Programa
41 (23-12-2013)
EDITORIAL
Suenan disparos… de acá para allá… Gritos que desgarran, sirenas, y yo,
mientras tanto corro… Corro sin saber a dónde, corro sin saber porque… Bah, si,
se porqué, pero en este momento es lo de menos… Una jauría justiciera se acerca
hacia mí, esquivando autos, gente y balas. Los malos (malos para mí) se
acercan. Por un momento la cabeza se aleja de todo este recital de ruidos
latosos y mi mente viaja a un lugar más tranquilo, a una playa de aguas
cálidas, arenas blancas y mujeres hermosas… Y yo ahí, con una cerveza bien fría
en mis manos, esperando ver caer el atardecer, hasta que de repente… PUM! Otro
ruido de bala que me saca de ese paraíso perfecto, y vuelvo a la realidad.
Tengo
que decidir, no tengo mucho tiempo, estoy en medio de una encrucijada, a simple
vista no veo nadie de frente, sigo por el mismo camino o doblo para distraer a
los azules que me siguen… Estoy sólo, de mis amigos no sé nada… ¿Habrán logrado
escapar? ¿O ya no los veré nunca más? Necesito una respuesta urgente, tomar una
decisión, buscar un lugar para esconderme y pensar, tengo muchas preguntas pero
ninguna respuesta.
Mientras
pienso en todo esto me doy cuenta que decidí doblar sin la menor idea de
porqué, noto que hay un buen lugar donde cortar camino, pasaré por ahí, y
trataré de esconderme esperando el milagro: que nadie me vea. A lo lejos
alcanzo a divisar una especie de obra en construcción, correré hasta allí y
después analizaré los nuevos pasos.
Me
acabo de ubicar tras unos escombros que hay en ese edificio a construir, hay
tierra, ladrillos, arena y caños por todos lados. Estoy agitado, pero no puedo
demostrarlo, cada pequeño ruido respiratorio puede significar mi muerte. Los
pasos suenan cada vez más cercanos, y los latidos de mi corazón se aceleran
bruscamente. Me siento encerrado en un juego que quise jugar, y que ahora me
arrepiento. Tengo tres balas y parte de la remera manchada con sangre, y tengo,
sobretodo, un cagazo de la san puta.
Escucho
ecos, voces que parecen de ultratumba, ya que todavía me resuenan los ruidos de
las balas en mis oídos. Están a menos de veinte metros, los puedo ver… Son tres
y pienso, una bala para cada uno, pero después recapacito y me doy cuenta que
ya es bastante por hoy. De repente siento el ladrido de un perro… Amo los
perros, pero en este momento creo que no hay animal al que le tenga más odio…
Si huele mi sangre no va a dudar en venir hasta acá y el juego,
definitivamente, habrá terminado. Esperaré, si hace falta, horas, hasta que
pueda tener la mínima certeza de que ya no hay peligro a la vista.
Otra
vez el gemido de un maldito can se acerca, finalmente son dos, los veo
caminando y noto que no son de los policías, aunque se aproximan lentamente
hasta donde estoy yo, si ellos llegan a llamar la atención de los que me
siguen, no sé cómo voy a reaccionar...
Están
a un metro mío, trato de estirarles la mano para darle una caricia y ganarme su
confianza, me doy cuenta que están bastante desnutridos y faltos de cariño, y
que apestan más que yo…
Uno
de los dos, el más chico, esboza un pequeño ladrido, y cuando vuelvo a mirar al
lugar donde están los oficiales, me doy cuenta, que al sentir ruidos y
movimientos, se vienen para mi lado. Las
gotas de sudor recorren cada uno de los poros de mi frente. Yo estoy inmóvil,
mientras los tres se acercan sigilosamente. Siento que es el tiempo de
descuento de un partido que es imposible de dar vuelta…
Los
pasos se hacen cada vez más cortos y firmes, ya no los veo, no puedo jugarme a
ser descubierto, hasta que en un momento, advierto que el perro más chico sale
e inmediatamente detrás sale el otro. Los oficiales hacen un movimiento brusco,
pero al notar que no había peligro alguno largan un suspiro y luego una
carcajada. Mi corazón respira profundamente. Los oficiales dan la vuelta y se
marchan, siguiendo mi búsqueda. Mis héroes, en tanto, vuelven hacia mí.
Ya
pasaron dos horas… No hay más ruidos, es el momento de salir a la luz, llegar a
casa, limpiarme y comenzar una nueva vida. He visto mucho por hoy, es hora de
dejar el peligro atrás y buscar nuevos rumbos, lejos de toda esta locura. Es
tiempo de recuperar el tiempo perdido, ser digno, y vivir con tranquilidad,
lejos de toda maldad, de toda la porquería que contamina la ciudad. Es hora de
ser libres, simples y solidarios, como me enseñaron un día, esos Perros de la Calle …
Marcelo
De Nicola
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES
SOBRE PERROS DE LA CALLE
Aunque
cueste creerlo, este es su primer largometraje. Algún oyente despierto, quizás
pueda objetarme lo siguiente: Bueno, que sea su primer largometraje, no indica
que no se haya formado antes, realizando cortometrajes. Respuesta: Si, antes de
este largometraje, antes de rodar “Reservoir Dogs” realizo un
solo cortometraje. Su universidad fue, para estos casos, sin duda la mejor:
la curiosidad. Pasó
y caminó por todos lados, hizo un recorrido realmente envidiable. Supo ir desde
Kurosawa y Ozu hasta Godard y Samuel Füller, desde el cine mas comercial e
industrial (y digo industrial en el sentido mas peyorativo) hasta el cine mas
delicado e independiente. Lo vio todo, y eso se nota en cada plano de sus películas,
en cada coma de sus guiones. “Reservoir Dogs” o como se llamo en Latinoamérica,
Perros de la calle, comienza con grandeza. Ocho tipos sentados a la mesa de un
bar, desayunando distendidos y charlando tonterías. Los planos comenzaran
siendo cortos e irán descubriendo lentamente a los personajes. El que lleva la
charla es EL, el mismísimo Quentin Tarantino, en un maravilloso cameo, que
luego se le hará costumbre en la mayoría de sus Films.
Aquel dialogo parecerá
vacío y simplemente casual, pero su duración nos lleva a sospechar. Recién en
el final del film, completaremos el significado de aquella charla de café. Nos
daremos cuenta que fue el mismo director de la película, el que nos contó, a
través de una metáfora, lo que iba a suceder en el relato. En aquellas líneas
de dialogo, es el Señor Marrón, interpretado por Tarantino, el que les cuenta a
los demás personajes, su curiosa interpretación de la canción “Like a Virgin”.
El personaje explica, que la canción habla sobre una prostituta, una
profesional, la cual es penetrada por un cliente con un miembro realmente
grande. En ese momento, ella que es la profesional del sexo, ella que ha estado
con ciento de hombres, después de muchísimo tiempo, vuelve a siente dolor. Como
si fuera su primera vez, como si fuera una virgen. Este será el conflicto que
reinara entre estos matones a sueldo. Cuando la sangre empiece a regarlo todo,
cuando las balas comiencen su canto de muerte, cuando descubran en el grupo la
existencia de un Judas traicionero, ellos que se creyeron profesionales,
sentirán aquel dolor primario de virgen.
Esta interpretación del Señor Marrón a
la que hacemos referencia, es interrumpida varias veces por diversos
comentarios de parte del grupo que no hacen más que desconcentrar al personaje en
su narración. Según mi criterio, aquí esta la base del modelo estructural que
el guionista tomó para desarrollar el relato. Notaremos, en el devenir del
film, que la linealidad narrativa, se vera interrumpida por reiterados
raccontos. Perros de la calle será una película de bajo presupuesto, con gran
economía de puesta de cámaras y de locaciones, un genial uso de la cámara en
mano, una fotografía correcta y como se reiterara en toda la filmografía de
Tarantino, una musicalización obsesivamente cuidada que logrará una síntesis
perfecta entre música secuencia y drama. Nos sentiremos inmersos en un guión
sólido, con personajes tridimensionales, actuaciones brillantes y diálogos
naturales y verosímiles. El relato fluirá como la adrenalina de los personajes.
Lograremos sentir sus respiraciones, apreciaremos de cerca su morbo, su locura.
Sentiremos el olor a nafta, que buscara quemarlo todo.
Oiremos aquella vieja
radio ladrando algún funk, escupiendo sórdidos rocanroles, melodías que harán
bailar a aquella bestia con su navaja en la mano, listo para mutilar de la
misma manera que le fue mutilada su libertad hace tantos años. Esa danza
delirante traerá sangre, balas y muerte. Pero la música seguirá sonando,
encendiendo el fuego hasta su brillo máximo, como aullaba aquel rock, aquel
rock, para el negro Atila.
Lucas
Itze.-
Canción post análisis
Recordamos, también, que el cielo, puede esperar
Y nos fuimos explotando de amor
FICHA
TÉCNICA
Título
original: Reservoir Dogs
Año:
1992
Duración:
99 min.
País:
Estados Unidos
Director:
Quentin Tarantino
Guión:
Quentin Tarantino
Música:
Varios
Fotografía:
Andrzej Sekula
Reparto:
Tim Roth, Harvey Keitel, Chris Penn, Steve Buscemi, Michael Madsen, Lawrence
Tierney, Randy Brooks, Kirk Baltz, Eddie Bunker, Quentin Tarantino, Burr Steers
Sinopsis
Una banda organizada es contratada para
atracar una empresa y llevarse unos diamantes. Sin embargo, antes de que suene
la alarma, la policía ya está allí. Algunos miembros de la banda mueren en el
enfrentamiento con las fuerzas del orden, y los demás se reúnen en el lugar
convenido.
Trailer
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