martes, 13 de noviembre de 2018

JOHNNY GOT HIS GUN



EDITORIAL

¿Qué es ser? ¿Cuál será el Logos ordenador mediante el cual se defina que algo realmente ES? ¿Realmente? ¿Se podrá ser de manera irreal?, de todas formas ¿Qué es ser? ¿Tendrá que ver con todo aquello capaz de ser estructurado, organizado, a través de aquel dispositivo previo y heredado creador de subjetividades mediante el cual concebimos a la realidad? Ser estructurado. Ser organizado. Ser. Realidad. El ser siempre es previo. Pero ¿qué hay antes del ser? ¿La irrealidad? Pero la irrealidad, el no ser, implica categóricamente al ser. Algo es, porque no es. Si buscamos en El Libro, o sea en la biblia, encontraremos en el génesis la siguiente línea: dios dijo hay luz y hubo luz. Dios dijo. Entonces, antes del ser, la palabra. ¿Dios? En realidad dios es la palabra que se le otorga para nombrarlo, pero aquel del que habla la biblia jamás posee nombre. Como ya hemos dicho alguna vez, dios es innombrable, inscribible e indecible ya que si se lo nombrará dejaría de ser dios, por eso su presencia es desde la ausencia. Dios no es dios sino la creación de esa ausencia que no es otra cosa que la máscara para que nosotros comprendamos aquella entidad. En realidad dios es. Realidad y el Ser nuevamente juntos. La palabra de dios es creadora porque dios es palabra, verbo e idea. El hombre, desde la soberbia del conocimiento y motivado por su orgullo imita a aquel dios generando sentido a través del lenguaje. El hombre nombra y conoce, crea verdad, una verdad tan arbitraria como el lenguaje del que se sirve. 


El ser humano, ese animal que se narra, que es hablado, que es atravesado por el texto, intertextual. Dice Derrida que no hay nada fuera del texto. El hombre nombra. ¿Sera el nombre la clave del camino hacia el Ser? ¿Existirá alguna relación, alguna sustancia que se perpetúe entre la palabra y lo que se nombra? Ferdinand de Saussure sostiene que la significación, esto es la relación entre el significado y el significante, es siempre arbitraria. No hay continuidad, no hay sustancia. Palabras definiendo palabras, relatos que generan más relatos que a su vez generan existencia porque lo innombrable es taxativamente disuelto en su entidad. El nombre, aquella lucha insoportable entre lo propio y lo impropio. No tenerlo nos arroja canallescamente dentro de una masa indefinida de cuerpo, materia y espacio. El nombre, otra palabra. La palabra limita, detiene, y por todo eso tranquiliza. Organiza la vida o tal vez la muerte. Hace poco íbamos  a traer a este foro un poema llamado Otro poema conjetural en donde el poeta cubano Roberto Fernandez Retamar toma la pluma de Borges y ensaya unos maravillosos versos que intentan confundirse con el estilo borgeano con la intención lúdica de crear un texto apócrifo. Culminan aquellos versos diciendo: No se olvide que no soy quien escribe estos versos. No los escribe nadie. ¿Es Jorge Luis Borges la definición de su ser? ¿Qué es entonces el Ser? ¿Es este el final o será solo el comienzo?

Lucas Itze.-

Canción elegida para editorial


IMPRESIONES PARA JOHNNY GOT HIS GUN


Pasos que se acercan y se alejan. Ruidos que con el tiempo se volverán más cotidianos. Colores que de a poco van perdiendo su magia mientras la oscuridad lo cubre todo. Estruendos que se vuelven silencios insoportables. Y el dolor. Un sufrimiento mortal pero en vida. Y las preguntas que no tendrán respuesta. Y Dios observando todo. Ese maldito Dios que si existiera… ¿Contemplaría algo así? ¿Dónde quedan la fe y la esperanza? ¿Qué partido juegan en todo esto? Los burócratas de la moral volverán con sus cuchillos afilados en busca de más sangre. Tentarán al demonio uniendo todas sus fuerzas. Y si, traigan a Dios y al diablo, y veremos quien juega más cobardemente su juego, mientras la muerte se ríe pacientemente. Ni ella sabrá como equilibrar la balanza. Porque si hasta la mismísima maldita muerte no entiende porque hacemos las atrocidades más fuertes, y muchas veces, en nombre de Dios. Alguna vez el filósofo romano Séneca dijo “La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor”. Todo eso lo vemos claramente en el film Johnny Got His Gun de Dalton Trumbo donde sobresale la última opción. Estaremos ante uno de los filmes de guerra más crudos que se recuerde. No por el impacto de las imágenes ni tampoco por las batallas allí libradas. Sino por el peso abrumador en lo psicológico y en lo mental. La película estará basada en una novela escrita por el mismo director en 1939, durante la Segunda Guerra Mundial y de allí notaremos también el porqué de su carácter antibelicista y pacífico. 


Desde un comienzo nos llamará la atención. Abrirá el film con imágenes de archivo mientras pasan los créditos con un fondo musical estilo militar que nos llevará al estallido de una bomba y un silencio, con el fondo negro. Escucharemos las dificultades de alguien para respirar y unas voces que hacen su aparición. De repente, seremos testigos de una junta médica analizando a un paciente. Luego del traslado, se sugerirá que se lo analice como objeto de estudio ya que no siente dolor, placer, recuerdos, sueños o pensamientos de ningún tipo.  Allí, en la oscuridad y con un reloj haciendo el tic tac más lúgubre en mucho tiempo, una voz over se hace presente y empieza a preguntar por Kareen. Es Johnny, nuestro protagonista, hablando en primera persona quien será una especie de narrador a lo largo del metraje... Así arranca el film que el gran Luis Buñuel intentó adaptar cuando se reunió con Trumbo en 1964 pero que por cuestiones de producción quedaron estancadas. A pesar de todo, Trumbo decidió más adelante ponerse al frente de su única película como director aunque con un estilo claramente diferente al del español. Estaremos ante un guión no lineal, con saltos en el tiempo, flashbacks y flashes oníricos por doquier. Viviremos la eterna agonía de Joe Bonham, un joven que fue herido gravemente durante la Primera Guerra Mundial y es un pedazo de carne viviente. 


Sin extremidades, boca, nariz y ojos, lo único que lo mantiene con vida es el cerebro, que a pesar de todo, funciona correctamente. Trumbo acudirá a la fotografía de Jules Brenner para separar la vida de la muerte, lo real de lo ficticio. El presente, estará en blanco y negro, poniéndonos a tono con esa habitación oscura donde el sol está prohibido y la muerte acecha. Todo lo demás será en color, como la vida que Johnny recordaba. Cambiará la tonalidad por un marrón otoñal durante los recuerdos y los flashes oníricos. Veremos una especie de purgatorio donde habrá un Cristo tan mundano como artificial, en una clara crítica religiosa. Todo eso no hubiera sido posible sin la tarea de Millie Moore en el montaje. Habrá también unos encuadres muy cuidados y la cámara del director se posará en diferentes estados. Seremos casi testigos oculares de lo que sucede en esa tenebrosa habitación. Habrá planos fijos, picados y contrapicados pero también la cámara se moverá con un travelling lento cuando lo crea necesario. El film tendrá una banda sonora apabullante que nos meterá de lleno en el desarrollo. Será por momentos, todo muy claustrofóbico. Querremos escapar de ahí e irnos a un lugar más risueño. Sufriremos como el protagonista el dolor de ya no ser. Haremos fuerza porque esa médica sea la única alma noble y ponga fin a tanta agonía. No lo lograremos. La moral, la medicina y la religión no entienden de compasión. Será tiempo de seguir sufriendo en un mundo de recuerdos lejanos hasta que alguien decida de una vez por toda apagar la última luz...

Marcelo De Nicola.-

Canción post impresiones


El homenaje de Metallica al film



UNIVERSO TRUMBO

Nacido en Montrose, Colorado, el 9 de diciembre de 1905, James Dalton Trumbo era hijo de Orus, dependiente de zapatos, y de Maud Tillery. Su abuelo, Millard F. Tillery, fue uno de los últimos sheriffs del lejano Oeste, en la localidad de Montrose County, allí vivió hasta que Dalton cumplió los 20 años, e inspiró claramente algún personaje suyo posterior. Se matriculó en la Universidad de Colorado en Boulder, mientras trabajaba para un periódico local como reportero. Luego de la  muerte de su padre, Dalton Trumbo trabajó por las noches en el horno de una panadería. Durante este tiempo se aficionó al cine, escribió 88 relatos cortos y hasta seis novelas, pero no consiguió que nadie le publicara este material. Empezó su carrera como profesional de la escritura con artículos para la revista Vogue. En 1934 se convierte en lector de guiones de Warner, y firma uno, el del olvidado drama Road Gang. Pero le despiden por negarse a abandonar el Sindicato de Guionistas, organización entonces de tendencia izquierdista. Por esta época logra publicar su primera novela, "The Eclipse", hecho que propicia que le contrate como guionista RKO, necesitada de autores. Para esta compañía escribe guiones valiosos, como el de Volvieron cinco, de John Farrow, en torno a la odisea de los supervivientes de un accidente aéreo, que contra todo pronóstico obtuvo un enorme éxito, o Espejismo de amor, de Sam Wood, por el que Dalton Trumbo recibe una candidatura al Oscar que le sitúa en la primera línea de los libretistas de Hollywood del momento, y también de los mejor pagados, con filmes como Dos en el cielo o 30 segundos sobre Tokio. También aumenta progresivamente su prestigio en el campo de la Literatura. En 1939 publica su famosa obra Johnny cogió su fusil, con la que ganó el Premio Nacional del libro. En 1943, se afilió al partido comunista, y se convirtió en colaborador activo de The Daily Worker, diario oficial del mismo. La carrera de dio un vuelco por culpa del sobreproteccionismo comprensible aunque a todas luces excesivo de la madre de Ginger Rogers. Esta lo denunció ante el Comité de Actividades Antiamericanas, suspicaz porque su hija protagonizó Compañero de mi vida, de Edward Dmytryk, escrita por Trumbo. Le había escamado el título, originalmente Tender Comrade (tierno camarada), que le olía a comunismo, aunque estaba sacado de un poema de Robert Louis Stevenson. También sospechaba de algunas frases del guión ("Repartir, repartir todo equitativamente. Eso es la democracia"), a pesar de que por lo demás se trataba de un film bastante inofensivo. El McCarthysmo lo ponía en la famosa lista negra luego llamada Los diez de Hollywood. Trumbo se exilia en México y uno de los que aparece para darle una mano es Kirk Douglas. Empieza a escribir guiones bajo diferentes seudónimos y logra ser uno de los mejores de su época. Algunas de los films fueron  El demonio de las armas, de Joseph H. Lewis, El merodeador, de Joseph Losey y Cowboy, de Delmer Daves. Pero sin dudas sus grandes obras fueron por las que ganó el Oscar, pese a que casi nadie sabía quién era. 


En 1952 lo logró gracias a Vacaciones en Roma de William Wyler y cuatro años después se lleva otra por El bravo de Irving Rapper. Cuando se nombra a Robert Rich como ganador a mejor guionista, nadie sube al escenario a recoger la estatuilla, lo que deja perpleja a la opinión pública. Es Otto Preminger quien en Exodus de 1960 decide poner otra vez el nombre y apellido del guionista. Es nuevamente Kirk Douglas quien convence a un joven Stanley Kubrick de sumar a Trumbo como guionista de su film Spartacus, lo que le da un gran espaldarazo. Luego de eso, firmó otros grandes guiones como El último atardecer, de Robert Aldrich, Los valientes andan solos, de David Miller, Castillos en la arena, de Vincente Minnelli, y Orgullo de estirpe, de John Frankenheimer. Se despide del cine escribiendo Acción ejecutiva y Papillon. En 1975 la Academia de Hollywood acertó al reconocerle como ganador del Oscar por El bravo, y se le otorga la estatuilla. Falleció a los 70 años Dalton Trumbo, el 10 de septiembre de 1976. 17 años más tarde, la Academia también le otorgó a título póstumo su premio por Vacaciones en Roma. En 2015 se estrenó el film Trumbo (2015), dirigido por Jay Roach, donde su personaje fue interpretado por Bryan Cranston, que fue nominado al Oscar por ese papel. Participan en este filme figuras tan relevantes como Diane Lane como Cleo Beth Fincher, Helen Mirren como Hedda Hopper y John Goodman como Frank King.



LOS DIEZ DE HOLLYWOOD

Los Diez de Hollywood (en inglés Hollywood ten) fue el nombre que la prensa utilizó para designar a un grupo de personas relacionadas con la industria cinematográfica estadounidense, y que fueron incluidos en la lista negra de Hollywood durante el Macarthismo, acusados de obstrucción a las labores del Congreso de los Estados Unidos por negarse a declarar ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses de John Parnell Thomas, destinado a "investigar" una supuesta infiltración comunista en las filas de Hollywood. Pese a ser una medida impopular en los propios Estados Unidos, la caza de brujas que tuvo como máximo exponente a Joseph McCarthy, obtuvo el apoyo de los principales estudios, que firmaron la conocida como "Declaración del Waldorf" en la que, como consecuencia de su negativa a declarar, y de su intento de atacar a la comisión como anticonstitucional, los "Diez de Hollywood" eran encarcelados y despedidos de sus empleos indefinidamente hasta que declarasen y demostrasen no ser comunistas, además de vetar y obstaculizar su actividad cinematográfica.
Los "Diez de Hollywood", componentes de la primera lista negra de la historia del cine, eran:

       Alvah Bessie, guionista
       Herbert Biberman, guionista y director
       Lester Cole, guionista
       Edward Dmytryk, director
       Ring Lardner Jr., guionista
       John Howard Lawson, guionista
       Albert Maltz, guionista
       Samuel Ornitz, guionista
       Adrian Scott, productor y guionista
       Dalton Trumbo, novelista, guionista y director

FICHA TECNICA

Título original: Dalton Trumbo's Johnny Got His Gun
Año: 1971
Duración: 111 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Dalton Trumbo
Guion: Dalton Trumbo (Novela: Dalton Trumbo)
Música: Jerry Fielding
Fotografía: Jules Brennen
Reparto: Timothy Bottoms, Jason Robards, Donald Sutherland, Marsha Hunt, Diane Varsi, Kathy Fields, Charles McGraw.

SINOPSIS

Un joven combatiente de la Primera Guerra Mundial despierta totalmente confuso en un hospital, confinado de por vida, ciego, sordo y mudo y con las piernas y los brazos amputados a causa de una explosión sucedida durante un bombardeo. Al principio no es consciente de lo que le ha sucedido y en qué condiciones está, pero poco a poco comienza a darse cuenta... (FILMAFFINITY)


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