EDITORIAL
Fuimos un recuerdo que desapareció entre la
niebla. Fuimos el tiempo que se escapó por los bosques. Fuimos un juego profano
en un ambiente oscuro. Fuimos fantasmas enredados en sábanas de pasión. Fuimos
mentes en blanco divagando de locura. Fuimos retazos de arte entre espejos de
colores. Fuimos la mejor canción del mundo. Fuimos la tempestad, llevándose
todo por delante. Fuimos el viento soplando con furia. Fuimos la muerte
equivocando el camino. Fuimos el beso arrancado entre carcajadas. Fuimos el
elixir de los propios labios. Fuimos la melodía al compás de las caricias.
Fuimos la navidad olvidada en la azotea. Fuimos el sueño perfecto. Fuimos el
reflejo de los años. Fuimos la belleza de los frutos. Fuimos las flores de cada
primavera. Fuimos las miradas clandestinas. Fuimos las promesas incumplidas.
Fuimos el otoño sin sonrisas. Fuimos una ruleta eligiendo el color equivocado.
Fuimos la nieve que inundó todo. Fuimos el mundo girando entre luces y sombras.
Fuimos muñecos caminando sin gracia. Fuimos palabras grabadas a fuego. Fuimos
todo que deseamos ser. Fuimos todo lo que nunca pensamos ser. Fuimos nosotros.
Fuimos ayer, hoy y mañana. Fuimos el dolor de ser pasado. Fuimos el fin. Fuimos
amor,
juventud y libertad.
Marcelo De Nicola.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE TIEMPOS DE AMOR, JUVENTUD Y LIBERTAD
Dale a un mono el
lenguaje y el razonamiento y allí entenderás la macabra broma de dios,
allí cobrará un súbito sentido aquella
carcajada cósmica que suena sorda entre la estremecedora oscuridad del
universo. Aquel animal astuto, no tardará en crear el conocimiento y en aquel
movimiento nacerá la ilusión patética de apropiarse de la naturaleza. Ese
animal torpe y sin instinto, entonces, hablará y así conocerá. Será colono,
será centro, será dios por sobre todos, será verbo. Aquella construcción de
conocimiento, por su origen, resultará caduca y arbitraria ya que no conducirá
más allá de la vida humana. Será también soberbia y sucumbirá entre los
escombros propios de la derrotada humanidad. De esta manera el hombre, será el
único portador de sentido, desestimando con arrogante egocentrismo otros pathos
en términos Aristotélicos, otros razonamientos, otras comunicaciones, otros
sentires que por inaprensibles resultaran inexistentes. ¿Qué sensaciones
transmitirá el armónico canto de un rio? ¿Cuál será el grito ancestral de cada
piedra? ¿Cómo será la historia narrada por el susurro de un bosque? Tal vez el
arte Zen constituya un valiente, aunque siempre imposible, acercamiento a la
búsqueda de estas desesperadas respuestas. El Zen, como también las distintas
artes que de este derivan, entiende que toda actividad puede y debe convertirse
en un valioso medio de conocimiento interior, exige de esta manera, entonces,
una profunda identificación con su tema, con su objeto. Para pintar una caña de
bambú, el artista debe sentirse en cierto modo, él mismo una caña de bambú. ´
En
este arte muchas veces, y aquí subyace lo especial y maravilloso del Zen, la
realidad apenas aparece insinuada: los contados trazos que la insinúan dan lo
esencial, reflejan en el espacio la plenitud de la realidad. Sera quizás a
través de esta re significación de la realidad que generemos una nueva ilusión
según la cual venzamos afortunadamente a las palabras y asa a los conceptos que
de ellas surgen. Sera, tal vez, que de un solo trazo desarticulemos al tiempo y
todo sea contemplación, tal como lo sugiere el Haiku y su poesía. Matsuo Basho dijo alguna vez que el
silencio acentuado de antes y después del haiku es su valor esencial, es el
haiku mismo. Para el arte Zen, todo paisaje, todo bosquejo de bambúes al viento
o de rocas solitarias es un eco de tales momentos. Cada momento, según lo
expresado, según su resonancia (allí nuevamente lo maravilloso del Zen, aquella
capacidad de resonar y así poder contar de otra manera) lleva un nombre
distinto. Así entonces AWARE será el momento crítico que
ocurre entre el acto de percibir la fugacidad del mundo con pena y dolor, y el
acto de verlo como la misma forma del Gran Vacío. Será quizás a través de
esta mirada que se haya construido aquel precioso y preciso relato de Hou Hsiao Hsien llamado Three Times. Estaremos frente a un film
en el cual notaremos que su génesis fue encarada de manera distinta a la que
estamos acostumbrados. Su construcción narrativa es quizás propia a su cultura
por lo que percibiremos allí el resonar de los cuerpos, la contemplación más
que la torpeza de la palabra. La estructura narrativa estará planteada en tres
bloques unidos claramente por un sentimiento, por un devenir que se continúa
rompiendo de esta manera la temporalidad del relato. Mejor aún, más que
rompiéndola, descartándola.
Se organizará la narrativa en tres fechas bien
distintas, a saber: 1966, 1911 y 2005 que servirán como situación marco para el
desarrollo del drama, pero todo se centrará en tres sentimientos: el amor, la
libertad y la juventud. El film poseerá la puesta de cámara más perfecta que
con seguridad este que les habla haya visto jamás. Habrá economía de
movimientos, habrá perfección en la
composición, habrá un inteligente y sentido cuidado de la colorimetría
de cada plano, surgirá metáfora de todo aquello, aparecerá la sugerencia de lo
percibido, será el silencio que a su vez será el haiku mismo. Notaremos cierta
repetición casi a modo de mantra en la idea de narrar a través de la
composición utilizando de manera metonímica el recorte de la parte para nombrar
el todo. Aparecerá reiteradas veces la idea del pasillo y una puerta abierta en
su fondo con la intención quizás de situar los distintos escenarios dentro de
un contexto donde el afuera es siempre portador de cambios. Será la cámara
utilizada como un observador sutil que lejos de influir sobre el objeto
observado busca ser atravesado por él. Todo cambiará en la última de las
historias, en donde la cámara, o tal vez el observador, vamos, el director
mismo, ya influido por su tiempo, por su contexto precisa para narrar otros
movimientos. No habrá sutilidad pero persistirá el encanto de la mirada.
Quedará nuestra percepción vibrando con cierta angustia, perplejos ante la idea
de algo que no avanza, que aun moviéndose, no deja nunca de detenerse. Hojas
que caen, quedan unas sobre otras; la lluvia golpea sobre la lluvia.
Lucas
Itze.-
Canción
post impresiones
UNIVERSO
HAO HSIAO HSIEN
Nacido en Guangdong, China, el 8 de abril
del 1947, huyó junto a su familia un año después a Taiwán por la guerra civil
china. De la etnia Hakka, la familia se instaló en Fengshan, la ciudad
principal del sur de la isla, y Hou recibió su educación en la Academia
Nacional de las Artes de Taiwán. Su debut se produjo en 1980 con el film Lovable You, donde una chica de clase
alta se enamora de un joven de clase baja. Sigue con Blind of Love, otra historia de amor, esta vez entre una fotógrafa
y un ciego. En 1983 filma tres películas: The
Sandwich Man (tres historias sobre la vida en el Taiwan de los ´60), The Green, Green Grass of Home, otra
vez el amor, esta vez entre un profesor novato y la profesora de la pequeña
escuela y Aquellos días de juventud,
la película con la que empieza a hacerse un nombre, sobre 3 amigos que quieren
hacerse un nombre en un pequeño pueblo de pescadores.
En esa década del ´80 llega lo mejor de su
filmografía A Summer at Grandpa's
(historia de unos abuelos con sus nietos en el verano), Tiempo de vivir, tiempo de morir (casi autobiográfica, el exilio de
una familia en Taiwan y la pérdida de la cultura de las nuevas generaciones), Polvo en el viento (otro drama
romántico adolescente), La hija del Nilo
(sobre la criminalización juvenil en el Taiwan moderno) y Ciudad doliente, sobre la violenta represión china de 1947.
Con
este film gana el Leon de Oro en Venecia
en 1989 y da comienzo a una trilogía, conformada por El maestro de marionetas que logra el Gran Premio del Jurado en Cannes en 1993 y Good Men, Good Women que es nominada a la Palma de Oro en el mismo Festival del año ´95.
Vuelve a competir al año siguiente con Goodbye South, Goodbye, sobre tres
jóvenes delincuentes en un film rodado en su mayoría en planos secuencias. En
1998 dirige Las flores de Shangai,
ambientada en 1880 donde se centra en las relaciones entre las cortesanas y los
hombres poderosos de esa época. Otra nominación en Cannes.
En el nuevo siglo dirige Millenium Mambo, con la que gana el
premio técnico en Cannes en un drama romántico donde la protagonista tiene el
corazón dividido entre dos hombres. En 2004 filma Café Lumiere, un homenaje a su ídolo, el cineasta Yasujiro Ozu a cien años de su
nacimiento. Luego llega Three Times
y en 2005 se va a Francia para dirigir El
vuelo del Globo rojo, con Juliette Binoche
en el papel de una madre separada que trabaja como narradora en un espectáculo
de marionetas y que se hace amiga de una chica taiwanesa que cuida a su hijo.
Filma cortos para Cada quien con su cine por el 60 aniversario del Festival de
Cannes y para 10 + 10, por los cien años de la República de China.
Recién
vuelve a dirigir en el año 2015 con La
asesina, ambientada en el Siglo VII sobre una joven justiciera que busca
eliminar a los tiranos. Ganó en Cannes
el premio a Mejor Director, además de ser nominada la película en algunos
festivales.
FICHA TÉCNICA
Título
original: Zui hao de shi guang (Three Times)
Año: 2005
Duración: 139 min.
País: Taiwán
Dirección: Hou Hsiao-Hsien
Guion: Chu
Tien-wen, Hsiao-Hsien Hou
Música: Giong Lim
Fotografía: Pin Bing Lee
Reparto: Shu
Qi, Chang Chen, Mei Fang, Shu-Chen Liao, Shi-Shan Chen, Lee Pei-Hsuan, Di Mei, Lawrence
Ko.
SINOPSIS
Tres épocas (1966, 1911, 2005) y tres
historias, interpretadas por la misma pareja de actores, Shu Qi y Chang Chen.
Un cuento sentimental que evoca la triple reencarnación de un amor infinito.
1966, Kaohsiung - El tiempo del amor: Chen
conoce a May, una chica que trabaja en los billares donde él suele ir. Juegan
una partida y el joven le cuenta que se va a hacer el servicio militar. De
permiso, Chen vuelve para verla, aunque ella ya no trabaja allí...
1911, Dadaocheng - El tiempo de la
libertad: Un joven deja embarazada a una cortesana. Su padre va a negociar su
libertad, pero la madame pide una suma exorbitante. Otro cliente se entera de
lo que ocurre y paga la diferencia, a pesar de estar en contra del concubinato.
No tardará en irse a Japón a reunirse con un revolucionario.
2005, Taipei - El tiempo de la juventud:
Jing, una cantante, es epiléptica y está perdiendo la visión del ojo derecho.
Vive con otra mujer, Micky. Zhen es fotógrafo y vive con su novia, Blue. Jing y
Zhen tienen una relación amorosa a escondidas de sus parejas. (FILMAFFINITY)
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