viernes, 12 de febrero de 2016

PERFORMANCE

PROGRAMA 127 (08-01-2016)

EDITORIAL

Un día, sin entender porque, las cosas a su alrededor habían cambiado demasiado rápido. La incertidumbre invadía todo posible pensamiento positivo, haciendo tambalear la estabilidad que reinaba, al fin, en su espíritu. Quizás se había confiado demasiado, dando por concluida aquella lucha que tanto sudor y sangre dejo desparramada. Pero las calles ocultaron bien las heridas, las cascaras, y cuando los ojos dejan de observar, la memoria es la primera en la cadena de las traiciones. Acto seguido, se baja la guardia y el enemigo recupera su fuerza y no perdona; tampoco olvida. Entonces, como un relámpago, vuelven las voces para aturdir las mentes.
Él sabía todo eso, pero también entendía que por el momento sólo debía esperar. Lo único que importaba en ese instante era callar a esas malditas voces que rondaban nuevamente en sus pensamientos; y nada mejor que el murmullo de un bar como para no pensar por un largo rato. Salió de su casa en dirección a San Telmo…
Recordó la dirección de un viejo antro al que recurría cada vez que necesitaba drenar los demonios de sus intenciones latentes, al llegar a aquel bar y ver sus puertas abiertas de par en par, como dos brazos que extendidos te reciben amigablemente, sintió alivio y se dejó llevar por sus pies hasta el asiento más alejado y oscuro de aquel sitio. 


Luego de un rato, de esos ratos ajenos a la noción de espacio-tiempo en los que no se distinguen veinte minutos de seis horas, y luego de haber probado el sabor de varias copas vacías, tuvo la sensación de que ese murmullo tan ansiado, en realidad no existía. Era tal el silencio de aquella aventura, que hasta las personas parecían moverse más lentas y hasta perdían color en esa lucha contra la luz tenue de ambiente arrabalero que hacía de aquel agujero una foto palpable de los tiempos de Roberto Arlt.
Quizás en un intento de escapar, quizás por esos caprichos del destino, fue que encontró la expresión exacta de la situación, dibujada en el rostro de una mujer que, desde la otra punta del bar, parecía observar lo mismo que él. Terminaron huyendo de aquel sitio muerto en busca de lo que ambos habían coincidido luego de intercambiar un par de palabras. Se amaron en un pasaje cómplice y escondido de La Boca. Sintió el ardor en su piel, las manos derretirse al tocar aquel fuego intenso. Sintió el olor seco de su sangre, el dolor de sus moretones y la desdicha, al llegar el sol, de no haber podido ganarle, la noche anterior, a aquellos demonios vengativos.

Alan Beneitez.

Canción post editorial



IMPRESIONES PARA PERFORMANCE


¿En qué ojos furtivos se habrá perdido aquella belleza de la mañana? ¿Por qué calles paseará distraído aquel que intentó ser sincero, aquel que quiso desinteresadamente y al que tal vez lo quisieron? ¿En qué mano de naipes habrá perdido el interés, primero, para olvidarse luego, de las ganas? ¿Cuál habrá sido la injusta muerte de aquel que con sus palabras se entregaba al laborioso misterio del lenguaje, de ese que soñaba con aquel poema para luego gastar su vida y su tiempo escribiendo siempre otros? ¿Serán la muerte y el olvido para ellos o será que habrán tenido el valor de desechar para siempre a este que en una noche de insomnio observa vacío y frustrado, en un silencio inquebrantable la hoja en blanco. A ellos los abrazo desde la torpeza de otra noche perdida, desde la intolerancia de un amanecer que se cansó de esperar y les juro un papel mejor quizás en otra vida, hasta que ninguna muerte nos separe. Truman Capote, en el prefacio de su libro “Música para camaleones” escribió que cuando dios nos ofrece un don, al mismo tiempo nos entrega un látigo, y este solo tiene por finalidad la autoflagelación. 


Tal vez sea aquel el látigo que caerá una y otra vez sobre Turner, aquella estrella de rock interpretada por el mismísimo Mick Jagger en el film Performance de los directores Cammell y Roeg. Turner, padecerá el infierno de tener el don, sufrirá de aquella locura, de aquella fiebre de no poder hacer más que su arte. Esa será su condena, ese será su paraíso. Morirá sus días interminables, furiosos y oscuros en aquel palacio de los sentidos, en aquella madriguera del conejo blanco por donde Alicia desciende. Allí todo se vestirá de orgias y pasiones, allí mandará, definitivamente el deseo. Allí, entre drogas y alucinógenos, caerán para siempre las estructuras, y solo en aquel abismo se evidenciará la verdadera complejidad de la que estamos hechos. Hasta allí llegara Chaz, coprotagonista del film, escapando de su pasado y al caer en la madriguera, será purificado. La cinta narrará un drama psicodélico, describirá un viaje en busca de respuestas sin importar lo terrible que estas sean. Se servirá de una fotografía inteligente, de un montaje atractivo y por momentos audaz, relatará a través del uso de distintas texturas, cambiando para esto el soporte fílmico, buscando la repetición, utilizando una paleta oscura para el adentro y otra más clara y naturalista para el afuera. 


En aquel periplo habrá cierto aroma Borgeano, en la utilización de los simbolismos, en la fragilidad del tiempo, en la nostalgia del viaje y en la muerte inminente de los que supimos ser. Allí morirá la estructura, lo preestablecido, la frialdad de los mandatos, será allí donde el látigo de nuestro don nos obligue a seguir caminando en la búsqueda desesperada de la aventura. En aquel descenso será donde el poeta y el asesino se den la mano, porque ni el uno ni el otro temerán al padecimiento de una vida apasionada. Nos iremos probablemente con aquella sensación de que Chaz y Turnner siempre fueron el mismo, con la inmensa metáfora romántica de aquel artista que muere en cada obra, que lo arriesga todo porque tiene bien en claro que el más allá, mis amigos, es el más acá. Por tipos como Turner, este viernes levantamos nuestra copa. Por aquellos que fuimos y han sabido quedarse en el camino, porque los que hoy estamos aquí, elegiremos nuestra muerte que no es otra cosa que elegir nuestra vida. Seremos nuestros y nos gobernaremos hasta el punto final del poema, y en cuanto fallemos a nuestra promesa, el grito será solo uno: Asesíname.-

Lucas Itze.-

Canción post impresiones


También escuchamos a The Last Poets 



UNIVERSO ROEG


Nacido en Londres en 1928, es un director de culto y fotógrafo del cine inglés. Empezó como fotógrafo gracias a directores de la talla de Fracois Truffaut (Farenheit 451), David Lean (Doctor Zhivago), o Roger Corman (La máscara de la muerte roja).
Su debut se produjo con Perfomance, película que para la revista Empire está ubicada entre las mejores 500 de la historia, y fue fuente de inspiración de tres de los directores más aclamados de nuestros días: Quentin Tarantino, David Lynch y Guy Ritchie.
Un año después filma en Australia, Walkabout, la historia de dos niños que conocen a un aborigen en un desierto, luego del suicidio de su padre. Nominada a la Palma de Oro en Cannes.
En 1973 dirige la que sería su obra maestra, Amenaza en la sombra, con Donald Sutherland y Julie Christie. La historia de un arquitecto y su mujer, que perdieron una hija y se mudan a Venezia, para reparar una iglesia. Allí unas ancianas le dicen que se comunicaron con su difunta hija, quien les advierte de un peligro inminente. Una de las grandes películas de suspenso de los 70.
Vuelve a unirse a un músico en 1976 en del film fantástico El hombre que cayó a la tierra, con David Bowie, donde un extrarrestre llega a la tierra para llevar agua para su planeta.
En 1979 dirige Contratiempo, con Art Garfunkel en el papel principal. Una historia de sexo e infidelidades entre un profesor que da clases en Viena y su alumna, quien siente el deseo de no estar con un solo hombre…
En 1983 filma Eureka, la historia de un hombre que se vuelve rico y se va a vivir a una isla, pero ahí surgirán problemas con su mujer, su hija y con la mafia que quiere poner un casino en la isla.
Dos años después llega Insignificancia, una comedia en donde Albert Einstein se encuentra con Marilyn Monroe en la habitación de su hotel, donde empiezan a charlar desde sexo hasta política. La cosa se complica cuando aparecen el senador McCarthy y Joe Di Maggio, el ex esposo de la acrtiz.
En 1987 filma Castaway (Robinson Crusoe por un año), donde un escritor publica una solicitada para ir a una isla con una chica. Una camarera de 25 años acepta su pedido, y allí se van a pasar un futuro incierto en una isla del Pacífico.
Ese año participó de Aria, una película de episodios dirigida por 10 directores como Robert Altman, Jean-Luc Godard y Bruce Beresford, entre otros.
En 1988 dirige a su mujer Theresa Russell (y quien participa de casi todos sus films), y a Gary Oldman en Ruta 29. La historia de una mujer desequilibrada que vive con su hermano, cuando llega a la ciudad un hombre que la hace revivir el pasado, en el que ella fue violada a los 16 años y su hijo fue dado en adopción… El nuevo hombre es una mezcla del violador pero con la edad que tendría su hijo…
Dirigió ese año para la tv otra remake de Dulce pájaro de juventud, con Elizabeth Taylor.
En 1990 dirige La Maldición de las brujas, donde un niño apasionado por las historias que le cuenta su abuela, empieza a notar que lo introducen en un mundo misterioso.
En 1993 y también para la tv dirige El corazón de las tinieblas, con John Malkovich y Tim Roth.  Adaptación de la novela de Joseph Conrado, donde un aventurero va en busca del misterioso Kurtz, un personaje siniestro.
En 1995 dirige Dos muertes, la historia de un Doctor durante la guerra civil de Bucarest, quien mantiene una apasionada historia de amor con su ama de llaves.
Ese año también filma El masaje, la historia de un masajista y su clienta, que a pesar de vivir en dos mundos diferentes, notan que tienen más cosas en común que lo que pensaban.
Un año después llega Sanson y Dalila, la historia basada en la Biblia, en un film para la tv que contó con Elizabeth Hurley.
Once años pasaron para que llegue su último film: Puffball, donde una mujer embarazada se muda a un valle solitario y misterioso y una vez que llega empiezan a pasar cosas extrañas. Ahí es cuando los vecinos intentan acabar con el bebé que lleva dentro…


Por su parte Donald Cammel dirigió tres films más después del debut: Engendro mecánico en 1977, ocultismo y tecnología se juntan en esta película protagonizada por Julie Christie. Trabajando en el tema de la Inteligencia Artificial un científico crea un computador que, con el paso del tiempo, se va poniendo más inteligente y poderoso. Finalmente viola a la esposa de su creador quien dará a luz a un hijo híbrido y demoniaco.
En 1987 dirige En lo blanco del ojo, donde un experto en sonido es acusado de asesinar a varias dueñas de casa cuyos cuerpos han sido encontrados completamente mutilados. Con David Keith y Cathy Moriarty.La película obtuvo una calificación X pero Marlon Brando intervino para que el comité la bajara a R
La última película de Cammell fue El lado salvaje considerada una película maldita hoy en día imposible de encontrar y según muchos la que le condujo a la fuerte depresión. Christopher Walken interpreta a un importante hombre de finanzas que, para hacer más emocionante la vida sexual con su esposa, contrata a una prostituta que esconde un par de secretos. Lesbianismo, sangre y un entramado en clave thriller caracterizan a este último filme del realizador.
Cammel falleció un año después, a los 62 años, luego de suicidarse, debido a que los productores de su última película recortaran varias tomas.

Aznar y el homenaje a Borges, igual que en el film...


Uno de los temas del film, interpretado por Mick Jagger



FICHA TÉCNICA

Título original: Performance
Año: 1970
Duración: 105 min.
País: Reino Unido
Director: Nicolas Roeg, Donald Cammell
Guión: Donald Cammell
Música: Jack Nitzsche
Fotografía: Nicolas Roeg
Reparto: James Fox, Mick Jagger, Anita Pallenberg, Michèle Breton, Ann Sidney, Johnny Shannon, Anthony Valentine

SINOPSIS


Debut de Roeg en un thriller ambientado en el mundo de la música pop. Chas es un performer de la mafia, un matón a sueldo que aplica curiosas y artísticas torturas a sus víctimas. Cuando surge un problema con su capo, se ve obligado a huir, y decide esconderse en el sótano de una antigua casa de un suburbio de Londres. El casero, una ex estrella de rock llamada Turner (interpretado por Mick Jagger), vive con dos mujeres con las que forma un trío, y se pasa el día comiendo setas alucinógenas e improvisando con la guitarra. Al principio, Chas y Turner chocan, pero poco a poco, en un viaje de conocimiento mutuo, se darán cuenta de que ambos son performers y que tan sólo una delgada línea les separa.

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