal y en 1970 rodó
en las costas de Croacia The Deep,
una película inacabada que fue encontrada y restaurada en el Museo de Munich. Luego fue el turno de
los documentales, uno de los más recordados fue Con F de Falso que mezcla realidad y ficción. Trata sobre sobre el
fraude y las falsificaciones que se centra en la figura del falsificador Elmyr de Hory y su biógrafo, Clifford Irving, autor también de la
fraudulenta biografía de Howard Hughes.
Además de su carrera como director, participó en decenas de películas, donde
fue dirigido por la talla de cineastas como Robert Stevenson, John Huston,
Martin Ritt, Jean-Luc Godard, Pier Paolo Pasolini, Roberto Rosellini
y Claude Chabrol, entre otros. Su
última aparición en pantalla fue cinco días antes de su muerte, haciendo un
cameo en la exitosa serie ochentosa Luz
de Luna, con Cybill Shepherd y
un joven Bruce Willis.
Sin embargo,
la muerte del cineasta en 1985 producto de un infarto dejó varias perlas
inconclusas. Una de ellas fue Al otro
lado del viento, film que durante cinco años intentó terminar pero que por
cuestiones económicas nunca pudo montar. La película, casi autobiográfica,
narra las peripecias de un director que no puede completar su propia película,
también llamada Al otro lado del viento. El año pasado, con presupuesto de Netflix, el film terminó de montarse,
gracias al trabajo de edición del director de fotografía Gary Graver y el editor Bob
Murawski siguiendo marcaciones y apuntes en el guion dejados por el
director de Citizen Kane. La película es además un homenaje a los cineastas, ya
que en ella participaron John Huston,
Peter Bogdanovich (discípulo y amigo
de Welles) y Claude Chabrol, también
aparece la co guionista del film, la croata Oja Kodar, quien fue pareja de Orson. Para la mayoría de los
críticos, una obra maestra digna de Welles, entremezclado con grandes como David Lynch o Andrei Tarkovski. Años después de su muerte, el director
estadounidense nos deja así su mejor homenaje.
FICHA
TECNICA
Título original: Citizen Kane
Año: 1941
Duración: 119 min.
País: Estados Unidos
Dirección:
Orson Welles
Guion: Orson
Welles, Herman J. Mankiewicz
Música: Bernard Herrmann
Fotografía: Gregg Toland (B&W)
Reparto: Orson
Welles, Joseph Cotten, Everett Sloane, George Coulouris, Dorothy Comingore, Ray Collins,
Agnes Moorehead, Paul Stewart, Ruth Warrick, Erskine Sanford, William Alland, Alan Ladd,
Arthur O'Connell
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