domingo, 22 de junio de 2014

PERROS DE LA CALLE - RESERVOIR DOGS

Programa 41 (23-12-2013)



EDITORIAL

Suenan disparos… de acá para allá… Gritos que desgarran, sirenas, y yo, mientras tanto corro… Corro sin saber a dónde, corro sin saber porque… Bah, si, se porqué, pero en este momento es lo de menos… Una jauría justiciera se acerca hacia mí, esquivando autos, gente y balas. Los malos (malos para mí) se acercan. Por un momento la cabeza se aleja de todo este recital de ruidos latosos y mi mente viaja a un lugar más tranquilo, a una playa de aguas cálidas, arenas blancas y mujeres hermosas… Y yo ahí, con una cerveza bien fría en mis manos, esperando ver caer el atardecer, hasta que de repente… PUM! Otro ruido de bala que me saca de ese paraíso perfecto, y vuelvo a la realidad.
Tengo que decidir, no tengo mucho tiempo, estoy en medio de una encrucijada, a simple vista no veo nadie de frente, sigo por el mismo camino o doblo para distraer a los azules que me siguen… Estoy sólo, de mis amigos no sé nada… ¿Habrán logrado escapar? ¿O ya no los veré nunca más? Necesito una respuesta urgente, tomar una decisión, buscar un lugar para esconderme y pensar, tengo muchas preguntas pero ninguna respuesta.
Mientras pienso en todo esto me doy cuenta que decidí doblar sin la menor idea de porqué, noto que hay un buen lugar donde cortar camino, pasaré por ahí, y trataré de esconderme esperando el milagro: que nadie me vea. A lo lejos alcanzo a divisar una especie de obra en construcción, correré hasta allí y después analizaré los nuevos pasos.
Me acabo de ubicar tras unos escombros que hay en ese edificio a construir, hay tierra, ladrillos, arena y caños por todos lados. Estoy agitado, pero no puedo demostrarlo, cada pequeño ruido respiratorio puede significar mi muerte. Los pasos suenan cada vez más cercanos, y los latidos de mi corazón se aceleran bruscamente. Me siento encerrado en un juego que quise jugar, y que ahora me arrepiento. Tengo tres balas y parte de la remera manchada con sangre, y tengo, sobretodo, un cagazo de la san puta.


Escucho ecos, voces que parecen de ultratumba, ya que todavía me resuenan los ruidos de las balas en mis oídos. Están a menos de veinte metros, los puedo ver… Son tres y pienso, una bala para cada uno, pero después recapacito y me doy cuenta que ya es bastante por hoy. De repente siento el ladrido de un perro… Amo los perros, pero en este momento creo que no hay animal al que le tenga más odio… Si huele mi sangre no va a dudar en venir hasta acá y el juego, definitivamente, habrá terminado. Esperaré, si hace falta, horas, hasta que pueda tener la mínima certeza de que ya no hay peligro a la vista.
Otra vez el gemido de un maldito can se acerca, finalmente son dos, los veo caminando y noto que no son de los policías, aunque se aproximan lentamente hasta donde estoy yo, si ellos llegan a llamar la atención de los que me siguen, no sé cómo voy a reaccionar...
Están a un metro mío, trato de estirarles la mano para darle una caricia y ganarme su confianza, me doy cuenta que están bastante desnutridos y faltos de cariño, y que apestan más que yo…
Uno de los dos, el más chico, esboza un pequeño ladrido, y cuando vuelvo a mirar al lugar donde están los oficiales, me doy cuenta, que al sentir ruidos y movimientos,  se vienen para mi lado. Las gotas de sudor recorren cada uno de los poros de mi frente. Yo estoy inmóvil, mientras los tres se acercan sigilosamente. Siento que es el tiempo de descuento de un partido que es imposible de dar vuelta…
Los pasos se hacen cada vez más cortos y firmes, ya no los veo, no puedo jugarme a ser descubierto, hasta que en un momento, advierto que el perro más chico sale e inmediatamente detrás sale el otro. Los oficiales hacen un movimiento brusco, pero al notar que no había peligro alguno largan un suspiro y luego una carcajada. Mi corazón respira profundamente. Los oficiales dan la vuelta y se marchan, siguiendo mi búsqueda. Mis héroes, en tanto, vuelven hacia mí.
Ya pasaron dos horas… No hay más ruidos, es el momento de salir a la luz, llegar a casa, limpiarme y comenzar una nueva vida. He visto mucho por hoy, es hora de dejar el peligro atrás y buscar nuevos rumbos, lejos de toda esta locura. Es tiempo de recuperar el tiempo perdido, ser digno, y vivir con tranquilidad, lejos de toda maldad, de toda la porquería que contamina la ciudad. Es hora de ser libres, simples y solidarios, como me enseñaron un día, esos Perros de la Calle

Marcelo De Nicola

Canción elegida para la editorial


IMPRESIONES SOBRE PERROS DE LA CALLE


Aunque cueste creerlo, este es su primer largometraje. Algún oyente despierto, quizás pueda objetarme lo siguiente: Bueno, que sea su primer largometraje, no indica que no se haya formado antes, realizando cortometrajes. Respuesta: Si, antes de este largometraje, antes de rodar “Reservoir Dogs”  realizo un solo cortometraje. Su universidad fue, para estos casos, sin duda la mejor: la curiosidad. Pasó y caminó por todos lados, hizo un recorrido realmente envidiable. Supo ir desde Kurosawa y Ozu hasta Godard y Samuel Füller, desde el cine mas comercial e industrial (y digo industrial en el sentido mas peyorativo) hasta el cine mas delicado e independiente. Lo vio todo, y eso se nota en cada plano de sus películas, en cada coma de sus guiones. “Reservoir Dogs” o como se llamo en Latinoamérica, Perros de la calle, comienza con grandeza. Ocho tipos sentados a la mesa de un bar, desayunando distendidos y charlando tonterías. Los planos comenzaran siendo cortos e irán descubriendo lentamente a los personajes. El que lleva la charla es EL, el mismísimo Quentin Tarantino, en un maravilloso cameo, que luego se le hará costumbre en la mayoría de sus Films. 


Aquel dialogo parecerá vacío y simplemente casual, pero su duración nos lleva a sospechar. Recién en el final del film, completaremos el significado de aquella charla de café. Nos daremos cuenta que fue el mismo director de la película, el que nos contó, a través de una metáfora, lo que iba a suceder en el relato. En aquellas líneas de dialogo, es el Señor Marrón, interpretado por Tarantino, el que les cuenta a los demás personajes, su curiosa interpretación de la canción “Like a Virgin”. El personaje explica, que la canción habla sobre una prostituta, una profesional, la cual es penetrada por un cliente con un miembro realmente grande. En ese momento, ella que es la profesional del sexo, ella que ha estado con ciento de hombres, después de muchísimo tiempo, vuelve a siente dolor. Como si fuera su primera vez, como si fuera una virgen. Este será el conflicto que reinara entre estos matones a sueldo. Cuando la sangre empiece a regarlo todo, cuando las balas comiencen su canto de muerte, cuando descubran en el grupo la existencia de un Judas traicionero, ellos que se creyeron profesionales, sentirán aquel dolor primario de virgen. 


Esta interpretación del Señor Marrón a la que hacemos referencia, es interrumpida varias veces por diversos comentarios de parte del grupo que no hacen más que desconcentrar al personaje en su narración. Según mi criterio, aquí esta la base del modelo estructural que el guionista tomó para desarrollar el relato. Notaremos, en el devenir del film, que la linealidad narrativa, se vera interrumpida por reiterados raccontos. Perros de la calle será una película de bajo presupuesto, con gran economía de puesta de cámaras y de locaciones, un genial uso de la cámara en mano, una fotografía correcta y como se reiterara en toda la filmografía de Tarantino, una musicalización obsesivamente cuidada que logrará una síntesis perfecta entre música secuencia y drama. Nos sentiremos inmersos en un guión sólido, con personajes tridimensionales, actuaciones brillantes y diálogos naturales y verosímiles. El relato fluirá como la adrenalina de los personajes. Lograremos sentir sus respiraciones, apreciaremos de cerca su morbo, su locura. Sentiremos el olor a nafta, que buscara quemarlo todo. 


Oiremos aquella vieja radio ladrando algún funk, escupiendo sórdidos rocanroles, melodías que harán bailar a aquella bestia con su navaja en la mano, listo para mutilar de la misma manera que le fue mutilada su libertad hace tantos años. Esa danza delirante traerá sangre, balas y muerte. Pero la música seguirá sonando, encendiendo el fuego hasta su brillo máximo, como aullaba aquel rock, aquel rock, para el negro Atila.   

Lucas Itze.-  

Canción post análisis            


Recordamos, también, que el cielo, puede esperar


Y nos fuimos explotando de amor

             

FICHA TÉCNICA

Título original: Reservoir Dogs
Año: 1992
Duración: 99 min.
País: Estados Unidos
Director: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino
Música: Varios
Fotografía: Andrzej Sekula
Reparto: Tim Roth, Harvey Keitel, Chris Penn, Steve Buscemi, Michael Madsen, Lawrence Tierney, Randy Brooks, Kirk Baltz, Eddie Bunker, Quentin Tarantino, Burr Steers

Sinopsis

Una banda organizada es contratada para atracar una empresa y llevarse unos diamantes. Sin embargo, antes de que suene la alarma, la policía ya está allí. Algunos miembros de la banda mueren en el enfrentamiento con las fuerzas del orden, y los demás se reúnen en el lugar convenido.

Trailer



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