SINOPSIS
Terminada la
Segunda Guerra Mundial, Liza huyó de Europa. Hasta entonces había sido
vigilante en el campo de concentración de Auschwitz. Cuando años después
regresa, durante la travesía en barco reconoce un rostro que no ha podido
olvidar... (FILMAFFINITY)
EDITORIAL
El sufrimiento es
el dolor del tiempo
la angustia es la
memoria del desamparo
y la depresión
apenas una cobardía del cuerpo
el único dolor que
confiere nobleza,
es la tristeza.
La tristeza del
mono cuando comprendió que lo había
atrapado el
profesor del universo,
la tristeza del
árbol cuando entre sus ramas congeladas
comenzó a escuchar
los cuchicheos desesperados de los pájaros,
o la tristeza del
hombre primitivo
obligado a quedar
atrapado en la jaula de la nostalgia.
O la tristeza de mi
abuelo
cuando vio
desaparecer la ferretería,
luego la tintorería...
y comprendió que
pronto iba a esfumarse en la nada
el bar en donde él
había construido veinte años atrás,
su hogar nómade.
Esa es la tristeza,
la tristeza de un
niño ya un poco más grande
encontrando en los
cables
el cadáver de algún
barrilete
que remontó hace
mucho tiempo.
La tristeza de
rememorar,
o la tristeza de un
niño pequeño en la playa,
inventando historia
dentro del castillo de arena que va construyendo,
historias que el
mar inmediatamente destruirá,
tratando de
enseñarle al niño las consignas de la existencia:
que nada es real,
que todos están
solos,
que la ausencia es
eterna.
A veces, locamente,
me parece comprender
el contenido de
todos los argumentos,
el origen de todas
las historias,
y hasta… y hasta el
destino de todas las intrigas.
No es que...
No es que tenga la
pretensión de haberlo vivido todo,
ni siquiera lo he
soñado todo,
no guardo en los
bolsillos de mi memoria
la versión
taquigráfica de todo cuanto existe.
Pero igual todas
las voces me resultan conocidas
como si ya las
hubiera escuchado,
y todos los
paisajes me parecen vistos
como si ya los
hubiera visto.
Escucho la misma
canción en la letra de todas las canciones,
sin embargo, no es
que guardo en la memoria de mis ojos
el largo laberinto
de todos los reflejos.
Entonces...
¿Cómo es posible
que sienta que a todos he amado?
¿Que todo lo he
llorado? ¿Y que ha todos he perdido?
Es como si en una
instancia imposible
un misterioso
filamento luminoso
uniese todo cuanto
existe...
Y aún... lo que no
existe.
Enrique
Symns.-
Canción elegida para la editorial
IMPRESIONES SOBRE LA PASAJERA
Corré, corré lo más que puedas. No pares ni un segundo… Hasta que los músculos se agoten. Hasta que la respiración empiece a flaquear. No se te ocurra mirar atrás. Porque va a venir por vos mucho más rápido de lo que imaginas. Bueno… ya podés dejar de correr. Vas a llegar más cansado y entonces el sueño llegará más temprano que tarde. Entre sueños empezarás a sentir voces. Gritos desgarradores y olores que aparecen de repente. Ya no tenés fuerzas para correr. Los rostros y los números están cada tanto ahí, enfrente tuyo. ¿Cómo será escapar de eso? No lo vas a saber nunca… no mereces saberlo nunca. ¿Qué es todo este preámbulo? ¿A quién me estoy dirigiendo? Tranquilos… esas personas lo saben. Escucharán esto y entenderán por donde viene la mano. Sabrán que la memoria puede también ser su feroz enemiga. Obediencia debida y punto final fue el nefasto juego de palabras que usaron alguna vez. Para intentar desterrar ese pasado que si o si algún día va a alcanzarte. No dudes, algún día llegará a tiempo. Y brindaremos deseando el peor de los castigos. El verdugo será la víctima y las risas flotarán en ciertos ríos y campos. En algunos casos la obra muere con el autor. En muchos otros, siempre esperaremos que ciertas obras (o ciertos actos), no se olviden nunca. El olvido es la más imperdonable de las muertes. Es esa foto que siempre debemos guardar. Será por eso que el cineasta polaco Andrzej Munk dejó cientos de fotogramas guardados. El entendió siempre que la obra no muere con el autor, sino que se engrandece. Y su film La Pasajera no hace otra cosa que confirmarlo.
Estamos ante una película totalmente diferente. Una película incompleta, de alguna manera. Munk estaba rodando el film cuando fallece en un accidente automovilístico en 1961. Dos años después llegó el estreno, gracias a la finalización por parte de Witold Lesiewicz y de colaboradores cercanos al director. De hecho, el film arranca con la foto del director y la voz over del narrador contando su muerte y como se llegó a finalizar el metraje, que será la historia de una cuidadora de objetos personales del campo de concentración de Auschwitz y su relación con una prisionera. Años después, mientras disfruta de un cruce cree encontrarse con ese rostro que no podrá olvidar… La película está íntegramente formada en dos partes. El final, ese crucero donde la gente va a olvidar sus miserias, será lo que Munk nunca pudo terminar de filmar. “Una isla en el tiempo donde el pasado y el futuro apenas existen, sólo el presente” dice el narrador sobre el lujoso trasatlántico. Como una sabia decisión, el director nos irá contando ese presente en fotos. Veremos el rostro de Liza desencajado y contándole su pasado a su marido. Serán todos fotogramas con la voz de ella de fondo. Será una decisión estética y particularmente brillante. Será el presente inundado de pasado. Será un presente inconcluso, porque nadie tenía un final escrito. Pero si había un pasado y eso está lo más detallado posible. Entonces será el turno de lo fílmico. Allí arrancará un racconto en el que conoceremos ese rostro que Liza pensó no volver a ver. Hablamos de Marta. Liza la elegirá como su ayudante.
Será su forma de que su conciencia esté menos sucia y se
notará con sumo cuidado su interés romántico en ella. Será el juego del amo y
el esclavo. Y el rebelarse en ese juego puede romper esquemas. Ambas lo sabían.
Y las protagonistas, ambas de gran actuación, lo determinaban con más gestos
que palabras. Siempre es difícil imaginarse algunas atrocidades. Siempre es
difícil hablar o filmar sobre la guerra, si no estuviste en una. El mismo caso
se da para los campos de concentración. Nadie que no haya pasado por ahí puede
saber la realidad del caso. Aunque Munk en este caso dejó ciertas imágenes casi
poéticas aun en la peor de las bajezas humanas. La película contará con unos
encuadres y unos planos que se combinarán con una hermosa fotografía en blanco
y negro que resaltará una escala de grises muy bien creada por Krzysztof Winiewicz. El humo negro de
las chimeneas se yuxtapondrá con la imagen de una nena acariciando un perro
ante la sonrisa de un oficial alemán, mostrando las dos caras del ser humano.
Opresor y oprimido en una lucha sin igual. Se explorará la psiquis de Liza y
sus intentos por defender su inmoralidad. Intentando transformar a Marta en un
objeto más de ese campamento. Se verá el poder de quien puede decidir el
destino de una persona con mover sólo un dedo. Autómatas sin corazón que se
mueven como pez en el agua. Sin culpas ni lágrimas. Auto justificarse es propio
de los humanos dice una voz over sobre el final para confirmar la teoría. El
ser humano no puede huir de su pasado y a veces ciertas miradas lo perseguirán
hasta el fin de sus días. No sabremos a ciencia cierta si ese rostro era el de
Liza. Veinte años es mucho tiempo. Lo que sí sabemos, es que durante ese tiempo
ambas tuvieron que crearse un pacto para vivir.
Marcelo
De Nicola.-
Canción
post impresiones
UNIVERSO MUNK
Andrzej Munk nació el 16 de octubre de 1921 en Cracovia, en el seno de una familia judía. Durante la Segunda Guerra Mundial se traslada a Varsovia y se esconde de los soldados nazis. Mientras tanto, con un nombre falso logra entrar a trabajar como operario en la construcción. Fue parte del Alzamiento de Varsovia de 1944 (la mayor rebelión civil contra la Alemania nazi), donde hubo 250 mil civiles muertos y luego se tuvo que trasladar a Kasprowy Wierch, donde empieza a trabajar como conserje en la estación teleférico. Después de la guerra, Munk regresó a Varsovia y se unió a la Facultad de Arquitectura reabierta en la Universidad de Tecnología de Varsovia. Debido a problemas de salud, dejó la universidad y luego estudió derecho en Universidad de Varsovia. Finalmente se mudó a Łódź, donde se unió a la Escuela de Cine y Teatro de Łódź. Se graduó en 1951 y comenzó a trabajar como camarógrafo para la Polska Kronika Filmowa. En este período Munk terminó varios cortometrajes y documentales, entre los que se destacan Destino – Nowa Huta, Diarios de campesinos, Palabras de ferroviarios y Una mañana de domingo. En 1948 se unió al Partido Obrero Unificado Polaco, pero en 1952 fue expulsado por "comportamiento culpable". Su primer trabajo de ficción llegó junto a Jan Riesser bajo el título Los hombres de la cruz azul, un mediometraje sobre algunos miembros de la resistencia eslovaca en la Segunda Guerra Mundial. Su nombre empezó a hacerse conocido en Europa gracias a su primer largometraje: Sangre sobre los rieles, que cuenta la historia de un hombre que muere arrollado por un tren y empiezan a hacerse todas las investigaciones previas.
Vuelve al nazismo con
otro mediometraje titulado Con Bravura
y en ese mismo año, 1958, estrena otra de sus grandes obras: Heroica, un conjunto de dos novelas
cinematográficas sobre la idea polaca del heroísmo y la virtud, una sobre un
hombre que busca sobrevivir de cualquier forma y la otra sobre un grupo de
prisioneros que quiere escaparse del campo de concentración. Su siguiente film
pareció anticipar lo que venía, hablamos de Mala suerte, una tragicomedia sobre un polaco que siempre se
encuentra en el lugar y en el momento equivocado. En 1961 empezó a rodar el
film La Pasajera, cuando volviendo
de los campos de concentración de Auschwitz encontró la muerte en un accidente
automovilístico. Tenía solo 39 años y era ya considerado uno de los grandes
directores europeos del futuro. Quien terminó el trabajo fue Witold Liesewicz, que dirigió 24 films
entre 1949 y 1979, entre los que se encontraban El desertor, Year One, April o Unknown pero ninguno tuvo éxito fuera de su país. Falleció en marzo
de 2012 a los 89 años.
FICHA TÉCNICA
Título original: Pasazerka
Año: 1963
Duración: 62 min.
País: Polonia
Dirección: Andrzej
Munk, Witold Lesiewicz
Guion: Andrzej
Munk, Zofia Posmysz-Piasecka
Música: Tadeusz
Baird
Fotografía: Krzysztof
Winiewicz (B&W)
Reparto: Aleksandra
Slaska, Anna Ciepielewska, Janusz Bylczynski, Barbara Horawianka, Anna
Jaraczówna, Maria Koscialkowska, Andrzej Krasicki, Irena Malkiewicz, Leon
Pietraszkiewicz