EDITORIAL
Bajo
el cielo oscuro de nuestras miserias, amanece ella con sus manos de arena y una
pena que dibuja dos lagunas oscuras sobre cada uno de sus ojos. En el fango que
anida el olvido desatara incansable su batalla y habrá cada vez menos sueños y
todo será el ápice vertiginoso del ahora, sin ayeres ni mañanas que prometan
otros cielos o reclamen otros destinos. Sera un fantasma ante nuestra mirada
adiestrada y nuestra indiferencia aprendida, una sombra de otras sombras, con
su rostro agrietado por el profundo dolor de haber olvidado para siempre su
inocencia debajo de la blanca almohada de alguna luna. Tal vez cualquiera de
nosotros, algún día, en un acto de regocijo propio, de auto complacencia
disfrazada de piedad, alcance a su mano embarrada alguna moneda. Ella,
seguramente, la apartara con orgullo, recordándonos en un acto de dignidad del
que tal vez pocos de nosotros seamos capaces, aquella idea de Galeano que nos
explicaba que a diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de
igual a igual, la caridad se practica de arriba a abajo, por lo que humilla a
quien la recibe y jamás altera ni un poco las relaciones de poder. Así
anduviera entonces Rosetta, vestida solo con su nombre, siendo espejo de
aquello abominable que hemos naturalizado,
víctima de nuestras miserias que se alimentan con su hambre y se visten
con su desnudez. Allí se perderá ella, bajo la mirada inconmovible de los que
aún nos creemos dignos.
Lucas
Itze.-
Canción
post editorial
Una
frase del film, nos recordó el nombre de este tema
IMPRESIONES SOBRE ROSETTA
El
dolor llega de golpe, como una puntada traicionera. No sólo hablamos de dolores
físicos, esos quizás, pueden curarse tarde o temprano. Amar duele. Perder un
ser querido duele. Luchar contra las injusticias, duele. A lo largo de nuestra
vida experimentamos todos esos dolores. En estos días, a muchos de nosotros nos
duele el alma. Ciertos “cambios” aparecieron para modificar la vida de más de
una familia. Acá, donde nadie te regala nada, hay que acostumbrarse a caer y
levantarse, las veces que sea necesario. Sufrimos las peores humillaciones,
pero tenemos la fuerza necesaria para seguir luchando. En un país cíclico,
donde algunos te dan y otros te quitan, duele más el estómago por el hambre que
por un palazo policial. A eso nos acostumbraron hace algunos años, y a eso nos
quieren acostumbrar ahora. Esos, no sólo nos quieren quitar nuestros trabajos,
sino también la dignidad, y es lo que no podemos permitirnos. Porque perder la
dignidad, sería un dolor más profundo que cualquier golpe, sea en Argentina, o
en un país del primer mundo, como Bélgica. Y hasta allá vamos a encontrarnos
con Rosetta, que bien podría haber
nacido en un barrio de Avellaneda o La Matanza, pero lo hizo en Seriang, un pequeño pueblito belga,
donde nacieron los directores, los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, quienes nos traen otra muestra de cine
social, como nos terminaron acostumbrando con films posteriores, con los que se
transformaron en unos especialistas de esa especie de nuevo neorrealismo
europeo. Veremos en Rosetta a una joven de 17 años que quiere un trabajo digno,
pero que acarrea una adolescencia complicada, con una madre alcohólica y
viviendo en una caravana que está adentrada en un bosque.
Los hermanos nos
presentarán a esa especie de Mouchette, recordado film del amigo Bresson, pero con un par de años más,
cuando es despedida de su trabajo, luego del llamado período de prueba, esa
mentira capitalista que les sirve sólo a los inescrupulosos dueños de las vidas
ajenas. Ella se resistirá, llorará como una pequeña que es y será sacada a la
fuerza por el personal de seguridad. Los directores usarán la cámara en mano,
como en la mayoría de sus films, para resaltar el seguimiento de la
protagonista. Por momentos la cámara correrá detrás de la ella, y hasta
nosotros nos quedaremos sin aliento. Cada acercamiento tendrá un porqué. Los
primeros planos de ella, nos devolverán esa mirada con los ojos azules más
tristes del mundo. En la vida de Rosetta no habrá música, sólo algunos
diálogos, y largos silencios, que dicen más que cualquier palabra. El sonido
ambiental sumado al modo de filmar, acercará la película a una especie de
documental, algo que los Dardenne hacían al principio de su carrera. La
respiración, los pasos en el bosque, y sobre todo, el ruido de ese ciclomotor
que atormenta nuestros oídos, servirán para conectarnos más con ese mundo.
Alain Marcoen, el reconocido
fotógrafo de los directores, creará ese universo pequeño, donde las luces y las
sombras estarán perfectamente ubicadas. Los Dardenne jugarán muchos con los
planos detalles, no sólo con el rostro de la protagonista, sino de sus manos, o
sus botas embarradas. De ella no sabremos mucho, ¿Por qué vive ahí? ¿Dónde está
su padre? o ¿Cuál es el dolor que la aqueja? Pero tampoco necesitamos
respuestas. Nos alcanzará con saber lo justo y necesario para ser parte de su
vida.
Rosetta conocerá en Riquet a
alguien que intentará ayudarla como pueda. Allí veremos a dos perdedores que lo
único que necesitan es un poco de cariño. Luego de una tensa cena y un intento
de baile, quizás en la escena más tierna del film, ella se escapará, más por
temor a lo desconocido que por desconfianza. Volverá y Riquet le tenderá un
colchón en el suelo para pasar la noche. Ella hablará con ella misma, pero nos
hablará a nosotros. Sabremos que no quiere dejarse caer. Luego, sólo para
conseguir su ansiado trabajo, terminará traicionando al único que le dio una
mano. Quizás, en un punto, no podemos hacer otra cosa que entenderla. En ese
fango donde están inmersos, todo vale y en la ley de la selva sobrevive el más
fuerte y ella es, sin dudas, ese animal salvaje que busca subsistir en el medio
del bosque, donde hay que ingeniársela para llevar algo a su estómago, como esa
botella que utiliza para pescar. Al final, luego de otra recaída de su madre,
renunciará al trabajo que tanto buscó, no sin un sentimiento de culpa por la
traición. Ella quizás pensará en dejar este mundo, pero no siempre los planes
funcionan. El film no tendrá un final, los créditos aparecerán de golpe, pero
así como llegamos a la vida de Rosetta de repente, también la dejamos, porque
la vida de ella, es una historia más como las que puede haber en cualquier
lugar del mundo. Una historia de alguien que pide un trabajo digno para, como
repite ella, salir del hoyo, como sueña cualquier chico de la esquina.
Marcelo
De Nicola.-
Canción
elegida para las impresiones
Sólo
es gente humilde en busca de un trabajo
y
no tienen la culpa de lo que está pasando,
no
saben lo difícil que se les hace al despertar
y
ver que sus hijos quieren desayunar.
UNIVERSO DARDENNE
Los
hermanos Dardenne nacieron en Lieja
con casi tres años de diferencia. Empezaron filmando documentales en la década
del ´70 y ya en 1987 filman su primer largo: Falsch, sobre un sobreviviente del exterminio judío en la Segunda
Guerra Mundial. Luego dirige un cortometraje y más adelante, en 1992 llega Je pense à vous, la historia de un
hombre que desaparece luego de ser despedido de su trabajo y su mujer intenta
encontrarlo.
Se
da a conocer al mundo en 1996 cuando filman La Promesa, la historia de un niño que quiere cumplir a toda costa
lo que le prometió a un inmigrante ilegal que trabaja para su padre. Gana la Espiga de oro en el Festival de
Valladolid, y es nominada a mejor película extranjera en los Premios César de Francia.
Un año
después filma el documental Gigi, Mónica
et Bianca, sobre dos chicos de la calle enamorados que descubren que ella
está embarazada, y eso, en la Rumania de Ceaucescu, es más que un problema.
En
1999 vuelve a la ficción con Rosetta,
Palma de Oro en Cannes, además del
premio a mejor actriz para Emilie Dequenne,
además de nominaciones en varios festivales. Tres años después filman la
aclamadísima El Hijo, la historia de
un carpintero que acoge chicos de la calle, hasta que llega Francis, alguien
con quien mantendrá un terrible secreto que no quiere creer. Oliver Gourmet gana el premio al mejor actor
en Cannes.
En
2004 dirigen El niño, otra vez con
adolescentes como protagonistas, esta vez, la historia de una pareja que está
esperando su primer hijo y no saben cómo van a hacer para criarlo. Segunda Palma de Oro en Cannes, además de
numerosos premios y nominaciones. En 2008 llega El Silencio de Lorna, la historia de una inmigrante albanesa que
busca conseguir la nacionalidad belga obteniéndolo tras un matrimonio por
conveniencia. Otra vez premiada en Cannes,
esta vez, a mejor guión.
En
2011 aparece El niño de la bicicleta,
la historia de un chico de 11 años que se escapa del hogar para niños y va en
busca de su padre, y al no encontrarlo, se hace amiga de una peluquera, con
quien pasa los fines de semana. Gran
Premio del Jurado en Cannes, y
nominada a mejor película extranjera en varios festivales, como los Globo de Oro o el Festival de Cine Independiente. Por primera vez trabajan con una
estrella en el 2014, cuando filman Dos
días, una noche con la excelente Marion Cotillard. La historia de una chica que durante un fin de semana va
a ver a sus compañeros de trabajo, para pedirles que renuncien a la paga extra
para poder ella conservar su lugar de trabajo. Otra vez nominaciones a mejor
película extranjera en muchos festivales y al Oscar para la actriz principal, quien además ganó su premio en el Festival del Cine Europeo y el Círculo de Críticos de Nueva York.
Por
último, el año pasado llegó La chica sin
nombre, la historia de una médica que un día, al cierre de su consultorio,
escucha el timbre pero decide no abrir. Al otro día, se entera por la policía
que una chica ha sido asesinada, y sus pensamientos empezarán a hacerse miles
de preguntas. Nominada en Francia a mejor
película extranjera.
Hasta
aquí, la filmografía de dos de los mejores cineastas de autor de estos tiempos.
Ojala nos sigan dejando más joyas como estas...
Nos despedimos así...
FICHA TÉCNICA
Título
original: Rosetta
Año:
1999
Duración:
91 min.
País:
Bélgica
Director:
Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Guion:
Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Música:
Varios
Fotografía:
Alain Marcoen
Reparto:
Émilie Dequenne, Fabrizio Rongione, Olivier Gourmet, Anne Yernaux, Bernard Marbaix, Frédéric Bodson
SINOPSIS
Rosetta
(Émilie Dequenne) es una joven de 17 años impulsiva que ve como su vida se
cierra en torno a las complicaciones que esta le brinda, en un mundo complicado
por la adicción al alcohol de su madre. El único deseo de Rosetta es conseguir
un trabajo con el que conseguir tener algo en su vida, un atisbo de esperanza
que le aparte de todo lo que le hace sentirse desdichada, incluida su madre.
Rosetta solo quiere ser una chica más, una joven normal con una vida normal.
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