EDITORIAL
¿Qué
es ser? ¿Cuál será el Logos ordenador mediante el cual se defina que algo
realmente ES? ¿Realmente? ¿Se podrá ser de manera irreal?, de todas formas ¿Qué
es ser? ¿Tendrá que ver con todo aquello capaz de ser estructurado, organizado,
a través de aquel dispositivo previo y heredado creador de subjetividades
mediante el cual concebimos a la realidad? Ser estructurado. Ser organizado. Ser.
Realidad. El ser siempre es previo. Pero ¿qué hay antes del ser? ¿La
irrealidad? Pero la irrealidad, el no ser, implica categóricamente al ser. Algo
es, porque no es. Si buscamos en El Libro, o sea en la biblia, encontraremos en
el génesis la siguiente línea: dios dijo hay luz y hubo luz. Dios dijo.
Entonces, antes del ser, la palabra. ¿Dios? En realidad dios es la palabra que
se le otorga para nombrarlo, pero aquel del que habla la biblia jamás posee
nombre. Como ya hemos dicho alguna vez, dios es innombrable, inscribible e
indecible ya que si se lo nombrará dejaría de ser dios, por eso su presencia es
desde la ausencia. Dios no es dios sino la creación de esa ausencia que no es
otra cosa que la máscara para que nosotros comprendamos aquella entidad. En
realidad dios es. Realidad y el Ser nuevamente juntos. La palabra de dios es
creadora porque dios es palabra, verbo e idea. El hombre, desde la soberbia del
conocimiento y motivado por su orgullo imita a aquel dios generando sentido a
través del lenguaje. El hombre nombra y conoce, crea verdad, una verdad tan
arbitraria como el lenguaje del que se sirve.
El ser humano, ese animal que se
narra, que es hablado, que es atravesado por el texto, intertextual. Dice Derrida que no hay nada fuera del
texto. El hombre nombra. ¿Sera el nombre la clave del camino hacia el Ser?
¿Existirá alguna relación, alguna sustancia que se perpetúe entre la palabra y
lo que se nombra? Ferdinand de Saussure
sostiene que la significación, esto es la relación entre el significado y el
significante, es siempre arbitraria. No hay continuidad, no hay sustancia.
Palabras definiendo palabras, relatos que generan más relatos que a su vez
generan existencia porque lo innombrable es taxativamente disuelto en su
entidad. El nombre, aquella lucha insoportable entre lo propio y lo impropio.
No tenerlo nos arroja canallescamente dentro de una masa indefinida de cuerpo,
materia y espacio. El nombre, otra palabra. La palabra limita, detiene, y por
todo eso tranquiliza. Organiza la vida o tal vez la muerte. Hace poco
íbamos a traer a este foro un poema
llamado Otro poema conjetural en donde el poeta cubano Roberto Fernandez Retamar toma la pluma de Borges y ensaya unos maravillosos versos que intentan confundirse
con el estilo borgeano con la intención lúdica de crear un texto apócrifo.
Culminan aquellos versos diciendo: No se olvide que no soy quien escribe estos
versos. No los escribe nadie. ¿Es Jorge Luis Borges la definición de su ser?
¿Qué es entonces el Ser? ¿Es este el final o será solo el comienzo?
Lucas
Itze.-
Canción
elegida para editorial
IMPRESIONES
PARA JOHNNY GOT HIS GUN
Pasos
que se acercan y se alejan. Ruidos que con el tiempo se volverán más
cotidianos. Colores que de a poco van perdiendo su magia mientras la oscuridad
lo cubre todo. Estruendos que se vuelven silencios insoportables. Y el dolor.
Un sufrimiento mortal pero en vida. Y las preguntas que no tendrán respuesta. Y
Dios observando todo. Ese maldito Dios que si existiera… ¿Contemplaría algo
así? ¿Dónde quedan la fe y la esperanza? ¿Qué partido juegan en todo esto? Los
burócratas de la moral volverán con sus cuchillos afilados en busca de más
sangre. Tentarán al demonio uniendo todas sus fuerzas. Y si, traigan a Dios y
al diablo, y veremos quien juega más cobardemente su juego, mientras la muerte
se ríe pacientemente. Ni ella sabrá como equilibrar la balanza. Porque si hasta
la mismísima maldita muerte no entiende porque hacemos las atrocidades más
fuertes, y muchas veces, en nombre de Dios. Alguna vez el filósofo romano Séneca dijo “La muerte es un castigo para
algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor”. Todo eso lo
vemos claramente en el film Johnny Got
His Gun de Dalton Trumbo donde
sobresale la última opción. Estaremos ante uno de los filmes de guerra más
crudos que se recuerde. No por el impacto de las imágenes ni tampoco por las
batallas allí libradas. Sino por el peso abrumador en lo psicológico y en lo
mental. La película estará basada en una novela escrita por el mismo director
en 1939, durante la Segunda Guerra Mundial y de allí notaremos también el
porqué de su carácter antibelicista y pacífico.
Desde un comienzo nos llamará
la atención. Abrirá el film con imágenes de archivo mientras pasan los créditos
con un fondo musical estilo militar que nos llevará al estallido de una bomba y
un silencio, con el fondo negro. Escucharemos las dificultades de alguien para
respirar y unas voces que hacen su aparición. De repente, seremos testigos de
una junta médica analizando a un paciente. Luego del traslado, se sugerirá que
se lo analice como objeto de estudio ya que no siente dolor, placer, recuerdos,
sueños o pensamientos de ningún tipo.
Allí, en la oscuridad y con un reloj haciendo el tic tac más lúgubre en
mucho tiempo, una voz over se hace
presente y empieza a preguntar por Kareen. Es Johnny, nuestro
protagonista, hablando en primera persona quien será una especie de narrador a
lo largo del metraje... Así arranca el film que el gran Luis Buñuel intentó adaptar cuando se reunió con Trumbo en 1964
pero que por cuestiones de producción quedaron estancadas. A pesar de todo,
Trumbo decidió más adelante ponerse al frente de su única película como
director aunque con un estilo claramente diferente al del español. Estaremos
ante un guión no lineal, con saltos en el tiempo, flashbacks y flashes oníricos
por doquier. Viviremos la eterna agonía de Joe
Bonham, un joven que fue herido gravemente durante la Primera Guerra
Mundial y es un pedazo de carne viviente.
Sin extremidades, boca, nariz y ojos,
lo único que lo mantiene con vida es el cerebro, que a pesar de todo, funciona
correctamente. Trumbo acudirá a la fotografía de Jules Brenner para separar la vida de la muerte, lo real de lo
ficticio. El presente, estará en blanco y negro, poniéndonos a tono con esa
habitación oscura donde el sol está prohibido y la muerte acecha. Todo lo demás
será en color, como la vida que Johnny recordaba. Cambiará la tonalidad por un
marrón otoñal durante los recuerdos y los flashes oníricos. Veremos una especie
de purgatorio donde habrá un Cristo
tan mundano como artificial, en una clara crítica religiosa. Todo eso no
hubiera sido posible sin la tarea de Millie
Moore en el montaje. Habrá también unos encuadres muy cuidados y la cámara
del director se posará en diferentes estados. Seremos casi testigos oculares de
lo que sucede en esa tenebrosa habitación. Habrá planos fijos, picados y contrapicados
pero también la cámara se moverá con un travelling lento cuando lo crea
necesario. El film tendrá una banda sonora apabullante que nos meterá de lleno
en el desarrollo. Será por momentos, todo muy claustrofóbico. Querremos escapar
de ahí e irnos a un lugar más risueño. Sufriremos como el protagonista el dolor
de ya no ser. Haremos fuerza porque esa médica sea la única alma noble y ponga
fin a tanta agonía. No lo lograremos. La moral, la medicina y la religión no
entienden de compasión. Será tiempo de seguir sufriendo en un mundo de
recuerdos lejanos hasta que alguien decida de una vez por toda apagar
la última luz...
Marcelo De Nicola.-
Canción post impresiones
El
homenaje de Metallica al film
UNIVERSO
TRUMBO
Nacido en Montrose, Colorado, el 9 de diciembre de 1905,
James Dalton Trumbo era hijo de Orus, dependiente de zapatos, y de Maud
Tillery. Su abuelo, Millard F. Tillery, fue uno de los últimos sheriffs del
lejano Oeste, en la localidad de Montrose County, allí vivió hasta que Dalton
cumplió los 20 años, e inspiró claramente algún personaje suyo posterior. Se
matriculó en la Universidad de Colorado
en Boulder, mientras trabajaba para
un periódico local como reportero. Luego de la
muerte de su padre, Dalton Trumbo trabajó por las noches en el horno de
una panadería. Durante este tiempo se aficionó al cine, escribió 88 relatos
cortos y hasta seis novelas, pero no consiguió que nadie le publicara este
material. Empezó su carrera como profesional de la escritura con artículos para
la revista Vogue. En 1934 se convierte en lector de guiones de Warner, y firma
uno, el del olvidado drama Road Gang.
Pero le despiden por negarse a abandonar el Sindicato de Guionistas, organización entonces de tendencia
izquierdista. Por esta época logra publicar su primera novela, "The Eclipse", hecho que propicia
que le contrate como guionista RKO,
necesitada de autores. Para esta compañía escribe guiones valiosos, como el de Volvieron cinco, de John Farrow, en torno a la odisea de
los supervivientes de un accidente aéreo, que contra todo pronóstico obtuvo un
enorme éxito, o Espejismo de amor,
de Sam Wood, por el que Dalton
Trumbo recibe una candidatura al Oscar que le sitúa en la primera línea de los
libretistas de Hollywood del momento, y también de los mejor pagados, con
filmes como Dos en el cielo o 30 segundos sobre Tokio. También aumenta
progresivamente su prestigio en el campo de la Literatura. En 1939 publica su
famosa obra Johnny cogió su fusil,
con la que ganó el Premio Nacional del
libro. En 1943, se afilió al partido comunista, y se convirtió en
colaborador activo de The Daily Worker,
diario oficial del mismo. La carrera de dio un vuelco por culpa del
sobreproteccionismo comprensible aunque a todas luces excesivo de la madre de Ginger Rogers. Esta lo denunció ante el
Comité de Actividades Antiamericanas,
suspicaz porque su hija protagonizó Compañero
de mi vida, de Edward Dmytryk,
escrita por Trumbo. Le había escamado el título, originalmente Tender Comrade (tierno camarada), que
le olía a comunismo, aunque estaba sacado de un poema de Robert Louis Stevenson. También sospechaba de algunas frases del
guión ("Repartir, repartir todo equitativamente. Eso es la
democracia"), a pesar de que por lo demás se trataba de un film bastante
inofensivo. El McCarthysmo lo ponía en la famosa lista negra luego llamada Los diez de Hollywood. Trumbo se exilia
en México y uno de los que aparece para darle una mano es Kirk Douglas. Empieza a escribir guiones bajo diferentes seudónimos
y logra ser uno de los mejores de su época. Algunas de los films fueron El
demonio de las armas, de Joseph H.
Lewis, El merodeador, de Joseph Losey y Cowboy, de Delmer Daves.
Pero sin dudas sus grandes obras fueron por las que ganó el Oscar, pese a que
casi nadie sabía quién era.
En 1952 lo logró gracias a Vacaciones en Roma de William
Wyler y cuatro años después se lleva otra por El bravo de Irving Rapper.
Cuando se nombra a Robert Rich como
ganador a mejor guionista, nadie sube al escenario a recoger la estatuilla, lo
que deja perpleja a la opinión pública. Es Otto
Preminger quien en Exodus de
1960 decide poner otra vez el nombre y apellido del guionista. Es nuevamente Kirk Douglas quien convence a un joven Stanley Kubrick de sumar a Trumbo como
guionista de su film Spartacus, lo
que le da un gran espaldarazo. Luego de eso, firmó otros grandes guiones como El último atardecer, de Robert Aldrich, Los valientes andan solos, de David
Miller, Castillos en la arena,
de Vincente Minnelli, y Orgullo de estirpe, de John Frankenheimer. Se despide del cine
escribiendo Acción ejecutiva y Papillon. En 1975 la Academia de
Hollywood acertó al reconocerle como ganador del Oscar por El bravo, y se le otorga la estatuilla. Falleció a los 70
años Dalton Trumbo, el 10 de septiembre de 1976. 17 años más tarde, la Academia
también le otorgó a título póstumo su premio por Vacaciones en Roma. En 2015 se estrenó el film Trumbo (2015),
dirigido por Jay Roach, donde su personaje fue interpretado por Bryan Cranston, que fue nominado al
Oscar por ese papel. Participan en este filme figuras tan relevantes como Diane Lane como Cleo Beth Fincher, Helen Mirren como Hedda Hopper y John Goodman como Frank King.
LOS
DIEZ DE HOLLYWOOD
Los Diez de
Hollywood (en inglés Hollywood ten) fue el nombre que la prensa utilizó
para designar a un grupo de personas relacionadas con la industria
cinematográfica estadounidense, y que fueron incluidos en la lista negra de
Hollywood durante el Macarthismo,
acusados de obstrucción a las labores del Congreso
de los Estados Unidos por negarse a declarar ante el Comité de Actividades
Antiestadounidenses de John Parnell
Thomas, destinado a "investigar" una supuesta infiltración
comunista en las filas de Hollywood. Pese a ser una medida impopular en los
propios Estados Unidos, la caza de brujas que tuvo como máximo exponente a
Joseph McCarthy, obtuvo el apoyo de los principales estudios, que firmaron la
conocida como "Declaración del
Waldorf" en la que, como consecuencia de su negativa a declarar, y de
su intento de atacar a la comisión como anticonstitucional, los "Diez de
Hollywood" eran encarcelados y despedidos de sus empleos indefinidamente
hasta que declarasen y demostrasen no ser comunistas, además de vetar y
obstaculizar su actividad cinematográfica.
Los "Diez de Hollywood", componentes de la
primera lista negra de la historia del cine, eran:
• Alvah Bessie, guionista
• Herbert Biberman, guionista y director
• Lester Cole, guionista
• Edward Dmytryk, director
• Ring Lardner Jr., guionista
• John Howard Lawson, guionista
• Albert Maltz, guionista
• Samuel Ornitz, guionista
• Adrian Scott, productor y guionista
• Dalton Trumbo, novelista, guionista y
director
FICHA
TECNICA
Título original: Dalton Trumbo's Johnny Got His Gun
Año: 1971
Duración: 111 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Dalton Trumbo
Guion: Dalton Trumbo (Novela: Dalton Trumbo)
Música: Jerry Fielding
Fotografía: Jules Brennen
Reparto: Timothy Bottoms, Jason Robards, Donald
Sutherland, Marsha Hunt, Diane Varsi, Kathy Fields, Charles McGraw.
SINOPSIS
Un
joven combatiente de la Primera Guerra Mundial despierta totalmente confuso en
un hospital, confinado de por vida, ciego, sordo y mudo y con las piernas y los
brazos amputados a causa de una explosión sucedida durante un bombardeo. Al
principio no es consciente de lo que le ha sucedido y en qué condiciones está,
pero poco a poco comienza a darse cuenta... (FILMAFFINITY)
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